Charlas con la Nena
PRÓLOGO
Qué bueno que en
vida le pude expresar esto: “porque hay momentos en la vida en los hombres
dejan de ser hombres para convertirse en ángeles celestes en la tierra, les
salen alas y vuelan sin que nadie pueda evitarlo haciendo escala donde quieren
hacerlo y en especial en aquellos lugares donde su presencia es más requerida”.
Llamé por
aquellos días a mi hermana para preguntarle cómo había pasado el día. Estoy
leyendo tu escrito Carlín –me contestó con su especial sonrisa y particular
tono de agradecimiento–. He aquí el escrito del 20 de marzo de 2020 que tomo
como prólogo.
Tan sólo hay que
creer en ese regalo de la vida. Fácil, aunque suene difícil. ¿Acaso sabemos de
dónde venimos o que éramos o donde estábamos antes de nacer? No sabemos nada, no se saca nada con vivir
tristes y compungidos. Una buena noticia es bálsamo para los espíritus y los
cuerpos torturados, alejan las penas que producen las amarguras del pasado
porque hay momentos en la vida que los hombres dejan de ser hombres para
convertirse en ángeles celestes en la tierra, les salen alas y vuelan sin que
nadie pueda evitarlo haciendo escala donde quieren hacerlo y en especial en
aquellos lugares donde su presencia está más requerida. Ángeles que llegan un día
quien sabe de dónde y toman la apariencia de una madre, de una novia, de una
esposa o de un hermano. Hacen presencia para sanar enfermedades incurables y
heridas que no cicatrizan; hacen pensable lo impensable y posible lo imposible.
Si las almas pertenecen a Dios ¿Por qué habría de extrañarnos esas presencias y
esos milagros? Los milagros están en
todas partes y son parte de nuestra existencia; suceden todos los días en todo
tiempo momento y circunstancia, pero las angustias y los afanes insensibiliza ese
estado, ciegos nos encerramos sobre nosotros mismos como lo hace una tortuga en
su caparazón: como si así estuviera más protegida. La mayoría no entiende que
la vida les está diciendo siempre: levántense y anden que no andarán solos, yo
andaré con ustedes. Vuelen, deje que su imaginación vaya a paraísos
inimaginables que, contrario al común pensar, no son nada irreales sino más
palpables y sentidos que el aire puro que respiramos. No nos estamos muriendo,
estamos viviendo cada día más. ¿No es acaso maravilloso sentir que puedo
pensar, que podemos movernos hacía la dirección correcta por más veces que nos
hayamos equivocado y por más que las enfermedades insistan en sus vanos
intentos por abatirnos?
Capítulo 1
“El corazón es
la vida del cuerpo, y el alma es el corazón del espíritu”. Mary Beatriz Jaimes
de Llano.
El amor siempre
vela y, aun cuando descansa en paz y silencio no duerme. Ni la fatiga, Luz
Piedad Llano Jaimes, te abruma ya, y ni la tormenta, y ni el dolor ni el temor
te espanta; sino que, cual vigorosa llama y antorcha resplandeciente, te elevas
de la mano de Jesús y de los tuyos hacia lo alto y derramas vigorosa y
eficazmente tus rayos. Dios a través de ti también se comunica ahora con
nosotros; es una sintonía donde yo sé que tú estás ahí; y donde tú sabes que yo
estoy aquí: más cerca y operativa de lo que nunca podré imaginar. Cosas de
Dios, cosas del alma.
Estos diálogos
son una prueba de la existencia del alma y del espíritu eternos; Quien dialoga
con mi hermana es mi ángel custodio que coincide con mi nombre: por tanto, son
inspirados por una Luz viva, y no por una sombra muerta: aquella alumbra con su
amor, paz, esperanza y alegría nuestro espíritu. Los escribo en recuerdo y
memoria de mi querida hermana Luz Piedad Llano quien partió a la gloria eterna
el 9 de mayo de 2020. A la fecha mi mamá, con sus 90 años, se encuentra bien de
salud: operativa, mental, física, espiritual y terrenalmente hablando; mi
hermana, ya eficiente intercesora, ha sido ascendida al mundo espiritual a fin
de allanar el camino: vía expreso y sin paradas hacia nuestras siempre moradas
celestiales.
¿Por qué escribe una persona? Porque la vida
que tenemos no nos basta para todo lo que quisiéramos tener. Y creo que
nosotros estamos dotados de esa extraña facultad de vivir una vida, pero
también de ser capaces de soñar; o sea; imaginar vivir otras vidas.
La sintonía se
fue haciendo cada vez más fuerte y eficaz; el espíritu, que siempre según Jesús
está siempre pronto, se mantiene entonces en constante movimiento atravesando y
visitando fronteras y sitios inimaginables. Están siempre presentes. No hay que
pretender llamar la atención, tan solo hay que sentir en el corazón y esperar
que solo Dios y nada más que Dios lo vea y le agrade. Después de esos continuos
viajes el corazón siempre quedaba con un sosiego que era imposible pudiese
venir de otro lugar que no fuera Aquel; una cada vez más intensa, nueva y
diferente paz en el corazón. Descansa,
tranquilo y no te preocupes, -me decía con tal intensidad que sentía me estaba
electrocutando-, nada te pasará: ni a ti ni a mi familia; tan solo basta que
creas que estaremos siempre contigo, con ustedes en cada paso, que nunca te
sentirás ni solo ni vacío. Dios quiere que de una vez por todas comencemos a
movernos hacía la dirección correcta. Lo que más deseaba mi hermana se había
cumplido: transmitirnos su paz, esperanza y alegría, que nos sintiéramos
igualmente protegidos y seguros; y por sobre todo esto: que con una determinada
determinación estuviéramos convencidos de que los dones y bendiciones de Dios
no son solo irrevocables, sino que a semejanza del universo están en continuo
crecimiento ¿Por qué habríamos de dar más credibilidad a las palabras de
personas que presumen a toda hora de sabérselas todas; y como queriendo decir:
sin mí nada podéis? Dotados de una sabiduría y conocimiento natos y dignos de
los grandes privilegiados de la naturaleza humana afirman estos con sarcasmo
que el estudio es para los brutos y que el trabajo para los vagos. ¿Y no hay
poder humano de quitarles eso de la cabeza y sacarlos de ese marasmo? Como todo
en la vida tiene un propósito por algo será que existen tamaños exabruptos. Es
como una manera de dar forma al sentido común, aunque suene paradójico; es
decir, poder apreciar la estupidez humana en su más plena expresión
precisamente para no ser así o no hacer eso.
Se ha estado sordo a las buenas nuevas de la creación; nada de lo lindo
que sucede y ha de suceder convence; solo convencen las malas noticias que
machacan y divulgan como si no hubiera un mañana.
De una y mil
maneras Dios ha querido convencernos de que la muerte no existe; que cuando la
gente deja este mundo queda más viva que cuando estaba viva. ¿A quién le
estamos dando gusto Luz Piedad? A esta vida tremendamente inferior; o a aquella
tremendamente superior. Antes de
comenzar, y que pena con tanto preámbulo ––pero esto se va poner bueno–– voy a
exponerles las experiencias espirituales vividas durante las horas posteriores
al tránsito de mi hermana. La primera es la carta de Eduardo, mi sobrino o hijo
de mi hermana quien se encontraba en Suecia:
-¡Hola Ma! ¿Cómo
estás? Te he extrañado mucho, no hablamos desde el jueves pasado.
-Hola hijito,
perdón. Estaba ocupada, tuve que viajar. ¡Pero ya llegué hijo! y sabes qué?
Jamás había visto algo más hermoso. ¡Y adivina! Me recibió mi papá. No lo podía
creer cuando lo vi. Imagínate, estaba con Romell (nuestro compañero en la
infancia) y me contó que recientemente habían llegado a hacerle compañía dos
seres increíbles; Samantha y Dulce. Mas tarde llegaron amigas y primas que no
veía hace mucho tiempo, me encantó verlas tan felices.
-Cuéntame más,
por favor.
-Yo estoy feliz
hijo, he caminado por horas y horas sin parar, y por momentos salgo corriendo y
saltando de forma repentina e inexplicable. ¡Ah! como extrañaba esa sensación
sin sentir ese ahogo interminable que tanto me aquejó.
- ¡Estoy muy
triste! me faltó tiempo!
- ¿De qué hablas
hijo? Hablé con mi padre y él sabiamente y con ese amor especial que siempre
tuvo por mí, me lo ha explicado todo. Y es que realmente el tiempo no existe
como lo conocemos allá. No sé cómo explicártelo, pero es como si toda la vida
viviéramos preocupados por algo vano, algo superfluo.... ¡Qué voy a llegar
tarde a una cita, que tengo que pagar esto, que tengo que hacer lo otro, a qué
horas! Es absurdo hijo, por favor vive tu vida feliz, disfruta cada momento,
saborea el café que tomas en este momento mientras ves como la primavera
embellece todo, disfruta el beso de tu esposa, las conversaciones con tu papá,
la compañía de tus suegros, el amor de tus tíos y primos, el cariño de tu
hermano............... Ah, y obviamente, lo más importante: La sabiduría de tu
abuela, ella sí que lo entiende todo.
- Mami, no
pudimos superar el cáncer...
- Nada de eso
nené, ¿Alguna vez me viste triste?
- No, nunca
- ¿Alguna vez
renegué?
- No ma.
- ¿solía
quejarme?
-Para nada.
- Entonces ahí
está la clave hijo. ¡Hemos vencido el cáncer!
- ¿Podemos
seguir hablando, ma?
- Por supuesto
hijo, si es que eso es lo más fácil. Yo no me voy, yo estoy ahí. Yo soy tu, soy
tu papá, soy mis hermanos, soy mis sobrinas, soy mis nueras, soy mi mamá, soy
mis amigos y colegas que me conocieron y me amaron. Soy los libros que leímos y
las películas que vimos juntos.
Así que vive con
plenitud que yo estoy en cada momento e instante a tu lado y cuando desees
hablar conmigo, tan solo basta con preparar dos pocillos de chocolate caliente
y dos arepas con queso y mantequilla y tomar las onces a las 4 pm como lo
hicimos cada tarde.
- Te amo hijo, y
ve a ponerte una camiseta con colores vivos. Nunca me gustó verte de negro.
- Te amo madre.
- Gracias
Ahora viene la
carta de mi sobrino Juan Carlos o hijo de Luz Piedad:
Luchy, Luzpi, Nena...
mami
Podría escribir
un libro solamente narrando esas largas conversaciones que tuvimos durante
tantos momentos buenos llenos de felicidad, gratos y a veces no tan gratos.
¡Tenías una gran virtud, sabías escuchar! Eras realmente buena haciéndolo y hoy
todos extrañamos tu consejo. Lograbas encontrar esperanza hasta en los momentos
más desalentadores y entendías con gran sabiduría el valor de las cosas
sencillas que a veces, perdemos de vista por el afán del día a día. Supiste
reconocer, exaltar y sacar lo mejor de todos nosotros, nos diste tanto y ahora
sentimos que nos quedamos cortos en contraprestación a ti. ¡Nos faltó tiempo!
Tengo que confesarte, que nunca fue tan difícil encontrar palabras que puedan
explicar el amor desbordante que siento y como, explicarle a mi corazón que,
aunque no te vea, aunque no te veamos, sigues siendo Luz en nuestras vidas.
¡Luz, nada podría describirse mejor! Ahora eres eterna, siempre lo fuiste.
Iluminaste y llenaste de vida a todos los que tuvieron la fortuna de conocerte,
hoy brillas más fuerte, Dios te ha hecho más grande y tu presencia es cada día
más clara. Nos tranquiliza y nos llena de gozo. Piedad: ¡Tu esencia! Tu forma
de ser... ahora entiendo tu canción favorita: ¡Esa era tu manera!... viviste y fuiste feliz, A tu manera. Con
piedad a toda prueba. Hoy quedamos nosotros, tu madre, tus hijos, tu gordis,
tus amados hermanos y allí puedo incluir a tus primas y amigas, tus sobrinas y
todos los que tanto te amaron y admiraron. Desde hoy solo te podemos prometer una
cosa: Seguiremos tu ejemplo, Seremos felices, veremos esperanza en la
adversidad, disfrutaremos del amor en la sencillez, tendremos más charlas con
quienes amamos y seremos más solidarios, pensaremos en los demás, quejarnos
menos y procuraremos sonreírle a la vida imitando tu sonrisa, quizás, no tan
perfecta ni tan natural como la tuya, pero ojalá tan humana, honesta y llena
del amor de Dios.
¡Hasta siempre
mami, nos vemos pronto! JCA
“Quiero que mi
cuerpo obedezca al espíritu. El cuerpo es forma y el espíritu es esencia.
Quiero que mande en mi lo esencial y no lo mudable y transitorio. Si el cuerpo
mandase, no tardaría en sobrevenir la infelicidad, porque el cuerpo sin el
dominio del espíritu se sume en el fango de los vicios”
Antes de comenzar
permítanme decirles una cosa. Escribo no porque sea escritor sino porque me
gusta escribir. Escribiendo vuelo a mis
mundos; mundos tan reales y ciertos como en el que yace el género humano, a
ellos voy cuando quiero sin que nadie me lo pueda impedir. No requiere de
tiquetes aéreos ni de pasaportes ni de visas.
Esto significa también que no estoy sometido a la ley de la gravedad ni
al común actuar y pensar; yo, de acuerdo a instrucciones dadas desde el más
allá –que no están tan allá sino más acá de lo imaginado–, trazo mis caminos a
seguir porque son los únicos verdaderos y valederos; y, por tanto, los únicos
que me hacen sentir bien y seguro, aunque gran parte de la humanidad esté en
desacuerdo por el simple motivo de que solo lo servido es lo comido y lo que no
está o no se ve debe desecharse con una ligereza y facilidad que asombra y
aterra; pero por fortuna Dios no requiere de evidencia científica para probar su existencia. Es puro sentido
común.
Aquel amanecer
no fue como el de todos los días; ya habían pasado muchos inviernos y al fin la
atmósfera ese día estaba cargada de un aire puro diferente y de una lozana
candidez que producía en todos los seres vivos una inusual sensación de
seguridad y placer; sensación esta transmitida por la madre tierra como si
fuese el primero de los anhelados días. Los vehículos y las bicicletas se
movían ligeros como juguetes por la carretera; y las aves cantaban alegres todo
el tiempo por la serpenteante carretera devorada por las extensas campiñas
cultivadas y finamente tupidas en sus demás relieves. Eran como las cinco de la
tarde y las lilas y las acacias ya desprendían su olor por toda la comarca;
todo quedaba impregnado de su aroma; los caballos avanzaban alegres y
ruidosamente por los campos y los caminos de herradura; la jornada y el combate
para Luz Piedad Llano había finalizado y escuchaba con una sonrisa de oreja a
oreja y con una sensación increíble en las puertas de su antigua y nueva casa
las risas y las charlas de una estancia llena de paz, esperanza y alegría.
Ante este suceso
Carlos, su hermano, no tenía ni idea de que su vida iba pronto a cambiar de una
manera que nunca se imaginó; presentía, sin ser consciente de ello, que pronto
iba a abrazarse con sus antiguas moradas y lejanos sueños que en el fondo
siempre había considerado infantiles o irracionales por la dicha misma que en
los seres humanos produce su realización. Al fin había caído en cuenta de que
había que tener mucho cuidado con el sentimiento colectivo ya que casi siempre
es nocivo para la salud mental, física y espiritual por su origen instintivo y
devorador. La gente por lo general no cree ni en el rejo de las campanas
–pensaba todo el tiempo.
La verdad casi
nunca la tiene la mayoría, la verdad siempre la tiene la razón. Insisto, hay
sueños que se consideran tan irrealizables que ni siquiera se les permite que
medio se asomen por la mente. Pues si muchas veces nos cuesta trabajo
creer o discernir en las extrañas situaciones cotidianas que se nos presentan
de forma intempestiva; pues tanto más en los milagros que están en todas
partes pero que por nuestra idiosincrasia y respeto humano nos negamos a
aceptarlos. De todas maneras, estos seguirán sucediendo quieran o no todos los
días; en todo tiempo, momento y circunstancia, a pesar de lo que se crea o
piense. Tan solo hay que sentir el alma para que el espíritu esté pronto. O
como se explica, por ejemplo, que hace ya algunos años cuando mi hermano Mario,
que trabajaba para una multinacional haya perdido por motivos inesperados y
ajenos a él una importante cita en Guatemala con un importante ejecutivo de
Walmart motivo principal de su viaje a ese país. Triste, solo y desilusionado se va a un
centro comercial, se sienta en una de sillas de las salas y en una de ellas ve
a un señor con un carnet que colgaba en la solapa del saco y que lo
identificaba como funcionario de Walmart.
Para no hacer el cuento largo permítanme decirles que justo allí se
entabló unos de los contactos más amistosos que hayan tenido lugar. ¿Y que fue lo que sucedió? Así como la vida tiene sus giros y contornos
inesperados, pues de la misma manera seres invisibles que tiene el aval del
Santísimo caminan a nuestro lado impidiendo que nuestro pie y nuestros planes
tropiecen o se estanquen ante sucesos imprevistos. La función de aquellos seres
de amor es transmitirnos toda esa paz, serenidad y seguridad, entre muchas
cosas más, que ellos ya sienten y que jamás les será quitada. Mario tuvo una
cita de negocios en el lugar más inesperado y ante una persona cuyo rostro no había
visto antes; nadie más que la providencia –quien es la que provee– pudo haber
suscitado dicho encuentro; esta dispuso de los medios necesarios para
presentarse mutuamente y llevasen a cabo su misión. No se imagina lo que puede
hacer las oraciones de la mamá; una bendición de parte de ella a sus hijos es
señal de garantía. Y otra de las buenas noticias es que esa bendición no
caduca. La bendición y la paz que Luz Piedad Llano invocó sobre sus hijos han
estado, están y estarán vigentes en su esposo, hijos y demás suyos entre los
que se encuentran todas las amistades. ¿Y todo eso por qué sucede? Porque se
cree y no se duda.
—Hola Nena.
—Hola Carlos.
—No sé Nena,
pero eres tú quien me habla, o solo es cosa de mi mente.
— ¿Escuchas el
canto del pájaro?
—Todo el tiempo.
—Y en medio de
la tristeza no has sentido la paz?
—Sí, Nena, la he
sentido y mucho.
—No te imaginas
Carlos lo lindo que es todo esto, ahora lo entiendo todo y algún día tú también
lo entenderás. Gracias a las oraciones de mi mamá yo estoy aquí, en este lugar
maravilloso. El cáncer no se salió con la suya, todos los sufrimientos que este
me causó se han convertido en un mar de delicias; mejor dicho: le salió a mi
enfermedad el tiro por la culata, quedé más viva y sobreabundada que antes. El gozo que aquí se siente es increíble. Todo
lo puedo sentir a plenitud, nada de mí se ha perdido. Ya te explicaré todo
esto: el olor y sabor de los alimentos, el aire puro que entra a mis pulmones;
en fin, para no hacerte el cuento largo ahora sí que puedo hacer todo lo que
quería y que no podía a causa de mi enfermedad: siento el placer de la comida
que degustas, así como la alegría de tus éxitos y planes; corro, salto,
disfruto de la compañía de mi papá, abuelos, y de mis queridos e inquietos
peludos: Rommel, Dulce y Samantha. Ya había olvidado esta maravillosa sensación
de respirar y de moverse. No te imaginas con que ligereza y prontitud me
desplazo; y como se dice en la misa: estamos protegidos de toda perturbación de
manera que aquí estamos redimidos y tranquilos,
y en paz porque estamos muy cerca de Dios; la sensación es increíble y nada nos
la puede quitar; esta mi Casa, es también tu Casa que te aguarda para siempre;
ni siquiera la añoranza y tristeza que sienten nuestros seres queridos nos la
puede quitar; de manera que no les queda otra que aceptar toda esa paz,
esperanza y alegría que les transmito todo el tiempo, gratis y en forma
inmediata. En verdad ustedes ya están acá conmigo, algún día, cuando los
cuerpos de ustedes también caduquen lo entenderán en toda su dimensión. Aquí el
mal no tiene cabida ya que este, tal como te lo estaré repitiendo, es un lugar
de amor, alegría, paz y esperanza. Nada de esto que estoy viviendo podría haber
pasado por mi mente durante mis 58 años y un mes de vida terrenal.
Ah, si hubiera
sabido cuál iba a ser el lugar que me esperaba Carlos; pero esto es algo que
nunca podía haber imaginado debido a las mismas causas de casi todos: las
prisas y el apego a todo lo terrenal con todo lo bueno y lo malo que tiene;
pero en cambio tú Carlos sientes diferente, y ves cosas que el común de la
gente no percibe porque las consideran meros devaneos de la mente y producto de
una gran emoción. La comunicación o sintonía que tienes con los seres queridos
que han partido no tiene nada de trascendental: es asequible a cualquiera que
esté convencido de que no es solo lo visible lo que pueden percibir los
sentidos; lo esencial es lo invisible; y es por ahí por donde hay que mirar y
meterse; esta es la puerta estrecha de la que el Espíritu hace tanta
mención. Algún día esa sintonía se
sentirá en toda su extensión; pero mientras llega ese momento Carlos disfruta y
cree en todo lo bueno y en todas esas manifestaciones maravillosas del Espíritu
de Dios: un Sagrado Corazón conectado a soñadores despiertos cuya conciencia al
morir continúa viviendo en una nueva y definitiva dimensión. Todo esto es la
cosa más increíble; nada la supera. Todo en el universo está en permanente
actividad, nada está quieto; y menos lo que posee vida eterna.
Carlos, yo ya
puedo alabar a Dios con toda mi mente, con toda mi alma y con todas mis
fuerzas. Yo soy carne de tu carne, sangre de tu sangre y corazón de tu corazón;
por tanto, yo estoy y estaré siempre en tu corazón; tanto en forma invisible en
estado de vigilia –pero eficaz y operática–, como en forma visible en el
tránsito temporal –aunque el recuerdo de este sea vago o nulo–del alma en los
sueños de Dios. Desde allí el encuentro es perfecto: alma con alma; y tú me
escuchas. Tus ojos físicos cuando estas despierto no ven mi cuerpo sutil, pero
nada de mi se ha perdido sino todo lo contrario: la oruga de mariposa abandona
su capullo, abre sus alas, y revestida de gran hermosura y potencia, realiza su
viaje y echa a volar revestida del más hermoso traje de gala. Se ha transformado, por así decirlo, en un
cuerpo glorioso. Y nosotros ante Jesús, Carlos Eduardo, valemos mucho más que
la bellas flores, pájaros y mariposas.
—¿O sea Nena que
lo que yo siento en el corazón es cierto? Tu voz, tus consejos, tus
experiencias. ¿No será todo esto cosas de mi imaginación o delirios del duelo?
— No Carlos,
todo lo que sientes es real. Dios ha pensado en todo, absolutamente en
todo. Jesús Dios Padre Todo Poderoso nos
dejó su Espíritu para que pudiéramos comunicarnos no solo con Él sino con todos
los seres queridos; o para dejarlo más claro: con aquellos que ya no están a la
vista de los ojos corporales. Antes la
comunicación se realizaba a través de la mente conectada a unas cuerdas
vocales; ahora esta se realiza por medio de la mente, el espíritu y muchos
medios más. El cuerpo es débil pero el Espíritu está siempre pronto; y más
pronto de lo que te imaginas. Esta vida es increíble hermano mío. De manera que no hay motivo para abrir las
puertas de par en par a la soledad y el vacío; estaré de una forma u otra en
cada paso que des aunque la mayor parte, por razones naturales, no te percates
de mi presencia, de nuestra presencia. A muchos les cuesta entender, pero desde
Casa se puede fácilmente interceder y hacer feliz y llevadera la vida de los
que nos añoran. ¿Y sabes por qué? Porque esta es nuestra verdadera morada: y un
lugar donde podemos transmitir o proyectar el sentimiento de la sobreabundante
vida de amor, alegría y esperanza. “La
necedad de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de
Dios es más fuerte que la fuerza de los hombres”. “Tú crees porque has visto,
pero dichosos los que creen sin haber visto”
Descansa Carlín
y no te preocupes; yo tampoco entendía muchas cosas que no me agradaban y que
me hacían sufrir. Ahora entiendo todo; ¿sabías que mi papá y Rommel fueron los
primeros que salieron a recibirme? Después se les unieron con una alegría que
no cabía mis otros peludos: Samantha y Dulce; mi padre me lo explicó todo.
Lejos ya estaban los malestares de mi cuerpo y la sensación de pesadez; no
podía creer lo que sentía y lo que estaba viendo. Todos mis sufrimientos se
habían convertido en la sensación de ligereza y alivio más increíble. Si esto
es lo que a uno le espera bien vale la pena cualquier sufrimiento terrenal
Carlos. No vale la pena sentirse solo y ni tan inquieto durante las falencias y
convalecencias terrenales; esta es la principal causa del infarto del miocardio
Carlos, tal como lo pudiste comprobar. Sencillamente no había llegado tu hora;
saldrás en su momento por la puerta abierta y adecuada.
Cuando uno llega
al sitio donde estoy ahora, entonces la cortina se descorre pudiéndose ver y
sentir en la verdadera dimensión; es decir en la del Reino de Dios. Si Herodes
y Pilatos hubieran hecho al menos un esfuercito de humildad y sensatez para
tratar de saber a que se refería Jesús y que quería decir cuando les dijo que
ningún poder tendrían si de lo alto no se les hubiese concedido. Tantas cosas
buenas Carlín, tan buenas noticias, y mira como las reciben. ¡Sin palabras, que
tristeza y desilusión ante seres humanos tan ignorantes, ciegos y estúpidos!
¿Qué su reino no es de este mundo? Sí, definitivamente esta vida que estoy
viviendo es una vida superior y ajena a toda esa y otras muchas tonterías;
hacía ella estamos todos destinados y consagrados a excepción de los que no
solo no la quieren recibir, sino que desean deshacerse de su vocero y creador a
toda costa de la forma más atroz. Dios
no es búsqueda sino encuentro; no se trata de seguir un libro sagrado, sino
descubrir lo sagrado en los libros. La
mayoría del hombre creen tener razón y quieren meter a cuantos puedan a su
círculo; y esto se refiere sobre todo a los que se creen muy espirituales, y
los hay todas las religiones, no se salva una sola. No se trata de creer, se trata de saber; no se trata de
divisiones, se trata de unicidad; no se trata de dejarse guiar, sino de
escuchar la voz interior; no se trata de sentir miedo, pecado y culpa, sino de
sentir paz en el corazón; no se trata de inventar, sino de descubrir.
La religión vive
de la emoción y el pensamiento, la espiritualidad vive de la conciencia y de
intuición; la religión se ocupa de hacer y no de ser; de adorar y no de
meditar; se ocupa también de creer en la vida eterna y no de vivir el eterno
presente; de buscar a Dios en lo exterior y no en el interior, de diabolizar al
mundo en lugar de amarlo; de soñar con la gloria y el paraíso en lugar de
vivirlo; de encontrarse con la tradición
y no con la libertad de la conciencia eterna según Dios; de promesas después de
la muerte en vez de cumplirlas aquí y ahora.
Amor sin límites y punto.
¿Sabes una cosa Carlos? ¿Sabes por qué te
pones triste? Porque caes en un vacío que no es de Dios; es un sentimiento y
emoción meramente terrenal; generaciones enteras han llorado los seres queridos
dizque idos; tan solo habitamos en un cuerpo más delicado el cual se encuentra
más allá de la vista ordinaria; pero no necesariamente de modo alguno lejos del
alcance. La muerte es el traspaso de una etapa o condición a otra. Pareciera
que sentirse triste, añorante y vacío fuera lo más normal y natural, sobre todo
cuando la mayoría así se ha manifestado durante todas las generaciones
existentes; pero con todo y eso, no lo es.
No hay que negar
que hay pérdidas que hacen que uno sienta que el mundo se le vino encima; pero
es en esos momentos cuando Dios se encuentra más presente: lo digo para poder
hacerme entender: Dios está presente hasta en los más mínimos detalles. Todo
esto yo tampoco lo sabía; que lindo hubiese sido que lo hubiera sabido; te
aseguro que las cosas hubieran sido completamente distintas; ahora ya lo sé
porque lo vivo y te aseguro que yo también estoy parada exactamente dónde estás
y que no me he ido a ninguna montaña lejana. Por eso se dice que todo sucede
para bien de los que aman a Dios. Te voy a decir otra cosa más: ¿no has notado
como todo se ha ido solucionando mejor y más rápido de lo esperado? ¿Y qué me
dices esa paz única y especial que sintieron en los momentos que más lo
requerían? Pues te cuento que ni lo uno ni lo otro caducan, no son pasajeros;
todo esto y mucho más hasta que nos volvamos a ver cara a cara en nuestros
cuerpos espirituales.
Cualquier
cantidad de personas no saben emplear bien su tiempo. Por eso se hayan
inquietos y aburridos; las múltiples ocupaciones que ellos consideran vitales e
importantes encallecen de tal suerte el gusto por las cosas que valen la pena,
que ya no lo encuentran ni en la literatura ni en el arte, y mucho menos en las
cosas de Dios. Se la pasan todo un domingo consintiendo el carro hasta en los
más mínimos detalles; no les queda otra entretención que esto y muchas cosas
más y similares. No quiero decir que haya que hacerlas a un lado o que no
tengan relevancia; no, lo que quiero decir estas actividades hacen parte de un
todo, pero que no son el todo. Observa Carlos a un neurótico: nunca encuentra
gusto a nada y a cada momento cambia de postura. Se podría decir que el mundo
siempre ha sido en parte indigente y neurótico. Neurótico porque no es capaz de
ver la riqueza que le abraza y le contiene, e indigente porque no ve los
peldaños que podría escalar a base de fe, trabajo y optimismo. “Venid a mi todos los que estáis cansados y
oprimidos, y yo os aliviaré”
Cuando sientas
que te estas hundiendo, toma la mano de Jesús que Él te llevara a puerto
seguro, caminarás sobre las aguas y no te hundirás. Los remordimientos que te
acechan no tienen fundamento; vives en un mundo de hombres imperfectos y no de
ángeles inmaculados; lo que sucedió estuvo bien y así tenía que suceder; no
permitas que la mentira te ciegue y te haga caer en esos vacíos que no tienen
ni base ni fundamento; aunque persistan por todo lado que si la tienen. La
culpa que sientes, te repito Carlos, es algo que no tiene ni ton ni son y lo
que pretenden es que vayas a ese vacío para que no puedas ver y sentir lo que
Dios quiere que veas y sientes. Debes sentir lo que Dios quiera que sientas y
nada más: abre tus ojos y entendimiento para que vivas la vida que quiere que
vivas. Si tú estás alegre, yo estoy alegre; aunque siempre estoy alegre, ¿De
que otra forma me voy a sentir en un lugar de paz, alegría y esperanza?
Capítulo 2
— Cada rato me
sucede, Nena, que entro como en un desespero porque quiero hablarte y no
apareces; extraño tu presencia, tu voz, tus detalles, tu sonrisa, todo de ti.
––¿Ves Carlos? A
ese vacío es al que me refiero, te estás hundiendo en el vacío de la nada; lo
que sientes no viene de Dios, es una tentación y ya sabemos de dónde vienen las
tentaciones. Cuanto más ausente me sientes es cuando más estoy cerca. Escucha
mi voz desde tu corazón, estoy más cerca de ti de lo que te imaginas. Tu
corazón está conectado a tu mente espiritual, ese es el lugar desde donde
suceden nuestros encuentros. Yo estoy pendiente de ti y puedes hablar conmigo
como lo hacías antes. Te repito Carlín, no solo nada de mi se ha perdido, sino
que se encuentra más revitalizado. Estoy justo al lado tuyo en este momento y
si no me ves no significa que no esté revoloteando y haciendo travesuras a tu
alrededor. Donde estoy nada es estático, alabar a Dios no es permanecer quietos
y extasiados como una estatua mirando al cielo y tocando el arpa. Las
maravillas de Dios son más grandes de lo que nunca podrás imaginarte. Cuando digo que nada de mí se ha perdido me
refiero a que disfruto aún más de todo lo que solía disfrutar: duermo plácida y
tranquila porque así lo haces tú; y lo mismo se puede decir de la comida, de un
día hermoso y soleado, de la compañía de la familia, amigos y perros; de todo
lo que hacía parte de mí; mejor dicho, Carlos aquí todo se vive y se siente
como lo hacía antes, pero en mayor y mucho mayor intensidad. Lo único es que,
gracias a Dios, ya no tengo un cuerpo físico que, al igual que todos caduca.
¿Te imaginas como quedaríamos si pudiésemos vivir, por ejemplo, 150 años? ¡Qué
pesadilla! Dios todo lo hizo perfecto, y Él es el único que sabe el cuándo, el
cómo y el por qué, aunque el dolor y el duelo continúen cegando el
entendimiento.
— Nena, y que
hay de tus hijos: de Juan Carlos y de Eduardo, y de tu querido esposo:
Oswaldo. Ellos de un momento se quedaron
sin ti, sin la mamá y la esposa. Tan acostumbrados y encariñados que estaban
contigo. ¿Pueden ellos evitar el sentirse tristes y vacíos? Tu eres para ellos
lo más preciado, la vida de ellos no es igual y te extrañan mucho Nena. No
todos sienten igual y ellos tratan de huir de esas tristezas y vacíos a toda
costa; y es que no todo el mundo tiene la misma fe ni tienen las mismas
experiencias. Mi mamá te llora y te extraña, pero no te imaginas lo tranquila
que está; es como si tú estuvieras a su lado; la acompañas a todas partes: en
la cocina cuando cocina y lava los platos, al lavadero cuando lava la ropa, te
acuestas con ella en la cama, estás con ella en sus salidas y venidas, no te
ve, pero te siente. ¿Cómo no va sentirse tranquila, hermana mía? Y todo esto lo sé no sólo porque se siente
sino porque tu misma te le manifestase y le hablaste de la forma más
consoladora que alguien hubiera podido hacerlo.
Yo te he visto hermosa, linda y radiante en mis sueños, pero mis
hermanos y Juan Carlos, según entiendo aún están a la espera de esos sueños;
necesitan de ese consuelo especial.
— ¿Crees Carlos
que lo que has sentido y soñado no lo han experimentado también ellos? El solo
hecho de que no recuerden los sueños no significa que no hayan soñado; lo hacen
todos los días, y no en forma ocasional. No es verdad que muchos llevan años
sin soñar con un ser querido; cuando hay amor eso es imposible que suceda;
sueñan todos los días, y te aseguro que no pudiesen sobrevivir a esos sueños si
los recordaran; pues te cuento que sí así sucediese no quisieran despertar, y
de hecho: no lo harían. Los sueños divinos, por así decirlo, hacen parte del
sueño profundo y permanecen ocultos al recuerdo cuando se retorna al estado de
vigilia; éstos vienen de lo alto. Dios permite sanar las heridas por medio de
esos sueños; de ahí la sensación de alegría, bienestar y esperanza que se
siente muchas veces al despertar. No se recuerdan, pero nos dejan una sensación
extrañamente gratificante. ¿Qué por qué no se recuerdan? Porque los
protagonistas son las almas que vuelan a distancias inalcanzables a los cuerpos
y mentes físicas. Créeme Carlos que a mis más queridos del alma les esperan
grandes sorpresas y buenas noticias; sus sueños serán algo mucho más que lindos
y significativos.
— Creo Nena que
muy pocas personas pueden tener esa sensibilidad, no todos la sienten; es más,
mi querida hermana, entre todas las cosas buenas que una persona desea, la
mejor son esas experiencias espirituales con los seres queridos que se han ido:
la ausencia del ser querido se ha convertido en invisible protector. Ni he
sentido ni he creído que tú estés muerta, que no sientes nada y que lo vivido
fue algo pasajero y que se va olvidando con el tiempo; ¿meras coincidencias de
la vida como suelen pensar o decir los incrédulos? Qué triste debe ser sentir
así.
Respecto a esto
es mucho lo que hay que hablar, pero de momento hago hincapié en que es
precisamente ahora cuando más presente te siento: tu alegría y realización
personal en plena acción en mi vida y en mi alma. Para mí está más que claro
que eres más diligente y operativa que nunca antes, y todo esto en continuo
crecimiento. Es irónico que de esto pocos se percaten, aunque deseen en verdad
sentirlo. ¿Y por qué ahora todo nos sale bien? ¿Por qué hay tanta confianza en
lo que antes temíamos enfrentar? ¿Por qué la alegría y la esperanza vibran todo
el tiempo en nuestras vidas a plenitud? ¿Por qué tanto silencio y paz?
–Carlos: vive
tus días y tu vida de la siguiente manera:
“Debemos mirar
desde lo alto todas las cosas terrestres: los rebaños, los ejércitos, los
campos, los noviazgos, los matrimonios, los nacimientos, las muertes, el
tumulto de los tribunales, los desiertos, las naciones bárbaras, los lutos y
las asambleas”. Esta verdad se condensa
en la frase: quiero ser feliz, ¿Cómo? No sucumbiendo al dolor ni al exceso de
alegría; no alucinándose con el poder y la riqueza de otros; y no tomando a
pechos los sucesos de la vida y las humillaciones de los hombres. Sólo Dios me
puede humillar. Todo cuanto existe es inofensivo desde el momento en que yo
quiera. Todo cuanto a muchos les parece abrumador, a mi me parece bello y útil,
porque quiero aprovechar la grandeza y el poder de los demás.
¿Está en guerra
mi país? Lo defiendo con mi brazo, con la ocasión o con le trabajo, y la guerra
será para mi tan hermosa como la paz. ¿Sobreviene una epidemia? La combato con
el optimismo, y mi fe se comunicará a los demás hasta extinguir la epidemia.
¿Veo horrores? ¿Veo esplendores? ¿Siento golpes en el corazón? ¿Pierdo un ser
querido? Querré que el horror sea nube pasajera; que el esplendor me ilumine y
no me ofusque; que la ausencia del ser querido se convierta en presencia de
invisible protector. Así pues ¿Qué podrá hacerme infeliz si sigo el consejo de
Platón de mirar las cosas desde lo alto? ¿No hay cosas en que si el hombre
concentra su mente en Dios no siente los más agudos dolores?
Con estas ideas
me encamino hoy al trabajo. Aunque me arruinara, sería feliz, considerando la
ruina como simple estímulo para luchar de modo que recobrase lo perdido. Así,
mirando todo desde lo alto equivale a perpetuar la felicidad.
“Quiero que el
cuerpo esté completamente supeditado al espíritu, porque si el cuerpo gobernase
al espíritu sería su esclavo y sería imposible el verdadero amor. Quiero que
desaparezcan los vicios capitales al mandato del espíritu que enseña a saber
querer y a no dejarse arrastrar por los impulsos pasionales. Quiero que el
espíritu luche contra el destino que vencería fácilmente al cuerpo”
— Carlos,
pedías, pedías y pedías que toda esa paz, esperanza y alegría propias de mi
estado fuera también sentido por ti y los demás míos y queridos. No dudabas de
esa bendita condición mía ya que de muchas maneras las había manifestado. Uno
está convencido de que la manzana es un manjar, pero si se pierde el sentido
del gusto: nada se siente. No basta con tener conciencia de todas las cosas
buenas que se tienen la vida; es necesario que el espíritu las selle con su
impronta en el alma y el espíritu para siempre. Y con respecto a esto, ¿qué me
dices de lo que sentiste en aquel Rosario que rezaste –como sueles hacerlo
todos los días– con mi mamá? De un momento todo eso tan lindo se hizo realidad
en ti, tomó posesión de ti; sentiste lo cercana que estoy en medio esa paz,
esperanza y alegría. Esa es la comunicación espiritual a la que me refiero; son
las mejores sensaciones y sentimientos que se puedan sentir, y no caducan; no
son flor de un día, rocío mañanero o nube pasajera; duran para siempre y tienen
el sello de irrevocables; y como el universo, está en expansión. La paz que
sientes y sienten es para toda la vida. Qué lindo que es creer Carlín, y que
horrible dejarse embotar la mente por las dudas, los vacíos y por los modernos
grandes documentales donde dizque donde se quiere demostrar con sutiles sombras
de duda la existencia de Dios.
Mi familia
simplemente acepta que yo estoy muy bien: eso los tranquiliza y los hace
sonreír. Para ellos eso basta y nada más. Tu eres más inquieto y curioso y por
ello has visto un poco más, aunque nada de eso es menos sentido por ellos: cada
uno a su modo y a sus gracias; desde sus distancias y lugares. Toda sensación
agradable vale, ninguna es más que otra. Para ellos soy la madre, la esposa, la
hija y la hermana ideal. De nuevo te
digo: nada de mí se ha perdido; todo sigue ahí: vivito y coleando. Aunque no me vean hago mis travesuras, me
entrometo y me paseo por mis estancias como la oficina y el apartamento; y no
estoy sola, conmigo me acompañan ya te imaginarás quienes. Nos desplazamos y
nos comunicamos con una ligereza increíble. Déjame decirte que la velocidad de
la luz es bien lenta en comparación con la nuestra: cosas del alma y del
espíritu. Aunque pase desapercibida se siente un ambiente de paz: fresco,
cálido, tierno, suave y pleno; una sensación sentida; una paz inexplicable.
Extraña porque la lógica de las telenovelas y las tradiciones señalan que lo
normal es el luto, y dar rienda suelta al duelo, al vacío y tristeza. Pero esta
vida no tiene nada, absolutamente nada que ver con todo ello, y todo lo bueno
que somos y sentimos es precisamente lo que más buscamos transmitir.
Espiritualmente,
Carlín, cada uno es mejor que otro entre las diferentes actividades. No todo el
mundo percibe el entorno de la misma manera; algunos ven y viven el mundo de
una manera tan auténtica y original que vale la pena dejar testimonio de ello;
han visto lo que tantos no quieren ver ni experimentar. Qué desperdicio sería
no sentir las cosas que valen la pena en la vida, las verdaderas que hacen
sentir bien y viva la persona. Tenemos la facultad de tener un encuentro con
todo esto. ¿Qué mi cuerpo se murió? Pues eso es lo más normal del mundo, nada
de qué preocuparse, lo raro sería que no sucediese. Te imaginas Carlos que un
cuerpo estuviese destinado a vivir, por ejemplo: treinta mil años. Es lo más
espantoso que a alguien le pudiese suceder, peor sufrimiento para el cuerpo y
el alma juntas no existiría.
Sería un pecado
que las cosas buenas quedarán al final como letra muerta; sobre todo cuando son
testimonio de vida. Esas cosas no pueden pasar desapercibidas así no más porque
hay más de uno que quiere saber acerca de lo que necesita escuchar. Cada uno
tiene su aporte según sea lo que más se le facilite; toda esta actividad hace
parte de un todo dónde cada elemento que lo compone es vital. Por ejemplo: una
lavadora está hecha de diferentes partes, cada una es necesaria para su
correcto funcionamiento; ninguna es más que otra; si una pieza falla todo el
mecanismo se ve afectado. La lavadora es el todo y cada pieza es un don o
carisma. Un sunami en Indonesia afecta a todo el planeta, lo mismo que cada
acto de cada persona: sea bueno o malo termina afectando. En la casa de nuestro
Padre, Carlín, hay muchas moradas, y te aseguro que aquí solo hay unicidad y
nada de divisiones. No te imaginas lo que sufren los que ya no pueden hacer el
mal a otros; personas como Hitler que se sentían, junto con sus camaradas
similares, tan dueños de todo: de la vida, de la dignidad, de la esperanza; en
fin, se sentían amos y señores de la humanidad, razas perfectas, el atino y la
belleza del universo, y con todo ello con el derecho de despreciar a todo lo
que no hiciera parte de sus psicopatías.
Se murieron y se encontraron con ellos mismos: con toda su ignorancia y
miseria, y sus mismas ínfulas de poder y dominio; pero con una gran diferencia:
les era imposible satisfacer sus macabros apetitos, ya nunca jamás podrían
hacer daño a nadie; no les quedaba otra que rechinar de rabia y de impotencia
los dientes. Veían estos a sus víctimas que fueron en la tierra masacradas y
torturadas, en especial a los niños y sus padres víctimas del holocausto NASI
sumergidas ya en la luz eterna; en un lugar donde solo hay dicha y bendición;
paz, esperanza y alegría es lo que se respira en esa gloria donde ya están
protegidos de todo mal y de la zozobra que producen los combates y el cuerpo
físico. Lo mejor que a un alma le pudiese pasar es precisamente eso: estar en
las manos y la presencia de Dios-Padre, Jesús-Hijo y Espíritu Santo por siempre
y al lado de todos sus suyos y queridos.
— Nena, en
verdad me aflige mucho todo lo que padeciste, siento que no te dimos suficiente
compañía; tus vacíos y soledades por ti sentidos me mortifican y me hacen
derramar lágrimas; tengo esa pena Nena. Se supone que a tu edad se tiene
todavía muchas ganas de vivir; siendo así, tu vida fue cortada prematuramente
cuando todavía tenías mucho por hacer y vivir. Cuanto deseo ahora que
hubiésemos tocado el tema de la muerte aquel día en la sala de nuestro
apartamento. Todos tienen la tendencia a eludir este tema tan vital que hace
parte de la vida; es más, creo que conocer acerca de la maravillosa vida que
hay detrás de esta temporal nos hace mejores personas: apreciamos más la vida y
por tanto vivimos más alegres y esperanzados; y siendo así nunca sentiremos la
ausencia de nuestros seres queridos porque andan más cerca y pegados que el
aire que respiramos.
—¿Acaso no
tuviste hace días un sueño donde tú y yo estábamos sentados en la sala de tu
apartamento hablando de mi inminente pronta ida? Para que veas Carlín que nunca
es tarde. Tu estas limitado por el tiempo, yo ya no lo estoy. Para mí es lo
mismo que lo hubiésemos hablado antes, ahora o después. Ya es lo que está
hecho; tu sueño es tan real Carlos como lo soy yo, te lo aseguro; sí sucedió lo
que tu pensaste no había sucedido. ¿Extraño no? Sí, tan extraño como real.
¿Bueno pues que te parece si recordamos aquel sueño?
— Hola Nena,
¿Como te sientes?
— Aquí estoy
sentada leyendo “El Ruiseñor” de Andersen; este pájaro hacía feliz a los demás
con su canto. Se escuchaba con más intensidad y belleza que el melodioso canto
de las demás aves.
—Luz Piedad, te
quería decir una cosa.
—Sí Carlos,
dime, que sería.
—No temas volar
alto y cantar mirando al cielo y sintiendo los rayos tibios del sol en la cara.
—Me siento tan
rico aquí en este sofá: desde aquí puedo mirar a ese cielo y calentarme con
esos rayos tibios.
—Que dicha Nena,
estás a punto de emprender el más maravilloso vuelo; me gustaría ir contigo;
pero todavía estoy un poco atrás en la fila. Pero espérame allá que ya nos
veremos: eso es lo único seguro. Quiero decirte qué estaré atento a que me
cuentes con detalles todo acerca de tu viaje: que hay de mi papá, de Ivonne, de
mis abuelos, tíos y demás primos, así como de tanto amigo y conocido. En verdad te envidio; dentro de poco tendrás
un cuerpo espiritual nuevo y completamente sano; no podré verlo en toda su
dimensión, pero si sentirlo todo el tiempo y en cada paso que doy. Esa tierna y
cálida sensación tuya, y toda esa alegría, esperanza y paz también las
sentiremos nosotros. Ese será el signo más evidente de tu presencia. Nosotros estaremos mejor sencillamente porque
tu estarás mucho mejor.
––Sí querida
hermana ese sueño vino justo después de cuando comencé a sentir pena por no
hablar del tema que todo el mundo elude como si nada fuera a pasar; cuando es
parte de la vida; algo tan natural. Creo que te habría hecho sentir mejor si
hubiésemos hablado tranquilamente y en paz acerca del tema que más importancia
tenía para ti en esos momentos; te hubiera podido ayudar a confrontar esa
realidad; decirte de alguna manera que nada tenías que temer, que pronto tus
ansiedades y penas iban a ser cosa del pasado. Decirte también que no ibas a
morir, sino todo lo contrario, que te ibas a un mejor lugar, al lugar al que
todos pertenecemos aunque todavía estemos aquí. Qué tu cuerpo viejo iba a ser
reemplazado por otro nuevo. Por uno más sutil, liviano y ligero que no veremos,
pero sí que lo sentiremos. Añoraba decirte que te mereces lo mejor y que no
ibas a emprender el viaje sola, que lo harías al lado de la mejor y más segura
compañía que pudieras tener; que todos de alguna manera también te estaremos
acompañando en ese viaje; en especial tus más queridos quienes te estarán
esperando para darte la bienvenida y explicarte todo. Por nada del mundo
querrás retornar a este mundo. Simplemente estarás en el lugar que te mereces y
debes estar.
Los últimos
días, por no decir meses fueron para mí de mucha pena y dolor. Era claro que no
estabas bien a pesar de que hacías esfuerzos por demostrar lo contrario. Por
eso te admiro tanto. Un dolor en uno de los dedos de mis pies me mortifica y no
me deja caminar libremente, ahora que de ti que tenías toda la pierna hinchada
todo hinchado: desde el límite de la cadera hasta la punta de los pies; me daba
mucho pesar ver tus tobillos tan inflamados y la calma y altura con que
aceptabas la situación. Fuiste poco a poco perdiendo el apetito hasta que ya no
probabas casi bocado; y aun así cocinabas para los demás tus exquisitos manjares.
estabas en la fase terminal y le pedía a Dios que no te hiciera sufrir más, que
te curara de alguna manera, la que fuera con tal de que te aliviaras de tus
penas. Un viento suave y apacible me refresca y acaricia de una forma bien
especial; mi oración ha sido escuchada. Gracias a Dios todo esto se llegaría a
compensar porque Dios no se queda con nada. Qué lindo que es creer en Dios. Por
eso el máximo poder es la fe. Hubiera dado cualquier cosa por ser yo quien
estuviera en tu lugar; pero la verdad que, con respecto a tu templanza y
valentía, ni te pisaba los talones. Ah, y ese penúltimo día que estuviste en el
apartamento; en la madrugada nos dijiste que habías dormido bien y que pudiste
satisfacer tus necesidades fisiológicas. Se había llegado al punto en que
agradecíamos hasta por lo básico y vital: poder ir al baño, respirar, caminar,
comer, dormir. Que vaina que solo
empecemos a tomar conciencia de estas bendiciones cuando se están perdiendo. En
la vida todo lo que más vale es gratis: por eso vivir es un lujo que hay que
siempre agradecer.
Un fuerte dolor
en la cadera no te permitía levantarte; fue la única vez que te escuché
quejándote de un dolor. Estoy seguro de que me dolía más a mí que a ti. Te
dolía también el cuello, que decir del malestar de tus pulmones y de otras
zonas de tu cuerpo; y no renegabas. Lo aceptabas con calma y paz, sin resistir.
Qué ejemplo de vida nos diste hermana nuestra. ¡Hágase! Parecías expresar. Dios
ya te estaba dando de beber de la fuente del agua de la vida, la bebías a gusto.
La sanación estaba por fin a la vuelta de la esquina, el dolor se desvanecía,
en horas todo esto sería historia; y extrañarías tanto tu cuerpo como la costra
que se ha despegado de una antigua herida.
—Carlos,
recuerdas cuando no había problema para entrar a la clínica a visitarme y te
quedabas conmigo toda la tarde leyendo un libro al lado, aunque yo estuviera
durmiendo? Después cuando me despertaba y te veía me daba tanta alegría y
satisfacción. Me decías que me levantara y camináramos un ratico alrededor de
los pasillos de la clínica. Te cogía del brazo y caminábamos juntos; aún tengo
presente todo lo que me decías para darme ánimo: fuera en forma verbal o
escrita. Hace solo dos meses me dijiste que, por mí, nuestra familia se estaba
santificando. Qué frase tan cierta me expresaste, y es que lo bueno apenas
comienza, espera un tiempo y verás las buenas sorpresas que te va a dar la
vida: a ti y los nuestros. Vives como dos vidas en una; ¿no es una sensación
extraña, pero gratificante? Se siente como si fuera el mejor regalo que se
pudiera recibir. Dicen, por ejemplo, que entre las cosas buenas que desea un
hombre la mejor es una buena mujer, esta, sin embargo, supera a todos los otros
buenos deseos; y, sin embargo, lo que tu vives supera a aquel.
Sé Carlos que es
una sensación extraña que sientas como la vida la sientes ahora; que es
increíble cómo aquellas personas que queremos visitar y tener a nuestro lado
están más presentes que nunca y para siempre; que podemos intimar y tener
coloquios de la forma más natural del mundo; que no hay nada grave por qué
preocuparse porque nada malo ha pasado. Nunca me habría podido imaginar tanta
vida, menos aún lo que significa ser imagen y semejanza de Dios. Y todo esto
por las oraciones de mi mamá; que privilegio es ser su hija, que lindos y
tiernos son mis abuelos maternos y paternos; por los frutos los conoceréis, y
que buen fruto ha dado nuestro árbol genealógico. Somos una familia en verdad
bendecida.
El ser imagen y
semejanza de Dios es vivir a plenitud en un eterno presente; no te alcanzas a
imaginar todas las cosas buenas de esta vida, pero ya lo sabrás. A mí me da
risa todo lo que la gente hace para alcanzar la felicidad, hacen esfuerzos
titánicos y heroicos para alcanzar los objetos de sus deseos. Algunos incluso
matan de la forma más “perfecta” a sus más queridos y cercanos a fin de cobrar
un seguro o quedarse con una herencia; lo hacen como sí quitándoles la vida
corporal se pudiera deshacer de la persona. Ay Carlos, si lo supieran, aquello
es imposible, todavía siguen estando ahí.
No en la forma que cualquiera se pudiera imaginar, pero siguen estando
presentes y operativos a fin de ayudar a expiar esas penas cometidas, y a
esclarecer a los investigadores lo que sucedió. Es mejor pagar allá que en otro
lugar del que en este momento no quiero hacer mención, pero que tú te
imaginarás de cual se trata. ¿De dónde crees Carlín que viene la sensación de
angustia existencial y soledad que padecen quienes han cometido tales actos? La
presencia de aquellos seres invisibles es muy sutil, pero sumamente eficaz; al
modo de Dios. Todo lo que desean es
aliviar el terrible remordimiento de conciencia que llevan sus victimarios. ¿Y
lo pueden lograr? Desde luego que sí, de lo contrario para que se tomarían
tantas molestias; hay que no solo arrepentirse sino confesar y expiar ante
Dios, la iglesia y al estado los actos cometidos. La cárcel se convierte en un
hotel de cinco estrellas cuando desde allí se han librado de las turbaciones de
conciencia que son lo más cercano al infierno en La Tierra. La persona se
siente feliz porque ha salvado su alma, ha sentido la misericordia y la
redención, aunque los hombres le censuren y le condenen. Nosotros Carlos, siempre seremos portadores
de buenas noticias porque ya nos hemos librado para siempre de las malas.
Es increíble
Carlos, con lo nerviosa que he sido y me ha tocado confrontar algo bien temido.
Pues sí, hermano mío, no sé cómo Dios lo hizo, pero lo hizo: pude lidiar con
todo eso en paz y resignación, y aunque, desde luego, no faltaron los momentos
difíciles que siempre se superaban gracias a todos ustedes y en especial a mi
mamá. Con ella he tenido la comunicación más especial que he tenido, por ella
misma ahora me encuentro en este lugar de paz, alegría y de esperanza. ¿Gracias
a qué? A las oraciones de mi mamá. Por eso yo nunca la voy a desamparar y jamás
haré que se sienta sola y me sienta ausente. Cosas de Dios; ¿No te parece
increíble Carlín? Las personas no se
complicarían tanto la vida con todo lo bueno y lo malo que en esa sucede si
fueran conscientes de esa realidad invisible. Pero las personas por lo general
solo creen en lo que ven y no en lo que no ven. Una tendencia colectiva de la
naturaleza humana que mucho los hace sufrir porque se sienten muy solos.
No te sientas
culpable Carlín, todo lo contrario: siente alegre ya que yo soy real ayer, hoy
y mañana; las cosas pasaron porque así tenía que pasar. Nada de recuerdos
angustiantes; no estaba en tus manos el desenlace de los acontecimientos y más
amor no podías darme. Me atrevería a decir que sufrías más que yo, y que
hubieras querido estar en mi lugar. Sientes aún lástima y pena por mí y eso te
hace sufrir y hacerte sentir como solo y desamparado: el vacío del alma del que
a toda costa hay que espantar confrontándolo sin compasión ni misericordia
mediante la sangre de Cristo. Todo lo sucedido es también ahora el alivio y la
salud del cuerpo, alma, espíritu y mente de todos ustedes: mi mamá, esposo,
hijos, parientes, familia, compañeros de trabajo, conocidos y desconocidos; lo
que estoy experimentando lo estoy compartiendo contigo; te repito Carlos: no es
que yo vaya a tu corazón; vivo ahí y en el de cada uno. El Espíritu está
siempre pronto. Cosas de Dios, que le vamos a hacer. Y no solo vivo yo allí; en
realidad quien habita allí es Cristo; todos hacemos parte de él y hasta los
pelos de la cabeza están contados; pues todos ahí estamos. Alabándolo, y no
tanto en el sentido de cantos y aplausos, sino viviendo, sintiendo y
disfrutando de las maravillas de su creación sentidas en nuestro ser. Sabías
Carlos que podemos ir a donde queramos sin tener que comprar tiquetes aéreos o
terrestres; volar, brincar, y respirar el aire más puro. Ahora puedo hacer todo
lo que los afanes o la enfermedad me impedía. No me cansaré de repetirte esto
una y otra vez. Estamos disponibles a
ustedes de forma inmediata las 24 horas del día, vía expresa. El cuerpo vela y merma casi todo lo que un
alma viéndose libre de él podría hacer.
Esta es la sensación mas
maravillosa que alguien pudiese sentir; hay Carlín si la gente supiera todo lo
bueno que les espera y la dignidad y privilegio que Dios les ha concedido, no
se dejarían embaucar tan fácil de tanta mentira que a toda costa trata de velar
esa divina condición.
Capítulo 3
No te mortifiques
por los malos recuerdos de un pasado; en orden a Dios solo existe los buenos
recuerdos y no los malos. Tú Carlos puedes cuando quieras viajar a esos bellos
pasados y recrearte en ellos; ellos han estado y estarán ahí para tu deleite y
complacencia. En la dimensión de espíritu no existe ni los tiempos ni los
espacios terrenalmente hablando, el espíritu puede viajar de aquí para ya sin
que nada ni nadie le pueda sustraer. Algún día lo experimentarás. Es tan lindo
Carlos sentirse protegido amparado eternamente por Dios. Tus pensamientos están
conectados con el alma; puedes volar con ellos de acá para allá sin importar la
distancia a una velocidad muchísimas veces superior a la de la luz; por decirlo
de alguna manera para hacerme entender.
Sin embargo, debes esforzarte para concretizar o hacer realidad esos
pensamientos; además de poder sortear múltiples obstáculos. Aquí ya no sucede
eso, todo está a nuestra disposición de forma inmediata y sin resistencia
alguna. La vida terrenal es como la escuela básica para poder volar acá, es tu
escuela donde vences las resistencias para que quedes sueltico aquí. A veces Carlos me da risa que no me puedas
ver, es increíble; pero más increíble me parece que la gente se haya comido el
cuento de que cuando nos morimos vamos a un lugar inasequible, lejano y
distante, que tenemos que cruzar el terrorífico espacio quien sabe hasta que
cielo imposible. Cuando alguien se muere
casi todos solo ven el cadáver; por eso les entra una sensación de vacío e
impotencia terrorífica y que podría durar toda la vida. No son capaces de
sentir a través de Jesús el espíritu presente de la persona porque solo quieren
ver su carne y nada más. Imposible que sea así, la carne caduca y está sujeta
al tiempo y la descomposición, mas no el alma y el espíritu. Esto es algo que
no se va a descomponer ni arrebatar. De manera que la comunicación con el ser
querido tendrá que hacerse por los medios adecuados, no hay otra manera. Las
cosas espirituales solo espiritualmente pueden ser entendidas, así como las
cosas de la carne solo carnalmente pueden ser sentidas. Y todo esto es sentido
común, pero como este es el menos común de los sentidos no les queda otra que
quedarse con sus tristezas sin haber probado lo mejor de la vida. Ves Carlos
por qué algunas personas se vuelven invencibles. Y es que la ignorancia es tal
que algunos creen que eliminando al individuo se elimina la persona. No, para
nada; la persona sigue estando presente y operativa, aunque en mejor versión e
invisible. Por eso, por ejemplo, Napoleón, Hitler y los tiranos, entre muchos
más fracasaron en sus intentos de apoderarse de los que ellos creían les
pertenecía.
Cuando Dios te
dé un regalo no dudes ni un segundo en aceptarlo. Valora todo lo que haces;
tienes ahora más conciencia del valor que tiene la presencia física de las
personas; en cada ser humano hay algo más que un milagro; esto para la mayoría
de las personas pasa desapercibido; pero no para ti. Sonríe, canta, vive
alegre, no comas cuento; en especial de los avivatos y de los que tienen la
costumbre de dárselas de sabios y entendidos a fin de enmascarar sus defectos y
mentiras ¿Cómo los reconocéis? Porque no pueden o no quieren ver lo bueno de la
vida: siempre andan criticando e inculpando a los demás de todo lo malo que les
pasa, porque ponen su seguridad en sus falacias; y sobre todo porque buscan
convencer por todos los modos posibles y sin pausa de su condición estúpida.
¿No crees Carlos que perderse del privilegio de vivir la vida como Dios manda,
con todas sus buenas noticias es la más estúpida de las estupideces? En una
sola frese: considerar como una maldición lo que es una bendición. El diablo es
puerco Carlín.
¿Pero, que sacan
con ser así? Algún día tendrán que confrontar la realidad; esto es algo que
nadie podrá evitar. ¿Qué se sacó con mirar con burla y desprecio el buen
actuar? Importante Carlos, aléjate lo más que puedas de los medios de
comunicación, las noticias están tan manipuladas y acomodadas que no se sabe
cuando dicen la verdad. Nunca vuelvas a confiar en alguien que te ha
traicionado, aquí el perdón no aplica. Las personas malas no cambian; siempre
llevan sus bajos instintos con ellos y en cualquier momento se desatan aunque
hubiesen estado disimulados por mucho tiempo. La cabra tira al monte. El
arrepentimiento verdadero solo busca la mirada de Dios y de nadie más. Da lo
mejor que tienes; y recuerda que no se trata de hacer cosas extraordinarias,
sino de hacer extraordinario lo ordinario. Elude con determinación a los que de
alguna manera quieren aprovecharse de ti o de los demás; tu si que a leguas los
distingues y auscultas. Los hay de todos los tipos: desde mendigos de oficio
hasta falsos predicadores. Es fácil distinguirlos porque vienen de estados y
sociedades fallidas y porque todo el tiempo están lamiendo las botas de sus
tiranos, o pateando e insultando a quienes les dan de comer. Aquí la misión de
aquellas huestes de las que ya hemos hecho mención ha sido cumplida a
cabalidad.
Están
convencidos de que las invasiones se hacen con aviones, fusiles y tanques de
guerra. Las guerras que se ganan son las que se ganan para toda la vida; como
la que ganó Jesucristo, y aquellos artefactos logran por un tiempo contener a
su enemigo pero no eliminarlo; lo que se consigue es reemplazar a mediano o
largo un tirano por otro tirano.
No te imaginas
Carlos lo que es este sitio donde yo estoy. Jamás me lo hubiese imaginado. Dios
habla de un reino, se hace presente entre nosotros y no le creen. Dios me permite, junto con los míos de vivir
en la verdadera vida para que pueda transmitirla al modo de Dios. Es un
privilegio por pocos sentido aunque sí a todos concedido. El reino de Dios ya
está en cada uno, pero se dejan poner la venda con una sutileza y facilidad que
asombra. Y estos mismos son los que creen tener razón; aunque vean con
transparencia siempre intentarán enturbiar esa visión. Por eso no hay que
comerles cuento. Y como dice Cristo: “por los frutos los conoceréis”.
Escucha una cosa
Carlos, Jesús ya ha entrado a tu vida y ten la certeza de que no va a soltarte;
a algunos le permite andar su camino, pero contigo la cosa va a ser diferente.
No te disgustarás por pequeñeces ni por cosas pasajeras. ¿Quieres hacerme el
más grande favor, ese algo por lo que más suplico? Vive siempre agradecido y
alegre, haz lo que a bien puedas, pero no intentes cambiar el mundo porque el
mundo nunca se va a contentar. Deja ese problemita a Dios, el sabrá el modo, el
cuándo y el cómo. Resulta Carlos que tu ángel custodio puede viajar a donde
quiera, está siempre disponible en forma inmediata, vía expreso y sin paradas.
Todo lo bueno que tu sientas lo transmites desde la distancia, no lo dudes;
Jesús solo es portador de buenas noticias. Yo estoy alegre y en paz para que
ustedes también lo estén. Por ello también estoy aquí. Si tu estás contento,
confiado y alegre, el mundo también lo estará. Quien eres tu determina lo que
ves, lo que sientes y como te ven. No lo dudes, te lo dice tu hermana. Tus
sentimientos y pensamientos no se volatilizan en el aire ni se vuelven
inestables; para nada: “hasta los pelos de tu cabeza están contados”. Todos tus
buenos deseos en favor de la humanidad son escuchados por Dios; todos,
absolutamente todos: “la carne es débil, pero el espíritu está siempre pronto”.
Lo invisible es lo vital y más importante; de ahí procede todo su poder; y
desde allí existe todo lo bueno y creó Dios el universo; si Carlos, ese mundo
invisible es poder en orden a Dios y a los hombres de buena voluntad; pero: o
no lo saben, o les parece utópico, o simplemente piensan que solo lo servido es
lo comido. Ni se imaginan que desde la distancia podrían derrocar tiranías
terrenas y todo tipo de fuerzas ocultas y oscuras. “Os he dado poder de someter
a los demonios, pero alegraos más bien porque vuestro nombre esté escrito en el
reino de los cielos”. Desde la distancia los hombres también pueden derrocar
tiranías, encontrar personas y perros desaparecidos, y truncar planes oscuros.
“Como baja la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá sin haber
empapado y fecundado la tierra y haberla hecho germinar, dando la simiente para
sembrar y el pan para comer, así será la palabra que salga de mi boca. No
volverá a mi sin haber hecho lo que quería, y haber llevado a cabo su
misión”. El que promete tiene todo para
poder cumplir.
En un mundo
donde todo es urgente las personas sienten que son ambulancias o carros de
bomberos. No entres en ese jueguito para que tus ojos vean y tus oídos oigan.
Con que facilidad las gentes viven lejos de la realidad; o sea de la verdadera
existencia. Los medios de comunicación y las futuras tiranías no tienen que
hacer gran esfuerzo, encuentran el camino siempre allanado. Estos, junto con
los políticos sí que saben que botón oprimir. Te estoy diciendo esto porque yo
también vivía atrapada en ese zoológico que se llama mundo mundano y porque
noto que tú desde hace algún tiempo has construido una fuerte resistencia;
resistencia que prácticamente nadie entiende ni le interesa, pero que para ti
significa que nunca antes en tu vida habías sentido y visto con tanta claridad.
y eso me agrada; nos agrada.
Vale la pena
recordarte Carlín que lo único que realmente vale es el amor visto con los ojos
de Dios, y esto para que no te dejes embaucar; ya que cada ser humano tiene su
propia visión: según sus conveniencias, sus razones y convicciones. ¿No te has
dado cuenta como cada uno quiere que los demás sientan, se muevan y piensen
como ellos lo hacen? Silencio y paz; nada habla más claro que esto. Solo hasta
lo último caí en cuenta de cuan inútiles son las preocupaciones: el llegar a tiempo,
cubrir deudas, cumplir compromisos sociales de todo tipo y en todo momento a
fin de nos ser estigmatizado por la sociedad y la familia. En mis postreros
momentos, en especial en aquellos minutos últimos nada de todo eso tenía ya
importancia; mi vida terrenal estaba consumada; sí, la verdadera vida en mi
Casa y de la que no volveré a salir… esa vida mía me esperaba con alegría y
fiesta. La conciencia de mi ser se iba como desprendiendo, aquella no ofrecía
la menor resistencia. El placer y gozo que sentía superaba a cualquier otro
antes sentido; no hubiera querido dar marcha atrás por nada del mundo, y estaba
siendo como transportada a plenitud y libertad por una luz maravillosa que
guiaba mi tránsito: sabía que Juan Carlitos estaba a mi lado, mi felicidad
entonces era completa. Bendita peregrinación hacia la paz, la esperanza y la
alegría de las que, por intermedio de mi
mamá, les hice referencia. ¿Y por qué por intermedio de mi mamá? Porque,
repito, por las oraciones de ella estoy aquí con todos los míos. Y no se
preocupen, aquí los estoy esperando. Ja ja (…). Solo amor y la más perfecta
compañía. Es algo indescriptible. Al fin estoy curada —me decía, porque era eso
lo que sentía—, esta enfermedad no podía durar toda la vida. No señoras y señores. Buenas noches.
—Nena, ¿y en ese
momento no te sentiste muy sola?
Nosotros hubiéramos querido estar contigo en esas últimas horas, no
había otra cosa que deseáramos más, pero no nos dejaban ingresar por el asunto
de la pandemia. Esto es otra de las cosas que me tienen mortificado.
Pero, como te
había dicho, Juan Carlos estuvo conmigo; sí, en los momentos o minutos más
importantes de mi vida; sentía y escuchaba todo lo que me decía. Claro que
hubiera querido que todos me cogieran de la mano y me hablaran; pero mi libro
ya estaba escrito: mi propia vida; no hay libro mas elocuente. Sin embargo, y
aunque no se entienda bien, no hacía falta un libro: cosas de Dios, cosas del
alma; ahí estaban todos al modo de Dios. Como te decía Carlos, el tiempo para
mí ya no era el mismo, ya estaba desligada de todo lo que es temporal. Te
insisto, el tiempo para mi ya no era el mismo; me encontraba en otra dimensión.
Tu también vives un eterno presente aunque no logres percibirlo; algún día lo
entenderás todo; es algo que no podría explicarte. Pero déjame decirte que la
ciencia no está ni corta acerca del universo, no sabe ni siquiera, ni nunca
podrá saber para que fue creado; porque estás cosas solo espiritualmente podrán
ser entendidas. No me había desligado del todo y las sensaciones no se sentían
desde el estado o perspectiva común terrenal; sentía como si estuviera o fuera
a ir a un lugar con el que antes habría estado familiarizado, que increíble e
indescriptible sensación: una gran carga
se había desprendido de mí; me sentía ligera y liviana; ya no tenía por qué
preocuparme por nada, solo sentía mucha
paz, seguridad y tranquilidad; como si estuviera saciando una gran sed con la
mejor agua, o recuperando la respiración con el mejor aire. Me sentía muy
protegida, como si fuera la persona más importante del universo; y ya sabemos
como reaccionamos ante la persona que consideramos la más importante de
nuestras vidas. No tenía que trabajar para conseguirme el sustento, ni ir tras
los compromisos, ni trasnocharme, ni amanecer indispuesta y cansada, ni preocuparme
por dinero y ni por pagar deudas; mejor dicho, no había nada, absolutamente
nada que perturbara el silencio y la paz de mi ser; y esto apenas era el
comienzo; y digo esto por tratar de explicar de alguna manera lo que se siente
en estas dimensiones eternas. ¿Alguna vez has contemplado el más bello y
tranquilo panorama desde un punto donde solo hay silencio y paz, pero con plena
conciencia y con la seguridad de que nada ni nadie te va a sacar de ese letargo
espiritual?
Estaba pues a la
puerta de entrada donde me esperaba esa luz; con todo sentí la presencia física
de todos: qué gran alegría, nada por qué preocuparse. Trataba de transmitirles
todo eso, pero nadie escuchaba, estaban ciegos, sordos y mudos, envueltos en su
propias tristezas, tratando de asimilar lo que había pasado; sin embargo hasta
cierto punto lo logré; poquito, pero bendito. Claro, se entiende perfectamente
su reacción ya que me había vuelto invisible para todos, y que otra cosa se
podría esperar cuando a una no la ven. Con todo lo que se pueda o no entender
para mí era absurdo que no se dieran cuenta de mi armónica compenetración.
¿Sabías Carlos que el Espíritu puede hacer muchas cosas que te sorprenderían?
Por ejemplo puedes hacer que sueñes que
estas leyendo un libro; y en verdad lo estas leyendo aunque los recuerdos sean
vagos o nulos; tu te has dado cuanta de ello porque has soñado así. ¿No te
parece increíble que estando dormido tu mente te muestre las hojas escritas de
un libro y las puedas leer como si estuvieras despierto leyéndolo? ¿Como
podrían aparecer esas letras y esa palabras escritas; y con ilación y
coherencia? ¿Cómo pudieron imprimirse dentro de la mente? Eso y muchas cosas
extrañas y maravillosas sucede en el mundo del Espíritu. Habrás escuchado que
no se cae una hoja de un árbol sin que el Padre lo permita; de igual manera
sucede con cualquier cantidad de eventos que pasan desapercibidos por vivir y
estar fuera de foco. Un árbol es la misma vida eterna; míralo, tiene vida
propia; los hay grandes, floridos y majestuosos sin ufanarse de ello. Perciben
las vibraciones de quienes vibran y se admiran por ellos; al igual que un
mico,un pájaro, una vaca, un león o un perro: ellos saben en que palo trepan, y
no solo el mono. Las gentes no se dan cuenta de que hay gracia, vida y armonía
en sus movimientos y expresiones; ellos les hablan pero como que no se dan
cuenta. Al igual que un ruiseñor que cautiva con su canto. Es que Dios habla a
través de toda su creación, y lo hace de infinitas maneras.
Mi Dios no se
queda con nada; el sabe lo importante que es poder despedirnos de nuestros
seres queridos. Sentí la presencia de Juan Carlos, mi corazón saltó, tal y como
él se pudo dar de cuenta; disfruté y me sentí aliviada y tranquila ante su
presencia; sí, y escuchaba todo lo que me decía, y luego pude irme en paz y
tranquila.
—¿Y qué pasó
después Nena?
—No lo podrás
creer Carlos. Pero antes de ello escribe todo lo que te acabo de mostrar:
sencillamente en medio de todo estaba feliz, y te voy a decir por qué. “Escucharé
lo que el Señor Dios habla a mi corazón. Feliz el alma que oye al Señor, que le
habla y recibe de su boca palabras de consolación. Felices los oídos que
perciben las ondas de las inspiraciones divinas y desprecian las murmuraciones
mundanas. Felices los oídos que no escuchan la voz que suena desde afuera, sino
que oye la verdad que enseña en el interior. Felices los ojos que penetran las
cosas espirituales y con ejercicios continuos se esfuerzan para comprender más
los secretos celestiales. Felices los que se alegran en ocuparse de los asuntos
de Dios y se liberan de toda preocupación mundana. Considera todo esto alma
mía. Cierra las puertas de los sentidos para que puedas escuchar lo que te dice
en el interior el Señor tu Dios”.
—Carlos, ya
después te daré más detalles. En aquellas últimas horas por no decir días, Dios
convocó mi vida desde las profundidades de la muerte; y así no más, retorné a
la vida. Dios había escuchado todas las oraciones: las tuyas y las de mi mamá.
Sentí como soltó el viento palabras de consolación consolando el llanto de mi
madre. Ambas entendimos e ingresamos al reino, aunque mi mamá lo sintió en el
Santo Rosario que llegó a mi lecho cuando la Virgen María se encontraba al pie
de mi cama.
El lenguaje
Carlos es más importante para la mente que la luz para los ojos. En la vida y
en la muerte todo está conectado; donde hay fuga hay encuentro; cuando uno cree
que la vida te ha arrebatado algo, Él o ella te lo devuelve en otra y mayor
dimensión. El tacto se desarrolla aún más cuando falta el sentido de la visión;
de la misma manera en la muerte el alma de los dolientes crece y se eleva a
Dios; y se comunica contigo a través de ellos, de la misma manera que cuando
los veías, pero ahora es con el susurro del espíritu y un cuerpo sutil
invisible a los ojos físicos, a semejanza del aire y de los gases tenues.
¿Quién me habla?
No sé de dónde vienen esas voces, pero ahí están, escucha, por ejemplo, lo que
una de ellas dice, creo que es de mi Ángel de La Guarda. ¿Has perdido un ser
querido y te hace mucha falta? Pues Dios hará que lo tengas más presente en la
ausencia que en la presencia; tan solo hay que creerlo para sentirlo. Lo que
los demás opinen es irrelevante; y ni siquiera tienes que decirlo a nadie. Y
quien crea y esté interesado en ver más allá de lo visible y aparente, pues no
tendrá problema en hacerlo si quiere dejarse conducir por el Espíritu de Dios;
cada uno encontrará sus propios modos y mecanismos. Qué alguien lea lo que
estas escribiendo tampoco tiene importancia; lo importante es que Dios lo lea y
le agrade, nada más. Esto no tiene nada que ver con premios Nobel o Pulitzer,
ni con las métricas gramaticales o literarias; no, tiene que ver con lo que tu
escribes, sientes y escuchas; y eso está bien, muy bien. No te imaginas cuanta
riqueza tienes.
Continuemos
escuchando lo que me dice: Lo importante es que para nada creas que andas solo
y desamparado; sigue sintiendo como todo lo que tiene que ver con el amor anda
contigo en cada paso, demuéstralo sin palabras, espontáneamente, con la típica
y perceptible alegría y sonrisa que produce en tus expresiones esos tesoros
descubiertos, que te vean volar. ¿Sientes como vuela y salta tu espíritu? Claro
que lo sientes. Cuan sutiles y eficaces
son sus consejos, se aprende a escuchar y actuar no de otra manera, sino de la
manera correcta.
Carlos,
aparentemente se va el ser querido, no ven ni escuchan su voz; solo vacío se
siente en medio de un mar de recuerdos que aumentan todavía más la añoranza, la
ganas y los deseos de verle; y sucede, paradójicamente, que cuanto más le
extrañan tanto más cerca está –algo parecido al cuento de “Huellas en la arena”–,
pero como no detectan su presencia sino su falsa ausencia espantan al ser
querido y quedan sumergidos en una tristeza todavía mayor que hace que el
supuesto duelo dure y perdure.
Son las buenas
noticias que se niegan a creer precisamente por la dicha misma que produce su
realización, es tan grande la alegría y el don que les parece mentira. Lo ven y
lo sienten y aun así no lo creen. Cuan poca fe encontró Jesús en este mundo,
tan poca que terminaron matándolo; y mejor no digo más. Les creen a las malas y
falsas noticias de Pilatos y Herodes y no a las buenas y eternas de Jesús. Pero
sea como sea ahí está el ser querido, pase lo que pase no va a cambiar las
cosas; ahí entonces se encuentra cerca de ti, bien cerquita, te lo aseguro;
nació de nuevo a la verdadera vida y está revestido de los trajes más hermosos
y fantásticos; solo hay que sentir sin dudar su presencia, está ahí: y no puede
creer que no le puedas ver, y menos todavía que tengan tan atrofiados los ojos
y la lengua espirituales; casi nadie ha aprendido a leer y escribir en este
aspecto. Los pensamientos no solo se hicieron para pensar, son el puente de
comunicación con el más acá; con lo que hay entre el más acá y el más allá, por
decirlo de alguna manera.
¿Pero de que
otra forma se podría comunicar un cuerpo espiritual con Dios? Es de sentido
común; por eso se dice que el máximo poder terrenal reside en las iglesias donde
se siente la presencia de Dios en medio del más espectacular silencio paz; nada
que ver con el mundanal ruido con sus chillidos y gritos. Es un poder terrenal
de origen divino; todos los sentimientos y pensamientos de la mente conectan en
esos momentos con el alma que pronto estará preparada y dispuesta para
cualquier misión; se suscita en la persona el estado ideal: el alma está
conectada con Dios y con Él con todo lo que pertenece. Entonces todos los
deseos, especialmente los que consideramos están lejos de nuestro alcance,
serán escuchados y tomarán cuerpo de una manera tan perfecta que jamás lo
hubiéramos podido haber imaginado. Desde luego, todo esto dentro de una
armónica compenetración en ritmo, tiempo y espacio. Es el universo en expansión
en plena expresión; y el universo se expande a una velocidad mucho mayor que la
luz.
Silencio y paz
que tiene de todo menos de pasivo y estático; desde allí se ganan guerras, se
tumban dictaduras y se atrapa a lo peor de la sociedad. Son hilos invisibles
que nadie se imagina que están ahí: eficaces y operativos. Es la justicia
divina en su más plena operatividad, acción y expresión. Y lo peor para los
incrédulos es que ni se imagina que luchando contra un enemigo invisible,
alguien que pensaban habían eliminado, pero que está más vivo y latente que
cuando estaba vivo y latente. No lo pueden ver ni tocar; y solo hasta cuando se
está cayendo el avión o se está viniendo el alud se siente y se reclama su
presencia. Debió ser terrible para aquellos fariseos sentir como temblaba la
tierra en medio de una desusada y siniestra oscuridad; y ver también como el
velo del templo se rajaba en dos partes. Creyeron que matando la persona se
deshacían del supuesto mal, según ellos. Cuán lejos estaban de lo que realmente
se es y está sucediendo. Nunca se les ocurrió pensar por qué se frustran los
planes más perfectos; o porque los ejércitos más armados pierden guerras con
soldados hambrientos, cansados y descalzos; o por qué se derrumba un imperio
considerado indestronable, o por qué hay sanaciones que ni la ciencia ni la
medicina han podido explicar.
La lengua no
solo se hizo para hablar Carlos. Los pensamientos están conectados con los
deseos y la imaginación; aquellos dan vida y concreción; es decir, lo que
comenzó como un pensamiento terminó convertido en una realidad que todos pueden
ver: una gran construcción o proyecto hecho realidad a partir de un intangible
pensamiento, de solo una imagen mental, de algo que no existe pero que ya se
puede ver: qué poder tiene el espíritu Carlos cuando se usa a favor y no en
contra. Aquel palacio o empresa no se podía tocar con la mano, pero a partir de
esa fuerza invisible, pero vibrante y operativa se hace presente el poder del
universo en su plena expresión. Pues sí,
ahí esta tu ser querido; disfrutando de muchas cosas buenas que ni remotamente
se hubiese podido imaginar durante su vida corporal, experimenta todo lo
contrario de lo que antes experimentaba; para no hacer el cuento largo Carlos,
imagínate, aunque no lo puedas ver en todas las cosas buenas que se puede hacer
en las instancias superiores donde solo hay amor y paz.
Por eso les digo
que dejen de lloriquear por todo, que sientan esa esperanza, paz y alegría que
nosotros desde aquí les transmitimos; sintiendo eso lo demás es añadidura. Nos
fuimos para que tanto yo, nosotros y ustedes estemos mejor; para allanarles el
camino, para que nuestra luz sea la guía que guie vuestro camino en aquel
último día terrenal; y que de una vez por todas sean felices, que es la cosa
más fácil entre las cosas más fáciles de la vida. Dejen de complicarse y vivan
la vida. Cada día Dios no solo ha perdonado los pecados, sino que se ha
olvidado de ellos; entonces vivid tranquilos, alegres y confiados sin esa
obsesión y miedo por el pecado. Miren la película “Un cuento de navidad” de
Charles Dickens y sabrán de que les hablo; es decir de lo que se trata vivir la
vida, la verdadera vida y no aquella falsa que se las da de tan real, soberbia
y radical. Es simplemente aprender a ver
más allá de lo aparente utilizando todas las potencias que poseemos por ser
imágenes y semejanza de Dios. No permitas por nada del mundo que pienses lo que
aquella sociedad dominante y persuasiva quiere que pienses, porque lo único que
quiere es matarte el espíritu para tenerte entre sus garras como juguete de
gato; que sientas todo el tiempo que estás cansado y perdido, que no vales
nada, que eres un ente que solo está y que se desvanecerá sin conocimiento del
fin y las condiciones que le espera; y en medio de una total incertidumbre que
se va incrementando a medida que el tiempo va pasando. Esa es la mentira del
demonio en plena acción. Para eso vino Dios al mundo: para darnos buenas
noticias, para decirnos que todo es mentira; que nuestra alma no ha
pertenecido, no pertenece ni pertenecerá a ese embustero envidioso, que si que
sabe el buen fin que nos espera. De ahí su furia con sus persistentes y
pertinaces ataques.
“El demonio no
mira si engaña o ilusiona con lo verdadero o falso, o si triunfa con el amor de
lo presente o con el temor de lo futuro. No se perturbe tu corazón, ni se
acobarde. Cree en mi y ten confianza. Cuando juzgas que estoy apartado de ti es
cuando estoy más cerca, por así decirlo, No debes emitir juicios según el
sentimiento humano, ni aplastarte por cualquier dificultad, venga de donde
viniere, y menos recibirla como si no hubiera ninguna esperanza de remedio” Esa
es la red de mentiras en la que tantos han quedado atrapados; en especial los
llamados sabios y entendidos, me refiero a aquellos se reúnen a puerta cerrada
y ponen a la entrada un letrero que dice: no molestar, genios pensando.
Escucha lo que
tu más querida, recién o no ido a Casa, y que por tanto ya vive y siente como
se tiene que vivir y sentir, te dice: con
Dios poco a poco aprenderás, sentirás como Él es el más eficaz
intercesor: un puente entre tú y Jesús porque nada en el universo está quieto
ni estático; y todo esto para que te convenzas de que no estoy para nada
muerta; al contrario, ahora si estoy viva de verdad; no necesito un cuerpo que
me estorbe y me coarte; así estoy perfectamente bien. Quien quiera llorar que
llore todo lo que quiera, eso no va a cambiar mi condición; no volvería allá
por nada del mundo; y no sé Carlos por qué tantos; y en especial de los que se
ufanan de estar entre los grandes entendidos, aseguran que un alma puede llegar
a vivir muchas vidas. ¿Pero, aunque eso fuera cierto, quien querría volver,
cuando se está en el lugar y estado más extraordinario? Además, nadie que haya
muerto ha vuelto allá a La Tierra o algún otro planeta; entonces, ¿con base en
que se atreven a afirmar lo contrario? Lo dicen solo para llamar la atención.
Se habrán preguntado estas personas en que quisieran reencarnar; será que
desean ser un personaje famoso, guapo y adinerado, o de pronto un hermoso
perrito; y que tal que encarnasen en un personaje siniestro o no deseado. Qué
absurdo lo que estoy diciendo; exactamente, totalmente absurdo.
Yo ya no tengo
un cuerpo y nunca más volveré a tenerlo; no lo necesito y Dios me libre de
volver a tener uno, aunque esto no va a suceder; he ahí pues un imposible.
Créele entonces Carlos a san Pablo, y no al vecino o amigote de siempre. San
Pablo habla de la resurrección del cuerpo en el fin de los tiempos; algo
incomprensible para los mortales; pero de todas maneras se toma como una buena
noticia; habla de un cuerpo espiritual incorrupto y glorioso. ¿A dónde entonces
quisiese retornar ese cuerpo? Sencillo Carlos, no hay que ser un genio para
creerlo; nuestra alma es de Cristo, solo de Él y nada más que de Él, y con eso
lo digo todo. La espera hasta el final de los tiempos no será tan larga como
cabría suponer; algo parecido al tiempo que transcurre cuando se está dormido:
no se está consciente de él hasta que se despierta y con la sensación de que
solo ha pasado un segundo cuando en realidad han sido horas. Entonces tal
espera no será una espera tan larga como cabría suponer en tiempos mortales.
¿Pero, Carlos, que es el fin de los tiempos?
Pues como el nombre lo indica es el fin de la dependencia del tiempo. No
tiene nada que ver con que el sol se va a apagar o desparecer, o con que un
cometa o meteorito se vaya a estrellar contra La Tierra, o con que una pandemia
va a acabar con todo ser vivo, o con que un cataclismo nuclear se va a
desencadenar; nada que ver con eso o con cosas similares. Mucho menos con que
los muertos un día se van a despertar y van a salir de sus tumbas al modo de la
más horrorosa película de terror. El fin
de los tiempos no tiene nada que ver con todo lo que pertenece o sucede en el
mundo; y cuando digo nada, es nada. Es un encuentro en un Eterno presente donde
caminaremos todos juntos en el amor, solo en el amor y nada más que en el amor;
nada de llantos y rechinar de dientes; nada de prisas ni acosos ni deudas que
pagar. Escucha esta canción Carlín:
https://www.youtube.com/watch?v=OO0f9DTVTe4
Mi amor, de un
modo diferente,
muestro
solamente, yo te invito a vivir,
Vas a reír
conmigo,
Vas a sufrir
conmigo,
Vas a querer
conmigo,
Vas a vivir
conmigo,
Te voy a vestir
de mariposa,
Te voy a regalar
el color de las rosas,
Te voy a llevar
a donde nunca llueve,
A donde no hace
frío, aunque caiga la nieve.
Partiremos el
pan, la tristeza los besos,
lloraremos los
dos, después nos sonreiremos,
Y cuando no te
quiera, cuando venga el olvido,
me vas a decir:
gracias mi amor por todo lo vivido.
No te imaginas
lo que es sentirse verdaderamente protegida de todo mal, en el mejor de los
refugios; y no tanto esto, el sentirse estar a través de Él en la presencia de
los ángeles donde los más grandes deseos terrenales realizados se quedan
cortos; es la sensación más deliciosa e increíble. Valió la pena haber nacido Carlín
para algún día poder ver y vivir en todo esto. Ay, el mundo sería un paraíso si
las gentes supieran y creyeran de verdad en la dicha que les espera. Y eso de
tener conciencia de que todo esto tan bueno que yo estoy viviendo junto con los
míos, incluyendo a mi mamá, hijos, esposo, hermanos y demás queridos nunca se
va a acabar no tiene descripción, y no solo no se va a acabar, está en continua
expansión al igual que lo hace el universo. Algún día te darás cuenta y
entenderás. Es una paz, tranquilidad, serenidad, plenitud, candidez, lozanía,
ternura, pureza, humildad, en fin; esta descripción no es ni la punta del
iceberg, se queda infinitamente corta; y aunque se elevara a la enésima
potencia, aun así, sería menos que nada. Trata de entender Carlín entonces lo
que significa ser hijo de Dios.
Nunca dudes que
todos somos santos ante Dios; precisamente el dudar de esta verdad es lo que ha
hecho al hombre sentirse solo y desgraciado; es la eficaz mentira del embustero
que no soporta lo insoportable según su estúpida condición: el ser Hijos
eternos de Dios, y sentirse como tales. La vida en La Tierra es un soplo, este
Eterno presente es la verdadera vida. Las buenas noticias que Jesús trajo al
mundo son mejores de lo que jamás alguien podrá imaginarse. Todo esto son
verdades absolutas; somos uno en Jesús, y por su gran misericordia perdonó
nuestros pecados y sanó nuestras heridas para que seamos uno en Él.
De momento
siente la sutil presencia de mi sutil alma dentro de tu corazón. Se siente
delicioso Carlos. Es como una liviandad, una ligereza. Es todo lo contrario a
la pesadez, a los afanes, a las enfermedades; en fin, a las zozobras que nunca
faltan allá por más lujos y bendiciones que se tenga. ¿De qué otra forma podría
explicarme? Dicen que la muerte es algo parecido al sueño; pero nada que ver
Carlín ya que en el sueño el cuerpo se siente atraído por la fuerza de gravedad
por más que el alma se sienta temporalmente libre.
Esa es la vida
Carlos, no pertenecemos al mundo material, estoy en Casa, mi Casa, nuestra
Casa, nuestro sitio. “Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón está
inquieto hasta que descanse en ti”. Estas alabanzas no son como el común de la
gente se imagina: es mucho más que canto y danzas; es vivir la vida en su
verdad auténtica, en su más plena expresión; sensaciones y sentimientos
sentidos en orden a Cristo. Es poder hacer todo lo que antes hubiésemos querido
hacer, más por motivos inherentes a la vida terrenal se nos dificultaba. Aquí
eso tiene libre expresión; no encuentra impedimentos para su realización; todo
lo que se hace sale bien. ¿Entiendes por qué estamos tan bien aquí? Además, entre mejor se sientan ustedes allá,
mejor nos sentiremos nosotros aquí. Una tristeza crónica y obsesiva por parte
de ustedes lo único que consigue es un alejamiento; nadie quiere estar con
personas tristes por más que las quieran, es importante que tengan claro que no
queremos saber nada de tristezas ni de soledades. Lo que más queremos es
proyectar todo lo bueno que estamos viviendo, y que reciban todas las
bendiciones. Aquí nadie nos puede hacer daño; en estas latitudes no hay ser más
alejado, impotente, frustrado y solitario que un egoísta y mal intencionado,
almas estas que ya no pueden hacer el mal. ¿Pero qué otra cosa se podría
esperar en un lugar de paz, alegría y esperanza?
Algo así:
“Todos los
sedientos del mundo que están buscando agua fresca, vengan a mí. Yo soy la
fuente que brota fresca entre los cerros; mis aguas van rodando de roca en roca
hasta transformarse en seno de quienes me beben, en corrientes que saltan, como
surtidores, hasta las alturas eternas. Como el arroyo cuenta sus secretos al
mar, yo entregaré los secretos de mi Padre a quien se acerque a abrevarse de
sus aguas; y los que me vean serán como los arroyuelos que caminan contando los
secretos de mi Padre a los huertos y trigales en su ruta hacia el mar”.
Te acabo de
decir que aquí nada ni nadie nos puede hacer daño. Somos almas de Dios no
negociables y compradas con su misma sangre. Te voy a hacer una descripción
para que te formes una idea.
“El silencio
—habla Jesús— es más fuerte que el fragor de la tempestad; y allí donde nada se
oye, allí está la verdad, más alta que las palabras. Ustedes nunca sabrán los
que las olas susurran a las playas o la brisa a los campos. En cambio, mis
ovejas oyen mi voz y me entienden. Y, aunque ellas estén pastando sobre las
rocas grises y elevadas, reconocen perfectamente no solo mi voz, sino mis
silbos” ¿Saben por qué? Porque son mías y las conozco por su nombre, y ellas me
siguen y yo les doy vida eterna; y aunque soplen las furias por encima de las
planicies, nadie las arrebatará de mi mano, porque el Padre me la dio. Y en las
profundidades de la eternidad, mi padre y yo somos unidad augusta: el Padre y
Yo somos una misma cosa”.
—Nena, ¿de
pronto te estoy molestando, no te estoy dejando tranquila, o como dicen
algunos; no te estoy dejando ir?
—No Carlos, para
nada; si algo tengo es tiempo. Mira hermano, Dios es el aire, el sol, los
animales, mis mascotas, los pájaros, el universo; sólo para mencionar algo. Tú
también eres parte de Dios; al igual que Oswaldo, mi mamá, mis hijos, mis
hermanos, familiares, amigos y compañeros; yo también soy parte de Dios, y lo
que Él quiere — y esto lo digo ahora más que nunca— es que le alabemos y le
veamos en toda su creación, que nos sorprendamos ante tanta maravilla. Parte del plan y voluntad de Dios es también
detenerse particularmente en algo o alguien ya que eso también es parte de Él.
Aquí Carlos no sufrimos de devaneos ni de sensiblerías. Dios jamás permitiría que los que lloran la
muerte de un ser querido fueran a quedar solos, tristes y desamparados; como si
todo estuviera perdido. Si fuera así seríamos las criaturas más desgraciadas
del universo. Nada de eso, Dios no solo permite la sintonía con los seres
queridos, sino que se complace en que sus hijos experimenten la inmortalidad
del alma y del espíritu mediante la más fina, sutil, armónica y permanente
compenetración con sus seres queridos. ¿Y, qué es la oración sino una
comunicación entre dos espíritus que no se ven cara a cara? “Velad y orad para
no caer en tentación (tristeza, vacío, desolación, entre algunas tentaciones)
porque la carne es débil (temporal, y corruptible) pero el espíritu está
pronto. ¿Para qué Jesús entonces nos dejó su Espíritu?
Aquí entonces
estoy siempre disponible Carlos: vivita, coleando y operativa en las cosas
relevantes, y en lo que siempre me ha agradado hacer. El amor de verdad lo
puede todo. Nada de mi se ha perdido a excepción de un cuerpo inservible que ya
no me era ni útil ni necesario. La verdad le agradezco muchas cosas a ese
cuerpo en el momento: durante un tiempo fue fértil, bello y servible; pero eso
de extrañarlo: para nada. Mejor dicho, extraño tanto a mi cuerpo como a la
costra que se ha desprendido de una herida.
Hay algo que ya
sabes Carlos Eduardo pero te lo voy a confirmar para que no te quede la menor
duda. Durante muchos años estuviste como perdido, caminando a tientas en un
gran bosque rodeado que por mirarlos diste malos pasos perdiendo el foco. Te
complicaste la vida, me refiero a que no querías saber que ya sabías lo que
sabías, tu faltó determinación, no había necesidad que te sintieras inseguro ya
que estabas en el pensamiento y dirección correcta, aunque tuvieras más de
media humanidad en contra. Bueno así se es, a pesar de que se sabe que derribar
a un futbolista dentro de determinada área es una falta grave, se sigue
cometiendo; se cae una y otra vez. No sabías como hacer el bien y lo tenías
frente a tus narices; y no solo eso, no sabías que lo estabas haciendo.
Cuántos no
sentían inquietud de que llegaras a darte cuenta de las cosas buenas de la vida
y de que trabajases por ahí; que te movieras hacia esos derroteros; para ellos
eso sería la ruina y destrucción, la hecatombe de los devaneos. Ahora ya sabes
de donde vienen las burlas, las piedras en la mano y los rumores alarmantes que
pretenden desestabilizar. Gracias a Dios hiciste caso omiso a todo eso,
conocías las intenciones. Con más dinamismo y determinación continuaste el
camino dejando en ellos las ruinas y destrucción de las que acabamos de hacer
mención. Vaya que si hay personas en tu
vida que te valoran y te estiman; pocas pero existen. ¿Sabías que de cada diez
personas solo una agradece? A cosa rara, el noventa por ciento comienza a
sentir un extraño encono hacía quien le ha tendido la mano y aprecio hacia
quien lo patea. Es como algo parecido al Síndrome de Estocolmo cuando el
secuestrado se enamora del secuestrador o violador.
Es la envidia que tienta a tiempo y destiempo.
Los pocos sobrevivientes a tales embestidas se convierten en personas a las que
todo les sale bien; es como si siempre estuvieran en el lugar y con la persona
adecuada; el tiempo es un extraño aliado; hacen en poco tiempo lo que tanto
cuesta a otros. Todo eso hace que el encono de los envidiosos aumente. Qué
tontos, en lugar de tratar de descubrir aquellos tesoros disponibles también a
ellos lo que hacen es renegar por todo. Se repliegan, se encogen y se consumen
en su propia rabia e impotencia; como las contorsiones de una serpiente, se
tuercen y se retuercen. Es la ignorancia en su más ignorante expresión Carlos
Eduardo. Pues sí, pusiste el foco sobre quienes había que ponerlo, no ibas a
ser tan tonto. Sobre las personas y cosas de mucho precio y no sobre los
mercachifles de toda la vida: Vaya que si sacaste jugo y provecho de aquellas
con sus expresiones y sensibilidades tan solo detectados bajo ciertos estados
del alma de acuerdo al buen espíritu que los inspira. Lo único bueno que dejan
los voceros y ejecutores de las tinieblas es qué no hacer, a quién no seguir y
por qué y por quién no sufrir. No hay
más placer para un hombre que disfrutar de las mejores delicias y aromas; como
el dulce beso de la mujer más bella; así son los perfumes de Dios.
Luz Piedad, he
sentido que las personas que se sienten solas son las que menos deberían
sentirse así; tienen un compañero hecho de alma y espíritu y no se dan cuenta
porque el maligno nos coge desprevenidos ya que no le conviene que descubramos
cuánto bienestar y seguridad daría dicho sentir; con consecuencias presentes y
eternas según Dios; qué mejor compañía entonces que la de un amigo invisible;
hasta los niños saben que no hay como un amigo así. Locos estarían si no dieran
rienda suelta a sus fantasías. Cuales seres queridos lejanos y ausentes, que
dizque no sabemos nada de ellos, y hasta se piensa qué cómo les habrá ido en el
tránsito a través del terrorífico espacio sideral: tan enorme y tan indiferente
a criaturas como nosotros. No se han ido
a ningún lado, están más cerca que cuando estaban vivos porque ya no tienen la
limitación de un cuerpo; me consta. La vida no se trata solo de existir,
también de sentir. Sé que ya lo he dicho y lo seguiré repitiendo hasta que cale
y se den cuenta de que no hay nada lejano ni distante para el espíritu; mi Dios
hizo las cosas más fáciles y asequibles de lo que suponemos; por eso nos lo
dio. Nuestros seres queridos de quienes
se siente su amor son altamente operativos y eficaces, intercesores e
inspiradores de las cosas buenas de la vida. Bebo un café con ellos –bebida de
los dioses. Salud por ese querer y por ese sentir. Salgo de la cafetería
radiante de alegría y libertad; mi espíritu queda sueltico haciendo caso omiso
a un dolor de espalda que quiere ganarse su especial atención.
Cuánta riqueza
hay Nena que desperdician dizque porque se sienten solas; buscan la solución
afuera y no dentro. Y si estos mismos hombres supieran que no existen tales
vacíos ni lejanías pues dejarían toda esa tontería y lloriqueadera. Cuando yo
quiero estar solo me voy a un lugar donde nadie me identifique; porque no
quiero que ningún terrestre o bípedo inconforme con la vida me saque, tal como
lo denominan: de mi letargo; los susodichos hermafroditas no lo soportarían;
tanta dicha no podría ser posible en algo tan insignificante –pensarían.
Por más que
trato de evadirlas, no pocas veces lo logro y se acercan a mí con la típica
cara de tragedia y de circunstancias; o sea con la tan practicada seriedad,
decoro y gravedad que distinguen las acciones y palabras más persuasivas con el
correspondiente garbo, donaire y gracia natural. Llegan a mi o se sientan a mi
mesa pensando que soy blanco fácil de sus estados torpes y de los que cada uno
tiene los suyos con su particular toque. Salen entonces con sus cuentos,
fantasías y ficciones, de acuerdo a la condición o estado que se han dejado
imponer. Expertos son en poner carita feliz y bonachona; esta actitud les da
seguridad y es el centro de gravedad que gravita alrededor de sus intereses.
Como los mendigos de oficio que buscan llamar la atención con un solo fin, y
con nada más que un solo fin: una moneda, o quizás como no pocas veces sucede:
el ansiado premio mayor. Solo fingen,
sonríen y se muestran asequibles hasta cuando los están viendo, luego de lo
cual regresan a su hábitat o cuevas oscuras. Hay más personas con ese perfil de
las que se podría suponer. Uno aprende a reconocerlas desde cualquier ángulo y
distancia; es que al alma llega a adquirir una agudeza superior a la que
tendrían cien vigías oteando en lo alto de una torre. Como os habréis dado
cuenta no es para nada difícil saber quién tiene o no la razón en esta vida:
aprendiendo a tener los ojos despiertos y los oídos atentos para andar en
contravía de todo eso sin el menor riesgo de colisión. Repito: lo más fácil es
ser felices; ser infeliz requiere de una ardua tarea, la mayoría tarda años y
años en conseguirlo y no lo logran. Cosas de Dios, cosas del alma. Los que
logran ser felices sencillamente han tomado la decisión de serlo; así no más,
sin tanta complicación. Vuelan en piloto automático y siempre bajo la
supervisión mayor a fin de evitar colisiones o desviaciones durante los vuelos
con mal tiempo.
¿Y por qué afirmo esto? Porque fuimos creados
para sentirnos los seres más afortunados del universo; es nuestra esencia
natural. Muchos tienen la ciega creencia de que solo es privilegio de algunos;
pues permítanme recordarles: “yo he venido para que tengan vida y vida en
abundancia”. ¿A qué vino Jesús a este mundo, y por qué el verbo se hizo carne y
habitó entre nosotros? Pues vino a darnos la buena noticia de que estará con
nosotros todos los días hasta el final de los tiempos. Pobre Cristo, estoy
seguro que con más tarados no se podría haber topado. Es que tenerlo al frente,
escuchar su voz y contemplar su rostro y todo lo que es Él para luego hacer lo
que hicieron no tiene nombre, y no puede haber más grado de maldad e
imbecilidad. Lee de lo que se perdieron tales esperpentos:
“Y sucedió una
escena extraña. Con un cántaro en la cabeza llegó a la ciudad una mujer con
mucha vida y largas historias en su haber. Jesús le pidió agua para aliviar su
sed. Ella halló extraña esta petición. Rápidamente, sin embargo, entraron los
dos en una conversación de alto vuelo. Y, a cierta altura de la conversación, sonó
por primera vez, en este entorno tan singular, una palabra con gran peso de
eternidad: “adorar”. Entre digresiones y desviaciones del tema general, Jesús
vino a Decir. Mujer, vosotros los samaritanos decís que es en la cumbre de
Garizim donde se debe adorar al Padre. Los judíos, por el contrario, replican
diciendo que es el Templo de Salomón el lugar de la adoración. Yo, a mi vez, te
digo: ni aquí ni allí. En otro “templo”, hija mía. Mira: Dios es espíritu; tú
no eres espíritu por haber sido plasmada a imagen y semejanza de Dios; eres
portadora de un aliento divino e inmortal. Ahora bien, si Dios es espíritu y tú
tienes espíritu, es el espíritu el verdadero lugar del encuentro con el Padre.
Los verdaderos adoradores, de ahora en adelante, deben adorarlo “más allá” de
los ritos, templos, ceremonias y palabras: lo harán en espíritu y verdad. Son
estos los adoradores que el Padre necesita y desea”. “Le dije al almendro:
hermano, háblame de Dios. Y el almendro floreció”.
Todo lo de Dios
hacía nosotros es sencillo, lo difícil o lo imposible ya lo hizo Él. Nos lo
dejó todo en bandeja de plata para que lo disfrutemos. No existen los eventos
sobrenaturales ni el más allá ni tales cosas raras que solo buscan llamar la
atención. Todo está acá, frente a nuestras narices; no hay que buscarlo quien
sabe en qué extraña e inasequible lejanía que justamente por estar en lejanía
no se va a dejar encontrar. De ahí entonces surge el devaneo de los llamados
“eventos sobrenaturales”. ¿Quién creó la naturaleza? Pues Dios. Entonces pues
todo es natural, no sobrenatural. La existencia es natural, el sol es natural,
la luna es natural, la fauna es natural, y no hay que buscar lo ya está
encontrado.
Casi todos los
hombres tratan de demostrar que son felices; y dicen o sienten que lo son
porque tienen un buen empleo y juventud, y con ello todo lo que conlleva.
Pasados algunos años dicen que son más felices porque se ha añadido la
experiencia; y no quieren darse cuenta de que “la experiencia no tiene valor
ético alguno, es simplemente el nombre que damos a nuestros errores”. Y luego abren los ojos a su alrededor, miran
el trofeo y es como si no hubiese nada. Saben que la tal gloria no existe en
medio de una estantería abarrotada de menciones de honor. El verdadero premio
no es el que se hace desde la gala de la pompa y la ostentación, sino de los
que sienten que tienen mucho sin merecerlo; se sienten los últimos y por eso
llegan de primeros. Tratan de sacudirse la sensación de infelicidad e
insatisfacción de todas las maneras posibles. Y a la larga no dejan de ser solo
contentillos: terapias, estratagemas, tácticas, técnicas y los más intrincadas
y entramadas disquisiciones mentales inventadas por personas que están más
locas que una cabra; pero que por alguna razón confían en ellos. La gente es buena, no digo que no; es que
como que no ven que no solo existen. Hay algo más. No ven las ansias de algunos
hombres por salir del común pensar, actuar y sentir: de salir de su mediocre e
insignificante universo, vivir una vida distinta a la de las fonditas y
merenderos como si no existiera nada más de interés; y no deja de valorar esa
pseudo música o arte de vagos y degenerados.
Es que las cosas
buenas de la vida en el buen sentido de la palabra están tan arraigadas en el
alma, en la mente y en las fuerzas que es imposible desinstalarlas o anularlas.
Hay muchos imposibles, y uno de esos grandes imposibles es el tratar de
quebrantar el espíritu de quien sabe lo que es vivir en silencio y paz por más
ruido que haya alrededor; un silencio y paz que no se acerca ni al cero punto
uno por ciento de los goces eternos, pero que es más que suficiente para
acallar a más de un llorón de la misma manera que la luz lo hace con la
oscuridad. Los que se sentían invencibles y dueños de la gran verdad un día despertaron
sintiendo que estaban cayendo como cocos y que no eran dueños ni de un granito
de arena; la sacudida fue bien dura. Pobres criaturas, disimulaban lo felices
que no eran y presumían de lo bueno que no tenían; y en muchos casos no habría
problema: hasta se aceptaría con agrado siempre y cuando se hiciera con la
gracia de aquel que sintiendo que tiene algo que no tiene terminó teniéndolo, o
como aquel otro que de tanto sentirse bien y contento terminó sintiéndose bien
y contento.
La hipnosis
colectiva está directamente relacionada con las telenovelas vespertinas, lo
digo porque la vida de algunos conocidos parece la de un actor de estas: en
todo ven la tragedia y los rumores alarmantes los persiguen más que su propia
sombra. Con todo, como todo actor sienten que son seres de luz: estrellas o
celebridades como comúnmente los denomina el gremio del “Jet Set” a fin de
eclipsar a la audiencia. Según ellos sus vidas ya están consumadas, se trata
solo de esperar el día del gran tránsito. Se sienten “los toda razón”; y lo
bueno que les espera ni remotamente se acerca a sus actuales vivencias
terrenales. Y no solo reyezuelos pertenecen este género de personas, han
existido en todos los tiempos y están más cerca de lo pensado, aunque no se les
esté viendo. Expertos son en tratar cada objetivo de según el fondo y la forma
que se les presente haciendo uso de su natural camuflaje. Dicho de otra manera:
no tienen problema en cambiar de faceta según la conveniencia y el espacio que
ocupan. Lo cierto de todo es que serían bien astutos si usaran su don a favor y
no en contra.
Descripción de
un chismoso: Les parece mal muchas de las cosas buenas que otros tienen. No
resisten el silencio y la tranquilidad por lo que nunca están contentos con
nada: ven al diablo en todas partes, aunque recen mil rosarios cada año. Están
pendientes de todos los sucesos; les encanta la compañía de personas que
especulan de otros; y no se dan cuenta que la sociedad los ve como aves de mal
agüero. ¿Y a qué se debe este comportamiento? “Es una enfermedad del ánimo
originada por el pesimismo, por la falta de fe y el desconocimiento de la
finalidad de la vida. Quién sabe querer no puede entediarse, solo se entedia
quien se cree inútil para si mismo y para la sociedad. Quién sabe querer no se
considera inútil por viejo que sea, pues nunca envejece el espíritu inmortal”.
Entonces Nena,
las personas que están solas no deberían sentirse así, los bellos reencuentros
hacen que uno se sienta vivo; que uno se dé cuenta de que el ser querido
ausente es un regalito que nunca más se va a ir, y es o son la mejor compañía.
¿Por qué habremos de sentirnos solos y vacíos? Estos estados son los que
podrían dejar la muerte de un ser querido. Sabemos que el muerto no es el
muerto; lo que está muerto es la carne, nada más; no la persona. Lo sabemos y
seguimos tristes porque estamos muy apegados a este mundo. La duda acecha para
no dejarnos sentir la verdad. En tus días de mayor soledad e incomprensión no
te faltó nunca la viva presencia del altísimo; sentías como Él estaba contigo
con la seguridad del que siente que sí hay Alguien que está por encima de todo.
Y así, ante tales vivencias o gracias, nunca te sentías sola por más sola que
estuvieras y por más fuertes que fueran tus tormentas; tus venas, al contrario
de tus piernas, transportaban el polvorín que te hacía sentir sueltica, cálida
y tierna. Preámbulo saludable de lo que en mucha mayor intensidad, por no decir
eternamente, te habría pronto de sobrevenir.
El sufrimiento
que produce una enfermedad terminal es como un abismo tenebroso que se
atraviesa en el camino y que forzan a cambiar el rumbo hacia la dirección
correcta. Situaciones que, así como llegaron también se irán. Un día todo eso
se lo tragará la tierra como si nada hubiese pasado. Y lo que sucede con nosotros
Luz Piedad sucede con cada uno como si fuéramos la única persona del universo.
El lenguaje de Dios es muy versátil. “Dios escribe recto sobre renglones
torcidos”.
—Luz Piedad, yo
meditaba mientras leía el libro: “El hombre en busca de sentido” de Viktor
Frankl acerca de los acontecimientos recientes y de todo lo que estaba pasando
contigo, conmigo y con nosotros; hoy día me siento raro y diferente como si las
cosas fueran distintas; es como un cambio de vida, de visión y de perspectiva;
o más bien como si me hubiera metido en un mundo desconocido pero maravilloso,
de ensueño; o hubiese descubierto una nueva dimensión. No contemplo el arco iris desde la distancia,
sino que vivo allí.
No me sentía en aquellos momentos emocionalmente
bien, te habías ido hacía muy poco; tal vez hacía un mes: le decía a Dios que
no era justo que no supiera nada de mi ser querido ni de su condición; que como
era posible que tristemente tuviéramos que resignarnos a su ausencia; que todo
eso era dizque la voluntad de Dios. Nada de todo lo que se había dicho a través
de mil generaciones me confortaba y me convencía. No había consuelo para esa
sensación de vacío y tristeza; era como si también quisiera morirme. Las
palabras de ánimo y de consuelo no me confortaba el espíritu; lo único que
quería era ver a mi hermana, saber de ella; que tú, Dios, me la hablaras y me
la mostraras. No existía de mi parte ni tiempo ni tregua; ni tampoco la espera
o el contentillo de una respuesta indirecta, simbólica o interpretada. Mis
dudas tendrían que despejarse en ese instante.
Sentí una extraña sensación, una presencia
que no tiene nada que ver con las habituales y cotidianas; lejos de mí las
simplezas contenidas en aquellas; lo que escuché fue la voz de mi hermana:
“Hola Carlos”, su voz era perfectamente clara y perceptible, pareciera que
hubiese venido de afuera y de adentro a la vez; era la segunda vez que la
escuchaba; esta vez le puse más atención y no me dejé llevar de sensiblerías ni
de incredulidades; esto no tenía nada que ver, como alguno podría estar
pensando, con el devaneo que podría producir las penas y las añoranzas. Era tan
real como que me llamo Carlos Eduardo Llano Jaimes. La mayoría de las veces las
personas no toman estas experiencias en serio, piensan que los van a tildar de
locos o desvariados mentales. Las malas noticias y todo tipo de
entretenimientos vacíos son aceptados por la sociedad como lo más natural del
mundo, sin rechistar y con la antesala
protocolaria tradicional y acertiva. Y todo esto es considerado sin ofrecer la
menor resistencia; son las modas que eficientemente transmiten al colectivo los
productores, narradores, diseñadores; y, en general los informadores de los más
importantes acontecimientos y novedades mundanas. Se considera normal ver
películas donde el protagonista es el diablo; y lo patético es que quienes las
ven saben que van a quedar afectados: mental, espiritual y anímicamente;
incluso de por vida. ¿Ves cómo reacciona el colectivo? De forma irracional, por
instinto. Las potencias del alma y del espíritu quedan relegadas a un segundo
plano por no decir que anuladas. La Profecía, El Exorcista, en fin; esas
películas con todos sus efectos de producción y artistas de primera línea son
tan porquería como lo que representa; pero hay que hacerles la debida sumisión
y reverencia porque es la moda. En cambio, las cosas que valen la pena y que
están en todas partes no se les presta atención; y si no se les presta atención
a las ordinarias, pues mucho menos a las extraordinarias. Signos externos que
vienen para animarnos y confortarnos; y sobre todo, para confirmarnos que no
tomemos tan en serio las realidades porque no son tan reales como quieren
hacernos ver o como las vemos. Lo cierto es que son volátiles, inestables y se
desvanecen ante cualquier asomo de luz. Se los puedo asegurar. Bueno, pero
sigamos.
Escuché en mi interior la voz de mi hermana,
y con aquella voz había algo más: como un sabor a Luz Piedad sentido y
saboreado solo por el alma; algo parecido a lo que habrá sentido Santa Isabel
ante la visita de su prima la santísima Virgen María. Algo vivo y amoroso se
expandía dentro de mí ser; como cuando alguien recoge una sonrisa que atrapa y
cautiva porque quiere decir y hacer sentir muchas cosas buenas en el alma.
Ondas espirituales provenientes de lo alto se
sentían, pero no venían de tan lejos como cabría pensar, en realidad estaban
más cerca que cualquier otra cercanía. No solo era una voz y una presencia, era
como una armónica compenetración de almas; una sintonía que confirma que nada
se ha perdido porque está siendo sentido en forma viva, eficaz y vibrante; algo
parecido a lo que siente un pintor cuando está pintando un cuadro de su
inspiración: desde el fondo del alma le nacen hechos que le impulsan a sentir y
expresarse; al igual que también lo hace un músico cuando está siendo poseído
por las más hermosas y sentidas melodías. No sé cómo hacen esto nuestros seres
queridos que se han ido; como ya lo he dicho, Dios habla y se expresa también a
través de ellos según el modo como Él lo tenga dispuesto porque sabe que lo
necesitamos; cosas extrañas y maravillosas que suceden para sentir la vida como
Dios manda cuando las antenas del alma están alertas y dispuestas a recibir las
señales que le allegan. Era ella quien me hablaba y nunca la había sentido tan
feliz y sana; no lo podía creer, que regalito. No había lugar a dudas. Jesús
habla de vida sobreabundante, de las cosas mayores que haréis, habla en un
lenguaje claro para que todos le entiendan; y quien le crea sabrá lo que es
bueno en esta vida y la otra.
Cómo era
posible, pensaba en medio de esa inusual sensación; o sea, sentir algo que para
los parámetros mentales y estructurales del ser humano está fuera del orden
establecido y de la lógica. Es que, insisto, Dios escribe recto sobre líneas
torcidas; de manera pues que qué le vamos a hacer. Estaba entonces convencido
de que iba a recibir una respuesta directa, manifestación externa, o como se le
quiera llamar. Hoy día no me interesa lo que los demás piensen u opinen; no
tiene la menor relevancia, allá ellos. Si quieren creer, bienvenidos, de lo
contrario, pues continúen su camino. Esto que siento, al igual que el aire que
respiro, nada ni nadie me lo va a quitar; y menos me van a decir que no existe.
Es lo mejor que a un ser humano le pudiese suceder o experimentar; y como todo
lo bueno que tiene la vida, no dudaré un segundo en aceptarlo, en especial si
viene de lo alto. Reconozco que de
pronto pensé que esta como otras tantas experiencias también se iba a volatizar,
a volverse inestable; pero no sólo no desapareció, sino que se hizo cada vez
más intensa, gozosa y real; tal como ha venido sucediendo en otras instancias
de mi vida en los últimos años.
Es algo que solo
nos compete a nosotros; los que tratamos de ver más allá de lo lógico, visible,
material y verificable; allá ellos con sus telescopios y estudios sobre las
leyes de la fuerza gravitacional; y en general, de las de su inmenso e
incomprensible universo visible con sus juegos y triquiñuelas ya que por cada
descubrimiento aparecen mil incógnitas más por decirlo de esa manera; y quedan
más locos que antes. Por eso los descubrimientos del mundo invisible es harina
de otro costal ya que los telescopios, las computadoras, las matemáticas con
sus exactos cálculos no tienen nada que ver: todo ese universo invisible al
común ver son parte de las cosas de Dios, de cosas del alma, y solo
espiritualmente pueden ser vistas y entendidas. La religión y la espiritualidad
son dos aspectos diferentes de una misma verdad. El hombre está entre Dios y la
nada y debe elegir. Es que uno debe buscar el amor dentro de uno mismo, es la
única fuerza que puede descubrir, cambiar y hacer ver. En otras palabras,
mundos desconocidos asequibles solo a aquellos que, para que se entienda bien,
han desarrollado su visión de rayos X, de los que pueden ver detrás de lo que
se le oculta al común ver, sentir y pensar. Algo inimaginable a la lógica
porque por más que la ciencia haya remontado el vuelo hasta alturas
inimaginables a nuestros ancestros, siempre se va quedar corta. La Luna está a
un segundo luz de distancia; y es la tierra o luna firme más lejana que ha
pisado. Ha habido naves no tripuladas que han hecho apoteósicos periplos,
viajes increíbles; y aun así también se queda corta.
Quienes no creen
no pueden concebir que existe lugares de absoluta libertad, como los de un pez
que en su hábitat natural vive a plenitud libre de acosos, amenazas, o todo
tipo de incomodidades que le quieran fastidiar su existencia. Experiencias
espirituales totalmente incompatibles con las leyes físicas; y de ahí que
grandes científicos como Stephen Hawking hayan negado temas que no eran de su
competencia; y si así era, pues como podría opinar. Al respecto sería
irrelevante todo lo dijese porque como se le puede dar validez a afirmaciones
que carecen de base científica. Sí, esas cosas pasan: a la larga son víctimas
de su propio invento. Perfectamente válido es opinar sobre fenómenos del
universo que su mente privilegiada descubrió, y otra cosa es hablar de la no
existencia de Dios cuando no se tiene ni idea de esa otra dimensión del
universo. Algo que no deja de ser contradictorio ya que el mismo era
consecuencia del amor y sabiduría de ese universo invisible. A santa Juana de
Arco escuchaba internamente unas; voces dulces, y veía a su alrededor sombras
amigas y luminosas; y que, precisamente por no tener nada que ver con los
trastornos mentales de sus jueces y verdugos secundados por el vulgo la
quemaron viva; así actúa la ignorancia, y no digo más. Recibía luces que no
tenían nada que ver con los hechos trascendentales e inexplicables sucedidos en
el más allá al estilo de “La Dimensión Desconocida”, sino todo lo contrario:
cosas que suceden aquí no más, en el bien acá. Aseguro que no hay que cruzar el
terrorífico espacio para encontrar a Dios, a la Vida. Él está a nuestro lado; y
si le dejas, entrará, cenará, estará contigo y escucharás su voz. Cómo nos
cuesta creerles a las buenas noticias, y cuan tan fácil nos abrimos a las
malas. En lo único que tal vez todos estarán de acuerdo es que todo eso es muy
lindo: algo que, desde luego, todo el mundo desea. Pero que no debería ser así;
o sea, desearse: porque, ¿por qué debería desearse algo que ya se tiene? Es
parte de las potencias del alma, asequible a cualquiera que quiera expandirse y
encontrarse con su verdadero yo. Y de nuevo responderé a esta pregunta: ¿qué cómo o de qué manera me hablaba mi
hermana? Aparte de lo que he dicho; repito: la sensación de paz, esperanza y
alegría es indescriptible; es tal que te deja marcado para toda la vida, no se
escapa un segundo de ese aliento de vida. Mi hermana es eterna; mejor noticia
ser humano no podrí recibir; ella siempre y como Dios lo tenga dispuesto está
presente en cada paso que damos. ¿Y por qué nunca me siento solo ni
desprotegido? Porque me habla y le entiendo en un lenguaje claro; la vivo en
todo. Y en un lenguaje donde no hay palabras ni presencias físicas, pero que es
más vivo y eficaz que cualquier acometimiento terrenal. Siempre está: eterna, y
así lo digo y lo afirmo. Pasarse la vida anhelando acontecimientos
sobrenaturales es como perseguir nuestra propia sombra, aquellos no existen,
todo es natural, otra cosa es que la hayamos estancado al permitir mil
entretenciones inútiles que lo único que hacen es atrofiar la voluntad y por
tanto el vislumbre de la eternidad. El color, las formas, los efectos
especiales cautivan y atrapan los sentidos dejándolos atrofiados; no se
imaginan como sus productores se asombran ante lo fácil que es atrapar masas,
además de los beneficios pecuniarios que les generan. Esto es no saber vivir;
solo se tiene conciencia de la existencia en sí misma, pero nada más; la
conciencia del alma pasa desapercibida durante toda la vida de tal manera que,
a cualquier cosa llamativa, por inferior y nimia que sea, se le da la debida atención;
pero jamás, ni siquiera una hora al mundo superior y natural que yace en cada
ser. Y como no ven, pues que van a sentir. “Ojos que no ven corazón que no
siente”. La mayor parte de los pocos que se detienen a observar a aquellos
considerados bichos raros, lo hacen desde las celosías de las cortinas o de su
fuero interno; desde aquellos puntos de mira se siente su aliento o vapor,
volteo a verlos como lo hace un bicho raro con otro bicho raro y se esconden
con la vana esperanza de que no han sido detectados; pero están en todas
partes. Y de pronto un día toda nuestra existencia se concentra en un solo
punto. Toda la vida pasa por la mente en un segundo; y aquí no hay Santa Lucía
que valga; o sea: ¿qué podría estar sintiendo alguien que ve como se le viene
la montaña encima o que se le se está cayendo el avión en picada? Entonces a
partir de ahí se retorna a la vida; paradójico, pero así es.
Le dije a Dios
que me confirmara todo esto; necesitaba como ya he dicho más arriba una
respuesta directa, inmediata y sin vacilaciones. Sí, sé que alguien podría
estar pensando que quién era yo para decirle a Dios lo que tiene que hacer,
pero esto no era una oración o petición, aunque así lo escriba o se entienda.
Era un asalto a mano armada. Sí, seamos honestos: asalté los cielos, no habría
allí escape para nadie, estaba armado hasta los dientes. A Dios le gusta que le pidan cosas grandes,
inaccesibles para el común pensar, o sea para el simple humano sentir; y yo
sencilla y llanamente lo creo. No tenía entonces nada que temer, tenía el apoyo
mayor al igual que lo tuvo José con el Faraón; tan sólo entonces hazlo. Me
entregué quedamente a ese estado, y tranquila o confiadamente continué mi
lectura; segundos después pasé la página y leí lo que después de unas pocas líneas
voy a narrar. Estaba seguro de que mi oración había sido escuchada; no sé, pero
no se me asomaba la menor vacilación. La respuesta vendría en menos de un
minuto, o de dos, o de tres, por decirlo de esta manera. Bueno, pues aquí está
lo que se me apareció o leí cuando pasé la página del libro que tenía entre
manos:
Al cabo de unos
minutos reanudamos el trabajo en la zanja, donde lo dejamos el día anterior. La
tierra helada se resquebrajaba bajo la punta del pico, despidiendo chispas. Los
hombres permanecían silenciosos, con el cerebro entumecido. Mi mente se
aferraba aún a la imagen de mi mujer. Un pensamiento me asaltó: ni siquiera
sabía si ella vivía aún. Sólo sabía una cosa, algo que para entonces ya había
aprendido bien: que el amor trasciende la persona física del ser amado y
encuentra el significado más profundo en su propio espíritu, en su yo íntimo.
Qué esté o no presente, y aun siquiera que continúe viviendo deja de algún modo
de ser importante. No sabía si mi mujer estaba viva, no tenía medio de
averiguarlo (durante todo el tiempo de reclusión no hubo contacto postal alguno
con el exterior), pero para entonces ya había dejado de importarme, no
necesitaba saberlo, nada podía alterar la fuerza de mi amor, de mis
pensamientos o la imagen de mi amada. Si entonces hubiera sabido que mi mujer
estaba muerta, creo que hubiera seguido entregándome —insensible a tal hecho---
a la contemplación de su imagen y que mi conversación mental con ella hubiera
sido igualmente real y gratificante”: “Ponme como sello sobre tu corazón… pues
fuerte es el amor como la muerte. (Cantar de los Cantares, 8.6).”
“En otra ocasión
estábamos cavando una trinchera. Amanecía en nuestro derredor. Gris era el
cielo, y gris la nieve a la pálida luz del alba; grises los harapos que mal
cubrían que mal cubrían los cuerpos de los prisioneros y grises sus rostros.
Mientras trabajaba, hablaba quedamente con mi esposa, o quizás, estuviera
debatiéndome por encontrar la razón de mis sufrimientos, de mi lenta agonía. En
una última y violenta protesta contra lo inexorable de mi muerte inminente,
sentí como si mi espíritu traspasara la melancolía que nos envolvía, me sentí
trascender aquel mundo desesperado, insensato, y desde alguna parte escuché un
victorioso “sí” como contestación a mi pregunta sobre la existencia de una
intencionalidad última. En aquel momento y en una franja lejana encendieron una
luz, que se quedó allí fija en el horizonte como si alguien la hubiera pintado,
en medio del gris miserable de aquel amanecer en Baviera. “Et lux in tenebris
lucet, y la luz brilló en medio de la oscuridad.” Estuve muchas horas tajando
el terreno helado. El guardián pasó junto a mí, insultándome y una vez más
volví a conversar con mi amada. La sentí presente a mi lado, cada vez con más
fuerza y tuve la sensación de que sería capaz de tocarla, de que se extendía mi
mano cogería la suya. La sensación era terriblemente fuerte; ella estaba allí
realmente. Y, entonces, en aquel mismo momento, un pájaro bajó volando y se
posó justo frente a mí, sobre la tierra que había extraído de la zanja, y se me
quedó mirándome fijamente”.
—Hermana mía de
mi alma, entre todos los millones y millones de escritos existentes es
increíble que tuviera a la mano el único que con respecto a lo que sentía se
escribió. Era la respuesta directa y certera a mis plegarias.
—Ahora Carlos
escribe también lo que leíste estos días: el sueño que tuvo Raskolnikof en la
novela Crimen y Castigo. Las personas creen que solo es válido y concreto lo
que se escucha de oídas. Pues ya vez que no Carlos, pues hay otras formas de
comunicación: el alma como habrás notado es sumamente sensible a los sensibles,
vuela a donde quiere sin necesidad de tiquetes aéreos al igual que el espíritu
está pronta a utilizar todos los recursos que la vida en su plena expresión
pone a disposición. En espíritu y en verdad. Es un privilegio o regalo de Dios
dado a sus imágenes y semejanzas. No dudes de ello. No hay que demostrar nada a
nadie, con que Dios lo vea es suficiente: “solo Dios basta”. Porque ante esto a
la mayoría no le queda otra que mirarlos como si fueran orangutanes a ver si
logran minarlos, y lo hacen con tan fingida espontaneidad que se la tragan
enterita. Esas cosas suceden en el mundo inferior, incomprensibles para los que
allí habitan; locuras que están más allá de las dimensiones conocidas.
Es que ni
siquiera los libros que llegan a tus manos te pasan desapercibidos; no hermano
mío; simplemente la vida te los pone a la vista y a la mano porque sabe que tú
no dudarás en tomarlos y leerlos y sacarles el mayor jugo posible. Lo que atrae todo eso es el amor, la
confianza, la alegría y la esperanza. No soy ninguna milagrera ni ninguna maga,
pero te aseguro de que la magia existe. Bueno, pero no nos detengamos solo en
aquella lectura. Leamos otra cosa que tiene que ver con algunos o con algún suceso
resiente: la pandemia. Aquí fue donde se pudo ver quien es quien; yo, tal como
te lo manifesté pensé que también estaba contagiada; lo que pasaba era que
tenía miedo de que mi enfermedad tomara los rumbos que tanto temía. Es entonces
cuando creí que aquel virus sería una salida rápida a mi angustia. Pero para
nada, la mesa ya estaba servida con un espléndido e irresistible banquete.
Me da risa Luz
Piedad la forma en que el mundo, y casi sin excepciones se comporta en forma
autómata. Las reacciones no se filtran por el cedazo adecuado: o sea por los
mecanismos mentales puestos por la naturaleza a fin de distinguir entre lo
bueno y lo malo, para así quedarse con lo bueno y desechar lo malo. Me refiero
a la sensiblería y reacciones colectivas producto de medio que rodea. Qué fácil
es envolver las gentes con cuentos; vaya que si saben bien que botón
oprimir. Es como una reacción en cadena
que va afectando con una progresión geométrica a todo lo que es susceptible de
ser tocado y afectado; solo que en este caso los efectos no dependen de la
radiación emitida sino de la reacción recogida; de la alarma y reacción
general. Si, por ejemplo, Morgan Freeman dice: todo está bien; pues,
efectivamente todo está bien; esto es aceptado solo porque lo dice don Morgan.
Pero si la misma frase es divulgada por un desconocido, entonces ya no
clasifica; se quedó por fuera y ya no entrará en el salón de la fama. Sí
también dice: esto es gravísimo; entonces la gente pone cara de protocolo y
seriedad con seño fruncido y quijada tiesa; pero si lo dice otro se hace caso
omiso como si nada hubiese sido pronunciado o dicho. Ese es el comportamiento
colectivo; tristemente se actúa más por instinto que por razón; se podría hacer
un alto en el camino, discernir y moverse hacia la dirección adecuada y
entablar las relaciones humanas que en la marcha propicie la Providencia Que lo del virus del Covid 19 fuera verdad
o mentira es lo de menos; el efecto sería exactamente el mismo. Lo importante
es meter un sentir al masivo. Con respecto a su origen hubo quienes dijeron que
la trajeron los chinos, otros que los rusos; otros que los republicanos y los
uribistas, y otros que los monos de Sudán.
Las profecías apocalípticas de nuevo se hacían sentir en el escenario
mundial con sus guerras, epidemias, terremotos, maremotos, hambrunas y guerras
nucleares; y para huir de estas realidades catastróficas, y como un anticipo
del cielo en la tierra muchos bisoños creían que la mejor manera de sentirlo
sería mediante la ingesta de sustancias psicoactivas; con respecto a esto
último no había forma de convencerlos de que esa no era la vía al cielo; que
definitivamente para ganarse una buena fama y reputación en este mundo y en
aquel habría que cargar un diccionario de bolsillo y estudiar la música con sus
notas, fusas y semifusas las cuales dispuestas con matemática exactitud sobre
un pentagrama bajo la tutela de las claves de sol o de fa produciría los
efectos que aquellas sustancias extrañas nunca conseguiría por más inspiradas
que hayan sido sus composiciones. O sea, una armónica y placentera sensación
donde la tontera y taradez no tienen nada que ver.
Te cuento
hermana mía que andar sin tapabocas era causal de vituperación y
estigmatización por no decir que de ser considerados como asesinos en potencia.
A estos se les deseaba todo el mal, pero nada les sucedía, nada malo, quiero
decir. Jamás se les había tenido tanto miedo a los estornudos; tanto que
algunos amenazaban a otros con toserles o estornudarles en la cara si no
accedían a esta o tal cosa, o simplemente por maldad. Como vemos estos gérmenes
patógenos amenazaban la integridad, paz y supervivencia del género humano. Las
medidas cautelares contra el virus no servían para nada; en vano se mantenían
cerradas las ventanas, se lavaban las manos cada quince minutos, se ponían dos
o tres tapabocas o se envolvían quedando más amarrados y atrapados que un
tamal. Por extraño que parezca el mayor número de bajas se produjo entre el
segmento que más le temía al móvil patógeno, le huían y le hacían resistencia. El
pánico había calado perfectamente entre el colectivo. Era claro que el virus no
atacaría desde el frente más esperado. El depredador anda en busca de la presa
más débil y aislada. Contrariamente al común pensar, el salir a la calle con
las debidas normas de higiene y formas de hacer contacto con personas genera
anticuerpos de todo tipo porque el solo hecho de no estar encerrado,
arrinconado y temblando de frío y de miedo, las ideas y la imaginación fluyen y
se respira un aire más puro y vivificador; son vuelos eficaces de
reconocimiento que allanan el camino y descubren los objetivos a atacar con la
debida planificación; lo que quiero decir es que es confrontando el problema
como se le somete, no es huyéndole como se le vence. Solo Cristóbal Colón se
atrevió a ir más allá, hacia lugares considerados por la sabia turba como
lejanos y fantásticos, y por tanto solo inexistentes y asequibles en la
imaginación de los locos y desvariados mentales.
Por ejemplo; hay
una demanda de productos eléctricos y de iluminación, pero todos los almacenes
se encuentran cerrados. Un producto o servicio es requerido, pero no hay
suficiente oferta en un tiempo determinado. Si se descubre y ataca dicho nicho
de mercado al modo como lo hacen los que quieren ganar una guerra; esto es:
respetando al enemigo, pero sin dejarse persuadir ni amedrentar de él, y menos
todavía de las leyes gubernamentales que engañosamente buscan proteger la
integridad de los habitantes, entonces se tendrá dominio y un magnifico
panorama para entrar en acción. Al final mientras más de las tres cuartas
partes se encierran y reniegan del virus y de las medidas ineficaces del
gobierno para hacerle frente, la cuarta parte está dichosa y ha visto allí una
oportunidad única en la vida; un tiempo de paz donde no hay tanta competencia,
sin tráfico ni demoras; un camino perfecto para atacar a la desprevenida
competencia. Todo depende del prisma con que se miren las cosas, y camarón que
se duerme …
Bueno, ahora sí,
a leer lo que leíste.
Capítulo 4
“Raskolnikof
pasó en la enfermería todo el fin de cuaresma y la semana de Pascuas. Al
recobrar la salud recordó los sueños que había tenido durante su delirio. Le
pareció ver el mundo entero desolado por una terrible calamidad sin precedentes
que viniendo del centro de Asia había caído sobre Europa. Todos debían perecer,
excepto un reducido número de privilegiados. Unas triquinas de especie
desconocida, seres microscópicos, se introducían en el cuerpo de las personas;
pero aquellos seres eran unos espíritus dotados de inteligencia y voluntad. Los
individuos infectados por ellos se volvían instantáneamente locos furiosos. Sin
embargo, y aquello resultaba extraño, jamás los hombres se habían creído tan
sabios, tan en posesión de la verdad como se creían ellos infortunados. Jamás
habían tenido tanta confianza en la inefabilidad de sus juicios, en la solidez
de sus conclusiones científicas y de sus principios morales. Pueblos, ciudades,
regiones enteras se veían atacadas por aquella enfermedad y perdían la razón.
Todos se hallaban agitadísimos e incapaces de comprenderse los unos a los
otros. Cada cual se creían en posesión de la verdad, y al contemplar a sus
semejantes se golpeaba el pecho, lloraba y se retorcía las manos. No se podían
entender acerca del bien y del mal, ni sabían a quién condenar ni a quién
absolver. Las personas se mataban entre sí bajo el impulso de una cólera
absurda. Se reunían hasta formar grandes ejércitos, pero una vez comenzada, la
campaña, el desacuerdo relajaba las tropas, las filas se rompían y los
guerreros se arrojaban los unos contra los otros, degollándose y devorándose.
En las ciudades tocaban constantemente a rebato, daban continuamente el toque
de alarma, pero ¿por quién y con qué motivo? Nadie lo sabía y todos estaban en
constante sobresalto. Se abandonaban los oficios ordinarios porque cada uno
proponía sus ideas, sus reformas y no había manera de ponerse de acuerdo. La
agricultura estaba completamente abandonada. Las gentes se reunían en grupos
acá y allá, se ponían de acuerdo para una acción común y juraban no separarse,
pero al cabo de un momento olvidaban la resolución que habían tomado y
comenzaban a acusarse, a batirse y a matarse. Los incendios y el hambre
completaban aquel triste cuadro. Todo perecía: hombres y mujeres. La calamidad
extendía cada vez más sus devastaciones. En todo el mundo podían salvarse
únicamente algunos hombres puros destinados a restaurar el género humano, a
renovar la vida y a purificar la tierra; pero nadie veía a aquellos hombres por
ninguna parte, nadie oía sus palabras y su voz.
—¿En qué podrías
Nena ayudarme según mi máxima necesidad?
Yo voy a
ayudarte a que tengas la posibilidad de ir dándole armonía a lo que sucede en
tu vida, a que vayas sembrando tranquilidad, que te vayas curando del afán, y
de creer que todo tiene que ser exactamente como lo planeaste, estar bajo un
control absoluto. Mejor dicho, Carlos, yo te voy a ayudar a que sueltes todo.
Tienes que dejar ir muchas cosas y permitir a tu vida fluir. Yo se por qué te
lo digo hermanito
—Nena, cuando
siento que tu estás presente en mi vida y la de los demás mi alma se asemeja a
un valle dilatado y recorrido por las brisas de la alegría y de la serenidad
por no decir a una deliciosa euforia; sin embargo, allá lejos, sobre el
horizonte se asoman continuamente nubes oscuras de tristeza y añoranza; pero
cuando de nuevo oigo tu cantar ni alma queda otra vez impregnada en una
atmósfera de dulzura y candidez.
—Ya hemos
hablado y seguiremos hablando de eso Carlos porque es lo más importante en estos
momentos de tu vida. Tu puedes hablar con Dios no solo por medio del Espíritu
Santo que nos dio: alabando a la creación de muchas maneras y de la manera más
sencilla para que sea asequible a todos; alabar a la creación es disfrutar de
todo: del aire, de la naturaleza, de nuestros seres queridos, del trabajo y
estudio; incluso de los manjares y de los aromas. Ese goce no es solo de tu
mundo temporal, pues estando yo ya en este mundo superior sí que lo vivo con
mayor intensidad. El Espíritu no es un ser pasivo, nada de eso, es un ser
activo por no decir una persona; no estamos quietos, tenemos nuestras misiones,
estamos en continuo movimiento y permanente alerta. Yo escucho tu voz y tú la mía, te acompaño en
cada paso que das. Para una persona que esté acostumbrada a tomar todo en forma
literal puede todo esto resultar o sonar extraño; pero es la cosa más natural
del mundo para aquellos que conocen y escuchan este lenguaje con sus señales.
Eso es lo lindo de ser hijos de Dios.
Cuesta a casi todos los mortales creer que tenemos los más maravillosos
privilegios o que pueda existir tanta dicha; pero ya llegará el día en que lo
constarán por su cuenta. El secreto de
la felicidad es sencillo; como todo lo de Dios: aprender, según su voluntad, a
confiar y esperar porque es el buen Dios quien conduce la vida y la lleva a su
destino.
—Apenas Nena
estoy aprendiendo a entender muchas cosas. Mi visión y entendimiento se
encuentran en cierto punto velados. Desde luego, no tanto como hasta hace algún
tiempo. Lo que quiero decir es que veo una luz al final del túnel, y que esa
luz es cada vez más amplia y manifiesta a pesar de que se encuentra todavía a
una buena distancia; no está tan asequible como desearía mi santa curiosidad,
pero en cierta forma si lo está. No hay manera de que esa luz se desvanezca ya
que no soy yo quien va a esa luz, es la luz quien viene a mí; al menos así lo
siento. No puedo pedirle al sol que se ponga según mis términos; quiéralo o no,
me seguirá calentando y alumbrando.
Acaba Nando de
contarme un sueño. Te vio linda y radiante a la distancia. Según él, no lo
podía creer. ¿Cómo me gustaría que fuese cierta tú presencia, Nena? Pareciese
decirse a sí mismo. Te tocó a ti comenzar a acercarse a él mientras Juan Carlos
le gritaba: ¡llorón!
Mi hermano es
como pendejo: ¿por qué no acepta esa otra realidad de su vida? Te le mostraste
sana, radiante, hermosa y sonriente. Lindo sueño que muestra que nuestros seres
queridos no se han ido a ningún lado, están y siguen ahí más cerca de lo que
imaginamos aun cuando nuestra visión física esté velada a tan sutil forma. Tú
misma lo dijiste no hace mucho como presintiendo el fin de tu estadía en este
mundo: “Si alguna vez hijo mío no puedo ir a ti, recuerda que nada de mi se ha
perdido”. Sí, definitivamente estás más cerca de lo que se siente; no estás en
la Luna y menos en Plutón. En ninguno de esos sitios tienes nada que hacer ya
que allá no hay vida. Nuestros ojos distinguen solo una determinada gama de
colores que si bien no es poca tampoco es suficiente; ya que es más lo que no
vemos que lo que vemos. Hay seres vivos que pueden ver y sentir lo que nosotros
no podemos ver ni sentir. ¿Crees Nena que existan especies que puedan tener una
visión más amplia del espectro electromagnético; de tal forma que para ellos
sea visible lo que para nosotros es invisible? Yo me he puesto pensar por qué
en aquellas se han desarrollado más unos sentidos que otros. Los halcones y las
águilas, por ejemplo, tienen una gran vista.
Visión y un gran vuelo. Sin embargo, son un poco torpes para el caminar
y el tacto. Un sentido disminuido o
anulado desarrolla más la habilidad de otro sentido. La debilidad le hace más
fuerte. Cuando algo falta otro elemento benéfico ocupa su lugar. Ahora Nena, ya no vemos tu cuerpo, ese se
desgastó por completo; sin embargo, tu sigues estando presente, aunque
físicamente no te veamos. La visión espiritual del ser querido adquiere una
mayor dimensión ante su ausencia : “”Nada de esto es una novedad para quienes
hemos aprendido a escuchar otras voces; voces que no son las que comúnmente se
escuchan; son mucho más sutiles, bastante más sutiles: nos da consejos, nos
exhorta, nos enseña a discernir, a sonreír, a ser honestos, valientes y
esforzados; hablan directamente al corazón en un lenguaje bien particular:
perfectamente captado ante presencias fuertes; como todo lo que es de Dios.
“Los cielos
cuentan la gloria de Dios, la obra de sus manos anuncia el firmamento; el día
al día comunica el mensaje, no hay palabras ni su voz se puede oír; más por
toda la tierra se adivinan los rasgos, y sus giros hasta el confín del mundo”.
A falta de un
cuerpo físico convencional emerge otro muy sutil; y siendo incorruptible pues
tiene que ser así y no de otra forma: con respecto a sus hijos adoptivos, Dios
tiene ahora el control absoluto. Sus
predilectos se entregan a Él con una confianza y amor absolutos; nunca podrán
agradecer tanto amor, silencio y paz. Se
entregan al Amor por completo; y ya sabrán por qué. El maligno y el pecado ya no los toca porque
han nacido de Dios. El mundo, hasta cierto punto, yace aún en poder de ese
maligno, cosa que no sucede en el Reino de Dios donde a ese no le queda otra
que ladrar de furia y de impotencia, y desde una distancia inconmensurable.
—¿Te has dado
cuenta Carlos como los perros sienten, por decirlo de alguna manera, nuestras
vibraciones? Por algo tienen el oído y el olfato bien desarrollado, estos
sentidos tienen una conexión bien especial con el universo y, desde luego con
todo lo que lo contiene. Ven y sienten cosas que nosotros no podemos: una
sutileza que ellos pueden apreciar claramente. Por algo no tienen voz: ¡Qué no
nos dirían! ¿Por qué ellos se adaptan y recogen perfectamente nuestro sentir
como si estuvieran haciendo una lectura exacta de nuestros gustos y caprichos? Ellos
captan lo imperceptible. Un perro proyecta belleza, comprensión, cariño,
ternura y amor. ¿Pero, de dónde viene esa actitud? Viene, Carlín, del espíritu.
Por eso se habla de espíritus alegres, tristes, introvertidos o extrovertidos.
Quienes nos
vamos no quedamos limitados para hacer todo lo que nos gusta hacer, podemos
estar en muchos lugares a la vez y participar de todo con una eficacia del cien
por ciento; esta nueva estancia tan solo nos cambia la perspectiva, de tal
forma que la vida de nuestros más queridos sea más feliz y llevadera. Aquellos que estén abiertos al cambio siempre
sufrirán una transformación positiva en sus vidas en La Tierra, y los que nos
hemos ido disponemos de todos los espacios, podemos contemplar todo sin
impedimentos; es decir, estamos como ingrávidos y libres, y no sujetos a las
incomodidades ni a la medida del tiempo; y esto es sólo la punta del iceberg ya
que estamos en continuo ascenso sin alejarnos de nada. No hay que tomar todo lo
que se dice en forma literal; lo que está claro es que estamos en una vida
superior, y es lógico que esta tenga ventajas y supere con creces a la terrena.
En realidad, el tiempo y el espacio no existen cuando se les contempla desde el
punto de vista eterno. ¿Qué son
cincuenta, sesenta, setenta o más años en comparación con la vida eterna? No
son nada, aunque a los mortales les parezcan muchos.
Estas etapas son
los momentos esperados de vuestras vidas, son los ideales para que pidan y
hagan muchas cosas en nombre de Jesús. Nos hemos ido para que estén mejor.
Vibramos en esta fase con todo lo bueno que tenemos. La mayoría de las personas
afirman creer, pero en el fondo piensan que no pueden corresponder a esas
creencias; he ahí la principal causa de los vacíos. El vacío no es tanto sentir
la ausencia del ser querido al no saber dónde está y que es de él; el vacío es
sentir que todo lo bueno que deberíamos sentir y experimentar es algo inútil y
ridículo. Lanzarse desde gran altura con un paracaídas es fantástico:
ingravidez, libertad, silencio y paz.
Nos lanzamos también desde una gran altura cuando dejamos este mundo,
nos vamos y sentimos que lo dejamos sin llevarnos nada a la vez que nos
llevamos todo; abajo yace el cuerpo de un niño, un joven o un adulto que ya
cumplió su misión. Remonta entonces el alma el vuelo más increíble, nota que su
mente y su espíritu no solo permanecen intactos sino exaltados; nada de lo que
corresponde a la persona según Dios se ha perdido.
Lejos de pensar
que los que han dejado de llorar a un ser querido es porque han dejado de
recordarlo; todo lo contrario, han dejado de llorarlo porque ahora comparten
una nueva vida tranquila juntos. El duelo es parte del proceso; toda novedad
causa alguna impresión. Preocupante si se sería no sentir nada en el sentido de
no saber qué es lo que está pasando y no querer sentir las señales particulares
que se experimentan en especial al comienzo. Se equivocan quienes crean que
aquellas manos ya carecen de fuerza y que jamás volverán a tocar o
acariciar. Desde luego, aquellas
acciones serán mucho más sutiles, casi imperceptibles, pero ahí están. Nos
volvemos más sensibles espiritualmente hablando. Las personas sufren porque
creen que todo aquello de la persona y mucho más se ha ido para siempre, y que
jamás volverán a sentirse esas placenteras sensaciones de amor y compañía, se
paran frente a ella y ven que ya no se mueve ni abre sus ojos: la ignorancia es
atrevida, solía decir mi papá. Cuando uno se aleja de los engaños entonces el
hombre automáticamente abre sus compuertas a La Verdad, el vacío cae a un vacío
todavía más profundo para dar paso al gozo y felicidad de la vida eterna. Es la
forma más plena de sentirse vivo. Todo nos parece bello, las personas se ven
lindas y simpáticas. Quién eres tú determina lo que haces y como te ven los demás;
es como algo de la sensación que se siente en la eternidad; caemos también en
cuenta de que nada de los que nos pasa y que consideramos como desagradable
tendría qué hacernos sentir mal. Esos momentos que consideramos como tristes y
melancólicos son entonces los ideales para que en verdad hagamos en vida cosas
que valgan la pena. Es como si la vida dijera: oye, no comas cuento, mira lo
que hay detrás de lo malo que estás sintiendo o viendo, hay una cantidad de
cosas buenas y oportunidades; sal de ese letargo y aprende a enfocarte en la
otra cara de la medalla, la cara de la vida.
Tanto más la
persona será agitada o zarandeada cuanto más consciente esté de esa maravillosa
realidad. El enemigo no acosa tanto a los que considera de su pertenencia, sino
a los que se le resisten; a quien tiene cogido ya lo tiene encadenado. El
alcohólico se mata solito. Y la tristeza o furia que pudiese sentir el demonio sería
la misma que sintiere el depredador cuando se le ha escapado la presa que entre
sus garras estaba a punto de devorarse. La
mentira quiere a toda costa imponer su imperio; crea, como los tiranos, redes
de falsas situaciones a fin de meter allí al mayor número de incautos y
desprevenidos; y hay que ver como lo logra.
Sea como fuera,
la buena noticia es que, así como había subido como palma, bajó como coco:
derechito y por la vía inmediata ante la presencia de Jesucristo quien es el
dueño de la discoteca y amo del bailoteo; pensaba aquél que el mundo era suyo y
de pronto aterrado ante sus ojos ve que desciende de los cielos y sin poderlo
parar el mismo Dueño para reclamar lo que le pertenece. El embustero sintió con
un dolor infinitamente superior al de Cristo en la pasión como se les escaparon
sus presas o víctimas de tortura preferidos: y con su típica risita jugaba para
hacerlas sufrir a su antojo. Al final se consumió en su propia red de mentiras.
Y después de tantos años son muchos los que todavía le apoyan, pero que también
se retuercen y echan baba espumosa por la boca ante la furia que produce su
derrota, y ante el logro que vive una buena parte de colombianos que se sienten
realizados en el país del Sagrado Corazón de Jesús.
Caminando desde
temprano descubrieron los bienaventurados las cosas que vale la pena sentir en
esta vida, y también los vanos ataques que desde la oscuridad del alma lanzan
los soberbios. Que dolor sienten estas sombras oscuras y muertas al ver desde
una distancia inaccesible para ellos que el fruto de la fe y esfuerzos se vean
recompensados en los bienaventurados. “La fe consiste en creer lo que vemos y
la recompensa es ver los que creemos”. Ahora si invertimos la frase queda así:
la infidelidad consiste en no creer lo bueno que tenemos y el castigo es la
nada. Desesperados buscan culpables en todo lado como si los que gozan de Dios hubiera
cometido algo malo. La pereza es la madre de todos esos viciosos hasta el punto
de que convencidos de ser injustamente tratados serían los demás los que deberían
esforzarse y expiar sus penas. Lo que más les duele es que están luchando
contra un imposible, contra la nada; lo saben, pero no lo aceptan, reacción
típica en todo perdedor por más ganadores que aparenten ser. En vano aguardan
algo bueno de lo malo, es el máximo atrevimiento de la ignorancia; y para colmo
de sus males creen que nadie nota nada, pero es más difícil encubrir una
mentira que descubrir una verdad; el alma siente y presiente hasta tal punto
que ante tales presencias los pájaros escapan y los perros huyen. Típicas
patadas de ahogado que entre más patalean más sufren y agonizan. Ellos reflejan
lo que no se debe hacer y a quien no hacer caso. ¿Qué condición podría ser más
estúpida que la de quien conociendo la bondad y la belleza asequible a todos la
rechaza? Es la ceguera del alma. Qué pobre espíritu el de aquellos que solo
quieren incomodar y hacer infelices al mayor número de personas. No resisten a
los que pueden ganar la carrera madrugando y entrenando.
Las
Bienaventuranzas son el preámbulo del estado que se va sentir en la vida
eterna. Son las buenas noticias y las promesas de Cristo para que siempre nos
sintamos bien física, metal y espiritualmente así se esté enfermo; y no se le
coma a cuento a los grandes sabios y entendidos que nunca faltan. El reino Dios
ya está entre nosotros, es el mismo Jesús que se hizo presente en cuerpo y
alma. Si presencia en la tierra es solo la punta del iceberg, el bosque
completo es una sorpresa. Por eso siempre hay que estar contentos. Por más
problemas que se tengan no hay que darles el protocolo de importancia que los
genios esperan de los demás ya que de todas maneras todo va a salir bien por
más que en el momento no se le haya salida. Entonces creerle a Él es empezar a vivir ese
reino, que desde luego no será tan completo como el definitivo. Nos las hace
saber porque las ha vivido en carne propia: en espíritu y en verdad, Él sí que
sabe por dónde anda y de qué está hablando; por eso el evangelio de san Juan es
tan leído. Y yo ahora Carlín estoy siendo parte junto con ustedes de esa
gloria. Eso significa que ya pronto volverás también a Casa; nuestra Casa. En
verdad ya estás y están aquí, los veo y los siento; eso es parte de esa gloria
que para ustedes todavía no es completa, pero ya lo verán cuando despierten
aquí. Aquí has vivido desde la eternidad, pero no lo recuerdas. Ustedes tienen
que aprender a imaginarse esa vida: la del cielo en la tierra. En la tierra se
sufre una vez, y aquí se goza para siempre. Imagínate ese gozo en todo momento.
No tragues entero; marca allá una visible diferencia; vive ese cielo sin
timidez, con una confirmada confirmación y con una determinada determinación. No
es descabellado tratar de sentir lo que se debe sentir, eso es lo natural, lo
que es anti natural es dejarse inculcar lo contrario. Todo lo que allá sucede
es pasajero, todo pasa. Y hay también allá más cosas buenas de lo que se
pudieran imaginar: no es solo las cosas normales que ves; es especialmente lo
que no ves lo que es verdaderamente bueno. A medida que se adentra a esa “dimensión
desconocida” se caerá en cuenta de que de todo tenía menos de desconocida; no se
puede amar o ver lo que no se conoce. Lo
que quiero decir es que todas las cosas buenas que has vivido no se han ido.
Ellas vinieron y están para quedarse para siempre. Aquellos felices momentos que
tanto se recuerdan siguen ahí: vivos y latentes; no se han esfumado ni
desvanecido en el aire. Esto es solo una
muestra de la eternidad: poder ir aquí y allá, quedarse con todo lo bueno que
ha sucedido, y vivirlos porque en verdad están sucediendo en este y en todos los
momentos que quieras. Insisto: Jesús es solo buenas noticias, y la carne es
débil, pero el espíritu está siempre pronto.
Capítulo 5
Carlos, hermano
mío, noto que todo el tiempo vives fastidiado y zarandeado por aquellos de
quienes acabo de hacer referencia. Es que nadie le tira piedras a un perro
muerto; y tú sí que estás bien vivo y despierto. No te atrapan ni te cogen
desprevenido así no más. Con todo, no te preocupes Carlín; como te he dicho y
te lo seguiré diciendo: soy una efectiva y operativa intercesora, y yo me
encargo de que ninguno se sienta solo, estaré con ustedes en cada paso que den.
Tienen en el mundo temporal a los mejores aliados; personas que nunca
descansan, que caminan a vuestro lado y les hacen cosquillas sin que lo noten.
Ya tú estás descubriendo los diferentes modos de que, según Jesús, disponemos
para comunicarnos sutilmente por medio de la mente, el espíritu y el corazón;
por tanto, eternamente vivos y operativos. De lo contrario, no nos lo hubiera
dado, tan sencillo como eso. Como lo dijo el Espíritu Santo a mi mamá: “el
corazón es la vida del cuerpo, y el alma es el corazón del espíritu”. Sí, eternamente
vivos y operativos con sus diferentes expresiones y manifestaciones; también
están los sentimientos y las sensaciones. ¿Te deleitas con un sol cálido en un
bello día? Pues yo también lo hago contigo y con ustedes. No es necesario un
cuerpo para mantenernos en sintonía. ¿Disfrutas también de una deliciosa
comida? ¿O de un hermoso sueño? Los fantasmas Carlín, no existen, pero de que
los hay, los hay. ¡Ja ja! Todo, menos estar enfermos, o sentir hambre o frío, o
cosas similares. De ese tamaño están las cosas.
Carlín, el
principal propósito mío y hasta nuestro encuentro en vivo, es inspirar por
aquellos medios todas las sensaciones que mi estado y condición puedan
transmitir. Estoy en un lugar de amor, alegría y esperanza; por tanto, no
podría sentir otra cosa que no sea todo aquello. Aquí el mal no tiene puede
ejercer su influencia; es la impotencia en su más impotente expresión ya que
fue derrotado por Jesucristo en forma definitiva y contundente en el Huerto de
Getsemaní en la noche de la pasión. Más vivos no podríamos estar; quien cree
que estamos en una tumba sola y fría, o hechos polvo dentro de una cajita, o no
haciendo otra cosa que dormir, dormir y dormir, sí que están vacíos y ciegos.
Pues déjame decirte Carlín que son ellos los que allí se encuentran porque en
eso es lo que creen.
Nadie puede amar
lo que no conoce, nadie podrá creer en lo que se niega a ver; nadie se va a
contentar mientras no se quiera contentar.
Quienes creen, conocen y están contentos son los que han probado esos
manjares. Son felices porque saben que la voluntad es la prueba más evidente de
la vida eterna; son ellos los que reciben esa divina condición de sus seres
queridos ausentes. ¿No te parece increíble que mientras estés allá no tengas
que estar presente en este plano espiritual en el que yo me encuentro para
palpar y sentir lo que yo y tantísimos jamás imaginamos en el mundo terrenal?
Eso que tu estas sintiendo es lo mejor que a alguien le pudiese suceder. Es
raro encontrar a una persona de tamaña fe; y precisamente tenías que ser tú
entre siete mil millones de personas. Yo no sé por qué mi Dios ha sido tan
grande conmigo. Me permite tener esta comunicación directa contigo sin
necesidad de que tengas que entrar en un extraño trance o éxtasis. Estás mental
y espiritualmente dispuesto en todo momento: lo más lindo de todo es que esa
gracia no solo es sostenible en el tiempo sino irrevocable, en continua
expansión; no solo no va a desaparecer, sino que va a ser cada vez más intensa
porque cada vez estás más cerca. Ya sabes lo que pasa por la cabeza de un
atleta cuando después de mucho esfuerzo tiene la meta a la vista.
Me parecía
increíble que pudieras escuchar mi voz; todos a mi alrededor estaban contentos:
mi papá, mis abuelos, mis tíos, entre muchas personas más. Esta es una conexión
de la más simple pero como se está acostumbrado a hablar a personas de carne y
hueso se cree que no existe otra forma de diálogo: ¿y que es la oración sino un
diálogo entre dos seres que están estrechamente ligados por el amor y la
confianza? No podía creer que podías escuchar mi voz, que tenías, hasta cierto
punto, una sintonía directa con un mundo equivocadamente considerado lejano y
distante. Pues Dios siempre está cerca y, desde luego, todo lo que a Él
corresponde. Esa sensación de lejanía es la que hace sentir el desamparo y la
tristeza. Tú, Carlos Eduardo, no tienes
que morirte para sentir las brisas celestiales que soplan desde estas latitudes
espectaculares; no nos vez y sabes que estamos ahí; palpas y sientes lo que
tantísimos nunca nos imaginamos en el plano terrenal. Eso que tú estás
sintiendo es lo mejor que a cualquiera le pudiese suceder. Eres una persona de
tamaña fe, y precisamente tenías que ser tú, hermano mío. Entre siete mil
millones de personas, repito, tenías que ser tú uno de esos pocos; siempre le
has llevado la contraría a la humanidad, andas en contravía de su sentir,
actuar y pensar; eres consciente de los diversos comportamientos del mundo y de
la manera como, sin que se den cuenta, influye tosca y torpemente en mucho de
lo que sus habitantes hacen. Para no hacerte el cuento largo: actúan sin
criterio alguno y según la impactante información de los noticieros, y de las
órdenes recibidas del medio que los rodea o de sus superiores, aunque sean
injustas e ineficaces. Yo no sé por qué
mi Dios ha sido tan grande conmigo, me permite sentirte y tener una
comunicación y sintonía contigo sin que tengas que entrar en trance o éxtasis;
bajo los efectos solo del Espíritu Santo. Estás mental y espiritualmente
dispuesto en todo momento. Insisto en que no cabía de dicha cuando noté que
podías tener una comunicación directa conmigo y muchos de los que me
acompañan.
No te imaginas
los esfuerzos que aquí muchos hacen porque alguien de sus queridos mortales,
que solo escuchan sus tristezas y frustraciones, se percaten de su presencia y
mensajes. Tú, en cambio, nunca has tragado entero; con todos tus errores y
desaciertos, y un temperamento bastante volátil estás convencido de que hay
algo más allá de todo lo que vemos y sentimos; las posibilidades que no vemos
siempre superan las realidades que vemos. Reconozco Carlín que yo tampoco logré
comprenderte; estaba claro que eras diferente a los demás, que no pensabas como
la mayoría lo hace, que podías ver y sentir lo que casi nadie puede ni quiere.
Te levantas a las 4:00 de la mañana porque te encantan los encuentros contigo
mismo y con tus planes, no gustas de las reuniones y menos de las
aglomeraciones. Para ti es irrelevante ––debido a olvidos involuntarios––lo que
suele ser causa de conflictos y hasta de separaciones: un cumpleaños, un
aniversario, un grado: lo importante es la persona en sí. Todo eso del día de
San Valentín del aniversario, del cumpleaños tiene para ti la menor
importancia. Tienes los oídos sordos a los comentarios y la vida de los
maledicentes porque estas convencido de que para ellos su resfriado o achaque
requiere más atención que los recientes seiscientos mil muertos de un terremoto
o un sunami en la otra parte del mundo.
––Pienso Nena,
que los encuentros con uno mismo tienen prioridad. Siempre son los mismos temas
de conversación. Hablan de personas que ni conozco; no se dan cuenta, pero su
mente replica todo lo que ven en la televisión y escuchan de los vecinos: cada acto parece la escena de una telenovela
trágica; en sus ratos libres hacen siempre las mismas cosas: ven películas
impactantes y de acción donde la mente del espectador ya no tiene ningún
protagonismo, o hablan y hablan durante horas de los mismos temas, pero con
diferente sazón; nadie se sale del mismo libreto. No digo que todo eso esté
mal, lo que pasa es que siempre es lo mismo y a la larga todo eso no deja sino
una sensación de desazón en el alma y espíritu; se siente uno fastidiado como
si algo no estuviera bien. Los encuentros con ellos mismos les causan fastidio
o depresión, siempre tienen que estar haciendo o escuchando algún ruido, sea de
afuera o de los devaneos de su mente. Se preocupan más por lo que se imaginan
que por lo que está pasando de verdad; y lo peor de todo es que están
convencidos de que sus actos o pensamientos son inobjetables. Tal cosa es
cierta porque sencillamente así lo creen y punto. Ceder a los impulsos de la
propia naturaleza es más fácil que resistirlos, no saludar a quien
repentinamente y sin motivo se convirtió blanco de antipatías es más fácil que
mirarle, desearle el bien y sonreírle con cariño; ver una película sin tener
que hacer el menor esfuerzo mental es más fácil que leer un libro o crear la
propia comedia o melodrama. Siempre la misma rutina; y no se dan cuenta que
precisamente esa rutina es lo que los mantiene hartos e inquietos en la vida:
pasan y pasan las páginas de Facebook como en busca del eslabón perdido, y lo
único que encuentran es a una cantidad de amigos desconocidos que repiten como
loros una cantidad de mentiras que se han hecho virales. Y ahí se quedan,
atrapados como pájaro enjaulado; pero deseando de alguna forma recuperar la
libertad perdida.
––¿Sabes Carlos
por qué las personas lloran a sus muertos?
––Por que creen
que están muertos. La ignorancia se manifiesta en su plena expresión
principalmente en esos momentos; no les queda otra que lágrimas y recuerdos. No
se salen del libreto tradicional. Pareciera que los muertos son estos y no
aquellos. Un día cualquier aparecido o grupo de aparecidos les dijeron que los
muertos estaban realmente muertos, y se tragaron el cuento enterito. Pero están más vivos que nunca; y como prueba
de ello está la sensación de paz y tranquilidad que deja en la vida de muchos
de sus allegados. ¿Y acaso no se les ha ocurrido pensar de dónde viene esa paz?
¿Nunca me voy a sentir a gusto con ellos, no encuentro nada de qué hablar con
ellos porque no hay receptividad; ¿disimulan dar importancia a lo que uno dice,
pero por dentro se están burlando? Parecen robots programados para creer todo
lo que los medios de comunicación informan, no sacan sus propias
estadísticas. ¿Debo entonces mostrarme
preocupado ante tanta tontería a fin de no indisponerlos? Has notado como
hablan los jóvenes que trabajan, por ejemplo, en los llamados call centers. Tratan
de controlar psicológicamente a las personas que llaman; les repiten una y otra
vez lo que estos ya saben; no escuchan ni entienden nada de los que se les dice
o replica; parecen androides o focas amaestradas; el criterio personal a sido
anulado y su única guía son las normas escritas que repiten y veneran con total
adoración. Estos son los muertos vivientes; un viraje a favor de sus vidas ni
siquiera entra en consideración porque sería una señal de debilidad. Llegará el
día en que su espíritu se desprenderá de su cuerpo, y solo hasta entonces
entenderán todo; tendrán, desde luego, la oportunidad de ir hacia la luz que se
les muestra y los llama con un amor increíble. ¿Pero por qué esperar hasta
entonces? Ateos hasta cuando se está cayendo el avión o comunistas hasta cuando
se hacen ricos. ¿Y por qué se quedaron ciegos? La soberbia, o sea el creerse el
sabelotodo dueño y señor del mundo. En sus cuerpos mortales tuvieron una mente,
un alma y un espíritu; y nunca se dieron cuenta de ello. Pero nunca es tarde
para hacer lo que es correcto; ni aun estando muerto.
––Escucha esto
Nena que la otra vez escribí. Tú no te habías ido todavía; estabas en la sala
con mis hermanos y demás familiares mientras yo en mi cuarto viajaba a mi
mundo.
Todo el mundo le
está lavando el cerebro a todo el mundo y no quería dejárselo lavar, aunque
cada uno de ellos creyese que tenía la razón: por eso había que sacarlo de su
zona de confort; o sea del mundo creado desde su habitación.
Escuchar los
mágicos latidos de su corazón, dar rienda suelta a la imaginación con su
memoria fotográfica, sentir el placer que siempre sentía cuando aprendía algo
nuevo, y sentirse listo para su misión, aunque no lo estuviera le producía un
bienestar y placer inefable.
Quería sentirse
en otro nivel, como lo hacían Beethoven y Mozart cuando tocaban el piano. Ese
día se buscó y se encontró. Quiero que vengas conmigo —le dijo Él. Ya vendrán otros cumpleaños que celebrar,
visitas formales que atender y compromisos que cumplir. De seguro vendrán. No quería dejarse contaminar del cerebro de
todo el mundo, tan sólo quería comerse el plato que estaba a su alcance, pero
sin sentirse solo.
Hay momentos en
que hay que hacer cosas para uno mismo, -con egoísmo si es que así quieren
llamarlo-, tener aquella relación consigo mismo sin que nada ni nadie lo pueda
impedir; con pasión porque son iniciativas que se crean o nacen
espontáneamente. No quería resolver las cosas en la forma que todo el mundo
suele hacerlo. Quería conocerse, y tener el valor de hacer lo que quería hacer,
sin respuestas hábiles; un día de campo semejante a los recorridos y vividos
por Adán y Eva, pero con permiso para hacer lo que se quisiera.
En el aeropuerto
anunciaron la salida de su vuelo, desde arriba contemplaba en paz el ruido del mundo
de allá abajo. Se había ido, y solo él
sabía adonde había partido. No se sentía mal por el ello. No entendía nada y
sin embargo lo comprendía todo. Él tenía una forma de ser única y no quería que
los demás le dijeran lo que tenía que hacer. No era un sabio, pero sabía qué
hacer. Se supone que yo les hago falta —se decía—, pero cuando nadie comprende
lo que el otro hace no tiene por qué temer un supuesto abandono.
No sufría de
desórdenes afectivos, ni cargaba con tanta basura mental, no se sentía culpable.
Por eso ese día lloró sin lágrimas y abrazo a la vida.
Quería ir más
allá del espejo, descansar sin tener que morirse. Sentirse bien en su silencio,
sin rivalidades. Una competencia con un toque distinto: lejos del ruido y las
prisas que se revocaban allá afuera. El silencio, sana; y el ruido, enferma.
Quería tener un encuentro de ser humano, de comprensión hacia sí mismo, sin
tener que pensar que responder. Ese día quería sentirse un egoísta sin ego.
Nada de ejemplos
ni metáforas; percibir ese algo bueno que hace saludable a la persona porque es
inherente a ella. Cada una tiene su propio enfado y su forma de ver las cosas.
Por eso no están de acuerdo ni entienden a tantos otros. Eres egoísta porque no
piensas en mí, —dicen—, luego todos somos egoístas, es algo inconsciente.
Bueno, al fin y al cabo, todos estamos librando nuestra ardua batalla en este
mundo; tenemos que ser comprensivos con nosotros mismos y con los demás, aunque
estos nunca nos entiendan.
Bueno, pero ese
día no quería experimentar enfado. Toda
la infelicidad del hombre radica de una sola causa: su incapacidad para
mantenerse en quietud en su habitación. Por fortuna los conocimientos de su
universo no eran escasos por lo que los diversos juzgamientos no lograron
sacarlo de su recinto. Hoy quería estar en silencio, no quería que nadie le
impidiese a pensar con claridad a pesar de todo el ruido que se escuchaba a tan
solo unos pasos de donde se encontraba.
Soñaba despierto
con jardines maravillosos y fuentes extraordinarias; algo que resulta absurdo
por estar destinados a los ingenuos; según la creencia generalizada. Sea como
fuera; había que hacer algo grande y diferente a fin de encontrar seres más
locos todavía, seres no de este mundo: seres sobrenaturales que sirvieran a su
causa porque pronto iba a encontrarse en un mundo real donde no quería estar y
donde la incredulidad era descaradamente ridícula. Gracias a Dios reconocía que
en la naturaleza se producían muchos fenómenos misteriosos e incomprensibles;
lo malo era tan solo que las personas instruidas y santas podrían acceder a
ellos; sabían ellos que cuando a La Tierra llegara el Reino de Dios, no
quedaría piedra sobre piedra; todo se vería trastocado y todo cambiaría como
por arte de magia. De momento cada día
crecía más el número de personas que no creían ni en el rejo de las campanas.
Como cosa rara, en aquellos momentos, cuanto más necesitaban creer en sí mismos
y en lo natural ––se dice natural y no sobrenatural––, tanto menos lo hacían;
al contrario, la seguridad se reafirmaba en seres aún más ciegos y
zarrapastrosos, literalmente hablando, como lo serían los brujos, los agoreros
y los adivinos. Estos, en las esquinas de los centros comerciales repartían a
los transeúntes papelitos que invitaban a asistir a unas sesiones espiritistas
a fin de expulsar los demonios que se habían colado mediante extraños ritos y
conjuros dentro de los cuerpos y las mentes; felizmente para la humanidad no
habían podido hacerlo en las almas; ya que éstas eran innegociables porque
pertenecían a Dios; no obstante; y con todo, toda esa locura que desde allá
arriba contemplaba lo indujo a un ataque incontenible de risa que hasta los
mismos cielos se pusieron colorados.
––¿Ves Nena por
qué disfruto tanto mi compañía y la prefiero a la de los demás? Por ejemplo, las flores deben ser más
sensibles que cualquier ser vivo en el planeta; no presumen de su belleza y nos
coquetean a todo momento. Si así las
viste Cristo que no hará con nosotros. Ellas no tienen ni ojos, ni oídos, ni
boca; y sin embargo, siempre están alegres y alertas. El sentido de la
presencia de Dios debe estar más desarrollado más en ellas que en las personas;
incluso más que en los demás componentes del árbol por más eterno que este sea:
como son las hojas, los tallos, las raíces y las frutas; y todo esto debido a
la humildad y la atracción de su belleza. Mira Nena que cuando me acerco a
ciertas flores estas comienzan a danzar alegremente delante de mí. Los
espíritus deben de encontrarlas muy atractivas y atrayentes; y por algo será.
Las flores para esas almas deben ser como las plumas para el viento o los
pájaros que se dejan llevar placenteramente por ellos sin ofrecer la menor
resistencia. Así como un perro brinca y salta alegremente alrededor de su amo,
de la misma manera las flores se mueven y se mecen al son del viento y de los
espíritus agradables y de buena voluntad que se les acerca. Es como un canal de
comunicación entre los espíritus terrenales y celestiales. Las flores son un
eficaz transmisor de las buenas intenciones del alma de las personas y de los
seres invisibles; allí los espíritus encuentran seguro refugio y sintonía con
los seres queridos, y me atrevería a decir que los jardines llenos de flores
son el lugar favorito de las almas puras y alegres.
––Nena, ¿Qué
hago yo con mis sueños: los olvido y dejo que el viento haga con ellos lo que
quiera? Pues yo sé que los sueños nobles y enriquecedores vienen de lo alto;
pues si es así les daré el valor que les corresponde, ya que hasta los pelos de
mi cabeza están contados no permitiré que se muevan al capricho del viento; sus
protagonistas son intercesores muy eficaces tanto en esta vida como en la otra.
Soñé que estaba en la biblioteca de Fernando Fergusson; en realidad este sueño
ha sido repetitivo. Era una biblioteca enorme y yo me sentía insignificante al
estar rodeado de tanta sabiduría. Cuando vi a Fernando sentado en la buseta
leyendo un libro recordé entonces mi sueño:
Capítulo 6
Si yo hubiera
conocido la biblioteca de Alejandría, de seguro la habría comparado con la de
Fernando Fergusson: el siempre querido y estimado esposo de mi tía Estela. Hace
muchos años visitamos a mi tía Estela y mis primas en Bogotá; entramos entonces
mis padres y mis hermanos a su apartamento ubicado en el centro de Bogotá. Ya
todos dentro, y mientras mis hermanos y mis primas se divertían, yo me paseaba
como un ratón hurgando por las bibliotecas.
Allí yacían en las estanterías libros de todos los temas y géneros y que
habían sido devorados por Fernando sin ninguna contemplación. Me parecía una
biblioteca enorme; sobre todo porque cuando somos niños la percepción que
tenemos del tamaño de las cosas es diferente a las de los adultos; cuando uno
es niño observamos los objetos más grandes que cuando somos adultos. Recuerdo
también los techos cargados de libros; a partir de aquella visita mis sueños
comenzaron entonces a tomar otro rumbo agradable.
Para Fernando
Fergusson nacer y estar en este planeta es un verdadero milagro; pocas personas
conozco que sean tan agradecidas con la vida: valora cada segundo de su
existencia; para él el encuentro con un ser humano tiene un valor
inconmensurable, y tal vez por este y más motivos se la ha pasado toda la vida
procurando la felicidad de tantos mediante sus cariñosos y profesionales
consejos al modo del mejor psicólogo. Así son los buenos médicos: buenas
personas que reparan nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu; lo deja
listo para las diferentes misiones de la vida. Ya se alcanzarán a imaginar
quien es Fernando Fergusson, porque varias universidades de Bogotá sí que saben
quién es él.
Aquel reciente
día tuve la agradable sorpresa de encontrármelo en la buseta; allí estábamos
felices y contentos por habernos encontrado: Le vi sentado en una silla al lado
de la ventanilla aprovechando el tiempo al máximo: estaba leyendo un libro de
avanzada científica, seguramente para calentar su mente antes de dar una
conferencia en la Universidad de Los Andes. Aquel evento me recordó que cuando
solía conducir mi vehículo por las calles de Bogotá, solo podía concentrarme en
la atención que éste siempre requería: de los peatones, semáforos, las señales
y las calles. ¡Qué desperdicio de tiempo
y energías! Ahora puedo darme el lujo de estar sentado en una buseta medio
destartalada charlando con Fernando o sencillamente complaciéndome en mis
pensamientos o lecturas; lejos también de las neurosis colectivas y
silenciosas. Parece irónico, pero los viajes así se vuelven más agradables que
los efectuados en las limosinas climatizadas.
Fernando hoy más
que nunca es consciente de su dinamismo, siente como si la vida conspirase a
favor de sus nobles propósitos; todos sus planes toman cuerpo como por arte de
magia: es que sus pensamientos ya están libres de las enajenaciones, tan
comunes hoy en día, que dejan las inseguridades, los miedos y las vanidades.
Sobre todo, vuela libre porque siente que nada le quita sus seres más queridos,
sino que al contrario se los guarda donde quiera que estén.
––¿Carlos, y en
qué momento te diste cuenta de todo eso? Es que no cabía de emoción, porque
entre tanto sordo y desprevenido que hay, tu fueras de los pocos que
escudriñabas y mirabas atento a la lejanía como tratando de escuchar o
descubrir de dónde venían esas inusuales vibraciones. Notaba que le temías
mucho a los vacíos del alma hermano mío; y por eso buscabas; como Jesús en
Getsemaní, un consuelo divino, guardando las proporciones. Para ti está claro
que es en esos parajes vacíos donde los príncipes malignos invisibles del mundo
te quieren ver: en el lugar de la mayor desolación. Pero tú has hecho una
lectura perfecta de aquellas intensiones; y soldado avisado no muere en guerra:
hacen hasta lo imposible para sacarte de ese delicioso letargo divino en el que
vives, siembran dudas en tu mente para dejar el camino allanado a las
tinieblas. Por tanto, te digo que no dejes ir las cosas que, desde lo alto,
vienen a tu imaginación; hay más verdad en tu corazón que en tu mente, y para
ti todo debe tener un propósito; sabes que no te puedes dar el lujo de creer
que tus buenos sentimientos no son sino meros devaneos; como tantas veces
ocurre en otras instancias. Atrapas al
vuelo esas cosas y no las dejas ir por nada del mundo. Todas tus conquistas,
con la ayuda de Dios, han sido, son y serán a base de fe, esfuerzo y valentía.
No importa que aves de mal agüero quieran revolotear a tu alrededor, jamás
permitas que aniden en ti; has aprendido a hacer caso omiso de ellas y a
espantarlas. La voluntad es la prueba más evidente de la existencia del
espíritu y de la vida eterna. No te canses de repetir Carlín: “La carne es
débil, pero el espíritu esta siempre pronto”.
––Carlos, qué
triste vida deben tener aquellos, por no decir casi todas las personas del
planeta, que no se percatan de esas realidades invisibles. A todas ellas no les
queda otra que refugiarse en sus afanes sin intentar siquiera sacar provecho
del propio temperamento. Al final de la jornada caen exhaustos, la resisten
todo lo que pueden para finalmente llegar exhaustos a descansar y no poder
pensar en nada más. Uno siempre trata de comunicarse con ellos, pero siempre
los encuentro entregados al consentimiento y acción de sus gustos: telenovelas,
películas, noticieros, chismes y redes sociales. Digamos que todo aquello no es
que esté mal; hace parte de las cosas de allá que yo también viví. Se supone
que sin esas distracciones modernas la vida sería muy aburrida. Ay Carlos, si
se separan de todo eso así fuera una hora al día: se conectarían con todo lo
que vale la pena y en el fondo más desean: sean que tengan o no un cuerpo
físico. De todas maneras, Carlos, el sol sale para todos. Dios no deja a nadie
a merced de sus caprichos; paga lo mismo al que trabajó una hora que al que lo
hizo toda la jornada. ¿Y por qué lo hace? Simplemente porque él quiere; y por
algo será. En mi lecho; y durante mis últimas horas, sentí que el dinero, los
placeres y la fama cuando vienen acompañados de un afán obsesivo por tenerlos,
no son nada.
––Nena, de estas
cosas no podría hablar sino contigo, aquí nadie ni oye ni entiende; al menos
esa es mi percepción. Tú ahora entiendes porque ya te fuiste de aquí y estas
allá en ese nuevo mundo donde todo se ve con claridad. Tú ya vives en esa
existencia maravillosa; y yo apenas puedo formarme una idea de él. Dios vino a
ti para rescatarte, para llevarte a Casa, al mundo que mereces. Él no iba a
seguir permitiendo que tu enfermedad se ensañara contigo cuando y como se le
diera la gana; y sobre todo cuando ya no estabas en condición de defenderte, y
habías renunciado a todo apego y resistencia. Rogaba a Dios todo el tiempo que
te curara; que aliviara el peso de tus piernas, que tus pulmones se
descongestionaran, que calmara tantas otras angustias y dolores. Y vaya que si
me escuchó.
––¿Oye Nena,
como es ese mundo que vives? ¿Extrañas algo de este? ¿Qué es lo que más te ha
impresionado?
––Carlos, el
hombre que no se percata de esas cosas invisibles es un prisionero de sí mismo,
se siente huérfano y desterrado por lo que le cuesta mucho sentirse bien
consigo mismo, aunque afirmen sentirse bien con ellos mismos y los demás. Por
eso usan máscaras, no quieren que nadie vea las cosas que la hacen sentirse de
aquellas maneras. El alma se encuentra prisionera dentro de su propio cuerpo,
pero no debería ser así. La verdad Carlos, no extraño nada del mundo; yo ya lo
viví, fue una etapa de mi vida. Y como lo voy a extrañar si aquí tengo todo lo
que necesito y mucho más; y, sobre todo, los tengo a ustedes. Lejos estamos de estar muertos y de no sentir
todas las cosas buenas que allá sentíamos; aquí Carlín solo hay amor; y el amor
lo puede todo. Me sentí tan rico cuando me desprendí de mi cuerpo; me sentía calientica
y muy liviana. Ah, y esa luz tan llena de amor. Qué razón tenía Santa Teresa de
Jesús: “nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda. La
paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta. Solo Dios basta”
Desde aquí puedo
viajar en el tiempo a cualquier lugar y disfrutar todas las veces que quiera de
todos los lugares y de los mejores momentos de mi existencia al lado de todos
ustedes, y de mis amigos y compañeros. Los observo y no puedo creer que no me
vean aun cuando me encuentro tan cerca. Todos aquí me recibieron con mucha
alegría, estaban muy ansiosos: imagínate la dicha de mi papá cuando me vio. Y
ahí estaban todos felices; tenían una cara sonriente de alivio y paz que me
cuesta trabajo describir. Mi papá me
abrazó y me cargo al igual que como cuando yo era una niña: Él me estaba
cargando y otra vez yo era una niña; me convertí en una bebé; y mientras él me cargaba y arrullaba yo estiré
mi mano y toque la tuya Carlín; y la de Mario, y la de Nando, y la de mi mamá,
y la de Oswaldo, y la de Juanquis y Eduardito; y la de Lina, Gloria, Carmenza,
Jorge Enrique y Francisco Alberto; y la de German; y la de Fernando, Patricia,
Estela, Sandra y Claudia; y la de Ligia,
Mónica y Andrea; y la de Silvia; y la de Conchita, Armando, Rocío y Nella; y la
de Ruby, Jose Lucas, María Patricia, Clarita, Juan Carlos y Jaime Alberto; y la
de Ginette, Juana y María Paula; y la de todos aquellos a quienes todavía les
parecía increíble que yo me hubiera ido.
Y de un momento a otro me vi en una larga fila junto con otras jóvenes
quinceañeras sonrientes y que tampoco cabían de la dicha. Todas estaban
vestidas de gala; era un vestido de fiesta largo de color cereza; y cubría una
blusa blanca un buso dorado sin mangas donde se agitaban y descansaban sus
hermosas y frondosas cabelleras. Todas estaban esperando al novio.
––Carlos, hay
que sentir placer por vivir. Solo los mendigos y los que tienen que suplicar
para que les compren un producto no disfrutan de las cosas buenas que tiene la
vida; es decir, no son capaces o no quieren hacer uso de todas sus facultades
físicas y mentales. Las ponen en un segundo plano, y como consecuencia no se le
encuentra sentido a la vida; ya que, con mentiras o con verdades, solo saben
contar tragedias. Dios le dio al hombre una mente para pensar según el orden
establecido por Él. La mente comanda, lidera e impera; y cuando está conectada
con todo lo que sea vida, el universo se alegra, fluyen y se expande, el ser es
consciente de su existencia y de su misión; y a partir de ahí entra en sintonía
con el alma y espíritu. Este vuela a donde, como y cuando quiera sin que se le
ofrezca la menor resistencia. La voluntad lo mueve hacía la dirección correcta.
Cuando se entra en ese, su verdadero estado, entonces es feliz; se siente
eterno e invencible.
El Cielo,
Carlos, no se encuentra más allá de las estrellas; está mas cerca de lo que te
imaginas: en la alegría y sonrisa de la inocencia, y en las buenas intenciones;
pero sobre todo en el alma, espíritu y corazón. Esos son los medios por los que
me muevo; de manera que no me busquen en una pared, o en el negativo de una
foto, o en una vela; o en mil lugares más. No busquen lo que no se ha perdido,
y no busquen entre los muertos al que está vivo. “Mira que estoy a la puerta y llamo, si
alguno oye mi vos y abre la puerta, entraré y cenaré con él, y él
conmigo”. Por eso Carlín lo único que
desapareció de mí fue mi cuerpo, nada más. Ahora tengo uno nuevo; y tan sutil
que tus ojos físicos no lo logran ver. Te aseguro que mis órganos nuevos
funcionan a las mil maravillas y garantizados de por vida eterna. Todo está en
el lugar que le corresponde y nada, absolutamente nada de mi se ha perdido. Yo
ya tengo un vislumbre del cielo, estamos en permanente ascenso a él. Se podría
decir que ya estamos allí, aunque todavía no hemos llegado. Cosas de la vida
eterna Carlín, algún día lo entenderás. Mi ida tuvo como principal propósito el
transmitirles todos lo que estoy viviendo en este mundo maravilloso en el que
ahora vivo; y que es la verdadera y eterna casa de todos.
“Si supieras el
don de Dios, y quien es el que te dice: bebe de esta agua; tú le habrías pedido
de esa agua y él te habría dado de beber”.
Por más débil
que sea la carne, el espíritu está siempre pronto, Dios escucha y sabe todo lo
que pasa por tu mente. Nos dejó a todos su Espíritu para que siempre pudiéramos
estar en sintonía; y particularmente cuando ya no hubiese un medio físico.
Carlos, yo escucho tu vos y tu la mía. Te le digo de nuevo, no caigas en la
trampa de sentirte solo y vacío; nunca antes has estado tan bien acompañado; o
sea, si lo has estado, pero no en esta nueva dimensión. De muchas maneras y por
diversos métodos puedo sostenerte y sostenerlos; protegerlos y evitarles las
malas intenciones de los malintencionados de cualquier naturaleza. Eres mi
hermano, que nada de esto te extrañe. “Dichosos los que creen sin ver”.
Pero esa
comunicación verbal o el don de lenguas no es lo más importante. Quiero que
estén bien para que sientan la confianza, el amor, la esperanza, la paz y la
alegría. ¿Quieres tener la certeza de que estoy bien? Pues sencillo, no lo
dudes; entonces sabrás y sentirás lo bien que estoy, y ustedes estarán
dichosos, y las fortunas de todos los magantes juntos palidecerán ante estas,
las verdaderas riquezas. El Cielo en La Tierra.
Capítulo 7
––¿Existen para
ti momentos, Nena, ¿en qué te hacemos sentir mal?
¿Qué me hace
sentir mal? Lo que más temía no era ni mi enfermedad ni mi ida. Todos ustedes
ya saben que en lo que a mi respecta yo me iba a morir feliz; una cosa me
mortificaba más que las demás. ¿Qué iba a ser de mi esposo, mis hijos, mi mamá
y de todos ustedes? ¿Será que ya no iban a tener a alguien que les exprese su
orgullo y admiración? Eduardito interpretó perfectamente este sentir mío, tanto
que mira lo que publicó de otro escrito: “Si nos desconsolamos, si cedemos a la
tristeza y la depresión, formaremos una nube negra que les oscurece a ellos el
cielo. Su mismo cariño para nosotros, su misma simpatía para nosotros, les
expone a esta funesta influencia. Podemos usar el poder que tal cariño nos da
para ayudarles, en lugar de poner obstáculos, si tenemos voluntad; pero eso
requiere valor y el sacrificio de si mismo. Tenemos que olvidarnos totalmente
de nosotros mismos, en el deseo sincero y amoroso de servir en cuanto sea
posible a nuestros muertos. Cada pensamiento, cada sentimiento nuestro les
influye; cuidemos pues, de emitir pensamiento alguno que no sea amplio y útil,
noble y purificador”.
Yo estoy muy
bien; Dios permite de manera maravillosa e increíble una comunicación bien
especial con aquellos que más me extrañan y lloran mi ida. Le expresé directamente a mi mamá lo bien que
estoy y lo maravillo del lugar donde me encuentro con mi papá, con todos y con
mis mascotas. La vida está más viva que nunca. Y todo esto gracias a las
oraciones de mi mamá; así se lo dije personalmente; entiéndase bien:
personalmente.
––Hola mamá,
aquí estoy.
––Hola hijita
mía, ¿dónde estás, estás bien?
––Hola mami;
aquí estoy. Quiero decirte que no estés triste, este lugar es indescriptible;
solo hay amor, una luz de amor me trajo hasta aquí; es un lugar de paz, de
alegría y de esperanza. Cuando estés triste, mami, ora que allí yo siempre
estaré: al lado tuyo y en tu corazón. Jamás me imaginé que existiera un lugar
como este; y gracias a tus oraciones; y a aquellas canciones que cantábamos
cuando íbamos al grupo de oración. Aquí las sigo cantando, y como que Carlos
las escucha porque las repite cada vez que yo las canto; aquí nada ni nadie me
molesta, estoy curada mamá; Dios lo hizo, escuchó mis oraciones, las tuyas, y
la de todos ustedes. No te sientas nunca
sola, no estoy muerta, nada te va a faltar; mi misión continúa desde otro
lugar; y todo eso en favor de todos nosotros. Anoche estuve con Carlos, él
también te dará testimonio de lo bien que estoy; de lo que Cristo le ha
mostrado. Acaba de hacer una descripción de ese encuentro en las líneas de más
arriba. Y lo lindo de todo es que aquí estoy acompañada de personas que como yo
no caben de la dicha; ésta también es la morada de ustedes; esto es lo que me
pone más contenta, que yo ya los estoy viendo a ustedes aquí conmigo; aunque
ustedes estén todavía allá y no se den exacta cuenta. Bueno, ya es lo que va a
hacer.
—¿Sabes, Carlín,
¿en qué momentos estoy bien presente? En realidad, siempre estoy siempre
pronta, pero hay momentos especiales. No te deben extrañar las punzadas o
vacíos que se sienten ante mi silencio, es una sensación de impotencia,
tristeza y vacío. Es la muerte en su más plena expresión; pero, desde luego,
esas sensaciones no vienen de Dios. Cuánta más oscura está la noche es porque
ya va a amanecer. La claridad del sol resplandece detrás de esas sombras
tenebrosas. Detrás de la cruz está el diablo, eso quiere decir que delante de
la cruz está Cristo. Mirar para todos lados y no escuchar aquella añorada voz,
no encontrar compañía, ni consuelo ni ayuda es la principal función del
príncipe de la mentira. Déjame decirte Carlos que es en esos momentos cuanto
más presente, viva y eficaz estoy. Son aquellos aguafiestas que temerosos y
furiosos hacen todo lo posible para que no sean conscientes de las divinas y
celestiales realidades: la presencia vivísima del Espíritu Santo manifestada en
tus seres queridos. Aquellos embusteros pretenden apoderarse del premio mayor.
A toda costa buscan que no hagas uso de esa nata bendición. En otras palabras,
quieren que no hagan uso de los dones y carísimas que has recibido desde antes
de nacer. Un envidioso no desea tanto apoderarse de las posesiones de otros,
simplemente quiere que no las tenga. Ah, Carlín, cuántos voceros y
colaboradores tiene el diablo en La Tierra; gracias a Dios se nos ha dado el
poder de someter, por medio de Cristo, a esas serpientes venenosas; quieren
hacer creer que no merecemos las cosas buenas que trae la vida. El mal no
alcanza ni alcanzará nunca a los hijos de Dios; o sea a la humanidad entera.
Aquel siempre se consume sólo; y es lógico que así sea, pues, ¿qué verdad se
podría desprender a partir de una mentira? Es como pedirle al olmo que de
peras. Al Amor no pueden matarlo; si existen imposibles, pues he ahí uno. Por
más que golpeen, insulten, escupan, trituren a una manzana, siempre seguirá
siendo manzana, lo mismo sucede con El Amor: que no le hicieron; hasta a los
mismos infiernos descendió y con el mismo diablo se vio cara a cara. Ya
hablaremos de eso después. Lo sometió en su propio territorio. Te aseguro
Carlín que al demonio Jesús no le tiene la menor misericordia. Los dolores que
Cristo infligió al diablo no la cruz fueron terribles; tiene todas las de
perder frente a Cristo.
La percepción
que se tiene del mal es semejante a la que se tiene de los colores. Pensamos
que la luz es blanca, pero lo cierto es que está compuesta por una gama de
colores. Los colores de los objetos dependen no del propio objeto sino de la
frecuencia de onda de la luz que recibe. Si no hay luz se ven sin color. Un alma bonita da luz, color, confianza y
alegría al espíritu. Tu vida, Carlín, debe ser colorida; debes apreciar todo lo
bueno que tienes y trabajar por ahí. Lo mismo con respecto a los demás. Haz que
Cristo los ame y aprecie desde tu corazón. El éxito es algo innato en todos;
pero algunos han caído en el engaño de que es privilegio de unos cuantos. ¿Por
qué ha de extrañas a tantos esto? ¿Acaso no somos semejanza de Dios? Recibe las
verdades de Cristo sin titubear, sin dudarlo dos veces y proyectarás luz y
alegría donde quiera que vayas. La vida sobreabundante que Dios promete a cada
individuo es más abundante de lo que se pudiera entender.
¿Cuándo podría
yo haberme imaginado lo que me esperaba? Si lo hubiera sabido todo hubiera sido
diferente y hasta me hubiera sentido halagada con mi enfermedad; al menos ahora
lo veo así. ¿Si supieras Carlos Eduardo lo cerca que estoy de ustedes y lo
operativa que soy? No me cansaré de repetirlo hasta que lo entiendan. Nosotros
aquí no cambiamos por más fuertes que sean los vientos. Eso de que no nos
toquen, no nos miren y no nos digan nada, y déjenos descansar es puro
cuento. Hay cosas de allá abajo que nos
dan risa; tienen siempre al frente una escalera al cielo y les da miedo subir
por ella; en cambio no temen descender a las fosas oscuras; se extraña lo que
no se debería extrañar: ¿Crees por ejemplo que añoro de nuevo tener un cuerpo
físico? No, para nada. El que tengo ahora no se desgasta con el uso ni con el
tiempo. Y eso que escucho que dizque volver a La Tierra y encarnarse en otro
cuento es de lo más ridículo. Nosotros, a imagen de Cristo, somos únicos e
irrepetibles; además no he sabido de nadie que estando aquí quiera regresar. ¿Y
en qué cuerpo se reencarnaría? ¿Tal vez en uno de un bello, rico y famoso
personaje? O tal vez en una vaca o en un guepardo. Hasta la sola mención de
esto causa risa. Y no te imaginas cuantos allá creen en esas bobadas. Durante un tiempo tuve un bello cuerpo, pero
con el tiempo se fue desgastando y no hacía otra cosa que mortificarme,
mortificarlos, y no dejarme hacer lo que quería. Ahora puedo sin impedimentos
hacer eso y mucho más. De manera que nunca me voy a alejar de mis más queridos.
Al contrarío cada vez los tendré más cerca hasta que nos veamos cara a cara.
Los dones y la vida de Dios son irrevocables. De ese tamaño están las cosas.
Dichosos los que
creen sin ver, dijo Jesús. Casi todos creen solo en lo que ven; no han aprendido
a mirar a través de sus rayos X. Se han quedado en la superficie; por eso
sufren y ansían cosas que no valen la pena, aunque el mundo diga que
precisamente eso es lo que vale la pena. En cambio, tú, Carlos, tienes un
vislumbre o antesala de esta maravillosa vida que ahora vivo. Con todo, ni medio te acercas a todo lo que
yo vivo y siento. Es una sorpresa especial para el momento más especial. Sin embargo, notas ese resplandor desde la
distancia; estás seguro de que ahí hay algo, y no cualquier algo, como un
tesoro escondido que no tiene precio. ¿Cuántos sienten que estamos bien lejos;
incluso que no hay ya ninguna diferencia entre nosotros, dizque seres inertes,
y una roca; y tú, contrariamente a todo eso, ¿escuchas claramente lo que te
decimos? Y es que te has dado cuenta de que es cierto todo lo que Jesús afirma
del espíritu y almas inmortales. No existe distanciamiento en el tiempo ni en
la distancia; así el cielo se siente cerca. No somos forasteros ni emigrantes
donde estamos, es el lugar donde pertenecemos. Guarda, Carlos, en tu corazón y
en tu mente todo lo que, visto y oído; todo eso tiene aplicación en tus
problemas y dificultades; te ayudarán a no desfallecer, a no aflojar, a no
quebrantarte ante ninguna dificultad. No importa lo que veas o escuches,
mantente firme y decidido, no mires ni a la izquierda ni a la derecha; o sea,
no vaciles por más intentos, según ellos justificados, que hagan para sacarte
del mundo en el que ellos también quisieran entrar. Les sucede lo mismo que a
aquel atleta que quiere ganar sin tener que madrugar ni entrenar; y como ellos
no pueden ganar, tampoco quisiera que otros lo hagan, aunque hagan méritos para
ello. Ese es el mundo Carlos, pero tú ya lo conoces.
¿Sabes cuantas
estrellas, Carlos, hay en el universo? Ellas están muy distantes unas de otras;
y sin embargo hay más estrellas que granos de arena en la tierra. Cuando
nuestro padre Dios nos dice que en el reino de los cielos hay muchas moradas es
porque cada uno de nosotros valemos más que todas esas estrellas juntas del
universo; que, si bien se encuentran dentro de un universo infinito, también es
cierto que no lo están los granos de arena que están contenidos en La Tierra.
Si el universo es infinito, pues también lo son las estrellas, y con mayor
razón nosotros. ¿Es que es muy difícil de entender eso tan elemental?
—Nena, y cómo
haces tú para estar en tantas partes a la vez, ¿no es ese fenómeno al que aquí
llamamos ubicuidad? Eduardito está en Suecia, nosotros estamos aquí; y, sin
embargo, a todos les dices no se sientan solos, que no estarás con ellos en
cada paso y decisión todos los días de la vida. ¿Cómo puede ser eso Nena?
¿Pueden ustedes desde allá atender a varias personas a la vez? ¿Pueden estar
aquí y allá al mismo tiempo?
—Sí el espíritu
dentro de un cuerpo mortal está siempre pronto, con mayor razón en el nuestro
que se ha visto libre de él. No es coincidencia ni capricho que se manifieste
en forma de paloma. Ella se representa como la humildad y la libertad. El Amor,
Carlín, todo lo puede, todo lo alcanza, para él nada es imposible; y más aún
cuando estamos sumergidos en los mares de su espíritu. Para El Amor no hay
límite ni fronteras: "hoy conmigo estarás en el paraíso": hoy conmigo
volaremos juntos, y visitarás lugares inimaginables y experimentarás
sensaciones increíbles. Sí Dios está en todas partes, como no con aquellos que
allá con Él se encuentran. Los pensamientos vuelan de aquí para allá a una
velocidad mayor que la luz; pues te digo Carlos que el Espíritu navega más
rápido que la luz y los pensamientos. Vuelan dentro de la nave de la eternidad
y del amor, la que no conoce los límites ni fronteras ya mencionados. Cosas de
Dios, cosas del alma ¿No has visto un niño con su inocencia y ternura? El
espíritu de ese niño navega dentro de las profundidades del Espíritu de Dios
llevándose en la barca de su amor todo lo que encuentra a su paso. Mejor dicho,
uno también se vuelve ternura. Los buenos deseos hacia los demás vuelan a una
velocidad inimaginable, y con una eficacia increíble. El Espíritu es verdad,
bondad y belleza. El Espíritu es pura acción; nadie tiene trabajo más fecundo y
benéfico que él. Es el hábil arquitecto de todo bien. Hace que la felicidad no
dependa del cuerpo; sin embargo, lo mantiene bello, alegre y abnegado en la
salud o en la enfermedad. Hace que caminemos los caminos largos paso a paso sin
fatigarnos sin riesgo de no llegar al fin del camino.
Nunca sentí la
ausencia de mis hijos cuando se fueron de la casa a hacer su vida con mis
nueras; de igual manera, ellos tampoco sintieron que yo estuviera ausente y
lejana. Estábamos tranquilos porque ahí estábamos. No se sentía la ausencia ni
aquí ni allá. Estábamos tranquilos porque ahí estábamos, aunque nos separara
cierta distancia. Podía desde mi apartamento volar hacia donde ellos estaban
sin tener que moverme de allí. Ten por seguro Carlos que ahora hay más
presencia en la ausencia que cuando estaba presente en cuerpo. Donde hay fuga
hay encuentro; y esos encuentros son todavía más vivos, vibrantes e intensos,
aunque no me puedan ver. Yo si los puedo ver y sentir; volar y estar en muchos
sitios a la vez; soy como el viento que no lo vemos, pero lo sentimos, sopla y
está en todas partes. Hay muchas cosas maravillosas que solo se entienden
cuando se está aquí, donde yo estoy. Mientras tanto, mientras aguadamos el
momento que indudablemente llegará, cree en todo lo bueno que sientes, y ten
por seguro que todo lo que en este momento te mortifica, más pronto que tarde
será cosa del pasado. Y no significa que esos problemas y conflictos desaparecerán
en aquel mañana; no, es solo cuestión de corto tiempo hoy mismo: en cuerpo y
alma. Todas las cosas una por una se irán solucionando como por arte de magia:
la vida te ubicará con las personas y situaciones adecuadas; te darás cuenta de
ello y te sentirás bien dónde y con quien vas a estar, confiarás y actuarás en
consecuencia. Dios es quien conduce el tren en que marchas y te aseguro Carlos,
que llegará a su destino sano y salvo. El mal siempre busca crear temor y
desconfianza; sobre todo en personas que como vos ven más allá de lo terrenal y
visible. No le hagas caso; acepta los regalos de Dios sin dudar y continúa
andando tú camino alegre y sin vacilar, sin mirar ni a la izquierda ni a la
derecha, y como diciéndole a la vida: los que vamos a vivir os saludan. Él es quien perdona tus pecados, paga tus
deudas. Ten por seguro que en este presente todo lo que ahora te mortifica ya
es parte del pasado. Una deuda que se va a pagar ya está paga; yo es hoy lo que
será mañana. El tiempo no existe cuando está contenido en las latitudes y
altitudes de la eternidad. Yo te estoy viendo aquí, aunque así ahora tú no lo
sientas.
––Nena, dime una
cosa: ¿Estás ahí, al lado mío, en verdad tu si me puedes ver, pero yo no?
Carlín, todo es
posible, lo que los hombres, por su débil naturaleza: débil y quebradiza,
consideran imposible e impensable, no lo es para Dios. Pues ¿por qué habría
imposibles para el creador del universo? Solo quien cree disfruta de todo
aquello que consideran imposible; de la llamada gloria de Dios. Dios se
transfigura y se transforma en un blanco deslumbrador. Tu, por ejemplo, no
puedes ver las ondas electromagnéticas; sin embargo, viajan por el espacio para
que unas ves decodificadas se conviertan en las imágenes que vemos y en los
sonidos que escuchamos; sea a través de las cuerdas vocales o a través de los
medios electrónicos. No percibes el espectro electromagnético, pero ahí está;
vibrante y operativo. Casi todo lo invisible es lo esencial; yo estoy invisible
a ustedes, pero soy más esencial que en cualquier momento de mi existencia. Y
estoy hablando solo de un fenómeno invisible pero conocido; y no te imaginas
todo lo desconocido que existe y que no ha sido descubierto. Para mi no están
veladas muchas de las cosas que para ustedes si lo están. Muchas personas sienten la presencia de sus
seres queridos: sutiles y especiales toques y manifestaciones; pues si ellos
las pueden sentir, con mayor razón nosotros que vivimos moviéndonos
operativamente por todos lados: somos, en el nombre de Jesús, poderosos
intercesores. Claro que estoy ahí Carlos, y muy cerca; esto te debe quedar
claro de una vez por todas; los observo y pongo todas las necesidades en manos
de Dios.
¿Te has
preguntado porque sientes los sabores de los alimentos? Distingues cada uno de
ellos, aunque sean millones; lo mismo sucede con las formas y los colores; con
las frases y palabras de los idiomas; con los rostros de las personas, con los
olores; en fin, ni hablemos más de eso. Los dones del Espíritu están por encima
de todo eso; todo aquello es apenas la punta del iceberg; tu también eres parte
de todas estas sensaciones espirituales ––superiores a las físicas––que de
momento solo saboreas desde la distancia. Es increíble Carlos lo que puede
hacer un espíritu y alma de Dios; el que sabemos lo sabe ––el innombrable––,
por eso trata de sabotear el plan de Dios en La Tierra, seduciendo con
placeres, modas y falsas necesidades a los incautos, ingenuos y desprevenidos.
Cree, por tanto, Carlos Eduardo, en todo lo que viene a tu mente porque viene
de lo alto a tu Ser, siéntete envuelto con el manto de su amor y confianza; es
todo eso tan real como el aire que respiras. Todos los profetas, especialmente
Isaías, de una manera u otra lo manifestaron; pero los hombres hicieron oídos
sordos, se negaron a aceptar los tesoros ya no tan ocultos ––pero que se
negaban a ver––que se les estaban mostrando a sus ojos. Te voy a recordar una
historia que escribiste; con tu puño y letra:
Los milagros son
eventos sobrenaturales de origen Divino. Ganarse el Baloto es un favor de la
suerte, no un milagro. Nacer, por decirlo así, es equivalente a ganarse el
Baloto miles de veces consecutivas; si existen imposibles, según los parámetros
de los apostadores y jugadores, pues he ahí uno. Pero lo que para los hombres
es imposible, no lo es para Dios, tal como lo comprobaremos más abajo en estas
líneas. He escuchado y he sido testigo de varios milagros: una muchacha
embarazada a quien no se le abrió el paracaídas cae desde un avión sobre un
piso de cemento en tierra; milagrosamente ella y su bebé sobreviven sin
secuelas graves. Roberto Cabañas, el goleador de la selección de fútbol de
Paraguay recibió un tiro en la cabeza a finales del 2009, y, contrariamente a
lo que con razón y evidencia afirmaban los médicos, sobrevivió y podrá seguir
jugando fútbol con la bala dentro del cráneo. Lo que pasa es que ningún club de
fútbol profesional lo va a contratar. Esto para citar sólo dos casos
demostrados. Hay otros que están más que demostrados. Te comentaré uno, el campeón
de los milagros:
Para nacer se
tuvo que haber dado una combinación perfecta e invariable. Un óvulo (entre un
total de 400.000 existentes en los ovarios) es fecundado por un espermatozoide
(entre un total de 500.000). Si un espermatozoide hubiese sido fecundado por
otro óvulo, o viceversa; tú no hubieses nacido, hubiese nacido tu hermano.
Además, la cópula se tuvo que haber dado en el día, hora, minuto y segundo
previsto. Cualquier variación en el tiempo por insignificante que fuera habría
afectado los resultados y tampoco hubieras nacido. Lo anterior también es
aplicable para las cópulas de tus ancestros, ya que la cadena también se
hubiese roto ante cualquier alteración del acto sexual en el tiempo
cronológico, por lo que tampoco hubieras nacido. Por ejemplo: si se hubiesen
juntado a las 7:28:55 pm y no a las 7:28:56 pm; pues no naces, nace tu hermano.
Y que decir si, por ejemplo, el tatarabuelo de tu tatarabuelo no se hubiese
conocido con la tatarabuela de tu tatarabuela; o, más bien, no se hubiera
juntado con ella, sino con otra persona. Pues lógico que, al romperse la
cadena, nunca hubieses habitado este planeta. Es como si tu papá no se hubiese
emparentado con tu mamá; pues desde luego que no estarías acá. La palabra
milagro se queda corta ante la palabra nacer. Seamos agradecidos y miremos más
allá de lo aparente o visible. Vivamos felices y no seamos tan egoístas. El
resto te lo dejo a tu imaginación mientras contemplas el cielo.
Mi propósito
depende más de la gracia de Dios que de la propia prudencia.
Capítulo 8
¿Recuerdas Carlos cuando te ganaste la
lotería, cuando en el primer intento atinaste la contraseña, cuando tú y Nando
ganaron a dos diestros del baloncesto dos partidos, ambos por 42-0, cuando
pagaste una deuda considerada impagable; cuando en aquel examen te hicieron las
preguntas o estilos de preguntas que deseabas; cuando te dije que callaras unos
segundos para solo escuchar lo que iba a decir el niño que jugaba con otros:
“uno, dos, tres por la Nena”; cuando escuchas lo que quieren decir los sonidos
del silencio y de la paz; cuando viste al frente tuyo tu sombra luminosa
proyectada en la pared en medio de una tremenda oscuridad; cuando ibas a
encender el carro y sentiste claramente que alguien te toco fuertemente el
hombro: y un gran vitral de colores con la imagen de Jesucristo se reflejó en
el espejo panorámico del auto; y aquel otro extraño e inusual toque cuando
estabas arrodillado en el grupo de oración; cuando aquellos dos ángeles se aparecieron y te sacaron de
ese peligroso sitio donde iban a atentar contra ti; cuando ibas a comenzar a
ahogarte en aquel río y alguien te arrojó un neumático; cuando un carro se
estrelló contra el muro que tu acababas de pasar; cuando estalló aquella bomba
y te salvaste por un pelo aunque tu carro no tuvo la misma suerte; cuando
caíste rodando de espaldas por un barranco y el duro golpe casi te rompe la
espalda y te asfixia; cuando por muy poco el automóvil en el que viajaban casi
queda tapado y arrastrado por aquel derrumbe junto con tu hermana, tu mamá y tu
sobrino; y cuando te caíste de espaldas
de un muro de tres metros de alto y no sufriste un solo rasguño; cuando el banco aprobó el crédito del
apartamento a pesar de no ser una persona confiable del sistema financiero;
cuando tu corazón superó un infarto y otras cositas que pocos resisten?
Siempre me
salvaste; además, pude haber sido un borracho; y no lo aceptaste. Pude haber
sido un drogadicto; y no lo aceptaste. Pude haber sido un fumador empedernido;
y no lo aceptaste. Pudo haber sido un libidinoso lujurioso y amante del placer;
y no lo aceptaste. Pude haber sido un neurótico; y no lo aceptaste. Pude haber
sido un solitario; y no lo aceptaste. Pude haber sido un impaciente; y no lo
aceptaste. Pude haber sido un incrédulo y perezoso; y no la aceptaste Pude haber
sido un mentiroso; y no lo aceptaste. Pude haber muerto en aquel intento de
suicidio, en aquel derrumbe, en aquel barranco, en aquel automóvil, en aquella
quebrada, en aquel río, en el mar; en aquella bomba; en aquel infarto y no lo
aceptaste. Siempre, siempre me salvaste. Gracias Jesús.
––¿Nena, de
dónde salen esos seres invisibles que irrumpen en los lugares oscuros y
sagrados?
––Estas y otras
señales o manifestaciones son Carlos señales de Dios que nos confirman que no
estamos solos. No todos las reciben porque no todos las esperan; Él sabe que
son necesarias para reafirmar las creencias y convicciones. ¿No sientes tu
corazón más descongestionado; cómo si alguien estuviera soplando aire fresco y
revitalizante? Es como si sintieras que tienes a alguien dentro que sopla
permanentemente a fin de mantener fresco y saludable tu corazón. ¿De dónde
vienen esa confianza y serenidad? Tú estás permitiendo que Dios ame a los demás
desde tu corazón; particularmente a los que guardan injustas y equivocadas
opiniones contra ti y medio mundo más. Juntos, pero no revueltos Carlín.
––¿Si los
problemas Nena son pasajeros, y si algunos no tienen solución porque hemos de
vivir tan enfocados en ellos y como haciéndoles permanentemente homenajes y
antesalas con nuestros llantos y quejidos?
––En verdad los
problemas no existen. Cristo dice: “nada os inquiete, nada os perturbe, solo en
Dios descansa tu alma”. No es para nada
de Dios que la prisa acose y la impaciencia abrume hasta sentirnos ahogados o exhaustos,
y como si con esos sufrimientos se tuviera más mérito. ¿Y que si los bancos te
acosan y te fastidian para que pagues lo que según ellos tú les debes? Pues así
la sociedad no lo acepte y a todos cueste creer, de esa deuda se encarga Dios.
Nadie es dueño de nada, aunque tengan pagarés e hipotecas como prendas de
garantías. Es Dios quien a la larga decide como y cuando se va a pagar. Quienes
hacen llamadas, acosan y amedrentan son solo empleados del banco o de la
oficina de cobranzas; personas a quienes tu no les debes nada, a no ser el
empleo que tienen. Para el banco tu eres
solo un número, nada más. Muchos habiendo cedido a esas presiones han caído
caído en sus trampas y hasta sufrido infartos.
Por eso has como si nada; es una deuda más entre tantas a las que a las
entidades financieras se le adeudan; entre más caso omiso se haga a tanta
presión más pronta y fácilmente se hallará la salida; es mejor y más efectivo
caminar con tranquilidad por el sendero correcto; desde donde cualquier
distancia se podrá ver la luz que hay al final.
Y esto se debe aplicar en todo en la vida: haz como si no estuviera nada
de lo malo que te circunda; no mires a nadie con desprecio ni con desdén porque
ellos necesitan de tu luz. Bajo el
amparo del altísimo siente que tu eres el dueño y señor de tu vida, y de todo
lo que esta trae y conlleva. No permitas que actitudes indebidas arrebaten tus
zonas de libertad.
La tristeza es
la confirmación de la alegría; es decir, la alegría termina imponiéndose ya que
precede a las cosas buenas de la vida que están a punto de suceder. Ríe y el
mundo reirá contigo, llora y llorarás solo. No llores solo, ríe junto con quien
está tu lado. La tristeza es la señal de que alguien invisible y muy cercano y
querido está a tu lado; pero se cae en la confusión, y lo que es realidad se
convierte en añoranza al, lo sientes no sintiéndolo. He ahí la causa de la
tristeza. Quiere decirte que está ahí y
más presente que en cualquier otro momento. Es como sentir pena por el paisaje
que solo a la distancia se puede contemplar; se le tiene al frente y no lo
vemos porque lo que se quiere es estar ahí. Hay que aprender a ver las cosas
desde la visión espíritu y no desde la de los ojos. Por eso Jesús nos lo dejó:
para que siempre escucháramos las voces que la hablan a nuestro ser; una voz
que nos ama, nos aconseja y hace sentir el corazón bien y en paz. Nosotros
estamos viviendo un mundo diferente; un mundo en el que hasta cierto punto
estás en sintonía, no lo vives ni lo sientes como nosotros ya que tú estás ahí
y yo ya estoy aquí. Pero todo esto es lo que te hará pensar y actuar diferente;
tarda un tiempo en adaptarse a esta realidad eterna desde La Tierra; pero aquí
donde yo estoy es también tu casa, mi casa. Este, que es nuestro verdadero y
original mundo es tan extraño, pero a la vez tan vivo y vivificante. Y eso que
tu sientes Carlos Eduardo Llano Jaimes de sentir tan viva y tan cerca la
presencia incorpórea es la máxima sensación que en La Tierra alguien pudiese
sentir.
Y, Carlos ¿Cómo
te sientes ante estas novedades de tu vida?
––Luz Piedad;
esta sacudida cambió toda mi vida, nuestras vidas; para bien, las cosas ya no
son ni serán las mismas. En cada segundo todos estamos contigo; y te tenemos
bien, como Dios manda y como debe ser: bien cerca espiritualmente hablando,
todos de una manera u otra nos fuimos contigo; y nada, absolutamente nada de lo
esencial se ha perdido. Sí, es verdad que todavía estamos aquí, pero es tal la
sensación de temporalidad que pareciera que estamos más conectados con nuestra
verdadera y última morada: ya estás en Casa, nuestra Casa; tú ya llegaste y
nosotros estamos en camino, y nuestra alma no descansará hasta que vivamos
eternamente a tu lado. Siendo así la tristeza queda relegada a un segundo
plano; sigue estando ahí, pero no ocupa el primer lugar. Hay una visible diferencia entre la luz que
brilla en tus moradas y la que está a ocho minutos luz de La Tierra; ésta
también es temporal, pero aquella seguirá siendo eterna.
Te fuiste a Casa
y como por arte de magia todos tus afanes y cuitas desaparecieron, como si
nunca hubiesen existido. De la misma manera, muchas de nuestras dolencias
parecen idas dejando espacio a las cosas buenas que nos pertenecen para así
disfrutar de las verdaderas posesiones y no ya de los falsos e inútiles
pasatiempos. Es decir, Nena, ya no me
siento aburrido, ni inseguro, ni harto; siento como si estuviese aislado de las
tendencias y del comportamiento típico del mundo; casi todos aquí continúan
corriendo tras las mismas prisas y pensando en las mismas cosas; su rutina no cambia;
tengo la impresión de que, como siga así, será muy difícil contentarlo. Yo sí
estoy contento, y ni siquiera hablo el mismo idioma ni miro de la misma
manera.
No tendría que
contradecir a los que creen que estoy loco o que se me corrió la teja porque
eso es verdad; y ante eso no hay nada que hacer: clínicamente en ese sentido ya
estoy muerto. Entre todas las verdades que con respecto a mi persona se han
pronunciado, esta ocupa el primer puesto. No quiero curarme de mi locura porque
esta me hace sentir muy bien, por no decir realizado. Este mundo es bien raro:
los fuertes y los sabios por más que resistan se sienten en el fono
desequilibrados; y con los débiles e insensatos sucede justo lo contrario. Este
mundo, Luz Piedad Llano, es más raro de lo que uno se imagina: Jesucristo dice
que las prostitutas y los ladrones que se arrepientan precederán a los que se
consideran justos y sabios. Que extraños giros tiene la vida: nos saca de
nuestras irreales realidades, y nos sumerge en las reales irrealidades.
––Sabes que
Carlín, te voy a revelar algo. Las mejores cosas de la vida están por llegar;
no hay que asustarse tanto por una pandemia que a la larga a tenido menos
muertos que en épocas anteriores a la pandemia; hay que cuidarse, pero sin
exagerar; esta epidemia a sacado lo mejor de las paranoias y neurosis en muchas
personas. Todavía te queda un buen trecho por recorrer, por tanto, has el
debido caso omiso a toda esa locura. Tu cuerpo y espíritu está pasando por una
depuración; de momento este proceso puede ser un poco incómodo ya que
desestabiliza y saca de la zona de confort; tu alma cada día se sentirá más
renovada aun en medio de múltiples caídas. Algunos días ascenderás tres
escalones y otros bajarás: o dos, o uno, o ninguno; pero siempre habrá ascenso
por pequeño que sea. Verás y valorarás muchas de las cosas de las que no te
percatabas En medio de todo eso, cada día irá aumentado tu confianza,
descubrirás el sentido de la existencia y su misión. Vas bien hermano mío, muy
bien. Con todas tus limitaciones y
falencias mantén un dinamismo constante; nunca se ha visto a un diligente
mendigando el pan. Una pausa en el camino no cae mal: te permitirá ver y
replantear muchas cosas; observar con más claridad el panorama: de dónde vienes
y hacía donde vas o quieres dirigirte; estos estados y sentimientos serán
inspirados por la sensatez y el Espíritu Santo. La prisa no te acosará ni la
impaciencia te abrumará. Ayudarás a levantar cargas y librar de culpas de
otros, pero de ninguna manera no las llevarás ya que no son tuyas. Cada uno debe tomar conciencia de su deber y
misión; hay cosas que solo son competencia de la propia persona: cada uno debe
hacer los esfuerzos debidos para la elevación de su alma y persona; por ejemplo:
aprender a leer y escribir, y a ser esforzado y valiente con respecto a lo que
se debe hacer para la superación de las pruebas y retos. Todo esto confiando
siempre en la victoria porque Dios irá delante; así todos deberán enfrentar sus
batallas. Cada día, como cada persona, trae su propio afán. Haz que tu corazón
y alma sientan que estás caminando plácido y tranquilo entre todo ese ruido y
la prisa, además de sentir la paz que Dios quiere que sientas para que
adquieras más confianza; y ten por seguro que de tanto sentirse bien y
contento, terminarás estando bien y contento. Todo esto es lo mejor que puedes
hacer por tu salud física, mental, profesional y espiritual. Incluso sé bien
atrevido y disfruta de tus conflictos y problemas; tómalos con calma, confía en
su solución, confróntalos, míralos cara a cara y domínalos; no permitas que
ellos tomen el control; y juega con ellos como lo hace el gato con el ratón que
ha sido cazado.
La Paz fue el
primer deseo de Jesús cuando se apareció por primera vez a sus discípulos. Yo
Carlos estoy en un lugar de silencio y paz, esto no significa que somos
estáticos; nada de eso, todo lo contrario; todo lo hacemos en silencio y paz;
tal como como en el video donde estamos mi mamá y yo en la cocina cocinando con
un amor, agrado y sincronización perfectos. Si sientes paz, eso proyectarás:
por dentro y por fuera; escucha también los sonidos del silencio ya que no
encontrarás mayor elocuencia que en ellos. Así te sentirás y todo saldrá bien
en tu vida y entorno. Es tan lógico lo que te digo, y sin embargo se hace todo
el tiempo caso omiso; ni siquiera quieren caer en cuentas de ello. Disfruta de
la vida de la misma manera que lo haces con una buena comida, y así ambas cosas
te caerán bien. Dios a permitido que me veas en tus sueños y en los de los
demás: me han visto todos alegre, fresca, lozana y hermosa porque así es como
estoy. ¿Acaso no estoy en las manos de nuestro creador? Pues siendo así no se
podría esperar otra cosa. Tú también siéntete bien, siéntete hermoso; esto no
es para nada vanidad, es autoestima; además una forma de agradecer al creador
por toda la belleza salida de sus manos.
Esta es la actitud que Dios espera de todos. ¿O cómo crees que me siento
ahora?
La sonrisa
hermosea el rostro, me refiero a la sonrisa de verdad; no a las fingidas que
esconden un interés egoísta. Madruga que las mañanas son bellas y productivas: “Quién
madruga Dios le ayuda”. A esta hora el estado de ánimo después de una buena
ducha se encuentra en su punto óptimo. No caigas en estados de amargura, mantén
el ánimo alegre y el mundo se alegrará y reirá contigo. Disfruta de la vida ya
que esa no se volverá a repetir, pues el lugar donde te encuentras es solo
temporal y a él jamás retornaras. El
amor es el canal de nuestra comunicación, porque el amor todo lo espera y todo
lo puede; de esto que no te quede la menor duda. Mantén la confianza en los
momentos difíciles, momentos que son consecuencia de tus actos y también de
circunstancias ajenas a tus responsabilidades; todo esto sucede y seguirá
sucediendo por aquello de lo humano; pero siempre entre más oscura esté la
noche es porque ya va a amanecer.
Carlín, nadie
más que yo para decirte esto y mucho más. No le comas tanto cuento a los
sucesos negativos de la vida; todo eso es pasajero y siempre se han
sobredimensionado. Cree en todo lo bueno y diferente que te está pasando; todo
eso, como de seguro ya te lo he dicho, es parte de la sobreabundante vida que
Dios prometió y de las cosas no reveladas a los sabios y entendidos, sino solo
a las personas de buena voluntad. “Bienaventurados los hombres de buena
voluntad porque de ellos es el reino de los cielos”
—Entre más
conozco a los hombres, más quiero a mi perro. Queremos a los perros porque nos
aprecian y nos hacen sentir bien. Tú, Nena, al igual que esas adorables
criaturas estás siempre pronta y dispuesta a hacerme sentir bien por medio de
tu compañía. No nos dábamos cuenta de que no te extrañábamos mucho cuando
estabas entre nosotros, es que así como no se puede amar lo que no se conoce,
de la misma manera no se puede añorar lo que se tiene al alcance aunque no se
tenga a la vista. Estabas ahí, que dicha; no era sino descolgar el teléfono y
llamarte. Nos veíamos entonces y te saludaba con un beso en la mejilla. Treinta
y un años te lleva mi mamá hasta el momento de tu partida. Su presencia no
tiene precio; aún puedo darle un beso en la mejilla; y por más que sea
consciente de esa realidad, más la voy a querer y valorar en el momento de su
ida. Cosa extraña, aunque no veamos hay más presencia en la ausencia.
Apreciamos el verdadero valor de las cosas hasta cuando las perdemos de vista.
Respiramos el aire como la cosa más normal, pero hay que nos falte un aliento:
daríamos todo lo que tenemos y tendríamos por uno sólo. Cuanto no daríamos por
tenerte de nuevo entre nosotros: en cuerpo y alma, aunque fuera por un segundo.
Pero Dios pensó en todo.
––Carlos
Eduardo, consciente Dios del impacto negativo que un evento de estos produce en
las personas nos dejó su Espíritu. Te informo que este puede moverse sin
limitación a donde, cuando y como le plazca; es el mismo soplo de Dios que se
siente en los corazones y que nada ni nadie podrá arrebatar. Las emociones son
más elocuentes que las palabras, y con una sonrisa se puede comprar todas esas
cosas que no se venden; ¿Qué precio podría tener la sensación de seguridad,
serenidad, calma, lozanía, ternura, entre muchas más que da el Espíritu Santo?
Todo eso supera a todas las demás potencias y a cualquier otra compañía por más
perfecta que sea; la farmacia de Dios.
Los problemas y
conflictos son reales, pero confiando en Dios se siente como si no
existieran. Sencillo: todo dentro de la
temporalidad del planeta Tierra es pasajero ¿En la dimensión de la eternidad
que relevancia podría tener una o varias situaciones que consideramos
negativas? Imagínate Carlín que a tres mil millones de años luz hay una persona
que siente que en La Tierra hay una persona que está pasando por una etapa
difícil de su vida; o que alguien hace mil años estaba muy preocupado porque
estaba a punto de que sus pertenencias fueran arrebatadas injustamente. ¿Si somos eternos que relevancia podría tener
un suceso, sea próspero o adverso, que en el tiempo y la distancia es algo
mucha más que insignificante? Y sin embargo hace ver estrellas y produce
infartos; y éstos que menciono son males menores comparados con los tan comunes
desbalances y desvaríos emocionales caracterizados por hacer sentir que se está
muerto en vida; pues que peores cosas podrían superar la amargura, el odio, la
desazón, la ira, la represión, el desánimo, la tristeza crónica; solo para
mencionar unos cuantos. En que mundo de mentira se cae fácilmente; se untan de
cualquier cosa, en especial de los medios y las redes sociales; y se está tan
enajenado con las noticias historias tristes y trágicas que las buenas noticias
se escuchan con desinterés o apatía. No creen ni en el rejo de las campanas y
vivimos en una sociedad encantada por un extraño hechizo. “Lo esencial es no
perder la orientación. Siempre pendiente de la brújula, siguió guiando a sus
hombres hacia el norte invisible, hasta que lograron salir de la región
encantada”. Como dice García Márquez en el escrito anterior: todavía quedan
hombres que saben dónde están parados; con la ayuda de Dios y de la brújula son
conducidos hacía los lugares invisibles. Un lugar inaccesible a los que siempre
buscan lo que impacta y asombra. Un sunami deja al otro lado del mundo medio
millón de muertos; en primera instancia una noticia de estas asombra a casi
todos; sin embargo, a la larga el dolor de un dedo o el malestar de una gripa
tendrá más relevancia que un suceso de tamaña dimensión.
––Imagínate Nena
tamaño encantamiento, piensan que todo gravita alrededor de ellos; que el mundo
creció y se desarrolló cuando ellos nacieron, y no salen de su inercia hasta
que una causa externa intervenga y los saque de la contravía de su órbita. Y es
entonces cuando quedan dos alternativas; una: con los pies en la tierra se
acepta que el mundo se creo hace miles de millones de años y no el 14 de
febrero de 1961 y confrontamos así entonces
con valentía, fe y optimismo la maravillosa realidad que nos circunda, y como lo hicieron pocos años después de forma
extraordinaria los astronautas del Apolo 13 cuando regresaron a La Tierra
después de que el módulo lunar se quedó varado en La Luna: sin combustible y
sin instrumentos de navegación; o dos: dar patadas de ahogado hasta hundirse en
el abismo de la desesperación, el desorden y el caos de unos instintos que para
nada hacen honor el género humano; y mucho menos al divino por ser imagen y
semejanza de Dios.
Capítulo 9
Mira Nena cuanto
engaño y encantamiento, por ejemplo: suplican para que les compren un producto
en lugar de hacerla más fácil buscando a las personas interesadas mediante las
tácticas y técnicas adecuadas que no son nada complicadas; creen que el
reguetón o la "música rap" es arte musical, decir esto es como pensar
que algún día una tortuga va a vencer a una liebre en una carrera de cien
metros planos; en lugar de aprender los
conceptos de armonía y ritmo que a la música verdadera compete; lo que hacen
esa música frustrada es producir unos ruidos ensordecedores; como si con tales
tremendos alaridos el impacto fuese mayor. He citado sólo dos ejemplos de cómo
hoy día tantos tan fácilmente se dejan engañar. Aprender a hacer las cosas de
la forma correcta no es difícil, es un error y casi nunca se acierta cuando se
toman atajos a fin de anular cualquier esfuerzo; y el supuesto camino fácil
termina siendo el más difícil; y el supuesto camino difícil termina siendo el
más fácil. Las cosas de Dios no son nada complicadas; sin embargo, se complican
cuando no se agradece ni valora aquellas destrezas especiales con que cada uno
cuenta por gracia de Dios; regalos que no se aprecian, y como consecuencia de
ello la apatía y la amargura ante la vida; lo lógico sería sentirse todo el
tiempo con bienestar y alegría; pero ante aquellas circunstancias sucede
precisamente todo lo contrario. ¿todo
esto por qué? Porque creen que Dios es un invento de los hombres; convencidos
de que creación existe por generación espontánea, por cualquier causa menos por
la acción del amor y de un plan de Dios maravilloso y poderoso. Es la
ignorancia en su más plena expresión; y lo paradójico es que los ignorantes no
son los iletrados y analfabetos; no, los ignorantes son científicos,
profesionales y maestros del mercadeo y ventas. ¿Existirá Nena alguna otra
torpeza que supere a aquella? Pues la verdad, estoy convencido de que nunca
habrá nada más grotesco que semejante hechizo del que es víctima casi todo el
género humano.
Luz Piedad,
entre todas las cualidades la más importante en primera instancia es la
confianza. Hay que hacer ahora lo que más adelante se desearía haber hecho.
Tener la certeza de que lo que se pide ya se obtuvo, y se obtendrá; hay que
aprender a jugar con el tiempo y los espacios; tal como de alguna forma
ustedes, Nena, lo deben hacer. La confianza es la raíz; a partir de allí se
comienza uno a mover y construir. Es por tal motivo que los enemigos del alma
hacen todo lo posible por ponernos fuera de combate; no se ha comenzado la
lucha y ya se resignó; nos dejamos vencer tan fácilmente por unos fantasmas que
solo existen en la imaginación; aunque de que por ahí los hay, los hay. Las
buenas intenciones tristemente quedan tan enterradas antes de dar la briega. Si
cayeran en cuenta de que el universo conspira y se mueva a favor de las buenas
causas, otro gallo cantaría; y de que todo lo supuestamente malo no es sino
parte del encantamiento del que la mayor parte del género humano ha sido presa.
Si toda esa gente supiera todo lo bueno que le espera sin importar las
corrientes en contra que le ejerzan resistencia o lo quieran arrastrar;
entonces se sabría lo que es tener El Cielo en La Tierra, y que los ángeles
protectores o de la guarda no son puro cuento. No pertenecemos a este mundo,
antes de venir aquí yacíamos bien cerca de las moradas celestiales, somos
eternos y desde allí estamos consagrados.
Es que Nena,
cuando uno tiene ganas de hacer algo bueno y diferente, algo que va beneficiar
a muchos, no solo a uno mismo; entonces comienza el entrometido a entrometerse
para evitar a toda costa la ejecución de un plan de acción de beneficio mutuo;
y entre más posible le parezca a uno el imposible, más la mente se encuentra
asediada de trabas y obstáculos dizque insalvables. Y nos tragamos el cuento
enterito y sin ofrecer la menor resistencia. Aquellas huestes infernales
invisibles se burlan y se quedan tranquilas porque nos creen de nuevo atrapados
en sus redes de mentiras hasta que se topan con cosas, como un escrito grabado
sobre mármol y que tanta vida eficaz a dado en muchas instancias: “si tú le
dices con fe a esa montaña: muévete, se moverá”. Por fortuna todavía quedan
movedores de montañas.
Rara vez el
camino está allanado, a nosotros nos corresponde dejarlo listo contra las
siempre intemperancias de la vida. Las complicaciones pueden ser desde causas
leves o importantes, como el desánimo, un resfriado, y la sensación de sentirse
ridículo e inútil; o un infarto del miocardio.
El desánimo y la sensación de ridiculez se cura con quince minutos de
oración y una ducha bien fría; y el infarto, cuando no es incurable, como en mi
caso, con un buen cardiólogo y un buen sacerdote. El primero para la salud del
cuerpo y el segundo para la del alma.
Si uno logra ver
en cada persona el alma que posee como imagen y semejanza de Dios,
automáticamente el placer insano que producen la autocompasión, los prejuicios
y los complejos desaparecen como por arte de magia. La persona siente que se
encuentra en un remanso de paz y serenidad; sentimientos estos que no tienen
nada que ver con el egoísmo, la apatía y la indolencia. Hay que tener cuidado
porque casi siempre hay algo que revolotea alrededor a fin de que se vuelva al
estado anterior. No hay que dejarse atrapar de nuevo; como lo dijo Jesucristo:
tenemos el poder de someter a los demonios y de cortar de tajo y determinación
la cabeza a las serpientes. No hay animal más bello que un toro ––de los mal
llamados de lidia––; es un animal fuerte, alegre y lleno de vida; vive feliz en
su potrero con sus vacas; allí no le falta nada. Pero de un momento es otro es
llevado a una plaza de toros; ésta nueva estancia contrasta con la anterior.
Toda esa hermosura, furia y dignidad va a ser arrebatada de la forma más vergonzante
y denigrante; el animal no lo podrá evitar; va a estar a merced de un público
que eufórico y borracho que disfrutara verlo arrastrado por la arena después de
haberlo torturado de una forma atroz. En primer lugar el encierro del que nos
abstendremos de describir; después la lidia: una pica es clavada una y otra vez
en sus maltratados y muy dolientes lomos; el animal resiste hasta que ya no
puede más; los asistentes gritan y brindan; luego le clavan dos o tres pares de
garfios en la espalda llamados banderillas; el público arde en un orgasmo de
placer mientras el animal salta de dolor en un deseo desesperado de quitarse
eso que tanto le duele y le hace sangrar; el llamado torero que viste como
marica saluda a un público que no deja de alabarle y de aplaudirle; el pobre
animal termina casi siempre ahogado en su propia sangre ya que una de las
estocadas ha atravesado el pulmón. No
digo más Nena, sin palabras; y el torito solo quería estar feliz y dichoso en
su potrero con sus vacas. ¿Era mucho pedir?
¿Qué por qué
describo esto? Porque los príncipes de las tinieblas que no duermen y andan por
este mundo buscando siempre a personas a quien devorar quieren, al igual que
con toro, perdernos de la forma más baja y dolorosa. ¿Quién le impide hacer
eso?: Jesucristo. El mismo descendió a los infiernos y le derrotó en su propio
territorio de pecado y maldad. ¿Y todo para qué? Para hacerle entender de una
vez por todas al innombrable que las almas pertenecen a Dios y, por tanto,
innegociables. Estas almas no las va a
cambiar por piedras convertidas en panes, ni por el espectáculo de ver como
ángeles de Dios le sujetan en el aire después de haberse arrojado de un abismo
como si fuera un acróbata o el mismo Superman; ni por toda la gloria y reinos
de este mundo. Jesús nunca negociaría con un demonio y menos por cosas que aún
no se le han perdido y de las que es dueño y señor. Al toro le fue saqueada su
más preciosa posesión: su brío, su belleza y su vida; pero a nosotros, por la
gracia de Dios, no nos va a suceder lo mismo. Jamás debemos dudar en aceptar
los regalos Dios; Él quiere darnos una vida feliz y tranquila; lejos del
mundanal ruido; no tenemos que buscar tampoco nosotros lo que no se nos ha
perdido; al igual que el toro: somos fuertes, hermosos y alegres; pero no
permitamos que lo que no sea o viene de Dios se ensañe con nosotros; o, en este
caso, que las aves de mal agüero que revolotean alrededor aniden sobre nuestras
bendiciones.
––Carlos
Eduardo; Dios necesitaba de un transmisor en El Cielo y de un receptor en La
Tierra. Yo ahora soy la transmisora y tú el receptor. Te voy a contar algunas
de las cosas que veo y que experimento y que Dios quiere que tu y los demás
sepan. Te decía entonces Carlos que Dios
necesitaba de alguien que pudiese escuchar mi voz. Tú, insistentemente le
pediste: “Dios, por favor, háblame de mi hermana; Dios, por favor muéstramela;
que de alguna forma la pueda ver y sentir. Como así, Jesús, que tú te la
llevaste y ahora no sé ni dónde ni cómo está; no puede ser Dios. Tú también
pensaste en la vida de los vivos que aquí quedan, y en la vida de los vivos que
se fueron y a quien mucho extrañamos”.
Hay cosas que la
gente debería saber; pero no lo saben porque no lo quieren creer, y no lo
quieren creer porque piensan que las cosas de Jesucristo Dios Padre son
sobrenaturales. Pues te cuento Carlín que aquella oración fue escuchada; a Dios
no le ha agradado ni le agradará que la gente se consuma y se encierre solita y
resignadamente en su pena; las cosas de Él son mucho más que contentillos y no
tienen nada de sobrenaturales; al contrario: más naturales no podrían ser. El
contentillo, por ejemplo, de tener que aceptar el dolor como algo inevitable, y
que no pudiéndose hacer nada se debe simplemente confiar en que todo tiene un
sentido. Eso es lo que dice la gente que no sabe ni quiere saber nada sobre el
maravillo poder y misericordia de las cosas invisibles, pero que son más reales
que la existencia misma, porque tienen la esencia del alma y del espíritu
eternos.
“Le contestó
Jesús: ¿Tu eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad te
digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero
ustedes no reciben nuestro testimonio. Si les hablo de las cosas terrenas y no
me creen, ¿cómo creerán si les hablo de las cosas celestiales? Nadie ha subido
al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés
elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del
hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna”.
Carlos Eduardo,
hermano mío; ya que estás tan receptivo escucha esto otro que te voy a decir: “Todo
lo que quieras pedir pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será
negado” Puedes, Carlín, pedir cualquier cosa que las nobles intenciones de
Cristo le sugieran a tu corazón; y puedes hacerlo en cualquier momento y
circunstancia. Siendo así, el resultado de cualquier evento depende solo de ti
y no de agentes externos. Si crees que eres feliz, pues nada que hacer: eres
feliz. Si tú eres el único que crees que sí vas a poder pagar tal deuda: pues
así será. Dios te será propicio y suscitará eventos y encuentros para la
realización de tu deseo. Que pocos te crean es irrelevante; eso no tendrá
ningún efecto sobre los resultados. Sigue conduciendo y no te detengas; sigue
leyendo y no te detengas; sigue escribiendo y no te detengas; no permitas que
todo ese ruido de afuera y de adentro te detenga; haz oídos sordos a todo
eso. ¿No te has dado cuenta de que hay
muchos que creen que sus propias penas son superiores a las de los demás; y,
por tanto, no hay nadie que pudiera sufrir tanto como ellos? ¿O de que la actividad de los demás en un
momento dado no es tan importante como el saludo al cual se tiene la obligación
de replicar, sobre todo cuando a punto de suplicas y mentiras trágicas se trata
de vender un producto dentro de un bus que ya no es útil o que está en sobre
oferta?
Carlos, existen
las realidades antiguas de tu entorno y las nuevas que tu creas. Este es uno de
los poderes de las almas que fueron creadas a imagen y semejanza de Dios. De otra manera aquella sentencia: “si le
dices a esa montaña: muévete, se moverá”, sería vana y engañosa. Te aseguro
Carlos que, aunque continúes viendo la montaña en el mismo lugar, está ya se
movió. Eres más invencible de lo que te imaginas. Si estás convencido de que
eres la persona más rica del planeta; pues no hay nada que hacer ni nada que lo
pueda evitar; simplemente lo eres, aunque los demás piensen o te digan que no
tienes un peso según sus patrones y medidas. Rockefeller, Henry Ford, Carlos
Slim y Onassis, entre muchos similares más, ni te pisan los talones. Da la
impresión de que se están ahogando en su propia riqueza. Dios quiere a cada
persona como si fuera la única; pues sencillo: tú eres único para él; disfruta
entonces, al igual que podría hacerlo cada individuo del planeta Tierra, de las
riquezas y bendiciones sobreabundantes de la vida. Haz buen uso de ellas, métete por eso
derroteros que muchos creen son nuevos y diferentes, y sabrás lo que es vivir.
––Nena, cuando
los medios de comunicación hablan de celebridades se pretende, por un lado,
solemnizar y celebrar masivamente la presencia de ciertos personajes ricos y
famosos; y por el otro, hacer sentir inconscientemente a la audiencia cuán poco
vale al no hacer parte de ese grupo selecto. Exhiben a esas celebridades como
si hubieran descendido de otro mundo; y mucha gente se queda descrestada y con
la boca abierta ante tal contemplación; se tragan el cuento enterito, derechito
y sin paradas. Ante el espectáculo, por ejemplo, de un cantante algunas chicas
se enloquecen: chillan, saltan, lloran, gritan y se jalan el pelo. Darían
cualquier cosa por tocarle así sea la borla de su manto.
Qué triste es
ver que los sueños de grandeza de muchas personas potencialmente sencillas y
talentosas son las conquistas y logros de otros; esos otros no tienen ni idea
de la presencia o existencia de dichos admiradores; y si así fuera, les
importaría un comino lo que les pudiese suceder; cuanta euforia si su equipo
gana y cuanta depresión si pierde. Dicho sentimiento los acompañará durante
muchos días hasta que otra fuerza extraña los saque de su marasmo solo para ser
reemplazada por otra igual o más maléfica.
Esta película es
buena porque todos la ven, y esta otra es mala porque nadie la ve; un libro
bien escrito no necesariamente es el más vendido; más un libro basura resulta,
no pocas veces, ser el más vendido. Están sometidos a esos lineamientos y no hay
poder humano de sacarlos ese letargo. El mundo como mundo jamás, Nena, se va a
contentar; no pierdas el tiempo en intentar contentar a quien no se quiere
contentar; y menos a los que están obsesionados con las obsesiones propias y
ajenas. Vive contento y haz caso omiso a
la inquietud que a otros este comportamiento les trastorna ¿Ves por qué tantos
que todavía respiran sienten que se están ahogando en medio de tanto oxígeno?
Son multimillonarios y no se dan cuenta, pero hay que les falte un aliento. La buena
noticia es que ellos, al igual que tú, son las personas más valiosas del
universo por ser imagen y semejanza de Dios, y por tanto poseen un alma bella
que infortunadamente todavía permanece para ellos en la reserva; de momento
tienen ojos y no ven, oídos y no oyen, piernas y no caminan, brazos y no
pelean, mente y no piensan. O sea; si ven, oyen, caminan, pelean y piensan,
pero de manera contraria a su verdadera naturaleza ¿Cuál es el correctivo? Un
alto en el camino, mirar con la mejor de las intenciones y con la seguridad de
tener siempre a punto la asistencia debida, de donde se viene y hacia donde se
va; de esa manera la vida y los sentimientos irán en la dirección correcta y se
sentirá, en medio de las tormentas y del acoso de las deudas, una gran paz en
el alma y el corazón. Y ojo con el impacto informativo que es sólo eso: impacto
más que realidades. Uno no tiene que enterarse de todo lo malo que sucede; pero
uno si puede enterarse de todo lo bueno que sucede. La felicidad son las buenas
noticias.
Tu existes Nena
en un universo donde la palabra inconmensurable se queda corta. Qué mayor
privilegio puede haber que ser imagen y semejanza de Cristo Dios Padre
Todopoderoso. Cada persona con la que uno se encuentra hace parte de esa
realidad; incluso el más arrastrado, hediondo, torpe e ignorante: todos ellos
tienen un alma santa y pura de la que tendrían conciencia si no estuviera
velada por la opresión de un mundo engañado. De ahí tanta enfermedad mental
como la esquizofrenia, la neurosis y la hipocondría, entre muchas más.
El pájaro escapa
porque resulta ser más astuto que él depredador; el gato se cree muy astuto;
pero, como dicen por ahí, a un vivo otro más vivo. Ambos tienen la astucia de
la serpiente, pero al gato le falta la humildad qué tiene la paloma. Por la
falta de humildad no se da cuenta la serpiente que quien vuela por las alturas
es el pájaro, y quién se arrastra por el suelo es la serpiente. Así Nena tienen que ser nuestros sueños: que
apunten bien alto, y que sean reales y efectivos, porque son nuestros y
proceden de las altas esferas. ¿Y por qué sabemos que vienen de lo alto? Porque
el amor todo lo puede, todo lo espera y todo lo alcanza ¿Cómo es posible que
esos sueños respondan a nuestras inquietudes con tanta precisión? Vemos a
nuestros seres queridos, como tú mi hermana querida, muy bien y como si fueran
ángeles, vestidos de blanco, rozagantes en cualquier edad. Es el alma,
semejanza de Dios la que en ellos y nosotros sale a relucir en esos sueños
Divinos; y me dan la certeza de que le estoy escribiendo a una luz y no a una
sombra. Los sueños que dan alas a los insensatos y a los imbéciles son aquellos
que vienen de esperanzas vanas y engañosas. Por ejemplo ¿De las adivinaciones y
de los augurios supuestamente revelados en esos letargos nocturnos que realidad
puede haber? Todo eso y cosas similares son tan fantásticas e inalcanzables
como el número ganador del baloto al que no se le ha pegado ni de cerca a pesar
de millones de intentos y revelaciones; esta es una felicidad imaginaria
generada por las falsas ilusiones que no tienen ni base ni fundamento; a no ser
la codicia, la pereza y la de generar empleo. En cambio, la felicidad que sentí
en ese sueño supera a cualquier otra dicha alcanzada; es real y permanente. La
dicha y el gozo que pudiese causar la posesión, por ejemplo, del mejor de los
autos o de la más lujosa propiedad, no se acerca ni remotamente a las
propensiones elevadas del espíritu. Mi corazón saltaba de una alegría
inimaginable; es como si yo hubiese estado en tus moradas. Si esa dicha se
aproxima a lo que tú sientes, hermana mía, entonces no puedes estar en mejor
lugar. Estamos muy apegados a este mundo, pero cuando Dios permite que abramos
las alas y volemos bien alto, entonces podemos probar algo de las dulzuras
celestiales. Son sueños que no queremos que acaben, no quisiéramos salir de ese
lugar. Cuando tocamos de nuevo tierra no sabemos si somos los seres más felices
o infelices. Felices porque sí Dios permite que hablemos con ese traje tuyo
blanco, y joven y reluciente, es porque quiere que nos convenzamos que tú estás
bien; caminamos juntos de gancho como aquí solíamos hacer; y me hablas y me
alertas y me sacas de peligros.
Capítulo 10
—Qué pena
interrumpirte Carlín, déjame decirte una cosa. Cualquiera podría estar pensando
que aquel 9 de mayo todo era nuevo y extraño para mí; que debí de sentirme muy
asustada ante lo desconocido. Que en el momento en que mi alma se desprendió de
mi cuerpo está se encontró de súbito con algo nuevo y diferente. Para nada Carlín,
esta ha sido siempre mi morada, nuestra morada; sentí en este supuesto nuevo
ambiente que todo me era familiar, pero en una mayor dimensión, es decir; es
como si alguien hubiese salido de casa dejando la cocina desarreglada y llena
de trastos sucios, y cuando llega la encuentra bonita, limpia, oliendo a rico y
bien arreglada. Esto es así: un día alguien consagrado por Cristo desde la
eternidad se encuentra en el planeta Tierra velándosele todo recuerdo de la
celestial. De aquella vida espiritual eterna donde se posee un alma que es el
cuerpo sutil del espíritu no se recuerda nada; es como aquellos sueños de los
que no se recuerda nada.
Todos los gustos
y placeres que se sienten en esa atmósfera de oxígeno no es más que una réplica
de las cosas buenas contenidas en esta vida. Por eso nada de lo que viví se
perdió, nada, absolutamente nada. Y no sólo no se pierde, todo aquí está más
ensalzado y exaltado. Nos vestimos con trajes muy limpios de gala y disfrutamos
siempre de banquetes; además, también sentimos y gozamos de las cosas lindas
que ustedes sienten, pero tú nunca sabrás a que sabe las sal y los condimentos
de aquí sino hasta que los pruebes en aquel día. La misión en el planeta Tierra
es dejarlo mejor de lo que lo encontramos. Misión cumplida Carlin; no digo más.
¿Qué buena noticia, ¿no? Así como la madre Teresa de Calcuta tenía su misión
según los dones y carismas recibidos, de la misma manera yo tenía los míos.
¿Sabes lo que sienten Oswaldo y mis hijos de mí? Que te digo lo que sienten de
mí; mejor todavía: Dios está complacido con ellos; por eso todo lo que hacen
les sale bien; hasta lo que sale mal. Mi espíritu está con ellos todo el tiempo
y gracias a Dios cumplí con mi misión a pesar de las múltiples caídas que tuve.
¿Has notado lo tranquilo y sereno que está tu
corazón? Uno se mueve de diversas maneras; a falta de cuerdas vocales buenas
son esas diversas presencias eficaces y sutiles que se sienten en la mente, en
el corazón, en la mente, en la conciencia, en el alma y en el espíritu. Por eso
es que te digo y les digo que nunca te sentirás ni se sentirán solos; que estoy
contigo y con ellos en cada paso. Por eso Carlos debes sentir que todo se mueve
a tu favor, a vuestro favor. ¿Por qué no me cuentas lo que pasó en aquel
partido de baloncesto Carlos? Este es un ejemplo vivo de lo que significa la
confianza.
A diferencia de
nuestros rivales no era muy diestro para jugar baloncesto en sentido técnico y
táctico; menos todavía para hacer ademanes, maromas y jugadas rápidas: en la
debilidad está la fuerza, y a falta de aquello bueno era el promedio de
encestadas desde las diversas distancias; atinaba el noventa por ciento de los
lanzamientos, por decir cualquier porcentaje alto; y aunque tuviera una mole
gigantesca y sólida al frente me las
ingeniaba para pasar el balón por encima de sus brazos y atinar el lanzamiento.
Solíamos jugar casi todas las noches en la cancha del barrio Banderas. Recuerdo
una de esas noches: un sábado se nos acercaron para retarnos a un juego dos
hábiles y experimentados amigos y jugadores de baloncesto; sabía que sólo
habría una forma de ganarles y así se lo hice saber a mi hermano Nando, aunque
fuera un concepto utópico para los que están acostumbrados a sentirse
inferiores cuando sienten que tienen a alguien supuestamente superior al
frente. Cabe aclarar que una utopía no es un imposible, sino un posible, aunque
suene a ciencia ficción.
—Nando,
tendremos que ganarles 21-0. Eso significa que nosotros tenemos que tener
siempre el balón y encestar en cada lanzamiento porque en los rebotes sí que
estaríamos en desventaja ante este par de canguros gigantes.
—Pero, ... eso
es imposible Carlos; como les vamos a ganar 21-0.
El equipo que
primero hiciese 21 cestas ganaría; serían 42 puntos en condiciones normales.
Quien encestaba sacaría de nuevo desde un lado. Noté que, con razón, Nando se
sentía un poco, tan solo un poco incrédulo: pero había que tomar ese poco y a
partir de ahí darle lo mucho que esperaba de mí, además de lo poco que le
faltaba para convencerse de que podíamos ganarles. Yo nunca dudé de que podríamos lograrlo, y la
mejor manera era demostrarlo.
Comenzamos el
partido; yo me sentía tan seguro y confiado que atinaba todos los tiros al aro,
Nando pronto comenzó también a hacer lo suyo encestando todos sus lanzamientos;
nuestros nobles rivales no la creían y se fueron desmoronando a medida que nos
sentíamos dueños y señores del juego. En
una esquina crecía el ánimo y la confianza, y en la otra decrecía. En ningún
momento nos faltamos al respeto; sabíamos quiénes eran, estábamos jugando un
partido con un desenlace poco común según la lógica de la alta o baja estima.
Nadie está libre ni de un mal ni buen día, era una situación atípica y
particular; no una situación general porque se daría una sola vez; bueno, dos
veces en un sólo día, aunque, desde luego, replicaría en otras instancias o
actividades. Ellos, al igual que nosotros, estábamos lúcidos y en nuestras
plenas facultades físicas y mentales; cada cual dio lo mejor de sí: simplemente
las cosas se dieron en un bando y no se dieron en el otro. Sin embargo, la cosa
no paró ahí; les dimos la revancha a condición de que tuviéramos el saque. Y
como dice el dicho: "quien no quiere caldo le dan dos tazas". Les
volvimos a ganar por el mismo marcador. Confirmado y reconfirmado para que no
quedaran dudas de donde venía la victoria.
––Qué bien
Carlín, siempre me ha gustado leer lo que escribes; y veo que conmigo
encontraste una nueva inspiración. Muchos incrédulos pensarían que le estas
escribiendo a una sombra; si pudieran ver ellos que sus sombras luminosas están
más cerca de lo que se imaginan, entonces en verdad si que serían felices y
nada amargados. Me encantan las historias, cuéntame Carlín otra que nosotros
podemos hablar tranquilamente como si nada hubiera pasado.
––Claro que sí
Nena. Las siguientes tiene que ver con la neurosis colectiva producto de la
falta de confianza. La falta de confianza produce comportamientos hasta jocosos
y extraños. Si el señor de la historia que narraré hubiese estado tranquilo y
confiado, todo lo hubiera sonreído y salido bien.
Existe lo que
los psicólogos y yo llamamos la neurosis colectiva. Les voy a dar varios
testimonios de ello. Los primeros cinco días de cada mes los Bancos de las
ciudades están abarrotados de gente, más que en los días ordinarios. Quienes
más se esmeran por cumplir eficientemente sus labores son precisamente los
empleados del Banco, en especial los cajeros y los asesores. Algunos de la fila
de súbito y sin motivo aparente, creo yo, comienzan a sentirse acosados por la prisa
y abrumados por la impaciencia, se comienza a sentir el rugido de un remezón en
camino; cada uno quiere ser primero. Todo ese tiempo la paso leyendo y
observando tranquilamente y con curiosidad dicha gestación mientras hago fila;
una señora llega y se hace detrás mío y al momento me pide que si le podría
guardar su lugar mientras hace una diligencia
—No señora —le
contesto un poco desconcertado—, tendría que solicitarlo más bien a los que
están detrás de usted y no a los qué están delante ya que yo no soy el dueño de
la fila. Bueno, pareciera que algo de esa neurosis ya había entrado en mí.
—Muchas gracias
señor —me replicó con sorpresa y en un tono muy poco amable, como si ya antes,
sintiéndose segura, hubiera dado por aprobada su petición. Ante mi negativa, la
señora va a la fila de al lado y le pide a otra el mismo favor; o sea que le
aguarde el puesto mientras hace una diligencia.
—Con mucho
gusto, —le contestó la amable y comprensiva señora mientras me lanzaba a la vez
una tierna y expresiva mirada de sumisión que contrastaba con la silenciosa
rabia e indignación de algunos.
Mientras la
señora se retiraba fuera del Banco le pidió también a un adolescente
desconocido que le cuidara el puesto de otra fila; el joven, atónito y mudo,
apenas pudo contemplarla, como si ella fuera de otro mundo. Confuso entonces el
joven no contestó nada, la señora de todas maneras y sin dudarlo lo tomó como
un sí; así entonces la elegante dama ya se había asegurado dos filas, y a mí me
había tocado tomarme dos tazas de la sopa que no me gustaba.
Mi desquite
llegó cuando al cabo de cinco minutos regresó la señora, y sorprendida notó que
los dos guardas ya no estaban asentados en sus respectivos puestos. El muchacho
ya se había ido y en la otra fila la amable señora ya había sido también
atendida. Pero, en el preciso momento que yo me estaba retirando del Banco un
señor de unos 35 años también llamó mi atención: el señor estaba como sufriendo
un severo ataque producido por una extraña mezcla de autocompasión y neurosis crónica,
muy común en las personas que no se pierden los noticieros de la televisión. Se
paseaba el señor desesperado —o sea sin esperanza— y con las manos atrás y la
cabeza gacha de aquí para allá como si fuera un pobre león enjaulado; no
resistió más, y estallando, gritó:
—Llevo en el
Banco dos horas esperando ser atendido. —Cada diez minutos decía lo
mismo––además, eran como las 9:00 am , o sea que el Banco debió abrir a las
siete de la mañana; cosa que sería poco usual.
—Sí, es verdad,
pobre señor. —Replicaron casi todos los que esperaban ser atendidos en el
Banco.
Sólo dos o tres
personas salimos en defensa de los incomprendidos y diligentes empleados. Los
que más daban alaridos casi ininteligibles eran algunos pensionados y algunas
amas de casa, pues no hacían otra cosa que proclamar a los cuatro vientos las
injusticias de este país. Contrastaba esta actitud con la gente que realmente
estaba apurada; como mensajeros y empleados de oficinas y locales comerciales.
Aquellos no encontraban sino motivos para quejarse, y estos para agradecer; por
tal razón estos, los miembros del aparato productivo de esta nación, siempre
lucen bien parados, contentos y felices; no tienen tiempo ni disposición para
andar a toda hora quejándose con todos por todo.
—Mis hijas están
secuestradas y debo llevar el rescate a mi casa, por favor atiéndanme que me
están esperando con la plata. —Gritó el señor desesperado.
Para no hacer el
cuento largo, digamos que nunca se escuchó la noticia del secuestro de unas
niñas en las inmediaciones del Banco en Cedritos; y menos aún que el retiro
fuera para el pago del rescate: $380.000: el más bajo en la historia de los
secuestros en Colombia y del mundo.
Nena: hay mucho ruido aquí, la gente se queja de
todo y por todo; da la impresión de que muchos ya perdieron hace rato la
confianza en sí mismos; culpan a los demás de todo lo malo que sucede: no
deberían afligirse; o sea no darle gusto al diablo porque este no ha tenido, ni
tiene, ni tendrá la última palabra. Aunque la causa de esas aflicciones sea
cierta no hay que afligirse que Dios no se muda. Solo las personas felices de
verdad podrán transmitir felicidad a tanto infeliz y amargado; aquellos son tan
imprescindibles como el aire para nuestros pulmones.
Capítulo 11
El ruido de una
ambulancia, de unos dolores, de las lágrimas de una madre, o de un hermano o
prima, quedó acallado por ese silencio y paz que llegó a nuestras vidas de un
momento a otro ––a pesar de que estaba llamando a la puerta desde hacía rato––
y que ningún ruido, por ensordecedor que sea, podrá alejar. Aunque todo se
derrumbe a nuestro alrededor, aunque los hombres no sonrían y solo respiren
rencor y amargura ––cosa que no va a pasar––, aunque la injusticia enarbole sus
banderas hasta lo más alto; yo me seguiré alegrando con la paz y silencio de mi
corazón; porque detrás de todo ese ruido resuenan voces de vida terrenal y
eterna.
Y con tu gracia Jesús, eficaces intercesores
deambulan cerca, muy cerca de nosotros. Ellos nos transmiten tu silencio y tu
paz. No se encuentran distantes ni dormidos; o lo que sería peor: aniquilados.
No, para nada, su alma y espíritu están en la presencia de Dios, en las manos
de Dios esperando que llegue el no tan lejano y ya presente final de los
tiempos, aunque al Planeta Tierra le queden todavía 26 mil millones de años de
vida; y así resucitemos con Cristo en cuerpo y alma. ¿Y qué otra cosa podrías
transmitirnos que no sea toda esa paz, alegría y esperanza que personas como
tú, hermana mía, quieres compartir con sus más queridos al hacernos sentir que
no hay que morirse para probar las dulzuras celestiales? Tan solo hay que creer a las palabras de
Cristo: yo soy la resurrección, el camino y la vida; quien cree en mí no
morirá, sino que tendrá vida eterna. Tu me dices con tremenda seguridad, Nena,
que me va a ir bien, que nos va a ir bien; parecen ejércitos armados los que
nos quieren convencer de lo contrario, pero no son más que sauces desgajados.
Al César lo que
es del César y a Dios lo que es de Dios. Nacidos de nuevo nos ponemos en la mano
de Él, y aunque caigan diez mil a nuestra izquierda y diez mil a nuestra
derecha nada nos pasará. Tan solo hay que ser felices, confiar y lo que es más
importante: no ver los noticieros que a ellos no les interesa tanto informar
como impactar y encantar con verdades o con mentiras a la masa de incautos y
desprevenidos. Mirar las noticias siempre con los ojos de la fe y no desde los
de la locutora y de la masa.
—¿Recuerdas,
Carlos, que nuestra abuela Lola no paraba de carcajearse por muchas de las
cosas que contábamos o nos sucedían? Las apariencias engañan, y para cualquiera
que no la conociera pensaría que nuestra abuela era una persona severa y seria.
Nada más lejos de la verdad; era la persona sencilla, descomplicada, noble y
servicial que he conocido. No te imaginas Carlos lo contenta que ella aquí
vive; se carcajea por todo lo que ve en mi otrora mundo. No puede creer que los
terrícolas no puedan sentir nuestra presencia, cuando es tan evidente y lógica.
La gente cree que porque no nos ven estamos muertos, ¡ja ja! Ni se imaginan lo
elásticos que somos. ¿Recuerdas lo que el pie de mi abuela y mis piernas nos
hacía sufrir? Pues te cuento Carlín que lo que mejor nos funciona aquí es lo
que menos funcionaba allá; todas esas atenciones dedicadas a esas partes
enfermas no fueron en vano, y aquí sí que tuvieron efecto; lo demás no
necesitaba tanta sincronización. Sea como sea aquí todo nos funciona de mil
maravillas; y quienes allá quieran vivir tristes y quejándose por todo, pues
allá ellos. Nada de eso nos afecta; este es un lugar de paz, esperanza y
alegría; o sea: de amor. Somos felices y punto. Ríe y el mundo reirá contigo,
llora y llorarás sólo. Si quieren vivir alegres y sentir nuestra siempre
presencia, bien venidos; de lo contrario, allá ellos. Pero aquí estamos y aquí
nos quedamos. Además, desde aquí nosotros podemos ver todo con claridad, aquí
nada nos engaña; ya te he dicho que en nuestras moradas eternas el mal no tiene
cabida; quien no pudiendo quisiera entrar aquí deberá primero meterse un buen baño
o depurada; deberá devolver con bien tres veces todo el mal ocasionado; por así
decirlo. En este sentido aquí por lo general nadie tiene ningún problema; no es
sino que quieran seguir experimentando todo el amor que la misericordia de Dios
da a cada alma recién llegada para que quieran hacer, con Su ayuda todo el bien
que quieran. A mi abuela le da risa que, pudiendo, muchas de las cosas que
sentimos aquí, no las quieran sentir allá. Sí tan sólo quisieran poner toda su
confianza en el Dios que "no ven"; o más bien, en el Dios que la
carne, el mundo y el diablo no quiere que vean. A ver te explico con un ejemplo
Carlos: ¿qué es más lindo, edificante y enternecedor? La sensación que siente
Hitler al creer que es dueño de la vida y del mundo con todo lo que ellas
tienen, o ver a una señora de noventa años, como mi mamá, arrodillada al pie
del Santísimo con toda la inocencia, fe y ternura de quien siente la presencia
de la perfecta compañía. Pues te aseguro Carlos que aquel nazi no sólo no se va
llevar nada, sino que se le quitará hasta lo que no tiene; en cambio aquella
señora beberá eternamente de las fuentes eternas al lado de todos los suyos. No
hay mayor belleza que la presencia de una anciana que bebe todo el tiempo de la
misma agua que le diste a la samaritana.
No te imaginas
Carlos lo lindas que son las almas; aquí donde estoy entiendo muchas cosas que
antes no entendía; solo muchas, no todas. No entiendo bien, por ejemplo, por
qué los seres humanos no se dan cuenta de la tamaña belleza de su alma. ¿No se
supone que esas almas estaban consagradas desde la eternidad?; ¿o sea que ya
vivían en el paraíso de Dios antes de emprender, por causas que desconozco, su
temporal viaje a la tierra? ¿No se supone que tenían la misión de dejarlo mejor
de lo que lo encontraron? Eso me hace suponer que eran almas buenas porque
desde la eternidad han estado en la presencia de Dios. Pero bastaba que
aterrizaran a la tierra con un cuerpo físico, en esa atmósfera de oxígeno, de
plantas de animales, entre muchas maravillas más para que no pocos quisieran
apropiarse de todo eso y más, como si cuando regresasen pudiesen llevarse,
aunque fuera un granito de tierra o una gota de agua.
Casi todos
creen, Carlín, que los pensamientos vienen de la mente, nada de eso, vienen del
alma. No todo lo que se asoma a nuestra conciencia viene del cerebro, también
puede venir del corazón. Este no es solo un órgano biológico con células, al
igual que no lo es el cerebro; no solo son dos masas de carne similares a la de
los demás mamíferos. Estos no pueden decodificar ni interpretar las imágenes,
el sonido, los olores, entre muchos elementos más. Y esto es tan lógico como lo
es aquello que representa el corazón del Sagrado Corazón de Jesús: dicho
corazón no solo llevaba sangre y oxígeno a todo el cuerpo, llevaba o lleva todo
lo que representa vida: sentimientos, afectos, ternura, candidez, lozanía y
plenitud, para mencionar solo algunos estados. El corazón de Jesús es una
puerta abierta a la paz, la alegría y la esperanza; por ahí se mueve y se pasea
el Espíritu de Dios, y todo lo que a él contiene. Por ejemplo, Él se comunica
contigo a través mío. Más que palabras son sentimientos y afectos; presencias y
sentimientos solo visibles y sentidas por quienes quieran estar en su sintonía.
Todo lo que viene de Dios deja esa sensación de paz, alegría y esperanza; y no
solo esto, hay mucho más que vivo y transmito. ¿De dónde crees que viene todo
eso tan bueno? Te aseguro Carlos que cualquier sentimiento contrario y
desagradable que pudieses sentir no tiene nada que ver conmigo; y menos con
Dios. ¿Acaso de donde crees que vienen
las inspiraciones del alma? ¿Cómo crees
que aquellos músicos y bailarines pudieron transmitir lo que sentían? Hay
mentes más sensibles que otras a las manifestaciones del alma y a las
vibraciones del espíritu. El Espíritu está siempre pronto para ir en busca de
intercesores y receptores eficaces; y puede hacerlo también en cualquier idioma
y con la misma voz que solías escuchar. Nada se pierde; al contrario, se vuelve
más funcional y vivo. Las buenas noticias de Dios son maravillosas. Estas son
las que, más que sobre todas las demás, hay que escuchar; de esa forma se
caminará plácido y tranquilo entre el ruido y la prisa. Te decía Carlos que
tenemos la misma facultad del ser humano de comunicarnos y expresarnos a través
de tu mente y nuestra alma con el mismo sonido articulado de las cuerdas
vocales; podemos hablar con ustedes porque estamos a vuestro lado; de lo
contrario es lógico que nos quedaría muy difícil hacerlo desde la supuesta
lejanía desde donde muchos creen nos encontramos simplemente porque no tenemos
un cuerpo físico.
Si este tipo de
personas quiere saber lo bueno que es la verdadera vida, pues debe aprender a
moverse a través de su sutil y eterno cuerpo espiritual que es su misma alma.
No hay otra manera de ser más feliz en esa y en esta vida; las personas, por lo
general, no lo entienden; pero si abriesen el corazón a todo eso que consideran
imposible e invisible a los ojos y a mirar todo desde la perspectiva de la eternidad,
te aseguro Carlos que se sentirían invencibles; ¿y por qué invencibles? Porque
son eternos e imagen y semejanza de Dios; y te digo todo esto porque, si bien
nunca me lo pude antes haber imaginado sí que me lo estoy viviendo ahora
hermano mío. Sí Carlin, quedé más viva que antes; me meto en todo y soy
tremendamente operativa y eficaz; es mucho lo que tendría que decir acerca de
la trascendencia para nosotros de todo esto; algo que en mi porción de mente
materialista nunca habría imaginado fuese a sentir. Ya te imaginarás Carlos lo
frustrante que podría ser para nosotros movernos en medio de tanto ojo que no
ve, de oído que no oye, de pies que no caminan, de manos que no trabajan, y de
tantas mentes que no piensan. Y digo que podría ser frustrante porque tampoco
esto nos entristece; las cosas son así, las aceptamos y continuamos sin
obstáculos nuestro ascenso sin que nada ni nadie lo pueda impedir. Algún día
sabrás Carlos lo que es verdaderamente moverse como pez en el agua y en las
profundidades de la verdadera vida; sabrás lo que es la existencia pura y todo
lo que a esta compete. Por todo esto y mucho más estamos tan bien y agradecidos
que con toda el alma dedicamos nuestra vida a hacerles sentir todo eso; no
queremos que crean que están y caminan solos.
Habrás intuido que en este sentido nos sucede lo mismo que a ustedes: a
la larga solo nos quedamos donde nos reciban y nos escuchen.
Por eso Carlos
creer es lo mejor que ha alguien le pudiese suceder; y no creer es lo peor que
a alguien le pudiese suceder. ¿Cuál crees que es la causa de las tristezas, de
los vacíos y de las amarguras? ¿Has notado la fisonomía y expresión corporal y
facial de los que creen y de los que no creen siquiera en el rejo de las
campanas? Pues es la misma diferencia que existe entre una excelsa majestad y
un cadáver ambulante. Claro que sí Carlos, hay mucha diferencia entre caminar
silbando: alegre, derecho, sonrientes y con la sensación de que están lanzando
misiles de bendiciones a diestra y siniestra a todo el que mire, toque y
piense, y entre aquellos que pareciera están a toda hora rindiendo honores a la
burla, al desdén y el desprecio. Parece mentira, pero para una persona
verdaderamente alegre, sus mejores días se caracterizan porque todo,
aparentemente, sale al revés. Expliquémonos:
El día amanece
frío, oscuro y nublado, y como con la intensión de que esos fenómenos repliquen
en el ánimo; ataca aquel feo amanecer desde los frentes más mentirosos y
siniestros con la intención de contener espíritus que, gracias a Dios, no podrían
estar más en contraste con dizque aquel feo amanecer; es decir, se las tendrá
que ver con un sol ardiente, bello y naciente que de momento permanece
semioculto debido a unas nubes pasajeras. Te voy a contar un secreto Carlín:
una de las sensaciones más placenteras es sentir que se puede hacer caso omiso
o estar aislado del ruido por más ensordecedor y persistente que se muestre.
Jesús callaba ante Herodes, Pilatos, y una turba que gritaba crucifíquenlo a
pesar de que entre ella había personas que Él había, de una u otra forma
sanado. Callaba y dejaba que se recomieran de la rabia y que descargaran con
toda su ira y placer sobre su espalda y demás partes de su cuerpo golpes sin
fin de una flagelación infame e inimaginable.
En medio de todo
ese ruido, el Padre retrocedía, se adelantaba y
mostraba a Jesús su Resurrección en el Huerto de Getsemaní; le mostraba
su ascensión al cielo cuando le estaban flagelando; le mostraba la venida del
Espíritu Santo cuando le estaban clavando una corona de espinas sobre su
cabeza; le mostraba la asunción de su madre, la Virgen María, a los cielos
mientras cargaba lleno de dolor, tristeza y debilidad la cruz más pesada de que
se haya tenido referencia; y le mostraba, entre muchas cosas más, la coronación
de La Virgen María como Reina Universal de todo lo creado a medida que un
martillo golpeaba unos clavos que le estaban atravesando con un dolor inefable
sus manos y sus pies, como si estuvieran
trabajando un pedazo de madera inerte. La miró con unos ojos que parecían salirse
de sus órbitas por tanto dolor e indolencia, y le dijo: madre, he ahí a tu
hijo, hijo he ahí a tu madre. Como
dueño y señor del universo, y como dueño y señor de sí mismo: callaba y
bendecía a diestra y siniestra a todos esos que, según Jesús, no sabían lo que
hacían. Jesús sabrá Carlitos, pero como no van a saber lo que están haciendo;
es que uno no puede ser tan menso en la vida. No sabían en el sentido de que
desconocían lo que les esperaba cuando algún día vieran a Jesús cara a cara en
las moradas celestiales: tan cerca y tan distante; pero eso de que no sabían lo
que hacían cuando lo estaban viendo y haciendo, y en el sentido de infligirle
el máximo dolor posible es utópico; claro que sabían lo que hacían, y lo
disfrutaban. La maldad de algunos hombres Carlín es consciente, calculada, no
tiene límites y es real.
––Como decía
Albert Einstein, hermanita, hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez
humana.
––Cuando callas
Carlín te haces invisible e invencible porque Jesús toma el control. En ese
silencio solo se encuentran tú y Jesús Dios Padre Todopoderoso. Te lo digo
porque aquí lo siento y lo vivo, y estamos libres de todo el mundanal ruido; y
por tanto solo hay espacio para el silencio y la paz. En ese silencio, en medio
de todo ese ruido de allá, tú te pones en las manos y la presencia de Dios: Él
toma el dominio; y siempre saldrás triunfante. ¿No te parece que es un placer
sentirse dueño y señor de sí mismo bajo el amparo del altísimo? No lo dudes
Carlos, así es; silencio en el duro trabajo, brisa que riega la tierra en
sequía, enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. Deja por tanto Carlos
que el ruido grite, chille y llore todo lo que quiera; se le ha dado también a
los seres terrenales el poder de someter a la serpiente; no dudes nunca en
hacer uso de ese poder; el demonio querrá hacer saber y sentir que todavía
tiene el control; pero no lo tiene. Todo lo de él es una mentira; incluso los
problemas y conflictos que cada día os asechan; y son mentira porque son
pasajeros, están sujetos a un espacio y un tiempo; en cambio tu eres parte de
la eternidad y todo lo que a ella contiene.
––Carlín,
hagamos una recopilación de tu vida. Estás en el momento máximo que una persona
puede llegar a sentir: ninguna fortuna podría comprar el estado de tú espíritu
y en general de tu ser; y no lo podrían comprar porque es gratis. O sea, no
tienes que ser el gran filántropo; no es necesario que seas el gran distinguido
ni ante Dios y menos ante los semejantes para tener lo que el amor y las obras desean
para el bienestar de cada ser que ha nacido en la tierra. Es un derecho o
gracia ganados desde el nacimiento; el único requisito para hacer uso de él es
aceptarlo. Muchos de los hombres más ricos hubiesen dado toda su fortuna por
obtener algo de esa gratuidad; y si no lo consiguieron fue porque estaban
acostumbrados a sus propios pesos y medidas.
Sus estándares siempre se quedaron cortos, pues “el cariño verdadero ni
se compra ni se vende; no hay dinero en el mundo que pueda comprar los
quereres”. Porque solo Dios es santo; la santidad de Dios es su propio ser. El
encuentro con la santidad de Dios provoca en el hombre una conciencia de su
dignidad y de la sobreabundante vida que prometió. Te voy a decir así por
encima de que se trata mi estado y el por qué un poco prematura de mi ida, o
venida aquí donde estoy. Mis ojos han visto al Rey en su gloria; a alejado de
mi todo pecado porque vivo en la presencia de mi Señor: cara a cara con Él.
Esto es algo que supera las fuerzas y el entendimiento del hombre, tanto que,
físicamente hablando, nadie ha sobrevivido; es un fuego devorador que yo sentí
en mis últimas horas de vida física. No era para mi nada nuevo que sintiera que
todos mis pecados se quemaran; sin embargo, en esas tres últimas horas sí que
sentía esto que te estoy diciendo de la manera más misericordiosa posible. Pero tú Carlos, en cierto sentido, habitas en
medio de ese fuego perpetuo y devorador que es la Santísima Trinidad; sabes
que, según esto, no es necesario morirse para probar las delicias del Cielo.
Allá es una cosa, y acá es otra cosa. Hay cosas de acá que pueden ser de allá;
y hay cosas de allá que pueden ser de acá. Dios quiere que sientan allá la
presencia de todos los seres queridos que se han ido, que se convenzan de que
no están para nada muertos; que están más vivos que cuando estaban vivos en la
tierra. No quiere lágrimas sino alegrías; y sea como sea, hermano, tú eres uno
de esos voceros. Dios quiere que los hombres sepan de una buena vez por todas
que el mundo no es como lo han pintado. Es mucho más versátil, bello y colorido
de lo que ven y se pueden imaginar. El mal ya ha sido atado, pero hay muchos
que son mordidos porque todavía se acercan a él. Hace poco ––exactamente un año
después de mi ida–– le dije a mí mamá que estoy a punto de tocar el cielo; eso
significa que ya prácticamente no me queda una sola brizna de pecado; y esto
también recae sobre ustedes. Ustedes: mi mamá, mi esposo, mis hijos, mis
hermanos, primas y amistades especiales ya no son las mismas personas; ustedes
también cada vez están más cerca del cielo. Desde el cielo; tal como me lo
expresó personalmente Santa Teresita del Niño Jesús, Carlín –– y debido a tu
intercesión y deseo que yo me encontrara con ella––, soy más útil a las almas
que amo, no estoy para nada inactiva, mi deseo es seguir trabajando a favor de
ustedes desde aquí que soy más eficaz y operativa. Así nos lo pide Dios; y por
eso siempre me escucha. No he muerto, al contrario, he entrado en la vida: una
vida más bella, intensa, eficaz y libre. Y no se preocupen, volveré a verlos y
después de eso nada nos quitará la alegría.
Capítulo 13
Cuéntame ahora
sí Carlos esa recopilación de tu vida.
––Claro que sí
Nena; aquí va:
Los individuos
parecían encajar en esta esfera de oxígeno; sin embargo, Carlos se sentía
asfixiado. No encontraba situaciones y relaciones compatibles con su modo de
sentir y de ver las cosas. Había
decidido no permitir que el medio social lo absorbiera o empujara hacia donde
él no quería ir, y para no hacer parte de un mismo sentir y pensar debería
tratar de ver las cosas desde otra perspectiva: continuar desde donde muchos
han renunciado, recorrer lo que otros no han andado, y ver lo que casi nadie ha
visto. Era consciente de que todos sus
esfuerzos debían encaminarse en encontrar y atravesar y encontrar la puerta
estrecha de la que tanto había escuchado a fin de no caer también en el
encantamiento y el despeñadero.
¿Por ejemplo,
por qué habría de escribir con la mano derecha cuando le resultaba más cómodo y
natural hacerlo con la derecha? Dos personas maravillosas que según los
convencionalismos no hicieron parte del montón influyeron en sus primeros años
de vida; y desde luego en todos los demás: ellas fueron su abuela Alicia y su
tía abuela Carlota. El niño no tiene la
culpa de que se sienta atraído por su por su mano izquierda y de que quiera
llevar la contraria al vecino y al resto de la humanidad ––se decían entre
ellas––. Carlotica también tenía desarrollada la visión de rayos X, es decir,
podía ver más allá de lo visible, o sea en lo invisible, y como suele suceder
por lo general a todos los locos científicos y artistas; pues como brillante
concertista de piano que era veía en su sobrino cualidades que el simple vulgo
llamaría paranormales; pero no, no tenían nada de sobrenaturales ni de
paranormales; su comportamiento era el más normal del mundo; y era tan normal
que fue la primera persona en notar que un comportamiento paranormal lo sufren
solo aquellos que tienen de alguna manera la mente trastornada; patología esta
que desafortunadamente la sufren la mayoría de la personas sin que lo noten; es
una enfermedad silenciosa o como un encantamiento que penetra lenta y
sutilmente con el único propósito de no dar sentido a la pregunta más
importante que todo ser humano alguna vez se planteará ¿Y para qué vine a este
mundo?
Carlotica
complacida no dudó en alentarlo, no hacia sus propósitos sino hacia la persona
que es él; su abuelita los miraba como quien si quiere la cosa y no dejaba de
sorprenderse por el interés que Carlos Eduardo ponía en el aprendizaje de la
lectura y de la escritura. Erre de ratón
—le decía cariñosamente Carlotica mientras le tomaba y guiaba con decisión su
mano izquierda a través del papel. Erre de ratón —repetía una y otra vez Carlos
Eduardo mientras jugaba con el triciclo contento porque sabía que sin importar
lo que sucediese siempre haría parte de los privilegiados de la creación; al
igual que cada habitante del planeta siempre y cuando quisiesen aceptar ese
regalo. Le fascinaba escribir en las
paredes, y especialmente porque se lo tenían prohibido. Debería ser maravilloso
vivir en la gran muralla china ––Se decía. Le inquietaba lo complicadas que
podrían ser las personas; no entendía porque rivalizaban por todo: todo el
mundo quería ser el primero o el mejor de los mejores como si un gran trofeo
les esperara al final de su carrera o periplo ––ser segundo podría ser causa de
una gran depresión, aunque el resto de la humanidad estuviese por debajo de
él––. De igual manera, todo tendría que hacerse de afán y habría que deprimirse
por casi todo para demostrar responsabilidad y eficiencia –incluso hasta cuando
se despedía a un avión de carga––: que,
porque se quebró un plato o un jarrón; que, porque cortaron la luz, el agua o
el teléfono; que porque esta persona no me corresponde: a mí ––dicen––que soy
de lo mejor que a una mujer le pudiese pasar; en fin, nunca estaban contentos
con nada; ni siquiera cuando habían conseguido esto tan bueno, o aquello tan
deseado, y mucho más. Vemos que una perpetua insatisfacción era el común
denominador; y se llegaba a tales extremos que les entristecía lo que más
debería alegrar.
Sí, gran parte
de la humanidad estaba o encantada o trastornada: algo definitivamente no
encajaba dentro de la lógica y normal desenvolvimiento de las cosas. Las
personas solo reían en las fiestas, en las reuniones informales, en las
fotografías y en los comerciales; pero rara vez lo hacían cuando estaban solas,
o precisamente cuando había verdaderos motivos para hacerlo; es decir como
dentro de un ánimo especial y verdadero, o en los lugares o situaciones que,
contrariamente al común pensar, eran más bien comunes y ordinarias y para nada
extraordinarias: solo en apariencia. Como dice el dicho: quien no ha visto a
Dios, cuando lo ve se asusta. De acuerdo a lo acabado de señalar, Carlos
Eduardo nunca pudo entender y tan solo podía quedar atónito ante la rabia
amargura que algunos sentían por las cosas buenas que otros tenían, aunque los
primeros beneficiados fueran esos algunos; por ejemplo: el empresario que le
tenía envidia a su mejor vendedor, o el jefe que le tenía bronca a su mejor
empleado por los esfuerzos que hacía para que todo el mundo notara que su jefe
era eficiente. El mundo realmente estaba loco; loco de remate. Qué tenía de
malo, por ejemplo, ser zurdo si lo que realmente importaba era el acabado y la
buena intención de la obra ejecutada o en ejecución. Definitivamente había
muchas cosas malas en medios de tantas buenas; algo tenía que hacerse al
respecto. Había comenzado la gran revolución.
––Pero
profesora, no entiendo que pudo haberle pasado al niño, él ya había aprendido a
leer y escribir y ahora no puede ni concatenar las sílabas más elementales ––le
decía preocupada su mamá a la profesora causante de cortocircuito––. Al niño
entonces se le había olvidado leer y escribir y hubo que comenzar desde cero,
pero con más dificultades de las normales. Es decir, tardaría más tiempo en
volver a aprender lo que había desaprendido. Seguramente fue a partir de ese
evento que comenzó a sentir que no encajaba en un mundo que se movía en
contravía suyo. Pero, desde luego, la simpleza humana consideraría su rebeldía
como algo anormal y sin causa, totalmente fuera del modelo común de
comportamiento. Él tendría entonces que
seguir los modelos, tradiciones y convencionalismos que habían seguido una
veintena de sus generaciones pasadas so pena de condenarse a ser un raro
espécimen apto para la estigmatización. Muchos años después siendo todavía
adolescente habría siempre de recordar el día en que frente al Sagrado Corazón
de Jesús escuchó una voz que le decía: te salvarás tú y tu familia; desde
entonces nunca dudó de que esa luz habría de iluminar por siempre los caminos
oscuros que tan fácilmente atraía a la mayoría de las personas por aquello del
siempre dominante subconsciente colectivo.
A la larga aquel
cortocircuito le trajo más beneficios que perjuicios; hacía cosas de la mano
izquierda que le correspondían a la derecha, y viceversa. Algunas funciones
propias de determinadas partes del cerebro también se vieron trastocadas; por
ejemplo, las funciones típicas que normalmente desarrolla el hemisferio derecho
del cerebro serían ahora competencia del izquierdo, lo que estaba aquí quedó
allá, y lo que estaba allá quedó aquí. El resultado final fue un producto nuevo
y original; algo que inconscientemente y de seguro estaría esperando la
humanidad desde sus comienzos. ––Por los frutos los conoceréis, dice una frase
famosa–– El resultado, decíamos, fue un nuevo fruto que pocos se atrevían a
probar por miedo a ser estigmatizados como locos; pero resulta que sucedía todo
lo contrario: y era cierto, todos los que probaban dicho fruto enloquecían,
pero se sentían mucho mejor; en cambio no se sentían igual los que no lo
probaban, aunque siguieran cuerdos y sensatos.
No costaba mucho demostrar que el mundo estaba patas arriba. Por
ejemplo, casi todos se burlaban o hacían caso omiso de las frases supuestamente
célebres de su autoría. Pero había que ver la resonancia positiva que estas
mismas frases tenían si eran afirmadas y firmadas bajo el pseudónimo de
Cervantes Saavedra, Morgan Freeman o cualquier actor de Hollywood.
Si hubiera
seguido el curso normal de los acontecimientos o reacciones tendría Carlos
entonces y según los convencionalismos que sentirse triste o feliz, y por los
mismos motivos que alguien se sintiera triste o feliz; de seguro entonces
andaría cabizbajo y preocupado: dando
importancia a lo que no tiene importancia; o sea a la vida que se lleva en un
mundo material.
Ver lo que otros
desean que se vea so pena de la estigmatización y la mácula; como consentir que
no era tan bueno para lo que era bueno, como el escribir con la mano izquierda,
era algo que nunca encajó en su personalidad. Y bueno, por un tiempo sintió que
las nebulosas habían venido para quedarse; que no había otra cosa que hacer
sino seguir los patrones impuestos porque ellos eran el camino recto a seguir.
Pero un día, en la noche más oscura, pudo ver y tocar su sombra amiga y
luminosa. Veamos que pasó:
Un día unos
amigos lo invitaron a un lugar donde había mujeres que por un módico precio
satisfacían los impulsos que no encontraban desahogo. No perdió la virginidad a
los quince años no tanto porque no quería sino porque no podía, no era capaz de
abordar a una mujer para conquistarla de la forma como lo hacían sus amigos:
pensaba que ellas eran un bello y raro espécimen lejos de su alcance; no sabía
cómo hacerles el amor y menos aún preguntarles qué hacer al respecto aunque sus
hormonas estuvieran alborotadas por
descargar su polvorín a lo largo de todo el torrente sanguíneo; se suponía
estas cosas son parte del impulso natural e instintivo de los seres animados.
Se sentía pues desconcertado con esta y otras pruebas; esta era una de sus
sombras oscuras y de los grandes engaños del que era víctima; pero la fortaleza
está en la debilidad; y un céfiro celeste tuvo misericordia de él y se le
ordenó bajar, velar y cuidar cada paso que diera en este aspecto; la orden se
cumplió al pie de la letra y, como se suponía hubo mejor resultado de lo esperado:
la virilidad, la gentileza y la cortesía se convirtieron en cualidades innatas
de las que no había necesidad de hacer aspaviento; se mantenían dichas
cualidades escondidas y bajo reserva,
pero ahí estaban: listas para hacerse sentir cuando las circunstancias y
los momentos lo exigieran. Y nada que ver con la actitud de aquellos simples
que quieren siempre demostrar que son mejores que los demás por el mero hecho
de que no lo son; es decir, quien presume es porque no tiene, porque quien
tiene no necesita presumir: se le nota.
Bueno, en realidad los favores divinos son asequibles a cualquiera; pero
la vanidad y el orgullo siempre complican las cosas.
Pues los dos
entraron en aquel nido de placeres como Pedro por su casa, tomando silla en
lugar de cama; es que desde los asientos las compañías y las charlas siempre
han sido más duraderas; en las camas hay muchos elementos distractores. Vemos
entonces por lo acabado de decir que no le dieron la menor importancia al
objetivo primario que en este caso sería la cópula perfecta; nada de tenderse
boca arriba como en las películas y telenovelas en espera de que un león
salvaje se arroje como si estuviera en una competencia de clavados. Cada uno de
sus amigos fue atendido, tanto antes como después de la faena, por las
experimentadas damas con suma celeridad a fin de despojarlos sutilmente de lo
poco que les quedaba. No se sabe por qué Carlos no recibió el mismo
tratamiento; simplemente lo dejaron casi dos horas a merced de unas novedades
que hizo de la estancia un lugar ya alejado del pesar, del letargo y las
rutinas. ¿Es que acaso en la variedad no está el placer? Así es, siempre y
cuando se cambie el foco.
La charla de
Carlos con ella resultó ser más placentera que los dichosos puntos G que del
cual tanta reverencia y mención se hacía por aquella época. Este tema le
parecía pura fantasía ya que sabía que los máximos placeres se obtienen es con
cuotas de sacrificio y entrega y tienen la particularidad de durar para toda la
vida, es decir; son sostenibles en tiempo.
Aquellos otros placeres solo duraban lo que dura una fantasía: casi
nada, o a lo sumo un día; pero casi siempre unos cuantos minutos, o sea el
tiempo que tarda en deshacerse algo que no encuentra neuronas receptoras en el
cerebro; y así es todo en la vida; uno solo está donde se es bien recibido. Las
personas manipuladoras, o sea las que siempre se ufanan de sabérselas todas,
junto con las revistas de farándula, de vanidades y de telenovelas pretenden
dejar sus efectos nocivos en el mayor número de personas con este sentir;
muchos de los temas que allí se tratan son ciertos e interesantes, pero tienen
como propósito mezclarlos con los que son puro devaneo a fin de darles a estos
credibilidad, porque a la larga son estos y no aquellos temas los que cautivan
a los lectores y audiencia.
Ni siquiera
sintieron el encantamiento nocivo que podría dejar en la mente dos botellas de
vino. Ella sintió que él era todos los hombres que no había tenido en toda su
vida, y él sintió que ella era la mujer que no había tenido en toda su vida;
era la primera vez que en aquella instancia dos personas habían hecho el amor
sin tener que recurrir a la cópula libidinosa, impulsiva y desenfrenada de los
clientes o de las típicas en “El amante de lady Chatterley”. Estaban en un mundo
superior; ningún suceso en el planeta tierra superaba lo que en esa instancia
estaba sucediendo. Lo que ellos experimentaban era real, las sonrisas tímidas
eran reales, el baile era real, la belleza y el interés mutuo era vivo y real.
La confidencia sentimental, el deliquio embriagador y la zozobra de las miradas
cobardes eran reales. Hicieron el amor una y mil veces.
Estar en un
mundo superior significa, por ejemplo, que la voluptuosidad no está en aquello
que generalmente llama al sexo, ––lo
que popularmente llaman sex appeal––la verdadera sensualidad o llama sexo
––para ser más claros––está en la forma de hablar, de caminar, de reír, de
pensar, de sentir; es decir, en todo lo que da sentido y vida a la existencia;
el resto es añadidura. Lo que pasó aquel día no tiene nada de extraordinario ni
de particular; es lo más normal del mundo, y es solo consecuencia de cuando se
es consciente de la dignidad y valor. En lugar de ceder a lo que las películas,
telenovelas, comerciales y tradiciones siempre siguieren a la mesa vulnerable
—sin variar un milímetro el guion— lo que hicieron fue dejarse iluminar de
aquel céfiro celeste que se hizo presente sin que ellos se percataran: al modo
del cuerpo sutil y eficaz de las almas intercesoras donde Dios se manifiesta a
través de ellas.
Además, y como
para culpa de males se fue con la más linda de todas; algo que para muchos
resultaría sencillamente insoportable ––¿es que como alguien tan insignificante
y menudo podría ascender a tales alturas? –– Pues cosas de Dios, cosas del
alma. Cuando alguien se muere de verdad ––y me imagino que el lector intuirá
que no solo se hace referencia a la muerte física––la persona queda más viva
que cuando estaba viva. Por ejemplo; en el colegio no sería tan bueno para el
aprendizaje del idioma inglés hasta que un día todo cambio con una sencilla
frase del profesor:
–– Carlos, ojalá
todos fueran tan buenos para el inglés como vos. No era, sino que Carlos escuchara esto de su
profesor para que se produjese el milagro; no vamos a decir ahora que llegó a
ser el mejor; pero logró llegar hasta donde nunca pensó podría llegar. Bueno, a
la larga no se trata de ser siempre el mejor; se trata de entender que con la
actitud correcta las posibilidades siempre superan a las realidades. Y eso que
apenas era el comienzo, además todo eso dio resultado porque las palmaditas del
profesor fueron honestas y; por tanto, milagrosas; la prueba está en que el
efecto de ellas duró para toda la vida. Con todo lo bueno que le sucedía
también percibía con extrañeza en el ambiente que algunos le miraban con cierto
enojo o mala voluntad; solo años después descubriría el porqué de esos
comportamientos: el dolor que el ego produce en los ignorantes supera a
cualquier otro.
Por fortuna solo
con un pequeño puñado de personas no tuvo buenas relaciones. Todo tiene un
motivo, pero eso de ver malo lo que es bueno se salía de sus proporciones. Aunque suene contradictorio aquel grupito
terminaría señalándole a su modo qué camino seguir y a quien o no hacer caso. A
ver me explico: se imaginaba pidiéndoles un consejo y hacer justo lo contrario
de lo que ellos le habrían aconsejado; ese sería indudablemente el camino
correcto. También pensaba: si quieres tener éxito en esto o aquello pues no
escuches sus directrices o si las escuchas procede de forma contraria a sus
expectativas. Había un patrón común: a ninguno de ellos les gustaba ni su olor
ni su caminado ni su forma de hablar a pesar de que lucía limpio, bien peinado
y bien caminado. De seguro era un olor desconocido para él la causa de la tal
discordia o alergia. Cambiemos un poco de tema, y permítanme contarles otro
cuento: la empresa donde trabajaba daba becas de estudio a casi todos sus
empleados, por no decir todos. Sorprendió a muchos que a él no quisieron
dársela con el argumento de que en ese caso era mejor que no hiciera nada; o
sea, cualquier cosa menos estudiar. Por
fortuna el conocimiento no solo se busca en las aulas; se encuentra también en
las madrugadas, bibliotecas y librerías; pero muchos: o se hacen los pendejos o
no se han dado cuenta.
El mismo se
concedió la beca, no necesitó ningún otro consentimiento. La vida como por arte
de magia le dispuso inmediatamente de los medios prácticos y eficaces para la
realización de sus estudios y demás acometimientos, aunque en primera instancia
y durante cierto tiempo todo parecía prever que no iba a ser así. Durante tres meses se la pasó en sus ratos
libres estudie que estudie sin entender un carajo. No tenía experiencia en
sistemas de cómputo; arrancó a estudiar sin ninguna base. No podía preguntar a
los que se consideraban sabios y entendidos porque pareciera que esa
información fuese más confidencial que los altos secretos de estado. Aprendió
más de computación de la señora del aseo y la de los tintos que de ellos. Aprender
un programa de información geográfica donde Carlos no sabía ni que era un GPS
era cosa de comienzo complicada. Había sido trasladado improvisadamente a
ejercer funciones inherentes a la información geográfica por computador; algo
bien novedoso e interesante por aquella época. Esto sí que fue de orates, tenía
que ingresar información relevante a este tema, pero no le decían como hacerlo
y menos aprenderlo; pero tenía que hacerlo. Decían que la capacitación era sólo
para ingenieros y no para subalternos; o a no ser que siéndolos no los
considerasen como tales. No pocas veces se vio confrontado con tamaño
estupideces; pero todo esto era parte de un plan perfecto por parte de las
huestes celestiales; de manera que aplicó la logoterapia de Viktor Frankl: la que
afirma que todo tiene un sentido; la tomó con calma y buen humor; y mejor
todavía: como en tres ocasiones se vio sacudido por un ataque de risa
incontenible; y peores cosas veréis. Le decía su ángel. Siempre madrugador se encontraba entonces
desde temprano con sus amiguitos que le miraban con ansia; como lo hace un
perrito con su amo que tanto quiere y estima; ahí estaban entonces su inglés,
manuales de usuario y computadores. Todo
esto para él solito durante dos horas; tiempo después del cual se vería
confrontado ante las burlas encubiertas, las astucias y los astutos disimulos
de los sabios y entendidos que le rodeaban.
No se imaginan la sacada de pecho y algarabía que hacían los dizques
ingenieros en sus ingresos triunfales desde el aula, triunfos que estarían muy
lejos de aquellos que no pertenecían a la nueva alcurnia; y accesibles por
siempre solo a pocos privilegiados, según ellos. Estos escenarios no le serían
extraños a lo largo de su existencia, pero aprendería a manejarlos y tratarlos
debidamente. ¿Han visto a un caballo haciendo inútiles esfuerzos por llevar una
sobre carga por más golpes que reciba? Pues así se sentía algunas veces Carlos:
sólo e impotente ante tanta burla e indolencia. Poco tiempo después de los
sucesos que acabamos de comentar, un rayo de luz procedente de una estrella
lejana penetró una noche por la ventana de su habitación, encandilándolo y
deslumbrándolo. Se acostó con la sensación de que una sombra luminosa le hacía
compañía en un nuevo amanecer y vida.
Se levantó, se bañó,
desayunó y salió hacia el trabajo más temprano y confiado que de costumbre;
sentía aún los efectos experimentados en la noche anterior. Entró a la sala y
notó que los computadores estaban encendidos, se sentó con mucha confianza ante
uno de ellos y sus dedos comenzaron a teclear con una seguridad y destreza
inusual. De golpe todo estaba claro, no importaba lo que a partir de ese
momento sucediera o los demás hicieran o pensaran, las cosas simplemente eran y
estaban; es decir: la entrada a los nuevos mundos asequibles radicalmente solo
a las personas de buena voluntad. Es que no todos disfrutan de las lluvias que
descienden, empapan la tierra y fecundan la semilla que nos da el pan para
comer.
––Ese muchacho
va llegar lejos – dijo con imperativo agrado el más alto representante en
Colombia de la empresa que creó el programa; o sea, un sabio y entendido de
verdad. Hacía rato le tenía echado el ojo; en especial cuando un día solucionó
un tema desconocido o demasiado profundo para los instructores. Bueno; pero
contemos el sueño que Carlos tuvo después de aquel deslumbre. Cabe anotar que muchas de los eventos
narrados en ese sueño ya se habían de alguna forma descrito más arriba. Este
libro, como ya sabrán o habrán notado algunos, rompe todos los esquemas,
modelos y paradigmas de la lógica y la métrica; solo se cuentan las cosas tal y
como vienen por lo que pueden tocar susceptibilidades académicas; hacen caso
omiso a los órdenes establecidos en la literatura ya que no hacen parte de ese
establecimiento. El libro es como una melodía original que con sus originales
cambios de tono y disonancias rompe los esquemas por hombres establecidos. Lo
importante no es el chiste en sí, sino la forma de contarlo.
Capítulo 14.
Extraña aparición. Ángeles en la tierra.
Tenía 33 años;
no tenía más hermanos que sus buenos amigos y había ella quedado a cargo de la
campiña después del reciente fallecimiento de su padre. Dicho legado
significaba una sobrecarga que nunca hubiera podido confrontar sin la ayuda de
alguien más. Cuando después de una semana regresó de su viaje encontró a las
vacas, cerdos, gallinas, y demás animales deambulando de aquí para allá; todo
se veía sucio y abandonado. Estaba visiblemente afectada ya que está era un
lugar de paz y alejado de los tribunales, de las conversaciones inteligentes, y
de las mujeres históricas, histéricas y filosóficas. La gente iba allá a
saludar efusivamente y a reencontrase con la señora Soledad, para olvidarse de
sus antiguos y nuevos conocidos; y, en especial, al siempre presente: amor
propio. Hasta Próspero, un Border Collie de dos años, había renunciado a sus
labores de pastoreo; al canino la ausencia de su ama le había hecho sentir que
le habían abandonado y ya no tenía ganas de hacer parte de la actividad propia
de los perros de su raza.
La madre de
Luisa, Stephanie de La Rosa, se encontraba por aquellos días de “visita
temporal” en la granja tras 20 años de “ausencia”; sin embargo, daba la
impresión de que este suceso y su pasado le era irrelevante e indiferente; como
si nada hubiera sucedido. Todo era nuevo y allí ella estaba de nuevo, ¿Quién se
lo habría de imaginar? Su alma de un momento a otro y sin poder explicarlo se
llenó de gozo; esto había sido obra de una misericordia que, según ella, no
merecía; los problemas y conflictos todavía estaban ahí, pero habían adquirido
otro color y matiz; tenía todo a la mano para hacerles frente y vencerlos. El
amor y la paciencia todo lo puede y lo alcanza.
Se sentía liviana, podía volar de aquí para allá sin que nada ni nadie lo
pudiese impedir; podía a su antojo desplazarse de aquí para allá sin importar
la distancia; hacía lo que quería según un orden establecido desde la
eternidad, y así podía jugar con las cosas de la vida como lo hace un gato con
un ratón que ha sido cazado. Todo esto y muchas cosas más las podía hacer desde
el día aquel.
En contraste con
su estado anterior, le parecía increíble que se pudiese respirar un aire tan
saludable y vivificador; que se pudiese andar, por no decir volar y brincar de
aquí para allá con tanta ligereza. La sensación de ahogo había quedado atrás
para siempre. Ya no quedaba el menor resquicio de los dolores del pasado. No
entendía por qué algunas personas en el planeta seguían machacando unas penas y
unos conflictos y problemas que ya no existían o que pronto iban a dejar de
existir. Les faltaba la confianza. Aunque eran conscientes de que el ser
querido que se había ido estaba muy bien, tal como todo el mundo suele decir en
estas situaciones, seguían sintiendo mucha tristeza, aunque su alma sutil y
cuerpo espiritual nunca habían estado más libres, presentes y operativos;
extrañaban su voz y su presencia física; costaba trabajo entender que no se
había muerto; de que estaba más viva que cuando estaba viva. De todas maneras,
eso tampoco tenía importancia porque sea que sintieran, vieran y creyeran o no,
nada impediría en tomar parte con asertividad en los asuntos de su competencia.
Ante estos
prodigios de la naturaleza el sentir culpa o pena por la ida de un ser querido
ya no harían parte de los sentimientos terrenales; dichos vacíos serían
ocupados por el gozo y la dicha de la vida en su más plena expresión. Se
extrañaría tanto un cuerpo físico como la costra seca desprendida de una herida
que ha sanado o el dolor de muela que se ha ido para siempre. Veía desde el más
acá la esfera infinitamente inferior en la que estaban todavía envueltos los
seres humanos; pero le consolaba el hecho de que ellos también eran parte de
esa vida de momento velada u oculta. Cosas de Dios, cosas del alma y de la
Teoría de la Relatividad que prueba que los tiempos y espacios en este mundo
son relativos y no absolutos.
Stephanie siempre había sido una mujer muy
sensible; prácticamente ninguna persona le pasaba desapercibida; y no había
necesidad de que le contaran sus cuitas puesto que por alguna manera ya las
sabía. Tenía un excelente olfato ya que percibía desde la distancia quién tenía
buenas o malas intenciones. Sentía las vibraciones de las personas; su forma de
caminar y de mirar decía mucho de ellas; durante toda su vida no fue consciente
de esa sensación; hasta que un día todo cambió y comenzó a sentir unos extraños
encuentros consigo misma. Conservaba
todavía su elegancia y lozanía; esto gustaba a unos e inquietaba a unas. Salía
temprano cada mañana, y cuando lo hacía toda la sabana sonreía, los pájaros
dejaban sus nidos, los perros corrían y ladraban como locos a su alrededor, las
vacas todas volteaban a mirar con agrado ese bicho raro que tanto ruido causaba
en la inmediación. Regresaba al caer de la tarde y de nuevo toda la comarca era
sacudida por un remezón. Dicen que los animales pueden ver el alma de las
personas y que sienten las vibraciones de su espíritu; pues de seguro tal era
la razón de semejantes alborotos. Desde su retorno, su hija Luisa se había
convertido en el centro de su vida y de todos sus propósitos; a partir de allí
podría impulsarse para jalonar hacia la dirección correcta la vida traumática
de algunas personas. Como hemos dicho, no la habían vuelto a ver desde hacía
veinte años hasta que un día la vieron cuando apareció de golpe con cinco
maletas en el umbral de su antigua estancia y propiedad ––¿no qué había muerto
hacía años? ––, decían quienes la habían conocido.
En todos esos
años inútiles fueron los intentos de la hija por olvidarla. Siempre había
escuchado que los muertos estaban dormidos para siempre y que por tanto jamás
se volvería, al menos en este mundo, a escuchar su voz. Flagrante mentira. Lo cierto es que no fueron pocas las veces en
que sobre la madrugada todavía sumergida en un sueño profundo escuchaba su voz
que la llamaba por su nombre: como si el eco de aquella voz continuara
resonando desde el más allá o desde el más acá. Se tenía la sensación de una
extraña y reconfortante presencia; no era solo su voz, sino que también creía
verla en sus sitios más frecuentados y favoritos. Su imagen también aparecía en
muchas de las fotografías, en especial las nocturnas. Pero lo más impresionante
era lo que sentía dentro de sí misma; digamos: en el corazón; sentía allí la presencia
de las almas de conocidos; en especial seres queridos que se habían ido. Podía
escuchar sus voces y sus consejos; la manera como intercedían a su favor y en
particular hacia las causas que muchos consideraban perdidas. Todos pasaban
contentos por allí y le sonreían; como diciéndole: no temas ni estés triste. No
te sientas sola, te acompañaré siempre en lo que hagas y a dondequiera que
vayas Estos encuentros se sentían todo el tiempo, pero eran más intensos cuando
se estaba rezando El Santo Rosario. Durante ese tiempo aparecían en su mente
personas olvidadas que habían fallecido hacía tiempo. Ella tomaba atenta nota
de aquellos sucesos o encuentros y actuaba en forma superior a favor de esas
almas. Después de dichas experiencias notaba que con el pasar del tiempo los
problemas y conflictos se iban solucionando.
Por más esfuerzo
que se haga es imposible olvidar a un ser querido que se ha ido; si existe un
imposible pues he ahí uno. Y no solamente no se puede olvidar, sino que cada
día se siente más su presencia. Esta presencia fluctúa: puede ser fugaz; como
una visión que en la mayoría de los casos pasa desapercibida; o a través del
sueño profundo cuando el alma navega por las latitudes veladas a la conciencia
física. "Yo iré por delante sembrando y tu irás por detrás tocándolo todo
con tu mano mágica, y hasta las espinas y las espigas florecerán"
Los seres
queridos que se han ido siguen aquí porque hacen parte de nuestro cuerpo, alma
y espíritu; carne de la carne, sangre de la sangre y corazón del corazón. Nada de eso se ha perdido; y esta sensación
supera a todas las cosas buenas que alguien pudiese sentir. Había sentido esa
presencia durante toda su ausencia, pero en especial en aquella época cuando se
anunció por los medios que había muerto de una enfermedad terminal resistida
por muchos años. Se rumoraba, como hemos ya señalado, que hacía poco la habían
visto a la entrada principal de la casa con cinco maletas como si pensase
quedarse una larga temporada. Sea como
fuere, Luisa presentía que el día menos pensado su madre podría aparecerse en
cuerpo y alma en la propiedad, independientemente de que hubiese o no venido de
nuevo a este mundo terrenal; porque si
bien para todos sus conocidos era claro que ella ya había pasado a la otra
vida, no lo era no solo para Stephanie sino para muchos de los moradores que
como hemos dicho aseguraban que la habían visto a la entrada y en otros
lugares; tal vez Stephanie no estaba muerta para ellos porque nunca se la
imaginaron en ese estado; y menos todavía sentirían los vacíos y soledades tan
comunes en todos los que extrañan la presencia de un ser querido; no era de
extrañar entonces que su cuarto hubiese permanecido limpio, ordenado y como si
nunca se hubiese ido. En la mayoría de los casos y en condiciones normales esto
podría considerarse un desvarío de la mente; pero como ya hemos señalado todo
lo que estaba sucediendo estaba lejos de ser una situación normal.
Las cosas buenas
las tenemos al frente y no las notamos porque el enfoque está en el de los
demás y en lo quieren que veamos según sus conveniencias. La verdadera visión
es la interior debe ser única, valedera y verdadera y en concordancia con su
origen divino. La visión de un recién nacido que ha abierto por primera vez sus
ojos aún permanece velada a las personas y objetos. Lo mismo sucede con el
ciego de nacimiento que ve primera vez. No va a ver nada hasta que sus ojos
aprendan a ver. Los primeros momentos para los recién vistos son borrosos,
incoherentes y saturados por el brillo, como caminar a las luces del día con
las pupilas dilatadas; las formas, caras o cualquier tipo de objeto forman como
un remolino de colores que no tiene sentido. Muchas de las calidades
aparentemente naturales en la visión cotidiana no son innatas, sino que se
aprenden a través de la experiencia.
Más
trascendental que el nacimiento son las últimas horas de vida. Durante ese
lapso el alma comienza a sentir una desconexión con su cuerpo. El día no cumple
su ciclo normal; los afanes y preocupaciones de la vida se ven tan de poca importancia
como si no hubieran existido: el Planeta Tierra se ve cada vez más lejano hasta
desaparecer en aquel infinito donde no existen ni las distancias ni el tiempo
por inconmensurables que nos parezcan. En aquellos momentos solo siente el
espíritu de Cristo que toma posesión del alma como lo hace un manantial en el
desierto que fluye para revitalizarlo todo, y despertar en los que ya están por
perecer ansias de beber del agua de la vida.
“Nos hiciste
para Vos y nuestro corazón está inquieto mientras no haya descanso en Vos” “Y
no es que te pida que vengas a mí sino que tú estás en mí”
Esto no tiene
nada que ver con alucinaciones que se ven en las soledades de un desierto. Es como algo maravillosamente vivo y
refrescante que sale al encuentro y se mueve en su interior. Es el anuncio del Reino de Dios que no apela
a un juicio divino; solo se siente un mar de misericordia por lo que el alma
está anhelante de estar definitivamente ahí: es algo que se va a realizar en el
presente y no en un futuro más o menos próximo: ni como resultado de una
penitencia; es un don gratuito del Padre.
La persona todavía no se ha ido del todo; se encuentra sumergida en una
deliciosa expectativa donde todo es nuevo; observa con alegría y regocijo desde
esa distancia visible el banquete que El Rey y sus más queridos han preparado
para acogerle, agasajarle y explicarle todo.
La escritora
comenzó a ser objeto de atenciones cuando en la inmediación se enteraron de su
llegada o presencia. No había mejor exponente de la juventud adulta que
Stephanie; no pasaba desapercibida ni a jóvenes ni a adultos. Estos últimos se
sentían con más fuerza y vida ante su presencia; les salían alas de águila,
notaban también que sus glándulas endocrinas estaban en su punto óptimo de
maduración y funcionamiento. Ella les era particularmente atractiva porque
tenía el don de observar a cada uno con interés particular y como si no hubiera
otra persona más en el planeta: y con una sonrisa lejana pero deferente que
alentaba a la buena voluntad. Cuando se
movía toda su fisonomía femenina se realzaba, su falda hacia parte del ritual:
se ondulaba y se mecía suave, insinuante y alegre al son del viento coqueto
dejando hipnotizado y con la boca abierta a más de uno. Se podría decir que
ella misma era la reencarnación plena de Remedios La Bella.
De entrada,
comenzó a marcar sus territorios. Despidió al empleado de la granja —uno de los
llamados chicos para todo, o mal llamado “todero”—, porque en las noches tenía
la costumbre de andar medio empeloto por la casa; estaba claro que este
comportamiento le producía a él un particular placer. Sea como fuera, decidió
cortar de raíz con ello. A la hija, como ya sabemos, no la había vuelto a ver
desde que era una niña cuando dejó su familia y se fue a vivir a Brasil en
compañía de su amante, el señor Di Lorenzo, dueño de una relojería que llevaba
su mismo nombre. Ella argumentó que
también tenía derecho de hacer su vida y perseguir sus sueños, y que aquel país
sería apropiado para la inspiración de sus novelas. Como vemos por aquella
época los demonios habían pedido pista.
Poco tiempo
después el señor Di Lorenzo murió trágicamente. Solía leer el periódico con las
hojas en su plena extensión por lo que perdía la visibilidad de su entorno al
frente. Se encontraba un día leyéndolo justo después de hacer su ingreso dentro
del ascensor de un edificio cuando un toro de lidia hizo con él de las suyas.
En forma totalmente inusual el pobre animalito deambulaba perdido y confuso por
la ciudad cuando de un momento se detiene porque desde la distancia le llamó la
atención el movimiento de las personas y de los diferentes brillos que relucían
dentro del lobby de dicho gran hotel de lujo; deteniéndose y tomando decidido
impulso se dirige con ímpetu, fuerza y rabia hacia el ascensor que todavía
tenía las puertas abiertas y donde infortunadamente se encontraba el señor Di
Lorenzo quien nunca se enteró del extraño suceso no obstante que su cuerpo
lleno de sangre estaba cubierto por las noticias del día. Una certera corneada
en el corazón penetró como cuchillo en mantequilla produciéndole la muerte en
forma instantánea.
¿Y por qué traemos
a colación dicha historia? Es que cuando la vida se complace con la conducta de
un hombre hasta con sus enemigos reconcilia; es decir quita del camino todo lo
que le ha estorbado y hecho daño para dejar cabida libre a las bendiciones que
no solo descienden desde lo alto, sino que también se encuentran justamente
aquí, más cerca de lo que lo que podríamos imaginar: Por tal motivo en aquellos
tránsitos hacía la vida celestial los problemas graves y difíciles encuentran
soluciones eficaces y repentinas, hayan salidas milagrosas en las horas, días,
meses y años posteriores. Y esto sucede porque aquellas almas han quedado más
vivas que cuando estaban vivas aquí en la tierra; son tremendamente eficaces y
sienten mucha confianza al sentirse envueltos en esa luz de amor, por tal
motivo no dudan en insistir a Dios por sus seres queridos. Aquel tipo de
súplicas y bendiciones son irrevocables y duran para toda la vida, además de
que son extensibles a las almas más queridas. Y no solo no cesan, sino que van
en continuo desarrollo y crecimiento; todo esto tan solo es la punta del
iceberg de la sobreabundante vida y de las cosas aún mayores que se harán.
Vemos por el
incidente mencionado que los obstáculos para llevar a cabo la misión deberán de
una u otra forma ser sorteados, incluso eliminados; el camino hacia el
reencuentro con los seres queridos debe ser allanado a toda costa. No se
preocupen por el pobre señor Di Lorenzo, el también merecía estar en un mejor
lugar: justo allá se encuentra feliz con sus cotidianas buenas nuevas y libre
de las embestidas; y al igual que el toro, quien lleno todavía de vida,
descansa, trota y brinca alegre en los más verdes y jugosos pastizales al lado
de sus queridas vacas.
No faltaría
quien se imagine que solo los santos son dignos de las misiones imposibles;
nada más lejos de la realidad. Aquellos que estén dispuestos a desinstalarse
son los más aptos, los que no tienen miedo a la luz ni a sumergirse en las
aguas profundas del Espíritu de Cristo y muchos menos en otras profundidades;
que se han dejado sorprender con las buenas ideas que se les han venido o que
las han escuchado transformándose en decisiones que asaltan los cielos y por
tanto cambian la manera de vivir. No era ninguna santa y no había sido un buen
ejemplo; pero como habíamos señalado en más de una ocasión esta situación era
de todo menos normal.
Los errores y
las faltas no tendrían la última palabra; ¿Quién dijo que estos tomarían la
vocería de su vida? Mientras haya vida hay esperanza y posibilidad de
reconciliación. Había que ir en contra de las tendencias del pensar colectivo:
demostrar que el mundo diferente que se negaban a ver no era tan diferente ni
tan nuevo; siempre había estado ahí. Dios, antes que justo es misericordioso:
paga lo mismo al que trabajó una hora que al que trabajó toda la jornada;
escoge a personas pobres e iletradas para que proclamen la verdad; dice a la
samaritana que ninguno de los siete maridos que ha tenido su marido; cena con
pecadores y hace puro el corazón de una adúltera. Por fortuna, hay en este
mundo quien rompa todos los esquemas, modelos y paradigmas establecidos por la
simplicidad de los hombres. Stephanie de un momento a otro y sin merecerlo
cambió de estado; seguía siendo la misma persona; se sintió invadida de una
gran tranquilidad; todo su pasado había quedado sometido a las placenteras
sensaciones divinas del presente. Todo es gratis; la vida es gratis; gratis lo
recibiste, gratis dadlo. Nosotros no merecemos nada, todo es gratuidad. No hay
que jactarse de lo que se tiene, porque todo, como la vida, nos fue dado y no
es una conquista. He ahí el gran desacierto de la humanidad: creerse dueño de
sí mismo y de los demás; y hay del que no piense igual. No somos dueños de
nada; sólo gracias debemos dar. Las personas se deprimen porque no han recibido
lo que en justicia y derecho dizque deben merecer; o porque otros, dizque
siendo tan insignificantes lo tienen.
Luisa no daba
credibilidad a lo que la gente decía; habíamos dicho que la habitación de
Stephanie había permanecido tal y como ella la dejó. Todos los días le hacían
el aseo y de cuando en cuando le cambiaban las cobijas, fundas y sábanas a la
cama. Ella nunca se creyó el cuento de
que su madre estuviese muerta; ante su ausencia y por extraño que parezca nunca
se sintió sola, escuchaba en su interior una voz que le decía que siempre la
iba a acompañar. La sensación de
tristeza y soledad se desvanece hasta cierto punto; pero nunca desaparece del
todo. Por extrañas y reales que nos parezcan ciertas experiencias nuestros pies
siempre están pisando tierra firme. Estamos muy apegados a lo terrenal y
siempre extrañaremos las ausencias y las idas; particularmente cuando el
próximo encuentro va a ser en la otra vida. Además, nunca le pareció justo que
su madre se hubiese ido así no más.
Desde luego que
ambas mujeres compartían la herencia del reciente difunto; sin embargo, a la
madre esto y lo referente a las cosas materiales le tenía sin cuidado. Pensaba
que sólo los ignorantes materialistas podrían ufanarse de sus posesiones y que la
verdadera felicidad consistía en compartir las bendiciones que uno recibía con
aquellos menos afortunados. Por actitudes como ésta y otras más la vida algún
día habría de perdonarle lo que para tantos es imperdonable. De momento, los
esfuerzos estaban empeñados en recuperar la confianza y cariño de su hija. A
Luisa también le disgustaba el poco interés que su madre mostraba por su
pasado, pero es que Stephanie ya no era parte de las sensiblerías y emociones
de casi todos los demás.
Un día su mamá
se fue así no más, y muchos años después aparece como Pedro por su casa
paseándose y regodeándose así no más; le era por lo dicho muy difícil ocultarle
su enfado y desilusión. No guardaba reparo en decirle una y otra vez que cuándo
se marcharía y fue hasta tiempo después que comprendió que esa actitud nunca le
hubiera dado resultado porque del subconsciente no se puede desarraigar lo que
está profundamente arraigado, y menos aun cuando es el amor quien ha invadido
los espacios. La Campiña donde había vivido toda la vida todavía conservaba el
estilo original; aunque, desde luego había tenido las reformas y remodelaciones
necesarias a fin de adaptar la propiedad a las comodidades, actividades y
necesidades presentes. Estaba rodeada de tierras de cultivo; los entramados de
las construcciones eran de madera con ladrillo, y las habitaciones eran tan
espaciosas que más bien parecían galerías con amplias ventanas. Un pasillo
central comunicaba a todas las demás instalaciones internas y a las escaleras
que conducían al segundo piso y a la terraza.
Luisa fue recibida por su amiga Valentina cuando regresó de sus
vacaciones; bajó del auto, observó todo a su alrededor y no pudo evitar un
gesto de desconcierto ante tanto caos y desorden. La granja se encontraba en un
total abandono. Mientras miraba de aquí para allá con las manos en la cintura,
Valentina le contaba todo lo que había sucedido durante su ausencia; no podía
evitar la desilusión, sobre todo cuando se cree que se había dejado todo
arreglado; no esperaba regresar de viaje y notar que el empleado encargado de
hacer el mantenimiento ya no estaba, que habían cortado el agua y la luz, y que
a su madre todo esto le era indiferente. Los animales se paseaban de aquí para
allá, las vacas no habían sido ordeñadas, el alimento de los cerdos se lo
comían las gallinas y los cerdos escarbaban en los basureros.
Casi siempre
sucede lo mismo: cuanto más oscura está la noche es porque ya va a amanecer.
Una recesión económica precede a su reactivación, una mala noticia a una buena,
la muerte a la resurrección, de los dolorosos se pasa a los gloriosos; esto es
parte del ciclo de la vida, todo es relativo nada es absoluto. Los malos olores
pasan y solo quedan los buenos, del dolor se pasa a la dicha, de la enfermedad
a la salud, del odio al amor; pensamos que siempre estamos cargados de malas
noticias, pero no es así, gran engaño; tan solo hay que ver la otra cara de la
medalla.
Pensar es un
placer, ser consciente de que la mente se puede mover a muchos sitios y
solucionar muchos problemas es una sensación maravillosa dada solo a los seres
humanos; un perro no tiene esta facultad por más inteligente y tierno que sea.
Pero los sentimientos del alma humana sí que son bien diferentes; está ve y
presiente más allá del simple pensamiento; o más que cien vigías en lo alto de
una torre. “No es un mensaje ni su voz se puede oír; más por toda la tierra se
adivinan los rasgos y sus giros hasta el confín del mundo”.
SEGUNDA PARTE
Capítulo 15
––¿Sabes Carlos
por qué no extraño nada de mi anterior mundo? Sencillo, porque ahora estoy
donde siempre he estado; es como cuando un pez deja por el motivo que sea el
estanque ––o sea su hábitat natural––para luego volver a él. “antes de que yo
te formara en el vientre, te conocí. Antes de que nacieras te santifiqué y te
presenté ante las naciones”. Vi Carlos como la otra vez estuviste en el sitio
más tranquilo que pudiese haber.
––Sí Nena, de un
momento a otro vi una Luz blanca multicolor llena de amor. No era una luz
corriente; no se parecía en nada a cualquier otra, pero seguía siendo luz.
Pensé que podía atravesarla a pesar de la distancia que todavía me separaba de
ella. Me imaginé hermana mía que algo parecido habías sentido en el día aquel,
pero no era así; en realidad ni remotamente me acercaba a tus sensaciones; no
contemplabas Luz Piedad esa Luz: vivías en ella. Dejaste tu cuerpo al otro lado
de la puerta. Revitalizada y llena de vida y de una paz exquisita. Es lo que se
siente cuando Dios ha escuchado las oraciones de una madre, de unos hermanos, parientes
y amigos. Ya sé Nena que todo en esta
vida es tan nimio e inferior en comparación con esa Luz. No la podía penetrar,
ni tocar, ni ver, ni oler, ni saborear ni oír a pesar de que la podía
contemplar. Pero la podía penetrar, tocar, ver, oler, saborear y oír ya que esa
luz me definía a mí mismo más que las sensaciones exteriores. Y no era el
camino fácil que provoca las emociones; era mucho más que eso: era como si mis
pensamientos fueran la base de la humanidad, sin miedo a mostrarme, no
diferente; sino como soy, como lo que se es. Era claro que estar al margen de
la multitud hacía que el gozo y el alivio se expresaran con mayor intensidad.
Qué poco me importaba que me vieran como un tipo raro o excéntrico. Me sentía bien porque no era la forma que querían
darme y ni era parte del mundo que los manipuladores habían creado para mí. Y
todo porque mi vida merecía más; mucho más que navegar en esas realidades sin
luz ni forma. Aquellas críticas siempre habían sido la confirmación de mi
independencia con respecto al pensar de una masa que por más que intentaba no
tenía donde reclinar la cabeza para escuchar las ternuras y las ternezas desde
su interior; y no porque no pudiesen sino porque no querían ni creían. Pobres
creaturas. La Luz hacía que no me resistiera a verme como un individuo que ve
más allá de la forma; pude observar con el peor de los atrevimientos desde el
Santísimo Sacramento el lugar que por el poder y misericordia de Cristo ocupo
en la eternidad. Nada de que había que ver para creer; tan solo había fijar la
mirada al sitio donde nuestros sentidos señalaban. Porque no era yo quien iba a
la luz, era la luz la que venía a mí; y que lo mereciese o no era irrelevante.
Cosas de Dios, cosas del alma.
Es increíble
Nena: no sé cuántas Ave Marías habré pronunciado: sean sueltas o del Rosario,
lo mismo digo del Padre Nuestro y de tantas otras oraciones, cada una es
especial y tiene un efecto diferente, es decir: de todo tendrán menos de
rutinarias. Qué lindo y que privilegio es no dejarse envolver de los gustos
colectivos y de las tradiciones: no hay como siempre pensar y sentir de forma
nueva y diferente, pensando como individuo y
no como masa; son mundos que nada tienen que ver con aquello que siempre
producen las mismas alegrías y tristezas: quien hace las mismas cosas obtiene
siempre los mismos resultados. De acuerdo a lo anterior, me atrevería a afirmar
que las tradiciones han mantenido anclado al hombre en el mismo sitio; no le ha
permitido ver los mundos que yo denomino nuevos y diferentes pero que siempre
están a nuestra disposición. Somos nuestros pensamientos; están dan forma y
color a nuestra existencia terrenal y eterna; aquellos vuelan a lugares
inimaginables y que solo Dios sabe donde y con el único propósito de que lleven
a cabo la misión o cometido. Es que la
persona solo es un alma acompañada de un cuerpo; un día el alma deja este
cuerpo como lo hace una mariposa con su capullo o una nave especial con sus
módulos hasta quedar solo la parte vital. Es por esto y muchas cosas más que la
muerte no existe. Nos entristecemos porque ya no vemos al ser querido en carne
y hueso, ni escuchamos su voz a través de las ondas sonoras; y lo peor de la
tristeza no es esto; lo peor es querer tomar siempre el mismo camino y no
aquellos siempre nuevos y diferentes donde se encuentra la verdadera vida;
donde nuestros supuestos muertos están más vivos que cuando estaban vivos;
protegidos de todo combate y maldad; un lugar donde pueden sin temor y plena
confianza insistir en concedernos esas cosas que siempre hemos creído posibles
tener. Nena, yo escucho tu voz; pero como explicarlo: es como cuando uno
escucha una melodía en la mente, pero con la diferencia de que la fuente sonora
es el alma y no un dispositivo eléctrico y electrónico que ha decodificado las
ondas sonoras que transporta las melodías. Pero este no es el principal
lenguaje: lo más lindo de todo es esa sensación de paz, de compañía y de
tranquilidad que se siente; es como si un ventilador estuviera refrescando
nuestro corazón a fin de que no se recaliente. Uno anda por la calle solo y no
se siente solo; me veo envuelto en eventos inimaginables que no tienen nada que
ver con el azar. Por ejemplo: un día me sentía solo, cabizbajo y apoyadas mis
manos contra una baranda metálica; no tenía conciencia del sitio donde me
encontraba: levanto entonces la frente y veo el cuadro terrenal más hermoso e
increíble: al frente mío estaba la ventana que daba a la habitación de tu
última morada terrenal y al fondo la torre de la iglesia de Cristo que apuntaba
hacía el cielo; o sea al lugar de la morada eterna. Un cuadro único que infortunadamente pasaría
desapercibido y sin importancia para la mayoría desprevenida que solo tiene
tiempo y espacio para el signo pesos aunque estén más vaciados. ¿Qué tan
inferiores son las sensaciones de acá abajo, Luz Piedad; y que tan superiores
son las de arriba? Las aves vuelan por
las alturas, ellas con su alegre cantar nos recuerdan que también nosotros
debemos agradecer y cantar a la vida. Me
siento bien y todo me parece bien bonito, estas y aquellas flores se agitan
ante mi presencia; y el viento me acaricia con la más suave y placentera de las
caricias. Siento que toda la vida
revolotea y anida a mi alrededor. Todo esto y mucho más sucede en la máxima
creación de Dios, en el cerebro humano que es lo más complejo mecanismo del
universo; ni siquiera la galaxia o estrella más brillante y gigantesca se
podría comparar con esta maravilla por Dios creada. Y esto lo ignoran muchas
personas, pero lo conoce perfectamente bien el gran embustero, el ángel que
habiéndose revelado contra la verdadera vida se convirtió en el gran embustero.
Mi cerebro está vivo y vibra con tu presencia Luz Piedad, porque tu también
vives dentro de mí; y la voz clara que yo escucho es la tuya; conozco perfectamente
tu voz; de manera que nadie me venga a decir que no es la tuya la que escucho.
Y eso es lo que
quiere Dios: que creamos; que la realidad que vivimos no es solo lo que se ve a
simple vista: por eso no hay más ciego que el que no quiere ver. Dios escribe
recto en renglones torcidos; y un ciego podría ver más claro que un águila
siempre y cuando se mantenga alejado del embustero. Para no hacer el cuento más
largo Nena: cuando uno cree más allá de lo simple y común, cuando uno se siente
parte de un todo con la conciencia de que lo que afecte a alguien al otro lado
del charco repercute en todo el universo entonces nos daremos cuenta que hay
esto y muchas cosas más que debemos utilizar a favor y no en contra; de esto se
trata las Bienaventuranzas de Cristo. ¿Y
por qué repercute en todo el universo? Porque somos la máxima maravilla de
Dios. Tan solo hay que creer en eso. Orgullo y vanidad es igual a ignorancia; e
ignorancia es igual a tinieblas. La ignorancia es ver bueno lo que es malo, lo
que existe como inexistente. Es la más eficaz táctica del embustero, la que tan
fácil y buenos resultados le ha dado. Por eso Cristo no se cansa de decir:
levántense y anden.
La verdad es
esta: “Debiéramos gozar honestamente de la vida como si nunca hubiéremos de
morir. Pero en rigor la muerte no existe, y cuando movilizamos todas las
fuerzas de nuestra voluntad, la vida es hermosa, porque la consideramos
entonces como la preparación a una vida más amplia, en que la enaltecida
conciencia afirma el bien y la salud y la felicidad y niega el mal, la
enfermedad y la desdicha”.
¿Te imaginas
Nena que cada una de las personas con
quien me topo, sean conocidas o desconocidas, tuviera conciencia y certeza de
que son las más privilegiadas del universo?
Cada una de ellas es imagen y semejanza de Dios. Por eso es que Cristo
Dijo que el reino de Dios ya está en nosotros. Si así fuera no se verían esas
caras largas y tristes, no habría desespero y menos suicidios y se tendría
conciencia de que no vale la pena complicarse con las cosas inferiores y
temporales sino por las superiores y eternas. ¿No es ridícula esa tendencia
suicidad que tienen algunos? Alguien hace un mal negocio o mala inversión, o le
robaron todo lo que tenía y quedo con menos que nada; entonces se siente perdido,
impotente y desamparado, el embustero aprovecha la ocasión y le dice que esa
vida ya no vale la pena vivirse, que lo mejor es que se suicide
La solución es
más fácil de lo imaginado, pero como hay tantos que no creen ni en el rejo de
las campanas, cuando viene la tempestad todo se les derrumba, pierden el foco y
se despeñan. Los príncipes de este mundo a cumplido su misión de engaño a
cabalidad y con eficiencia. Si tan solo hubiera puesto toda su confianza en el
Creador del cielo y de la tierra su condición posterior hubiera sido mejor que
cualquiera anterior. No solo hubiera recuperado todo lo material, sino que
hubiera descubierto el verdadero sentido y fin de la vida; en otras palabras:
habría recibido el tesoro más preciado, sería más rico que todos los grandes
magnates juntos, y todo esto al sentirse imagen y semejanza de Dios-Padre,
Jesús-Cristo y Espíritu Santo. Casi nada.
Siempre habrá
combates que afrontar. La presencia de La Virgen María en nuestras vidas
significa en medio del combate terrenal el fin de las fatigas y las angustias.
Así lo sentí yo. Era como si me hubiese muerto y estuviera en tranquilidad,
silencio y paz; o sea, no me he muerto, pero me siento más vivo: alejado de las
malas intenciones y de las malas influencias; como si estuviera caminando en un
mundo de colores e iluminado con la luz del amor, con una temperatura color
cálida perfecta; es algo así como el preámbulo del cielo en la tierra; y algo
más que una luz al final del túnel. No es que se aprecie desde cierta distancia,
como el arco iris; no, es algo que se vive.
Y muchos se
imaginarán que para sentir todo eso habrá que recibir la gracia de la santidad.
Nada que ver. Estamos en un combate en la tierra y como en todo combate hay
caídas, lo importante es levantarse cuantas veces se caiga. Estos son regalos de Dios; como el sol que
sale para todos. Tan solo hay que gozar y ser agradecidos con ese regalo. Todo
lo que he de enfrentar en esta vida se hará sin sobrecarga ni sobresaltos;
Jesús, en persona, se ha hecho cargo de toda mi vida y la de mi familia y
allegados: por mencionar solo unos cuantos. Que nuevo y diferente; Nena, es
este mundo bajo esa perspectiva o estado del alma. Verdades absolutas que se
sienten más que el aire que entra a los pulmones; oxigenan todo mi cuerpo. No
veo el aire, pero se que ahí esta porque siento su caricia: vibrante, eficaz y
operativo. Las aves vuelan a través de ese fluido; las ondas electromagnéticas
se desplazan en ese entorno a la velocidad de la luz. Hay que nos faltara un
aliento de ese aire, daríamos lo que fuera por uno solo. Así sude con alma que se mantiene distante de
la Verdad Absoluta: se siente ahogada sin el hálito vital. Si veo todo hermoso
es porque estoy vivo; y si veo todo feo es porque estoy muerto: muerto en vida,
quiero decir.
Veamos Carlín
como la ignorancia se ensaña que solo ven lo que otros quieren que vean y hacen
lo que otros quieran que hagan. Empecemos por a ascender desde la raíz: en
primer lugar, el creer que un sacerdote, un pastor o el mismo Papa siempre
tienen la razón es lo mismo que decir que aquel que ejerce un alto cargo
siempre tiene la razón por el mero hecho de que ejerce tal cargo. O creer que
tal tradición o modo de pensar es valedero y verdadero solo porque ha sido
transmitido por siglos o porque la mayoría así lo considera. El peor error de
la ignorancia es quedarse en la superficie, no querer corroborar a mayor
profundidad lo que a vos populi se afirma. Creemos que algo es verdad porque lo
asevera un medio de comunicación tradicional; o lo que es peor porque lo dice
alguien bonito, simpático o famoso; infortunadamente esos son nuestros
criterios de juicio. Por tal motivo la humanidad se siente incompleta, siente
que la falta algo; y de este sentir no se salva ni pobres ni ricos, ni jóvenes
ni viejos, ni feos ni bonitos, ni gordos ni flacos, ni nada ni nadie.
La verdad Luz
Piedad es que son pocos que creen en las verdades que pregonan; reconozco que
en muchas instancias es difícil hacer el bien que se quiere y no hacer el mal
que no se quiere; pero esta vez nos pasamos: tan solo se resignan a las cosas
malas sin ofrecer la más mínima resistencia. Dios me ha dado la gracia de
conocer algo de su mundo maravilloso, de revelarme contra la tradición y de
vencer muchos de mis miedos e inseguridades.
Por ejemplo, la tradición me quiere también a mi también hacer creer que
la muerte de un ser querido que amaba entrañablemente va dejar en mi vida un
mundo vacío y tristeza; ya que eso es lo que deja la muerte y que la vida ya no
vale la pena. Pues eso es lo que muestran las telenovelas baratas de las que
tantos se aficionan. En ellas se muestra que la alegría se ha marchado a
lugares lejanos; que la vida no podría ser otra cosa más que tristeza sin
esperanza. Pues si no me creen escuchen todos esos chillidos, lloros y gritos
de esas telenovelas y filmes similares. Ya rallan lo absurdo; y lo peor es que
sus fanáticos se prenden a ellas como un mendigo a su pegante. Se sumergen en los vacíos de los actores a
fin de huir de sus realidades o sostener las falsas que ellos han creado. Al
igual que en esas telenovelas van al cementerio haciendo la misma cara de
tragedia que ponen esos comediantes. Inconscientemente han adquirido esas
normas de conducta. Eso sucede cuando la persona al sentirse insegura pone su
confianza en aquellos ciegos que creen que no lo están. Se detienen en las
tumbas frías y oscuras y ponen la misma cara de tragedia de dichas telenovelas
y películas de terror manteniendo así la esperanza de encontrar alivio a sus
penas.
¿Qué la pasa al
ser humano? A veces me digo que no estamos evolucionando sino retrocediendo.
¿Cómo es que tantos no pueden ver que de polvo somos y que en polvo nos
convertiremos? Extrañar un cuerpo inservible que ya cumplió su misión es como
extrañar la costra que se ha desprendido de la herida cicatrizada mientras se
llora ante las células renovadas que se le muestran. Se pierde la directriz
cuando se piensa solo en sí mismo y se ha perdido el sentido de la
colectividad. Pobres creaturas: no saben nada del ser querido que se ha ido, lo
buscan y no lo encuentran; la voz resuena o hace eco en su mente desde los
lugares más lejanos como prueba de una existencia que ya se fue. Con todo
respeto Nena, pero eso es lo que dejan esos programas y actitudes baratas.
Por fortuna las
mentiras pueden ser destronadas, como no tiene un fundamento sólido no hay algo
más frágil que una mentira; sube como palma y cae como coco. Ante la presencia
de La Luz esta siempre huye despavorida buscando escondederos a peso. Tengo
mucha simpatía por las personas de las que aquí he hecho mención: porque les
aseguro de que los hay los hay, no lo duden. Es por eso que les quiero dar
alivio y esperanza a sus vidas. Dirán que la pérdida es real, pero no lo es.
Sencillamente la muerte no existe. ¿Por qué no creer a las palabras de Cristo
en lugar de a los libretistas de las telenovelas y películas baratas, aunque
digan que hayan costado millones su producción?
––La materia y
la energía ni se crean ni se destruyen. Las pérdidas son solo aparentes; nada
se pierde, en especial las imágenes y semejanzas de Dios. Hay que cambiar el
foco hermano mío, yo se ya por qué te lo digo, antes no tenía ni la más remota
idea de nada; pero Dios en vida terrena me dio una fortaleza y una gracias que
nunca creí fuera posible. Él a cada uno reparte según sus dones y necesidades.
Es tan bonito abrir la mente a la verdad; la consecuencia de esta actitud es
que las angustias y aflicciones desaparecen por arte de magia. La muerte no es
el gran misterio del universo; es un misterio para los ciegos que no quieren
ver o que andan entretenidos con cosas que teniendo poco aprecio o importancia
las personas consideran que si la tienen.
Albert Einstein, Isaac Newton, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, solo
para citar cuatro grandes hombres de ciencia según el criterio de la humanidad,
reconocen la vida más allá de esta; y la reconocen porque la han visto y
sentido; pero no al estilo de Harry Potter o devaneos similares; no, nada de
eso. Al estilo de los científicos que confrontaron la verdad cara a cara; verdades
que se manifestaron en ellos porque no encontraron resistencia, sino todo lo
contrario: una apertura a la verdadera creencia y no a las generales de toda la
vida. ¿Por qué aceptar dizque verdades
cuando son solo cosas oídas? Esto que digo tiene todo el sentido del
mundo.
Y lo cierto es
que cada uno cree tener razón, en especial los que para nada la tienen. Los publicistas dar por ciertas sus
maravillas tanto como los políticos dan por hechas sus promesas. Todos quieren
causar impacto; sea con verdades o con mentiras. Infortunadamente esto último
es más común. Veamos algunos ejemplos que encontré en videos de YouTube y otros
sitios.
Aprende inglés
ya y mientras duerme. No tiene ninguna base científica esta aseveración; tan
solo busca engañar a bobos.
Domine Java
Script en cinco minutos. Como pretenden que alguien va a dominar este programa
en cinco minutos. Pero no faltan quien les crea, por eso lo publican.
El mejor gol de
la historia. Y dónde o quien dice que este o tal gol es el mejor de la historia.
De seguro que habrá más de uno que no estará de acuerdo.
Einstein dormía
con una cuchara de metal. ¿Y cómo lograron saberlo? A lo mejor era para tomarse
el jarabe; pero hay quienes se imaginarán que la cucharita tenía poderes
especiales.
Un milagro ocurrirá
en cinco minutos. Te sorprenderás al hacer esta poderosa oración. No basta
orar, hay que obrar y hacerlo con confianza, método y juicio.
Juntos vamos a
lograrlo. Esta frase está publicada en muchas partes, como buses, y en general
en sitios de interés público. Asumen que todo el que la lea está pasando por
una crisis; y si no la está pasando, pues piensa bien y verás que no te
falta.
Corea del Norte
asegura haber probado su primer misil hipersónico. Sin palabras, y la palabra hipersónico
da realce a la frase, aunque no se tenga idea que significa.
Iván Cepeda
devela secretos oscuros de Álvaro Uribe. Y la masa a quien está dirigida esta
aseveración la da por cierta, aunque no haya pruebas y aunque la diga alguien
cuya credibilidad siempre ha estado en duda.
Hemos, Nena,
estando engañados a lo largo de toda la existencia del ser humano. No quiero
que se piense que soy yo quien tiene la razón. Solo escribo mis experiencias
que para mi son tan reales como la vida misma, no quiero dejarlas en el olvido,
flotando en el aire hasta que se desvanezcan. De pronto a alguien algún día le
interesen o sirvan mis escritos. Pero bueno, sigamos con el tema, que pena
tanto desvío, pero una paradita nunca cae mal para continuar el camino.
Está comprobado,
tal como hace poco mencioné, que hombre es un alma acompañada de un cuerpo; en
este caso digo: “soy un alma” no es que el hombre posea algo inmortal; de
hecho, la persona humana es un alma que algún día tendrá, por inservible y
molesta, el cuerpo que la envuelve. Cuando
la persona “muere” solamente se ha perdido de vista el abrigo más no el hombre
que lo vestía y que tanto amabas. Es
lógico, tal como lo dice san Pablo que así las cosas carnales solo carnalmente
pueden ser comprendidas, pues las cosas del espíritu, espiritualmente pueden
ser entendidas. Al pan: pan, y al vino: vino. Vino nuevo en pellejos nuevos, y
vino viejo en pellejos viejos; cada quien con su cada cual. Que privilegio es
ser un ser inmortal: tener conciencia de la existencia y del universo, aunque no
los comprendamos; lo único cierto es que estoy aquí, en este instante y en este
lugar; y siento que en mi interior hay otra persona que anhela el día en que
pueda ir de aquí para allá, libremente y sin que nada se lo impida. “Dios hizo
al hombre a su imagen y semejanza”. Qué privilegio. Llegará el día en que los
hombres puedan sentir y comprender esta verdad absoluta; aquel día ya no habrá
más llanto ni tristeza: las amarguras por no tener lo que se quiere y por no
disfrutar de lo que se desea será cosa del pasado. Pareciera que con tanta cosa
que pasa el hombre haya dejado de evolucionar y se encuentre en un proceso de
extinción: nada de eso, ¡qué va! Son cosas que tienen que pasar. Díganos pues
que de las caídas se aprende; y la humanidad también hace parte de esas caídas.
Cuando Dios
estaba en el Huerto de Getsemaní; luchando “solo contra el mundo; o más bien:
contra el embustero que había intentado seducirlo de maneras incontenibles”,
este no hacía sino mostrarle de lo inútil de su misión o plan de salvación; le
mostraba el mundo de violencia, corrupción e indolencia que sobrevendría al
menos en los próximos y un poco más dos milenios. No vale la pena recordar la
historia de la humanidad que no ha sucumbido
gracias a las personas que tanto la aprecian y valoran; ya casi todo el
mundo los debe conocer. A la larga el bien prima sobre el mal porque este ante
el ímpetu del bien no lo soporta y termina consumiéndose solito. Todos los
imperios han subido como palmas y bajados como cocos en un santiamén.
Carlín, hace
tiempo te diste cuenta de que yo tenía el don del consejo; don que, desde
luego, no solo no se ha perdido, sino que se manifiesta ahora con mayor
intensidad. Te voy a enseñar un truco para discernir: imagínate que tienes al
frente algunos de los famosos burlones que malintencionadamente siempre te han
asechado; sabemos que ellos se manifiestan de muchas maneras ya que tienen más
de mil máscaras. Se podrían mostrar tiernos y compasivos cuando en realidad lo
que hacen es afilar el instrumento cortopunzante con que desean hacerte daño;
en realidad detrás de esa cara de corderitos se esconden unos lobos incisivos y
cortantes. ¿Y por qué lo sé Carlín? Porque sin que tu te des cuenta no se
alegran de las cosas buenas que te suceden o podrían sucederte, sino que se
tornan malhumorados y hostiles. Qué tontos son hermano mío; si tan solo
supieran lo bien intencionado que eres; no eres para nada ni egoísta ni
envidioso; a cambio de ellos tu si te alegras de las cosas buenas que ellos
tienen y les suceden; tu a cada uno le entregas una bella flor porque cada cual
da de lo que tiene.
Bueno el truco
es este: imagínate que les pides consejo a aquellos de los que acabo de hacerte
mención. Después de haber escuchado
atentamente lo que te tenían que decir, pues anda pues y has precisamente todo
lo contrario. Es que Dios hasta del mal saca bien. Todos los supuestos
sacrificios que se hacen allá repercuten en esta vida. Entre más cariño y
ternura se proyecta mayor recompensa se tendrá; por eso Carlín es que yo estoy
tan bien. Ya hemos hablado de eso suficiente y seguiremos haciéndolo. No te
imaginas lo bien que se siente al no estar sometido a las leyes del espacio y
del tiempo; esto es algo que solo entenderás cuando estés acá. Mas o menos es
esto: lo que consideras toda tu vida es mucho menos que un día del alma; quien
está sometido a las leyes físicas terrenales es el cuerpo no el alma que tarde
o temprano se desechará como se hace con algo inservible. Ves Carlín yo no
estoy muerta. Cuando uno se muere se entra en la vida. Ten esta vivencia de la
muerte, y es que se entra a través de esta en la verdadera vida; en lo que
merece la pena. No añoro ya nada de la vida del mundo por más apegos que
hubiese tenido, pero no porque piense que es malo y feo sino porque nadie nunca
podrá encontrar algo en la tierra que lo haga realmente feliz; solo aquí donde
estoy se es. Lo demás son puros contentillos, por decirlo así. Lo único que no
causa hastío es cuando se ayuda a las personas verdaderamente necesitadas; en
estas instancias la rutina nunca tendrá cabida. Es por eso que les causa hastío
lo que antes les atraía. Nada material
en la tierra podrá llenar el corazón. lo que quiero decir es que en el mundo sí
que hay muchas personas y cosas buenas; pero con todo, esto y más se queda
corto. Yo conocí las alegrías del mundo, hice mis presentaciones en sociedad
como se hace con las personas de bien; muchos fueron los momentos de alegría y
felicidad en torno a mí; confieso que esa vida tenía sus encantos.
Solo se comienza
a pensar en la muerte cuando la vida nos da motivos para ello. Vivir en la
tierra es como lo bonito que se ve en la superficie del mar: solo agua, y
algunas aves y paisajes; pero la verdadera vida se encuentra en la
profundidad. El Eclesiastés dice: “todo
es vanidad y aflicción de espíritu bajo el sol”. El único bien que vale la pena
es amar a Dios con todo el corazón y ser pobres de espíritu en la tierra. La
vida allí es muy frágil y por eso nunca terminará de llenar. Uno desea lo
eterno no para huir de una cosa fea, porque no lo es. Solo que la vida terrenal
no es lo suficientemente bella. Desde que estoy aquí Carlín la calidad e
intensidad de mis relaciones personales han mejorado infinitamente y eso que se
supone que todavía no estoy en el cielo. No hay ninguna separación de los que
amo, sino al contrario: mi relación con ellos es constante, luminosa, eficaz y
más libre: no podría ser mejor; es por eso que me siento en el cielo. Estoy
cerca de los míos, veo todo lo que necesitan y Dios no deja de concederme todo
lo que quiero. Desde aquí soy mucho más útil que allá abajo con las almas que
amo. En el universo nada está quieto y mucho menos las almas de Dios. No solo
nada de mí sea ha perdido, sino que ahora me encuentran más fácilmente y
siempre sonriente. Soy para los míos la verdadera madre, esposa, hermanita y
amiga. Eso pasa cuando uno ha amado desde siempre y para siempre. Ganados desde
donde se le mire.
––Si Nena, te
siento a mi lado mirándome y protegiéndome. Y todos estamos llamados a ser
santos; de manera que, si es así, pues es lo más normal del mundo y no debería
sorprendernos tanto; es nuestro estado natural. Hacer voto de pobreza hermana
mía, no tiene nada que ver con convivir en medio de harapos, suciedad y
desorden. A la larga la pobreza es una elección que hace la persona; todos
necesitamos de todos y al necesitado hay que acogerlo como el samaritano con el
asaltado tirado en medio del camino. Pero lo que más atrae la pobreza es no
hacer los esfuerzos debidos para hacer en cualquier momento lo que es correcto
sin importar lo que se sea, lo que se haya hecho o lo que se haya creado. San Francisco de Asís abrazó a la hermana
pobreza; pero eso no significó que necesariamente tendría que descuidar su
presencia personal en atención de estos detalles no incumben a la pobreza. Esto
quisiera de decir que el pobre de verdad debe andar sucio, piojoso y haraposo;
tristemente muchos creen que es así. Para salir de la pobreza lo primero que
hay que hacer es al menos peinarse. No hay como alguien que siempre esté bien peinado:
luce lúcido, abierto y elegante. Si alguien no es lo suficientemente pobre como
para que por esta vez no esperar que le den, sino al contrario: tenderse el
mano a sí mismo comenzando por una buena ducha y ropa limpia entonces habrá
dado el primer gran paso. Limpio primero por fuera para comenzar a sentirse
limpio y perfumado por dentro. Toda persona que se quiera a sí misma tendrá
algo más que tristezas para vender. Es cierto: se podrá inculpar a los demás y
la sociedad de las miserias en que tantos vives; pero en última instancia, a la
larga ser pobre es una decisión personal y no un hecho consumado y fortuito.
Amar la pobreza
es querer lo sencillo; es abrazar con cariño lo poco que uno puede dar y
sentirse confiado que Dios dará provisión de mana hoy y todos los días. Es como
dicen por ahí: hacer extraordinario lo ordinario. Es mirar con gratitud lo que
se tiene por encima de lo que no se tiene; es sentirse alegre y confiado ante
los problemas, frustraciones y contingencias de cada día; es dar tiempo al
tiempo y no convertir nuestras urgencias en las de los demás. Ser pobre es
hacer uso debido de la voluntad e inteligencia para que esté en coordinación
con las demás potencias: tanto del alma como del cuerpo. Ser rico no es vivir
en medio de lujos y placeres; estos, en mayor o menor medida son consecuencia
de la pobreza de la que acabo hacer mención. A estos pobres la vida los
auxilia, los colma de bienes y libra de los soberbios. Observemos la riqueza de
la pobreza en El Magníficat:
“Proclama mi alma
la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador porque ha
mirado la humillación de su esclava. Desde ahora todas las generaciones me
llamarán bienaventurada porque el poderoso ja hecho maravillas por mí. Su
nombre es santo y su misericordia llega de generación en generación. El hace
proezas con su brazo, derriba del trono a los poderosos, a los pobres los colma
de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia que había prometido a nuestros padres en favor
de Abraham y de toda se descendencia”.
Hay cosas en la
vida que son tan lógicas que no necesitan de base científica: son puro sentido
común. Aunque desde luego aquellos que no creen ni en el rejo de las campanas
están convencidos de que el mundo nació el día que ellos nacieron; y que antes
todo era caos y desorden. Como he
escuchado por ahí: ateos hasta cuando se está cayendo el avión, o comunistas
hasta cuando se hacen ricos. Pensar que tal cosa que no veo no existe es como
decir que no hay aire porque no lo veo, o que no hay ancestros de hace tres mil
años porque no me constan que hayan existido. Hay algunas personas que dicen
que tal cosa que se dice no cuenta porque no está escrita en la Biblia. ¿Pues
qué podría uno contestarles? La Biblia no dice por ejemplo que San José o la
Virgen María hayan muerto, pero les aseguro que murieron. Es que ha una
afirmación absurda una respuesta absurda, un clavo saca otro clavo.
Capítulo 16
De acuerdo a lo
anterior creo que no necesitaría comprobar que todos tenemos un cuerpo natural
o físico; y que la vida animada no es el único tipo de vida: están las plantas
y árboles. Es verdad que no todo el mundo puede sentir como su cuerpo
espiritual se mueve de una forma tan ligera y elástica, son tan versátiles
estos movimientos que hacen, Nena mía, que podamos sentir cosas más allá de las
que se perciben con cinco sentidos. Es por tal motivo que muchos pueden
visualizar lo que va a suceder; lo que quiero decir es que, por ejemplo, una
persona puede sentir que ya tiene algo, aunque todavía no lo tenga. ¿Podría
decirme alguien de dónde viene ese sentimiento que se siente en el corazón de
paz, esperanza y alegría? Esa sensación de que no ando ni estoy solo: Es lógico
que esa compañía no anda a mi lado como lo haría con una persona del común; es
una sensación diferente, como un silencio elocuente, como sí hubiese un hilo
conductor invisible a los ojos humanos; algo parecido a la intuición, pero más
agudo y persistente; es algo que no tiene forma y que no tiene nada que ver con
la carne. Me hace sentir bien conmigo mismo no de una forma egoísta por lo que
todo lo que veo me parece hermoso; bendigo a conocidos y desconocidos: cada uno
es un libro y tiene una bella historia que contar; hago caso omiso a las burlas
y desdenes como, lo hago con las bravuconadas o celos de mi simpático perro. Y
todo esto es porque el alma y el espíritu han remontado ciertas alturas. No vuela ya sobre la superficie ni sobre las
superficialidades; tampoco está en el lugar equivocado; sino todo lo contrario:
donde le corresponde estar, en su hábitat natural. Está como en el Portal viendo como se acerca el bus que lo va a llevar a su destino; al
sitio de donde nunca debió haber salido, pero que por alguna razón así sucedió;
tal vez para hacer de este mundo un lugar mejor aunque nadie le conozca.
De nuevo repito
lo que escribí al comienzo: ¿Por qué escribe una persona? Porque la vida que
tenemos no nos basta para todo lo que quisiéramos tener. Y creo que nosotros
estamos dotados de esa extraña facultad de vivir una vida, pero también de ser
capaces de soñar; o sea; imaginar vivir otras vidas. Este mundo por hermoso que
sea y por bien que se la pase no termina convenciéndome.
––¿Recuerdas
Carlos cuando días antes te dije que no había como el momento de estar al fin
en cama después de una jornada incómoda y pesada? Qué delicia esos momentos y
posteriores horas; las medicinas, desde luego, también ayudarían. El Gordis
pendiente de que estuviera lo más cómoda posible y que nada me faltare. No pude
haber tenido mejor compañía que la de mi marido. Y ese bienestar que de él
venía no solo tenía efecto en la noche: así fue con él a lo largo de toda la
vida juntos. No te imaginas Carlos cuanto le quiero y le admiro; soy yo ahora
quien vela el sueño y sus faenas, mis consejos son tan sutiles como efectivos,
soy más útil ahora donde estoy que allá, aunque cueste trabajo entenderlo; y
para nada dejo en paz a mi Padre hasta que acceda a mis peticiones. Todo esto
solo espiritualmente podría ser entendido. No soy un fantasma que se pasea por
las noches como lo haría un gato o centinela, esto solo pasa en las películas y
en las mentes trastornadas. Habiéndome despojado de esa materia densa llamada
cuerpo; cada noche al dormir el cuerpo queda como en estado de suspensión para
que el alma pueda volar libremente; en esos momentos la sintonía es perfecta; o
sea: entre los que estamos aquí y los
que están allá, por decirlo así. Y en mi
caso con el Gordis vagamos sin impedimentos por el mundo del cuerpo espiritual;
mundo invisible y no recordable en los estados de vigilia. Así como el cuerpo
físico ve solamente cuerpos físicos, del mismo modo el cuerpo espiritual ve
solo cuerpos espirituales. Y cuando se
vuelve al mundo inferior apenas queda un recuerdo vago. El sueño podría decirse
es como una muerte temporal donde se entra en la misma condición por la qué
está pasando el ser querido que se ha ido.
Las personas se
entristecen y angustian porque no saben nada de dicho ser querido; la
ignorancia con respecto a estos temas realmente rebaza el extremo de la
ignorancia; de eso se aprovecharon muchos: para que con miedo obedecieran y se
portarán bien. Por ejemplo; se inventaron algo que se llama purgatorio. Carlín:
Dios es un Dios de amor; este amor algún día todos lo entenderán porque lo
vivirán. Las almas son de Dios y son innegociables, Él las rescató con su
preciosísima sangre. Todos en esa vida o en la otra tendremos la oportunidad de
reconciliarnos con Él. Los obreros que trabajaron una hora recibieron el mismo
salario que los que trabajaron todo el día. Y esto sucede porque Dios es el amo
del universo y de todo lo que lo contiene, aunque suene redundante. Durante su
Pasión descendió hasta los mismos infiernos quitándole al diablo en persona lo
que no le pertenecía. Eso sí, no iba Jesús obligar a nadie a salir de allí,
quien quisiera quedarse allá pues que se quedase. El simplemente con su
maravillo y divino poder les extendía su mano para conducirlos hasta su Paraíso.
“Hoy conmigo estarás en el paraíso”. No mañana, ni pasado, o hablemos la otra
semana y ya veremos: HOY.
O sea, nada que
ver con una iracunda Deidad, eso es puro cuento. Dios gobierna por medio de
leyes sabias y eternas, y te aseguro Carlín que esas leyes se obedecen tanto
acá como en ese mundo.
La gente por lo
general cree Carlín que el cielo es un lugar más distante que la más recóndita
galaxia, asequible solo a los miembros divinos del gabinete celestial. Sí se
dieran cuenta hermano mío de lo que significa ser hijo adoptivo de Dios. No
andarían tras todas esas ridiculeces por las que incluso se matan. Qué el
trabajo, qué la pensión del colegio y la universidad, que qué pensarán de mí,
que me van a hacer brujería; todo lo ven tragedia. Mi abuela Lola vive atacada
de la risa con esos espectáculos que haya suceden. El amor propio complica
todas las cosas, no es necesario apropiarse de nada; uno ya es dueño de todo.
Por eso vine acá para poderlo ver y dártelo a conocer; y por tu medio los demás
sepan lo que son y lo que les espera. Conmigo no pudo el virus; en mis últimos
años era una persona totalmente diferente a la que algún día llegué ser. No voy
a extenderme en este tema; pero te digo que, si bien mi cuerpo se sentía
mortificado, no así mi alma y mi espíritu. Era solo cuestión de poco tiempo para
que la sanación fuera total. Y así fue, Carlín: total. Los santos no solo son
los que la iglesia nombra; este lugar donde estoy está lleno de santos; podemos
hacer todo lo que nos guste sin impedimentos, estamos libres de todo acoso o
asechanza. Ama y haz lo que quieras. Nos dice Dios. Ah, pero si es que es su
voluntad, dirán otros; pero todo lo que se haga con amor es la voluntad de
Dios. Es como el vendedor de un almacén: todas las estrategias de ventas que
favorezcan a los clientes, dueños y empleados son válidas. No hay que pedir
permiso sino a la buena voluntad y buenos propósitos para hacer lo que es
correcto. ¿Y qué experiencia espiritual pretender tener de las condiciones que
reinan después de la muerte? Pues ninguna, porque nada de lo todo lo que se
haga sin amor funciona; y quien no cree en Dios se inventa un ídolo. En cambio,
el amor todo lo puede:
“Si yo hablase
lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que
resuena, o címbalo que retiñe.
Y si
tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese
toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada
soy.
Y si
repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi
cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es
sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se
envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda
rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad.
Todo lo sufre,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca
deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la
ciencia acabará.
Porque en parte
conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo perfecto, entonces lo que
es en parte se acabará.
Cuando yo era
niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; más cuando ya
fui hombre, dejé lo que era de niño.
Ahora vemos por
espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte;
pero entonces conoceré como fui conocido.
Y ahora
permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es
el amor”.
¿En qué momento
algunos avivatos comenzaron a hablar de un lejano cielo, de un juicio
implacable dónde solo habrá llanto y rechinar de dientes? Y lo peor no es esto;
lo peor es que casi todos los oyentes se la tragan enterita: expreso y sin
paradas. ¿Cómo podría entonces satisfacernos lo que algunos dicen solo porque
lo han oído de otros?
No se tiene
porque creer a ciegas, hay que creer viviendo, viendo y sintiendo. La política
y la religión han estado manipuladas por el paladar y apetito de los hombres; y
con respecto a esto no hay nada que decir porque todos la tienen clara. En que
momento esos personajes se imaginaron que todo lo que la ciencia comprobase
tendría que ser avalado por miembros de una iglesia que no tenía ni idea de
astronomía, ni de medicina, ni de matemáticas. Eso y mucho más nada tiene que
ver con Jesús.
––Nena, pienso que hay personas que
aterrizaron en el lugar equivocado. Me refiero a esas personas buenas que nunca
piensen mal de nadie y que siempre tienen una flor que dar; no me refiero a los
que sufren del Síndrome de Estocolmo; nada de eso, me refiero a personas y
niños sanos mental, física y espiritualmente que son maltratados precisamente
por ser tan buenos. ¿Qué hacen estos ángeles del cielo aquí? ¿Qué enceguece a
los hombres malvados cuándo saben perfectamente distinguir entre el bien y el
mal? ¿Por qué justifican sus malas acciones inculpando a un pasado a unas
tradiciones a la falta de oportunidades?
Estas justificaciones no tienen nada de valedero ni de verdadero y
quieren convencer al mundo de que si las tienen. Tampoco voy a meterme en este
tema ya que no tengo que explicar lo que es obvio. Dichos espíritus viven en un
mundo material que apenas comprenden por mucho decir. Los sentidos son muy
imperfectos de ahí la idea tan vaga que la mayoría tengan de la vida
superior. ¿Por qué no apuntar mejor
hacia lo que nuestros sentidos no alcanzar a captar? He ahí la puerta estrecha
de la salvación, la que se le contrapone a la amplia de la perdición. Bueno, al
menos que hicieran el esfuercito; acaso no se dan cuenta que hay gases que no
vemos y que incluso la ciencia a demostrado que hay otras especies de materia
que son todavía más imperceptibles. Tristemente la mayoría de estas personas no
saben ni que es la velocidad de la luz, las estrellas del cielo son tan
normales y comunes como los árboles de la naturaleza; simplemente allí están
porque tienen que estar. El hastío por la vida es consecuencia de esto, a la
falta de fascinación y encanto por las cosas bellas de la vida; en otras
palabras: por abrir de par en par las puertas a la mentira; y el efecto de todo
esto es una vida triste y amargada, aunque se trate de demostrar por todos los
medios que se es una persona feliz. Por eso se dice que todo es vanidad y
apariencia.
Podemos llegar a
relacionarnos con todas esas maravillas del mundo invisible; lo hizo
Jesucristo, La Virgen María, san Pablo, san Francisco de Sales, san Francisco
de Asís, Santa Teresa de Jesús, santa Teresita del Niño Jesús, san Juan Pablo
II, Mahatma Gandi, Nelson Mandela, sor Faustina, y solo para citar
algunos. Podemos llegar a relacionarnos
con el mundo espiritual por medio de nuestro cuerpo espiritual del que se
refiere San Pablo porque este también tiene sus sentidos. El hombre tiene ese
poder: “En el principio creo Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y
confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por
encima de las aguas”.
Durante miles de
años los hombres se han perdido lo más hermoso y superior de la vida; hasta
mataron a Cristo, por Dios. El mundo espiritual es más maravilloso de lo que
alguien podrá imaginarse; a través de este todo es posible; en el se encuentran
contenidos los pensamientos, las sensaciones y todo lo que es y será, lo que
existe y lo que ha de existir. Hay mucho más de eso que llamamos muerte. Y todo
eso es parte de la sobreabundante vida que Cristo prometió.
––Existe dos
mundos en la tierra: el exterior que se observa con los sentidos y el interior
que solo se vive y se contempla desde la conciencia del alma y del espíritu.
Ambos son reales y eficaces. Sabemos que el de la conciencia es el superior; no
obstante, su eficacia está limitada por el cuerpo que la acompaña. Cuando digo
conciencia me refiero al cuerpo y el alma. Todo lo que en la tierra recibimos
es Gracia, sin esto no se puede hacer nada. Nuestro nacimiento fue obra de la
gracia; nadie se dio a la vida a si mismo. Esto es otra de las cosas que no
necesita comprobación. Algún día la conciencia, cuando se libre de los acosos y
necesidades del cuerpo, podrá manifestarse en su plena expresión; podrá hacer,
ya libre de obstáculos y resistencias, muchas de las cosas buenas que tanto
procuraba.
Por Dios Nena,
puedo hablar contigo como si estuviera viéndote. Escucho tu voz y siento tus
sutilezas.
––No le comas
cuento Carlos, para mi ahora todo está claro. El mundo que conocemos con nada
se contenta, y a toda hora está utilizando todos los medios posibles para que
sigas sintiendo que estás allí atrapado y que nada ni nadie te podrá salvar. El
embuste en el mundo hermano mío, está en cada esquina y a la orden del día. Lo
cierto del caso es que la realidad vence la fantasía y los devaneos, que el
positivismo vence al negativismo, la luz la oscuridad, la diligencia a la
indigencia, Cristo a la muerte. Se soluciona un problema cuando se confronta no
cuando se duerme y duerme: la puerta gira en sus goznes y el perezoso en la
cama. Un libro se escribe escribiendo y la música bella la escribe un
talentoso. No se podría pretender, tal como hoy tantos lo hacen, escribir un
libro si no se lee o dar armonía a una melodía si no se eleva el alma con los
más bellos acordes. Un mendigo no podrá pretender que la gente no lo mire como
tal, así como no se le puede pedir peras al olmo. Todo tiene una causa y un
efecto. Una de las peores cosas que a una persona le pudiese suceder es que sus
malos olores le causen deleite y placer como si del más aromático perfume se
tratase, o decir que se está trabajando cuando lo que se hace es mendigando o
suplicando misericordia para que por lástima compren un producto. Dios no
quiere que vivamos arrastrados; todo lo contrario.
—Tu imaginarás
Nena las estupideces que le toca a uno aguanta. Como dice por ahí: peores cosas
veréis. Es que son tantos de los que se agarran de tanta tontería. Llevan
escuchando, por ejemplo, las mismas canciones durante 40 años o más. No hay una
sola melodía original desde entonces. Y chillan, y lloran y gritan escuchando o
cantando estas melodías, y es si no se meten una perra de los mil demonios.
Sufren desde lo las hondo porque no se es correspondido como si fueran dueños
de los gustos y sentimientos de los demás; alguna gente se suicida por deudas:
sea en forma física o emocional; o se encumbran a las altas alcurnias ante las
imprevistas adquisiciones materiales. Ni te imaginas hermana mía cuantas veces
he sido desalcurniado por este tipo de personas. Es un encantamiento colectivo
del que se debería adolecer; pero no, se le consiente y admite como se hace con
las mejores cosas de la vida. Para mi está claro que el mundo sufre del
Síndrome de Estocolmo: lamben a quien los patea, y patean y escupen a quien los
alimenta y dignifica. Y para colmo de males, y para que no digan nada o traten
de limpiar sus conciencias, erigen estatuas a sus verdugos o tiranos, los dignifican
y si pudieran besarle los pies, lo harían. Creen que el mundo real son las
irrealidades de las telenovelas, de las películas y de los medios de
comunicación; saben más que nadie que van directo al matadero, y como
corderitos mansos ponen su cuello con orgullo y altura a la orden del día.
Qué lindo Nena
es poder ver lo invisible, poder hacerlo es sentir que no andamos para nada
solos; siempre hay alguien o algunos que nos acompañan en cada paso, que nos
aconsejan, son la guía de nuestros caminos oscuros, seguridad en la duda y
vacilación; en fin, son ellos los que hacen que nos sintamos bien y que
encontremos sentido a muchas de las cosas que suceden. Ese cuentico de que la muerte es el fin de la
vida no me entra por ningún lado, nada de vivir atragantado. Dios quiere que
crea, y exactamente eso estoy haciendo; no soy de los que me asusto cuando lo
veo, me asusto es cuando no lo veo. Me entra el mal genio, no quiero estar con
nadie y me siento como ánima en pena. A partir de ahí entonces todas mis
fuerzas se concentran en recuperar el sentimiento de la perfecta compañía. No
quiero estar con nadie sino con Dios, toda humana compañía me molesta, es como
si cada uno quisiera jalarme para su lado; y como casi ninguno tiene razones
que me convenzan de mi supuesto mal actuar, término exhausto y sofocado. No sé
cómo algunos pueden vivir así: siempre buscan ser el centro de atención:
hablan, hablan y hablan, no caen en cuenta que los demás también tienen un
sentir y cosas que decir. Es por ese motivo que, por más que queramos a los
nuestros, muchos prefieren estar en compañía de sí mismos. No es que no les
interese las personas; son los mismos temas de conversación con diferentes
protagonistas. En estas conversaciones cada uno actúa como juez o acusador de los
susodichos. En cambio, cuando estoy contigo mi corazón se tranquiliza por
completo, me siento de nuevo renovado por la confianza, me siento instrumento
de bendición. Conversar contigo difiere tanto de la compañía de las personas.
Un reino de paz, esperanza y alegría que nos permites disfrutar. Como
diciéndonos: ese mundo que tu vives y en el que la gente grita, chilla y llora
no es el mundo real; el mundo real es el que sientes cuando estás conmigo: paz,
esperanza y alegría. Un mundo en el que ya tu hermana descansa y disfruta en
paz, para ella ya no hay combates ni sobresaltos; y sin embargo, la cosa no se
queda ahí: ni te imaginas cual positivamente influyen en vuestras vidas. Pasó
ella de una vida inferior a otra superior, un mundo nada lejano ni vago ya que
ella sigue siendo la misma persona, pero en versión mejorada: Nena nueva.
Esta mañana me
sentía fastidiado, como si no me quisieran dejar en paz; fuerzas negativas
invisibles se burlan y me acusan con una astuta sutileza. Quería sacudirme todo
eso como lo hace un perro fastidiado, quitarme todo ese polvo virulento que
solapadamente me quieren pegar. Vivo dos mundos, los distingo clara y
diáfanamente; aquel visible y traslúcido que todo el tiempo me quiere hacer
sentir que es el único; y que después de este quien sabe que habrá; y está el
otro mundo, un mundo invisible de colores que me abraza y que se quiere quedar
conmigo. El sentido de mi vida y la
verdadera felicidad se encuentra en este, vivo y siento en él experiencias
inimaginables a aquellos incrédulos y burlones. Dicha parte sobreabundante de
la vida no se compra con dinero, ni siquiera si se lograse reunir todas las
fortunas de los grandes magnates; es gratis y asequible a cualquiera en
cualquier tiempo momento y circunstancia. No le gusta tocar trompeta para
llamar la atención; es una experiencia personal llena de silencio y paz, aunque
para nada dormida. Es como un tenue preámbulo de lo que el alma sentirá cuando
se desprenda del cuerpo.
––Carlos, Una
persona terrenal podría estar pasando por el peor de los dolores y por la peor
de las tormentas; sin embargo, en medio de todo esto podría experimentar la más
silenciosa y pacífica paz; algo similar a lo que sucede con un tornado o
huracán: existe en ellos un lugar de completo silencio, paz y quietud en medio
de todo el caos que existe y se transmite desde la periferia. No importa que
tan grande sea la tormenta; sí que existe un punto de puro silencio y paz. Lo
mismo sucede con los seres queridos que se han ido y se creen ausentes. Existe un
lugar o dimensión donde se puede sentir su presencia e influencia. Como nuestro
ser amado ya está revestido de una materia incorruptible y mucho más fina es
por tanto invisible a los ojos físicos; sin embargo, hay que ver que es más
real que cualquier realidad que estemos observando o sintiendo. ¿Y qué es lo
que nos transmiten? Nos transmiten, tal como en varias ocasiones he mencionado,
paz, esperanza y alegría. Y entre más recojamos esos sentimientos más fuertes
será su presencia y nuestra positiva influencia hacia los que bien esperan.
No tienen más
que amor para dar; podemos sentir entonces cuan bien están. Las sensaciones
espirituales según Dios son las mejores que se puedan sentir; no hay ni habrá
nada que las supere. Es lo que más se desea entre todas las cosas buenas que
existen; tanto que muchos han querido infructuosamente sentirlas a través de
otros medios absurdos e inútiles como el alcohol y los estupefacientes. ¿Y por qué nos cuesta tanto trabajo sentir
todo eso? Porque estamos muy atraídos por la fuerza de la gravedad; ese estado
de movimiento o de reposo de los cuerpos que solo podría ser alterado por una
fuerza mayor. El error está en creer que
esa fuerza está en nosotros ––en nosotros solo hay debilidades y trastornos.
Esa fuerza es otro de los regalos que se da cuando se entra por esa Puerta
Abierta. El alma salta de alegría ante la risa incontenible que podría
producirnos, por ejemplo, una escena de El Chavo del Ocho; o de paz ante la
sensación de sentirse amparado en un sitio increíble donde ya no hay ni
enfermedades ni combate; o de esperanza ante esa luz o mano que se nos extiende
y nos dice: ven conmigo que yo estaré contigo.
Si Carlos, y el
amor propio todo lo complica; no hay ni habrá nadie que se esté al resguardo de
esos estados mientras el alma esté acompañada de un cuerpo que exige
preferencias a fin de evitar todo lo que de una u otra manera le acaecerá.
Aquel amor propio se filtra de una manera justificada y sutil por todos los
poros del cuerpo hasta invadirlo por completo, y de tal manera que busca
cualquier cosa que le de placer menos a Dios. El hombre entonces a quedado
presa en manos de sí mismo hasta que algún día sea de una manera u otra
rescatado. Por eso el Reino de los Cielos está hecho única y exclusivamente
para los humildes; humildad que como acabo de señalar, vendrá de una u otra
manera y en cualquier momento a fin de tomar el control y rescatar el alma de
los tiranos intrusos. Dicha humildad no tiene nada que ver con falsas
afectaciones o bonachonerías. Por fortuna todas las lluvias e inviernos pasan
más no el futuro feliz y eterno que hay tras la siempre Puerta Abierta. Dios
sabe que quien busca contentarse consigo mismo no dará con Él, no estará ni
tibio. Una cosa es lo que puede el hombre hacer con Dios y otra es lo que puede
hacer sin Él. Los grandes magantes multimillonarios según Dios y de los que ya
hemos hecho referencia conocen perfectamente esta diferencia. Y también gracias
a ellos, hermano mío, en mí ya no hay una sola fisura en la que se me filtre
alguna vana complacencia terrenal. Estamos muy bien acá y acá nos quedaremos
por toda la eternidad Carlín: llueve, truene o relampaguee. No ha habido una
sola persona que estando acá donde yo estoy haya regresado o quiera regresarse.
Y acá estamos y estaremos con la mejor de las compañías allanando las moradas
para las próximas bien venidas de la que tu eres parte.
Capítulo 17
Nena, Santa
Teresa de Jesús dice que el amor propio todo lo complica y todo lo y todo
justifica, se filtra por todos los poros de mil maneras. Se entiende que todos
tenemos que pasar por problemas, peto si un termina haciéndose caso y
complacerse en lo que no debería complacerse; se está dando pruebas que desde
siempre no era a Dios a quien buscaba sino a sí mismo. Ahora entiendo por qué
el Reino de los Cielos está hecho única y exclusivamente para los humildes;
pero no para los que afectan humildad a fin de conseguir lo que les conviene
aprovechándose de la buena voluntad de las personas. Dios es algo más que un
gusto o milagrero, así lo notan al cabo de un tiempo y de ahí el gran número de
renuncias y deserciones. Cuando se está con Dios se persevera y no importa que
tan duradera y fuerte sea la lluvia o tempestad; una vez hayan cesado se siente
una atmósfera de aire limpio y tranquilidad. Eso quiere decir que Dios está
asegurando un futuro feliz. Pero quien tan solo busca contentarse consigo ni
cuenta se dará de todo eso y por tanto no dará con Dios. Una cosa es lo que
puede hacer el hombre con Dios y otra cosa es lo que puede hacer sin Él. Los
grandes multimillonarios, o sea aquellos que se sienten dueños de todo sin ser
dueños de nada son conscientes de esta realidad.
––Recuerdo
Carlín aquella carta que en vida me escribiste; en ella decías algo así que la
fe es un conocimiento cierto, pero oscuro. Donde yo estoy hemos trascendido a
la fe. De momento Dios los hace partícipes a ustedes para ser gozado de algún
modo desde la tierra; aquí todo es completo, nuestra alma ya no necesita
procurarse nada: todo lo podemos y todo lo tenemos según la sabiduría infinita.
Ustedes necesitan de la bendita gracia de Dios para tener la posibilidad de
gozar algo de él; en cambio aquí nuestra alma está en gracia completa; tiene y
puede hacer uso de todos los dones del Espíritu Santo; en especial de los innatos
o naturales que en mi caso es el de consejo. Y mi consejo desde aquí es el
siguiente: estoy en un lugar de paz, esperanza y alegría a fin de que ustedes
sientan eso tan lindo que yo estoy sintiendo; siendo así todas las demandas
terrenales que se refieren a la supervivencia y superación de conflictos son
añadiduras. Confíen, vivan alegres y trabaje descansados y sin preocuparse.
Quien llega encerrarse en este mi cielo llevará excelente camino y no dejará de
beber de la fuente del agua viva.
El alma cuando
está en el cuerpo es como un cielo pequeño desde donde podemos vivir con Dios y
tratar familiarmente con Él. Es una gracia más grande de lo que jamás alguien
llegará a imaginarse. Las cosas con Dios son más dejando hablar al corazón que
a la mente; y entre menos conexión haya con el mundo exterior más entrañable
será el encuentro espiritual. Tantas cosas Carlín de la que no me había
percatado. Me preguntaste la otra vez que qué tal que las cosas hubiesen pasado
al revés; o sea que hubieses sido tu o mi esposo quien se hubiera ido, y no yo.
Pues te cuento que la pena hubiera sido bien tremenda porque yo nunca tuve la
conexión y sensibilidad de ustedes. Sin embargo, en tu caso te estabas
adormilando y era necesario una sacudida para salir del letargo, una ducha fría
que te desperezara y te hiciera sentir fresco y lúcido. Los tiempos de Dios son
perfectos, Él sabe el cómo, el cuando y el dónde. Él quería mostrarme de que se
trata la verdadera vida para que experimentándola y conociéndola pudiera
transmitirla a los espíritus sensibles. Nadie sabe para quien trabaja; las
cosas de Dios distan mucho de las nuestras; así ustedes estén allá y yo acá.
Solo quien tiene estas cosas las entiende, sé que algunas veces sientes como si
tu alma se levantase lejos del mundo, como si estuviera en un castillo fuerte;
esto Carlín es la vista del alma, la sensación de sentirse invencible por más
que atormenten las tormentas del exterior. Aunque se diga que es un estado
sobrenatural, para nada lo es; no obstante, no podemos alcanzarlo por nosotros
mismos a pesar de que siempre está asequible. Cosas de Dios, cosas del alma.
No sé cómo
explicarlo, pero noté aquel día 9 de mayo que sentías que yo estabas más bien
como dormida. Como dijo Cristo: tu hija tan sólo duerme, no está muerta. Mi
alma estaba en paz y todas mis potencias sosegadas; era casi una misma cosa con
Dios. Que linda estás, me dijiste. Es Carlos la sensación más increíble; y sí
Carlos, como me dijiste: en mejor lugar no podría estar. Todo lo que sucede en
la Tierra no son más que meras distracciones por más que bien o mal nos hagan
sentir, y por más que se sientan tan reales. La tristeza en el alma tiene la
función de intentar hacer perder el foco; algo parecido a los efectos emotivos
del fútbol y la política, por citar sólo dos ejemplos; las personas, por
ejemplo, se matan por conseguir logros en este aspecto, y según sea el
resultado se siente euforia o tristeza. Naderías terrenales que hacen que la
luz no penetre en el alma. Lo curioso es que sin importar el resultado y con la
subsiguiente alegría o tristeza, al final lo que queda es más inquietud o
perturbación; y en muchos casos el más mínimo problema o inconveniente hace ver
estrellas. Se deprimen hasta por el vuelo de una mosca, o hasta despidiendo un
avión de carga.
Busca de mil
maneras zafarse de ese desasosiego, y como el sol sale siempre para todos de
alguna manera lo consigue, pero sólo de alguna manera por lo que la sensación
de frustración sigue latente, aunque pudiese ser que en menor grado.
Contentillos, por decirlo así. Vemos Carlos que lo que realmente importa en la
vida y que nos hace sentirnos realizados no proviene de los sentidos, ni
siquiera de las experiencias, es algo que viene de dentro, de lo que el alma
siente y que no quisiese tornar.
Lo que ocurre al
cuerpo es lo menos importante; las tres potencias son inmortales: voluntad,
entendimiento y memoria. Y si se siente deleite en el cuerpo, es justo y
precisamente en el Cuerpo Espiritual que está tan contento que le parece que no
hay nada más que desear. Todo esto no puede procurarse ni retenerse con
industrias humanas. El entendimiento no debe inquietarse por tratar de entender
lo que sucede en el alma, no vale la pena distraerse; en la vida es más lo
desconocido que lo conocido; por más que alguien sepa, no sabe nada, siempre se
van a quedar cortos por más demostraciones matemáticas complejas. Es más, el
mismo entendimiento del que presumen termina confundiéndolos. Es que detrás de
cada descubrimiento se esconde un misterio todavía más grande, hasta que cae la
Torre de Babel. Como vez Carlos no hay
que complicarse tanto la vida, tu acepta todos estos contentos y pequeños
cielos sin más ni más. No necesitas de un laboratorio de pruebas para probar
las existencias inexistentes para los sabios y entendidos. Lo mejor que se
puede hacer es estar sosegado y dejarse amar de Dios que el regala a quien de
verdad abra sus puertas una muestra de su reino; adelanto de lo que el alma
vivirá cuando se vea libre del cuerpo que la acompaña. Las gracias de Dios en
la Tierra no son pasajeras, hay personas que creen que la paz especial que de
un momento a otro se hace sentir caduca. Nada de lo que Dios regala es
pasajero, lo que Dios da se queda, es irrevocable; lo que es pasajero es la
receptividad que hacia esas gracias se tenga en un momento dado. Tal vez se
sienta que esos bellos estados del alma y espíritu se han ido, y por ello se
baja la guardia; pero nada más lejos de la realidad. Es como el Sol: no podemos
decir que ya no está solo porque es de noche o lo tapan unas nubes. Hay Carlín,
no te imaginas como la gente tan fácilmente se deja desarmar y quitar las
posesiones más preciosas. Ese silencio y esa paz sentidos en los días que
siguieron a mi ida no se ha ido; es estable y permanente y lo seguiré recalcando.
Soy una eficaz intercesora; no te imaginas lo que transmito. Dios tiene su modo
y te aseguro Carlos que estoy como ave de buen agüero detrás de cada proyecto o
negociación que los míos emprenden. ¿Qué no voy a estar en el matrimonio de mi
sobrina Natalita? Ja ja, van a ver lo entrometida que puedo ser.
Por ejemplo:
proyecto mucha paz, esperanza y alegría a mi querido Oswaldín. ¿Y por qué y
cómo transmito eso? Ya te he dicho que no sólo nada de mi se ha perdido, sino
que estoy más viva que cuando estaba viva. Eso es lo que Dios quiere que todos
crean porque es verdad; y no te imaginas lo complacido que está cuando no se
oponen a ese mío fuerte viento de popa. No soy un fantasma, ni ninguna maga, ni
ninguna milagrera; yo no arregló las cosas, sólo les presento al que si puede
hacer cosas también a través de mí; oh… ¿es que acaso creen que estoy de adorno
o que no hago otra cosa que tocar el arpa mirando siempre al cielo? Lo que
sucede es que yo puedo transmitir todo esto tan lindo que siento porque siento
esa paz, esperanza y alegría; y cuando mis más queridos y estimados recogen
esto de mí, todo lo bueno que sobreviene son las tales añadiduras. El éxito de
las industrias no depende de una varita mágica sino de los estados interiores
dados por Dios a los receptores de buena voluntad: paz, esperanza y alegría, no
me cansaré de repetirlo. Escucha esto
Carlín para que te lleves una mejor idea de lo que sucederá en el cielo:
"Baste
decir que la visión, el amor y el goce que causan placer con su posesión, además
del conjunto maravilloso de goces accidentales que de ella se derivan, saciarán
por completo, con infinita y embriagante plenitud, el ansia devoradora de
felicidad que atormenta en este mundo al pobre corazón humano. La gloria
acallará por completo todos nuestros deseos. Imposible imaginar nada más
embriagador que lo que el cuerpo espiritual y el alma disfrutarán a pleno
placer; imposible aspirar a nada más. La vida en el cielo es una felicidad
inenarrable".
¿Y quién Carlos
nos abrió esas puertas del cielo? Empiezo por decirte que ya habrás escuchado
esta frase que dice que a Cristo es imposible conocerlo y no amarlo. Pues he en
esta frase un imposible: amarlo y no conocerlo.
Voy a tratar de
explicar que es lo que ha hecho Dios Padre, Jesús Hijo y el Espíritu Santo
conmigo; si Carlín, así como oyes, aunque a muchos le cueste trabajo entender o
aceptar: una reacción perfectamente normal si se tiene en cuenta que el alma
nunca estará en paz hasta que descanse en Jesús. ¿Te acuerdas aquel 9 de mayo
de la llave? Sí, claro que la tienes bien presente. ¿Y qué es lo que hace una
llave Carlín? Abre puertas. Y la puerta estaba abierta para mí, por eso ustedes
sintieron y siguen sintiendo esa paz. ¿Qué sentí y que había detrás de esa
puerta? Te voy a hablar en pasado, pero en verdad todo eso lo siento y me
sucede todo el tiempo. Y todo esto no es más que una pequeña fracción, es sólo
para que te lleves una remota idea.
Había una
claridad que no enceguecía ni deslumbraba a pesar de que la luz era más
brillante que el sol y con una temperatura color increíblemente bella y
diáfana; se respiraba tanta paz y protección, ya no había combates que
afrontar. Tenía tanta agilidad que podía trasladarme a lugares remotísimos con
la velocidad del pensamiento, y pudiendo atravesar paredes o una montaña sin
necesidad de puerta o túnel, como el sol atraviesa un cristal sin romperlo ni
mancharlo. No te imaginas Carlos lo que se siente cuando ya se es absolutamente
invulnerable al dolor, al sufrimiento y a la muerte. La canción que interpreta
Olivia Newton: "Xanadú" trata de describir este estado. Haz una
pausa, y escúchala. Bueno, pero sigamos: ¿y qué decir de los sentidos
corporales en este cuerpo espiritual: vista, oído, olfato, gusto y tacto? Pues
aquí cada uno experimenta deleites inefables correspondientes a los objetos que
le son propios; de manera que los que estén pensando que todo lo bueno que yo
tenía en la tierra se ha perdido, pues qué pena decepcionarlos, pues no sólo no
se ha perdido, sino que les aseguro: estoy más viva y operativa que cuando
estaba viva. Ya sabrán de mis travesuras.
No hay pues,
pues, posibilidad alguna de que al entrar en el cielo experimentemos la más
mínima decepción. En la sencillez y candor de su amor, decía Santa Teresita del
Niño Jesús: "pienso que, si no estoy bastante asombrada cuando llegue al
cielo, fingiría estarlo para alegrar a Dios... No hay cuidado de que deje notar
mi decepción; sabré ingeniarme para que no se dé cuenta". Pero estas
palabras, lejos de ser la expresión de una duda, es una broma y estaban
inspiradas por la locura de su amor, pues sabía muy bien que en el cielo es
imposible experimentar la menor decepción.
Estemos tranquilos pues, esposo mío, hijos, hermanos, sobrinos, primos y
conocidos que el cielo ha superado infinitamente todas mis esperanzas. Te
quiero mucho mamá, y gracias a tus oraciones estoy acá, en este lugar
maravilloso.
PRÓLOGO
Qué bueno que en
vida le pude expresar esto: “porque hay momentos en la vida en los hombres
dejan de ser hombres para convertirse en ángeles celestes en la tierra, les
salen alas y vuelan sin que nadie pueda evitarlo haciendo escala donde quieren
hacerlo y en especial en aquellos lugares donde su presencia es más requerida”.
Llamé por
aquellos días a mi hermana para preguntarle cómo había pasado el día. Estoy
leyendo tu escrito Carlín –me contestó con su especial sonrisa y particular
tono de agradecimiento–. He aquí el escrito del 20 de marzo de 2020 que tomo
como prólogo.
Tan sólo hay que
creer en ese regalo de la vida. Fácil, aunque suene difícil. ¿Acaso sabemos de
dónde venimos o que éramos o donde estábamos antes de nacer? No sabemos nada, no se saca nada con vivir
tristes y compungidos. Una buena noticia es bálsamo para los espíritus y los
cuerpos torturados, alejan las penas que producen las amarguras del pasado
porque hay momentos en la vida que los hombres dejan de ser hombres para
convertirse en ángeles celestes en la tierra, les salen alas y vuelan sin que
nadie pueda evitarlo haciendo escala donde quieren hacerlo y en especial en
aquellos lugares donde su presencia está más requerida. Ángeles que llegan un día
quien sabe de dónde y toman la apariencia de una madre, de una novia, de una
esposa o de un hermano. Hacen presencia para sanar enfermedades incurables y
heridas que no cicatrizan; hacen pensable lo impensable y posible lo imposible.
Si las almas pertenecen a Dios ¿Por qué habría de extrañarnos esas presencias y
esos milagros? Los milagros están en
todas partes y son parte de nuestra existencia; suceden todos los días en todo
tiempo momento y circunstancia, pero las angustias y los afanes insensibiliza ese
estado, ciegos nos encerramos sobre nosotros mismos como lo hace una tortuga en
su caparazón: como si así estuviera más protegida. La mayoría no entiende que
la vida les está diciendo siempre: levántense y anden que no andarán solos, yo
andaré con ustedes. Vuelen, deje que su imaginación vaya a paraísos
inimaginables que, contrario al común pensar, no son nada irreales sino más
palpables y sentidos que el aire puro que respiramos. No nos estamos muriendo,
estamos viviendo cada día más. ¿No es acaso maravilloso sentir que puedo
pensar, que podemos movernos hacía la dirección correcta por más veces que nos
hayamos equivocado y por más que las enfermedades insistan en sus vanos
intentos por abatirnos?
Capítulo 1
“El corazón es
la vida del cuerpo, y el alma es el corazón del espíritu”. Mary Beatriz Jaimes
de Llano.
El amor siempre
vela y, aun cuando descansa en paz y silencio no duerme. Ni la fatiga, Luz
Piedad Llano Jaimes, te abruma ya, y ni la tormenta, y ni el dolor ni el temor
te espanta; sino que, cual vigorosa llama y antorcha resplandeciente, te elevas
de la mano de Jesús y de los tuyos hacia lo alto y derramas vigorosa y
eficazmente tus rayos. Dios a través de ti también se comunica ahora con
nosotros; es una sintonía donde yo sé que tú estás ahí; y donde tú sabes que yo
estoy aquí: más cerca y operativa de lo que nunca podré imaginar. Cosas de
Dios, cosas del alma.
Estos diálogos
son una prueba de la existencia del alma y del espíritu eternos; Quien dialoga
con mi hermana es mi ángel custodio que coincide con mi nombre: por tanto, son
inspirados por una Luz viva, y no por una sombra muerta: aquella alumbra con su
amor, paz, esperanza y alegría nuestro espíritu. Los escribo en recuerdo y
memoria de mi querida hermana Luz Piedad Llano quien partió a la gloria eterna
el 9 de mayo de 2020. A la fecha mi mamá, con sus 90 años, se encuentra bien de
salud: operativa, mental, física, espiritual y terrenalmente hablando; mi
hermana, ya eficiente intercesora, ha sido ascendida al mundo espiritual a fin
de allanar el camino: vía expreso y sin paradas hacia nuestras siempre moradas
celestiales.
¿Por qué escribe una persona? Porque la vida
que tenemos no nos basta para todo lo que quisiéramos tener. Y creo que
nosotros estamos dotados de esa extraña facultad de vivir una vida, pero
también de ser capaces de soñar; o sea; imaginar vivir otras vidas.
La sintonía se
fue haciendo cada vez más fuerte y eficaz; el espíritu, que siempre según Jesús
está siempre pronto, se mantiene entonces en constante movimiento atravesando y
visitando fronteras y sitios inimaginables. Están siempre presentes. No hay que
pretender llamar la atención, tan solo hay que sentir en el corazón y esperar
que solo Dios y nada más que Dios lo vea y le agrade. Después de esos continuos
viajes el corazón siempre quedaba con un sosiego que era imposible pudiese
venir de otro lugar que no fuera Aquel; una cada vez más intensa, nueva y
diferente paz en el corazón. Descansa,
tranquilo y no te preocupes, -me decía con tal intensidad que sentía me estaba
electrocutando-, nada te pasará: ni a ti ni a mi familia; tan solo basta que
creas que estaremos siempre contigo, con ustedes en cada paso, que nunca te
sentirás ni solo ni vacío. Dios quiere que de una vez por todas comencemos a
movernos hacía la dirección correcta. Lo que más deseaba mi hermana se había
cumplido: transmitirnos su paz, esperanza y alegría, que nos sintiéramos
igualmente protegidos y seguros; y por sobre todo esto: que con una determinada
determinación estuviéramos convencidos de que los dones y bendiciones de Dios
no son solo irrevocables, sino que a semejanza del universo están en continuo
crecimiento ¿Por qué habríamos de dar más credibilidad a las palabras de
personas que presumen a toda hora de sabérselas todas; y como queriendo decir:
sin mí nada podéis? Dotados de una sabiduría y conocimiento natos y dignos de
los grandes privilegiados de la naturaleza humana afirman estos con sarcasmo
que el estudio es para los brutos y que el trabajo para los vagos. ¿Y no hay
poder humano de quitarles eso de la cabeza y sacarlos de ese marasmo? Como todo
en la vida tiene un propósito por algo será que existen tamaños exabruptos. Es
como una manera de dar forma al sentido común, aunque suene paradójico; es
decir, poder apreciar la estupidez humana en su más plena expresión
precisamente para no ser así o no hacer eso.
Se ha estado sordo a las buenas nuevas de la creación; nada de lo lindo
que sucede y ha de suceder convence; solo convencen las malas noticias que
machacan y divulgan como si no hubiera un mañana.
De una y mil
maneras Dios ha querido convencernos de que la muerte no existe; que cuando la
gente deja este mundo queda más viva que cuando estaba viva. ¿A quién le
estamos dando gusto Luz Piedad? A esta vida tremendamente inferior; o a aquella
tremendamente superior. Antes de
comenzar, y que pena con tanto preámbulo ––pero esto se va poner bueno–– voy a
exponerles las experiencias espirituales vividas durante las horas posteriores
al tránsito de mi hermana. La primera es la carta de Eduardo, mi sobrino o hijo
de mi hermana quien se encontraba en Suecia:
-¡Hola Ma! ¿Cómo
estás? Te he extrañado mucho, no hablamos desde el jueves pasado.
-Hola hijito,
perdón. Estaba ocupada, tuve que viajar. ¡Pero ya llegué hijo! y sabes qué?
Jamás había visto algo más hermoso. ¡Y adivina! Me recibió mi papá. No lo podía
creer cuando lo vi. Imagínate, estaba con Romell (nuestro compañero en la
infancia) y me contó que recientemente habían llegado a hacerle compañía dos
seres increíbles; Samantha y Dulce. Mas tarde llegaron amigas y primas que no
veía hace mucho tiempo, me encantó verlas tan felices.
-Cuéntame más,
por favor.
-Yo estoy feliz
hijo, he caminado por horas y horas sin parar, y por momentos salgo corriendo y
saltando de forma repentina e inexplicable. ¡Ah! como extrañaba esa sensación
sin sentir ese ahogo interminable que tanto me aquejó.
- ¡Estoy muy
triste! me faltó tiempo!
- ¿De qué hablas
hijo? Hablé con mi padre y él sabiamente y con ese amor especial que siempre
tuvo por mí, me lo ha explicado todo. Y es que realmente el tiempo no existe
como lo conocemos allá. No sé cómo explicártelo, pero es como si toda la vida
viviéramos preocupados por algo vano, algo superfluo.... ¡Qué voy a llegar
tarde a una cita, que tengo que pagar esto, que tengo que hacer lo otro, a qué
horas! Es absurdo hijo, por favor vive tu vida feliz, disfruta cada momento,
saborea el café que tomas en este momento mientras ves como la primavera
embellece todo, disfruta el beso de tu esposa, las conversaciones con tu papá,
la compañía de tus suegros, el amor de tus tíos y primos, el cariño de tu
hermano............... Ah, y obviamente, lo más importante: La sabiduría de tu
abuela, ella sí que lo entiende todo.
- Mami, no
pudimos superar el cáncer...
- Nada de eso
nené, ¿Alguna vez me viste triste?
- No, nunca
- ¿Alguna vez
renegué?
- No ma.
- ¿solía
quejarme?
-Para nada.
- Entonces ahí
está la clave hijo. ¡Hemos vencido el cáncer!
- ¿Podemos
seguir hablando, ma?
- Por supuesto
hijo, si es que eso es lo más fácil. Yo no me voy, yo estoy ahí. Yo soy tu, soy
tu papá, soy mis hermanos, soy mis sobrinas, soy mis nueras, soy mi mamá, soy
mis amigos y colegas que me conocieron y me amaron. Soy los libros que leímos y
las películas que vimos juntos.
Así que vive con
plenitud que yo estoy en cada momento e instante a tu lado y cuando desees
hablar conmigo, tan solo basta con preparar dos pocillos de chocolate caliente
y dos arepas con queso y mantequilla y tomar las onces a las 4 pm como lo
hicimos cada tarde.
- Te amo hijo, y
ve a ponerte una camiseta con colores vivos. Nunca me gustó verte de negro.
- Te amo madre.
- Gracias
Ahora viene la
carta de mi sobrino Juan Carlos o hijo de Luz Piedad:
Luchy, Luzpi, Nena...
mami
Podría escribir
un libro solamente narrando esas largas conversaciones que tuvimos durante
tantos momentos buenos llenos de felicidad, gratos y a veces no tan gratos.
¡Tenías una gran virtud, sabías escuchar! Eras realmente buena haciéndolo y hoy
todos extrañamos tu consejo. Lograbas encontrar esperanza hasta en los momentos
más desalentadores y entendías con gran sabiduría el valor de las cosas
sencillas que a veces, perdemos de vista por el afán del día a día. Supiste
reconocer, exaltar y sacar lo mejor de todos nosotros, nos diste tanto y ahora
sentimos que nos quedamos cortos en contraprestación a ti. ¡Nos faltó tiempo!
Tengo que confesarte, que nunca fue tan difícil encontrar palabras que puedan
explicar el amor desbordante que siento y como, explicarle a mi corazón que,
aunque no te vea, aunque no te veamos, sigues siendo Luz en nuestras vidas.
¡Luz, nada podría describirse mejor! Ahora eres eterna, siempre lo fuiste.
Iluminaste y llenaste de vida a todos los que tuvieron la fortuna de conocerte,
hoy brillas más fuerte, Dios te ha hecho más grande y tu presencia es cada día
más clara. Nos tranquiliza y nos llena de gozo. Piedad: ¡Tu esencia! Tu forma
de ser... ahora entiendo tu canción favorita: ¡Esa era tu manera!... viviste y fuiste feliz, A tu manera. Con
piedad a toda prueba. Hoy quedamos nosotros, tu madre, tus hijos, tu gordis,
tus amados hermanos y allí puedo incluir a tus primas y amigas, tus sobrinas y
todos los que tanto te amaron y admiraron. Desde hoy solo te podemos prometer una
cosa: Seguiremos tu ejemplo, Seremos felices, veremos esperanza en la
adversidad, disfrutaremos del amor en la sencillez, tendremos más charlas con
quienes amamos y seremos más solidarios, pensaremos en los demás, quejarnos
menos y procuraremos sonreírle a la vida imitando tu sonrisa, quizás, no tan
perfecta ni tan natural como la tuya, pero ojalá tan humana, honesta y llena
del amor de Dios.
¡Hasta siempre
mami, nos vemos pronto! JCA
“Quiero que mi
cuerpo obedezca al espíritu. El cuerpo es forma y el espíritu es esencia.
Quiero que mande en mi lo esencial y no lo mudable y transitorio. Si el cuerpo
mandase, no tardaría en sobrevenir la infelicidad, porque el cuerpo sin el
dominio del espíritu se sume en el fango de los vicios”
Antes de comenzar
permítanme decirles una cosa. Escribo no porque sea escritor sino porque me
gusta escribir. Escribiendo vuelo a mis
mundos; mundos tan reales y ciertos como en el que yace el género humano, a
ellos voy cuando quiero sin que nadie me lo pueda impedir. No requiere de
tiquetes aéreos ni de pasaportes ni de visas.
Esto significa también que no estoy sometido a la ley de la gravedad ni
al común actuar y pensar; yo, de acuerdo a instrucciones dadas desde el más
allá –que no están tan allá sino más acá de lo imaginado–, trazo mis caminos a
seguir porque son los únicos verdaderos y valederos; y, por tanto, los únicos
que me hacen sentir bien y seguro, aunque gran parte de la humanidad esté en
desacuerdo por el simple motivo de que solo lo servido es lo comido y lo que no
está o no se ve debe desecharse con una ligereza y facilidad que asombra y
aterra; pero por fortuna Dios no requiere de evidencia científica para probar su existencia. Es puro sentido
común.
Aquel amanecer
no fue como el de todos los días; ya habían pasado muchos inviernos y al fin la
atmósfera ese día estaba cargada de un aire puro diferente y de una lozana
candidez que producía en todos los seres vivos una inusual sensación de
seguridad y placer; sensación esta transmitida por la madre tierra como si
fuese el primero de los anhelados días. Los vehículos y las bicicletas se
movían ligeros como juguetes por la carretera; y las aves cantaban alegres todo
el tiempo por la serpenteante carretera devorada por las extensas campiñas
cultivadas y finamente tupidas en sus demás relieves. Eran como las cinco de la
tarde y las lilas y las acacias ya desprendían su olor por toda la comarca;
todo quedaba impregnado de su aroma; los caballos avanzaban alegres y
ruidosamente por los campos y los caminos de herradura; la jornada y el combate
para Luz Piedad Llano había finalizado y escuchaba con una sonrisa de oreja a
oreja y con una sensación increíble en las puertas de su antigua y nueva casa
las risas y las charlas de una estancia llena de paz, esperanza y alegría.
Ante este suceso
Carlos, su hermano, no tenía ni idea de que su vida iba pronto a cambiar de una
manera que nunca se imaginó; presentía, sin ser consciente de ello, que pronto
iba a abrazarse con sus antiguas moradas y lejanos sueños que en el fondo
siempre había considerado infantiles o irracionales por la dicha misma que en
los seres humanos produce su realización. Al fin había caído en cuenta de que
había que tener mucho cuidado con el sentimiento colectivo ya que casi siempre
es nocivo para la salud mental, física y espiritual por su origen instintivo y
devorador. La gente por lo general no cree ni en el rejo de las campanas
–pensaba todo el tiempo.
La verdad casi
nunca la tiene la mayoría, la verdad siempre la tiene la razón. Insisto, hay
sueños que se consideran tan irrealizables que ni siquiera se les permite que
medio se asomen por la mente. Pues si muchas veces nos cuesta trabajo
creer o discernir en las extrañas situaciones cotidianas que se nos presentan
de forma intempestiva; pues tanto más en los milagros que están en todas
partes pero que por nuestra idiosincrasia y respeto humano nos negamos a
aceptarlos. De todas maneras, estos seguirán sucediendo quieran o no todos los
días; en todo tiempo, momento y circunstancia, a pesar de lo que se crea o
piense. Tan solo hay que sentir el alma para que el espíritu esté pronto. O
como se explica, por ejemplo, que hace ya algunos años cuando mi hermano Mario,
que trabajaba para una multinacional haya perdido por motivos inesperados y
ajenos a él una importante cita en Guatemala con un importante ejecutivo de
Walmart motivo principal de su viaje a ese país. Triste, solo y desilusionado se va a un
centro comercial, se sienta en una de sillas de las salas y en una de ellas ve
a un señor con un carnet que colgaba en la solapa del saco y que lo
identificaba como funcionario de Walmart.
Para no hacer el cuento largo permítanme decirles que justo allí se
entabló unos de los contactos más amistosos que hayan tenido lugar. ¿Y que fue lo que sucedió? Así como la vida tiene sus giros y contornos
inesperados, pues de la misma manera seres invisibles que tiene el aval del
Santísimo caminan a nuestro lado impidiendo que nuestro pie y nuestros planes
tropiecen o se estanquen ante sucesos imprevistos. La función de aquellos seres
de amor es transmitirnos toda esa paz, serenidad y seguridad, entre muchas
cosas más, que ellos ya sienten y que jamás les será quitada. Mario tuvo una
cita de negocios en el lugar más inesperado y ante una persona cuyo rostro no había
visto antes; nadie más que la providencia –quien es la que provee– pudo haber
suscitado dicho encuentro; esta dispuso de los medios necesarios para
presentarse mutuamente y llevasen a cabo su misión. No se imagina lo que puede
hacer las oraciones de la mamá; una bendición de parte de ella a sus hijos es
señal de garantía. Y otra de las buenas noticias es que esa bendición no
caduca. La bendición y la paz que Luz Piedad Llano invocó sobre sus hijos han
estado, están y estarán vigentes en su esposo, hijos y demás suyos entre los
que se encuentran todas las amistades. ¿Y todo eso por qué sucede? Porque se
cree y no se duda.
—Hola Nena.
—Hola Carlos.
—No sé Nena,
pero eres tú quien me habla, o solo es cosa de mi mente.
— ¿Escuchas el
canto del pájaro?
—Todo el tiempo.
—Y en medio de
la tristeza no has sentido la paz?
—Sí, Nena, la he
sentido y mucho.
—No te imaginas
Carlos lo lindo que es todo esto, ahora lo entiendo todo y algún día tú también
lo entenderás. Gracias a las oraciones de mi mamá yo estoy aquí, en este lugar
maravilloso. El cáncer no se salió con la suya, todos los sufrimientos que este
me causó se han convertido en un mar de delicias; mejor dicho: le salió a mi
enfermedad el tiro por la culata, quedé más viva y sobreabundada que antes. El gozo que aquí se siente es increíble. Todo
lo puedo sentir a plenitud, nada de mí se ha perdido. Ya te explicaré todo
esto: el olor y sabor de los alimentos, el aire puro que entra a mis pulmones;
en fin, para no hacerte el cuento largo ahora sí que puedo hacer todo lo que
quería y que no podía a causa de mi enfermedad: siento el placer de la comida
que degustas, así como la alegría de tus éxitos y planes; corro, salto,
disfruto de la compañía de mi papá, abuelos, y de mis queridos e inquietos
peludos: Rommel, Dulce y Samantha. Ya había olvidado esta maravillosa sensación
de respirar y de moverse. No te imaginas con que ligereza y prontitud me
desplazo; y como se dice en la misa: estamos protegidos de toda perturbación de
manera que aquí estamos redimidos y tranquilos,
y en paz porque estamos muy cerca de Dios; la sensación es increíble y nada nos
la puede quitar; esta mi Casa, es también tu Casa que te aguarda para siempre;
ni siquiera la añoranza y tristeza que sienten nuestros seres queridos nos la
puede quitar; de manera que no les queda otra que aceptar toda esa paz,
esperanza y alegría que les transmito todo el tiempo, gratis y en forma
inmediata. En verdad ustedes ya están acá conmigo, algún día, cuando los
cuerpos de ustedes también caduquen lo entenderán en toda su dimensión. Aquí el
mal no tiene cabida ya que este, tal como te lo estaré repitiendo, es un lugar
de amor, alegría, paz y esperanza. Nada de esto que estoy viviendo podría haber
pasado por mi mente durante mis 58 años y un mes de vida terrenal.
Ah, si hubiera
sabido cuál iba a ser el lugar que me esperaba Carlos; pero esto es algo que
nunca podía haber imaginado debido a las mismas causas de casi todos: las
prisas y el apego a todo lo terrenal con todo lo bueno y lo malo que tiene;
pero en cambio tú Carlos sientes diferente, y ves cosas que el común de la
gente no percibe porque las consideran meros devaneos de la mente y producto de
una gran emoción. La comunicación o sintonía que tienes con los seres queridos
que han partido no tiene nada de trascendental: es asequible a cualquiera que
esté convencido de que no es solo lo visible lo que pueden percibir los
sentidos; lo esencial es lo invisible; y es por ahí por donde hay que mirar y
meterse; esta es la puerta estrecha de la que el Espíritu hace tanta
mención. Algún día esa sintonía se
sentirá en toda su extensión; pero mientras llega ese momento Carlos disfruta y
cree en todo lo bueno y en todas esas manifestaciones maravillosas del Espíritu
de Dios: un Sagrado Corazón conectado a soñadores despiertos cuya conciencia al
morir continúa viviendo en una nueva y definitiva dimensión. Todo esto es la
cosa más increíble; nada la supera. Todo en el universo está en permanente
actividad, nada está quieto; y menos lo que posee vida eterna.
Carlos, yo ya
puedo alabar a Dios con toda mi mente, con toda mi alma y con todas mis
fuerzas. Yo soy carne de tu carne, sangre de tu sangre y corazón de tu corazón;
por tanto, yo estoy y estaré siempre en tu corazón; tanto en forma invisible en
estado de vigilia –pero eficaz y operática–, como en forma visible en el
tránsito temporal –aunque el recuerdo de este sea vago o nulo–del alma en los
sueños de Dios. Desde allí el encuentro es perfecto: alma con alma; y tú me
escuchas. Tus ojos físicos cuando estas despierto no ven mi cuerpo sutil, pero
nada de mi se ha perdido sino todo lo contrario: la oruga de mariposa abandona
su capullo, abre sus alas, y revestida de gran hermosura y potencia, realiza su
viaje y echa a volar revestida del más hermoso traje de gala. Se ha transformado, por así decirlo, en un
cuerpo glorioso. Y nosotros ante Jesús, Carlos Eduardo, valemos mucho más que
la bellas flores, pájaros y mariposas.
—¿O sea Nena que
lo que yo siento en el corazón es cierto? Tu voz, tus consejos, tus
experiencias. ¿No será todo esto cosas de mi imaginación o delirios del duelo?
— No Carlos,
todo lo que sientes es real. Dios ha pensado en todo, absolutamente en
todo. Jesús Dios Padre Todo Poderoso nos
dejó su Espíritu para que pudiéramos comunicarnos no solo con Él sino con todos
los seres queridos; o para dejarlo más claro: con aquellos que ya no están a la
vista de los ojos corporales. Antes la
comunicación se realizaba a través de la mente conectada a unas cuerdas
vocales; ahora esta se realiza por medio de la mente, el espíritu y muchos
medios más. El cuerpo es débil pero el Espíritu está siempre pronto; y más
pronto de lo que te imaginas. Esta vida es increíble hermano mío. De manera que no hay motivo para abrir las
puertas de par en par a la soledad y el vacío; estaré de una forma u otra en
cada paso que des aunque la mayor parte, por razones naturales, no te percates
de mi presencia, de nuestra presencia. A muchos les cuesta entender, pero desde
Casa se puede fácilmente interceder y hacer feliz y llevadera la vida de los
que nos añoran. ¿Y sabes por qué? Porque esta es nuestra verdadera morada: y un
lugar donde podemos transmitir o proyectar el sentimiento de la sobreabundante
vida de amor, alegría y esperanza. “La
necedad de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de
Dios es más fuerte que la fuerza de los hombres”. “Tú crees porque has visto,
pero dichosos los que creen sin haber visto”
Descansa Carlín
y no te preocupes; yo tampoco entendía muchas cosas que no me agradaban y que
me hacían sufrir. Ahora entiendo todo; ¿sabías que mi papá y Rommel fueron los
primeros que salieron a recibirme? Después se les unieron con una alegría que
no cabía mis otros peludos: Samantha y Dulce; mi padre me lo explicó todo.
Lejos ya estaban los malestares de mi cuerpo y la sensación de pesadez; no
podía creer lo que sentía y lo que estaba viendo. Todos mis sufrimientos se
habían convertido en la sensación de ligereza y alivio más increíble. Si esto
es lo que a uno le espera bien vale la pena cualquier sufrimiento terrenal
Carlos. No vale la pena sentirse solo y ni tan inquieto durante las falencias y
convalecencias terrenales; esta es la principal causa del infarto del miocardio
Carlos, tal como lo pudiste comprobar. Sencillamente no había llegado tu hora;
saldrás en su momento por la puerta abierta y adecuada.
Cuando uno llega
al sitio donde estoy ahora, entonces la cortina se descorre pudiéndose ver y
sentir en la verdadera dimensión; es decir en la del Reino de Dios. Si Herodes
y Pilatos hubieran hecho al menos un esfuercito de humildad y sensatez para
tratar de saber a que se refería Jesús y que quería decir cuando les dijo que
ningún poder tendrían si de lo alto no se les hubiese concedido. Tantas cosas
buenas Carlín, tan buenas noticias, y mira como las reciben. ¡Sin palabras, que
tristeza y desilusión ante seres humanos tan ignorantes, ciegos y estúpidos!
¿Qué su reino no es de este mundo? Sí, definitivamente esta vida que estoy
viviendo es una vida superior y ajena a toda esa y otras muchas tonterías;
hacía ella estamos todos destinados y consagrados a excepción de los que no
solo no la quieren recibir, sino que desean deshacerse de su vocero y creador a
toda costa de la forma más atroz. Dios
no es búsqueda sino encuentro; no se trata de seguir un libro sagrado, sino
descubrir lo sagrado en los libros. La
mayoría del hombre creen tener razón y quieren meter a cuantos puedan a su
círculo; y esto se refiere sobre todo a los que se creen muy espirituales, y
los hay todas las religiones, no se salva una sola. No se trata de creer, se trata de saber; no se trata de
divisiones, se trata de unicidad; no se trata de dejarse guiar, sino de
escuchar la voz interior; no se trata de sentir miedo, pecado y culpa, sino de
sentir paz en el corazón; no se trata de inventar, sino de descubrir.
La religión vive
de la emoción y el pensamiento, la espiritualidad vive de la conciencia y de
intuición; la religión se ocupa de hacer y no de ser; de adorar y no de
meditar; se ocupa también de creer en la vida eterna y no de vivir el eterno
presente; de buscar a Dios en lo exterior y no en el interior, de diabolizar al
mundo en lugar de amarlo; de soñar con la gloria y el paraíso en lugar de
vivirlo; de encontrarse con la tradición
y no con la libertad de la conciencia eterna según Dios; de promesas después de
la muerte en vez de cumplirlas aquí y ahora.
Amor sin límites y punto.
¿Sabes una cosa Carlos? ¿Sabes por qué te
pones triste? Porque caes en un vacío que no es de Dios; es un sentimiento y
emoción meramente terrenal; generaciones enteras han llorado los seres queridos
dizque idos; tan solo habitamos en un cuerpo más delicado el cual se encuentra
más allá de la vista ordinaria; pero no necesariamente de modo alguno lejos del
alcance. La muerte es el traspaso de una etapa o condición a otra. Pareciera
que sentirse triste, añorante y vacío fuera lo más normal y natural, sobre todo
cuando la mayoría así se ha manifestado durante todas las generaciones
existentes; pero con todo y eso, no lo es.
No hay que negar
que hay pérdidas que hacen que uno sienta que el mundo se le vino encima; pero
es en esos momentos cuando Dios se encuentra más presente: lo digo para poder
hacerme entender: Dios está presente hasta en los más mínimos detalles. Todo
esto yo tampoco lo sabía; que lindo hubiese sido que lo hubiera sabido; te
aseguro que las cosas hubieran sido completamente distintas; ahora ya lo sé
porque lo vivo y te aseguro que yo también estoy parada exactamente dónde estás
y que no me he ido a ninguna montaña lejana. Por eso se dice que todo sucede
para bien de los que aman a Dios. Te voy a decir otra cosa más: ¿no has notado
como todo se ha ido solucionando mejor y más rápido de lo esperado? ¿Y qué me
dices esa paz única y especial que sintieron en los momentos que más lo
requerían? Pues te cuento que ni lo uno ni lo otro caducan, no son pasajeros;
todo esto y mucho más hasta que nos volvamos a ver cara a cara en nuestros
cuerpos espirituales.
Cualquier
cantidad de personas no saben emplear bien su tiempo. Por eso se hayan
inquietos y aburridos; las múltiples ocupaciones que ellos consideran vitales e
importantes encallecen de tal suerte el gusto por las cosas que valen la pena,
que ya no lo encuentran ni en la literatura ni en el arte, y mucho menos en las
cosas de Dios. Se la pasan todo un domingo consintiendo el carro hasta en los
más mínimos detalles; no les queda otra entretención que esto y muchas cosas
más y similares. No quiero decir que haya que hacerlas a un lado o que no
tengan relevancia; no, lo que quiero decir estas actividades hacen parte de un
todo, pero que no son el todo. Observa Carlos a un neurótico: nunca encuentra
gusto a nada y a cada momento cambia de postura. Se podría decir que el mundo
siempre ha sido en parte indigente y neurótico. Neurótico porque no es capaz de
ver la riqueza que le abraza y le contiene, e indigente porque no ve los
peldaños que podría escalar a base de fe, trabajo y optimismo. “Venid a mi todos los que estáis cansados y
oprimidos, y yo os aliviaré”
Cuando sientas
que te estas hundiendo, toma la mano de Jesús que Él te llevara a puerto
seguro, caminarás sobre las aguas y no te hundirás. Los remordimientos que te
acechan no tienen fundamento; vives en un mundo de hombres imperfectos y no de
ángeles inmaculados; lo que sucedió estuvo bien y así tenía que suceder; no
permitas que la mentira te ciegue y te haga caer en esos vacíos que no tienen
ni base ni fundamento; aunque persistan por todo lado que si la tienen. La
culpa que sientes, te repito Carlos, es algo que no tiene ni ton ni son y lo
que pretenden es que vayas a ese vacío para que no puedas ver y sentir lo que
Dios quiere que veas y sientes. Debes sentir lo que Dios quiera que sientas y
nada más: abre tus ojos y entendimiento para que vivas la vida que quiere que
vivas. Si tú estás alegre, yo estoy alegre; aunque siempre estoy alegre, ¿De
que otra forma me voy a sentir en un lugar de paz, alegría y esperanza?
Capítulo 2
— Cada rato me
sucede, Nena, que entro como en un desespero porque quiero hablarte y no
apareces; extraño tu presencia, tu voz, tus detalles, tu sonrisa, todo de ti.
––¿Ves Carlos? A
ese vacío es al que me refiero, te estás hundiendo en el vacío de la nada; lo
que sientes no viene de Dios, es una tentación y ya sabemos de dónde vienen las
tentaciones. Cuanto más ausente me sientes es cuando más estoy cerca. Escucha
mi voz desde tu corazón, estoy más cerca de ti de lo que te imaginas. Tu
corazón está conectado a tu mente espiritual, ese es el lugar desde donde
suceden nuestros encuentros. Yo estoy pendiente de ti y puedes hablar conmigo
como lo hacías antes. Te repito Carlín, no solo nada de mi se ha perdido, sino
que se encuentra más revitalizado. Estoy justo al lado tuyo en este momento y
si no me ves no significa que no esté revoloteando y haciendo travesuras a tu
alrededor. Donde estoy nada es estático, alabar a Dios no es permanecer quietos
y extasiados como una estatua mirando al cielo y tocando el arpa. Las
maravillas de Dios son más grandes de lo que nunca podrás imaginarte. Cuando digo que nada de mí se ha perdido me
refiero a que disfruto aún más de todo lo que solía disfrutar: duermo plácida y
tranquila porque así lo haces tú; y lo mismo se puede decir de la comida, de un
día hermoso y soleado, de la compañía de la familia, amigos y perros; de todo
lo que hacía parte de mí; mejor dicho, Carlos aquí todo se vive y se siente
como lo hacía antes, pero en mayor y mucho mayor intensidad. Lo único es que,
gracias a Dios, ya no tengo un cuerpo físico que, al igual que todos caduca.
¿Te imaginas como quedaríamos si pudiésemos vivir, por ejemplo, 150 años? ¡Qué
pesadilla! Dios todo lo hizo perfecto, y Él es el único que sabe el cuándo, el
cómo y el por qué, aunque el dolor y el duelo continúen cegando el
entendimiento.
— Nena, y que
hay de tus hijos: de Juan Carlos y de Eduardo, y de tu querido esposo:
Oswaldo. Ellos de un momento se quedaron
sin ti, sin la mamá y la esposa. Tan acostumbrados y encariñados que estaban
contigo. ¿Pueden ellos evitar el sentirse tristes y vacíos? Tu eres para ellos
lo más preciado, la vida de ellos no es igual y te extrañan mucho Nena. No
todos sienten igual y ellos tratan de huir de esas tristezas y vacíos a toda
costa; y es que no todo el mundo tiene la misma fe ni tienen las mismas
experiencias. Mi mamá te llora y te extraña, pero no te imaginas lo tranquila
que está; es como si tú estuvieras a su lado; la acompañas a todas partes: en
la cocina cuando cocina y lava los platos, al lavadero cuando lava la ropa, te
acuestas con ella en la cama, estás con ella en sus salidas y venidas, no te
ve, pero te siente. ¿Cómo no va sentirse tranquila, hermana mía? Y todo esto lo sé no sólo porque se siente
sino porque tu misma te le manifestase y le hablaste de la forma más
consoladora que alguien hubiera podido hacerlo.
Yo te he visto hermosa, linda y radiante en mis sueños, pero mis
hermanos y Juan Carlos, según entiendo aún están a la espera de esos sueños;
necesitan de ese consuelo especial.
— ¿Crees Carlos
que lo que has sentido y soñado no lo han experimentado también ellos? El solo
hecho de que no recuerden los sueños no significa que no hayan soñado; lo hacen
todos los días, y no en forma ocasional. No es verdad que muchos llevan años
sin soñar con un ser querido; cuando hay amor eso es imposible que suceda;
sueñan todos los días, y te aseguro que no pudiesen sobrevivir a esos sueños si
los recordaran; pues te cuento que sí así sucediese no quisieran despertar, y
de hecho: no lo harían. Los sueños divinos, por así decirlo, hacen parte del
sueño profundo y permanecen ocultos al recuerdo cuando se retorna al estado de
vigilia; éstos vienen de lo alto. Dios permite sanar las heridas por medio de
esos sueños; de ahí la sensación de alegría, bienestar y esperanza que se
siente muchas veces al despertar. No se recuerdan, pero nos dejan una sensación
extrañamente gratificante. ¿Qué por qué no se recuerdan? Porque los
protagonistas son las almas que vuelan a distancias inalcanzables a los cuerpos
y mentes físicas. Créeme Carlos que a mis más queridos del alma les esperan
grandes sorpresas y buenas noticias; sus sueños serán algo mucho más que lindos
y significativos.
— Creo Nena que
muy pocas personas pueden tener esa sensibilidad, no todos la sienten; es más,
mi querida hermana, entre todas las cosas buenas que una persona desea, la
mejor son esas experiencias espirituales con los seres queridos que se han ido:
la ausencia del ser querido se ha convertido en invisible protector. Ni he
sentido ni he creído que tú estés muerta, que no sientes nada y que lo vivido
fue algo pasajero y que se va olvidando con el tiempo; ¿meras coincidencias de
la vida como suelen pensar o decir los incrédulos? Qué triste debe ser sentir
así.
Respecto a esto
es mucho lo que hay que hablar, pero de momento hago hincapié en que es
precisamente ahora cuando más presente te siento: tu alegría y realización
personal en plena acción en mi vida y en mi alma. Para mí está más que claro
que eres más diligente y operativa que nunca antes, y todo esto en continuo
crecimiento. Es irónico que de esto pocos se percaten, aunque deseen en verdad
sentirlo. ¿Y por qué ahora todo nos sale bien? ¿Por qué hay tanta confianza en
lo que antes temíamos enfrentar? ¿Por qué la alegría y la esperanza vibran todo
el tiempo en nuestras vidas a plenitud? ¿Por qué tanto silencio y paz?
–Carlos: vive
tus días y tu vida de la siguiente manera:
“Debemos mirar
desde lo alto todas las cosas terrestres: los rebaños, los ejércitos, los
campos, los noviazgos, los matrimonios, los nacimientos, las muertes, el
tumulto de los tribunales, los desiertos, las naciones bárbaras, los lutos y
las asambleas”. Esta verdad se condensa
en la frase: quiero ser feliz, ¿Cómo? No sucumbiendo al dolor ni al exceso de
alegría; no alucinándose con el poder y la riqueza de otros; y no tomando a
pechos los sucesos de la vida y las humillaciones de los hombres. Sólo Dios me
puede humillar. Todo cuanto existe es inofensivo desde el momento en que yo
quiera. Todo cuanto a muchos les parece abrumador, a mi me parece bello y útil,
porque quiero aprovechar la grandeza y el poder de los demás.
¿Está en guerra
mi país? Lo defiendo con mi brazo, con la ocasión o con le trabajo, y la guerra
será para mi tan hermosa como la paz. ¿Sobreviene una epidemia? La combato con
el optimismo, y mi fe se comunicará a los demás hasta extinguir la epidemia.
¿Veo horrores? ¿Veo esplendores? ¿Siento golpes en el corazón? ¿Pierdo un ser
querido? Querré que el horror sea nube pasajera; que el esplendor me ilumine y
no me ofusque; que la ausencia del ser querido se convierta en presencia de
invisible protector. Así pues ¿Qué podrá hacerme infeliz si sigo el consejo de
Platón de mirar las cosas desde lo alto? ¿No hay cosas en que si el hombre
concentra su mente en Dios no siente los más agudos dolores?
Con estas ideas
me encamino hoy al trabajo. Aunque me arruinara, sería feliz, considerando la
ruina como simple estímulo para luchar de modo que recobrase lo perdido. Así,
mirando todo desde lo alto equivale a perpetuar la felicidad.
“Quiero que el
cuerpo esté completamente supeditado al espíritu, porque si el cuerpo gobernase
al espíritu sería su esclavo y sería imposible el verdadero amor. Quiero que
desaparezcan los vicios capitales al mandato del espíritu que enseña a saber
querer y a no dejarse arrastrar por los impulsos pasionales. Quiero que el
espíritu luche contra el destino que vencería fácilmente al cuerpo”
— Carlos,
pedías, pedías y pedías que toda esa paz, esperanza y alegría propias de mi
estado fuera también sentido por ti y los demás míos y queridos. No dudabas de
esa bendita condición mía ya que de muchas maneras las había manifestado. Uno
está convencido de que la manzana es un manjar, pero si se pierde el sentido
del gusto: nada se siente. No basta con tener conciencia de todas las cosas
buenas que se tienen la vida; es necesario que el espíritu las selle con su
impronta en el alma y el espíritu para siempre. Y con respecto a esto, ¿qué me
dices de lo que sentiste en aquel Rosario que rezaste –como sueles hacerlo
todos los días– con mi mamá? De un momento todo eso tan lindo se hizo realidad
en ti, tomó posesión de ti; sentiste lo cercana que estoy en medio esa paz,
esperanza y alegría. Esa es la comunicación espiritual a la que me refiero; son
las mejores sensaciones y sentimientos que se puedan sentir, y no caducan; no
son flor de un día, rocío mañanero o nube pasajera; duran para siempre y tienen
el sello de irrevocables; y como el universo, está en expansión. La paz que
sientes y sienten es para toda la vida. Qué lindo que es creer Carlín, y que
horrible dejarse embotar la mente por las dudas, los vacíos y por los modernos
grandes documentales donde dizque donde se quiere demostrar con sutiles sombras
de duda la existencia de Dios.
Mi familia
simplemente acepta que yo estoy muy bien: eso los tranquiliza y los hace
sonreír. Para ellos eso basta y nada más. Tu eres más inquieto y curioso y por
ello has visto un poco más, aunque nada de eso es menos sentido por ellos: cada
uno a su modo y a sus gracias; desde sus distancias y lugares. Toda sensación
agradable vale, ninguna es más que otra. Para ellos soy la madre, la esposa, la
hija y la hermana ideal. De nuevo te
digo: nada de mí se ha perdido; todo sigue ahí: vivito y coleando. Aunque no me vean hago mis travesuras, me
entrometo y me paseo por mis estancias como la oficina y el apartamento; y no
estoy sola, conmigo me acompañan ya te imaginarás quienes. Nos desplazamos y
nos comunicamos con una ligereza increíble. Déjame decirte que la velocidad de
la luz es bien lenta en comparación con la nuestra: cosas del alma y del
espíritu. Aunque pase desapercibida se siente un ambiente de paz: fresco,
cálido, tierno, suave y pleno; una sensación sentida; una paz inexplicable.
Extraña porque la lógica de las telenovelas y las tradiciones señalan que lo
normal es el luto, y dar rienda suelta al duelo, al vacío y tristeza. Pero esta
vida no tiene nada, absolutamente nada que ver con todo ello, y todo lo bueno
que somos y sentimos es precisamente lo que más buscamos transmitir.
Espiritualmente,
Carlín, cada uno es mejor que otro entre las diferentes actividades. No todo el
mundo percibe el entorno de la misma manera; algunos ven y viven el mundo de
una manera tan auténtica y original que vale la pena dejar testimonio de ello;
han visto lo que tantos no quieren ver ni experimentar. Qué desperdicio sería
no sentir las cosas que valen la pena en la vida, las verdaderas que hacen
sentir bien y viva la persona. Tenemos la facultad de tener un encuentro con
todo esto. ¿Qué mi cuerpo se murió? Pues eso es lo más normal del mundo, nada
de qué preocuparse, lo raro sería que no sucediese. Te imaginas Carlos que un
cuerpo estuviese destinado a vivir, por ejemplo: treinta mil años. Es lo más
espantoso que a alguien le pudiese suceder, peor sufrimiento para el cuerpo y
el alma juntas no existiría.
Sería un pecado
que las cosas buenas quedarán al final como letra muerta; sobre todo cuando son
testimonio de vida. Esas cosas no pueden pasar desapercibidas así no más porque
hay más de uno que quiere saber acerca de lo que necesita escuchar. Cada uno
tiene su aporte según sea lo que más se le facilite; toda esta actividad hace
parte de un todo dónde cada elemento que lo compone es vital. Por ejemplo: una
lavadora está hecha de diferentes partes, cada una es necesaria para su
correcto funcionamiento; ninguna es más que otra; si una pieza falla todo el
mecanismo se ve afectado. La lavadora es el todo y cada pieza es un don o
carisma. Un sunami en Indonesia afecta a todo el planeta, lo mismo que cada
acto de cada persona: sea bueno o malo termina afectando. En la casa de nuestro
Padre, Carlín, hay muchas moradas, y te aseguro que aquí solo hay unicidad y
nada de divisiones. No te imaginas lo que sufren los que ya no pueden hacer el
mal a otros; personas como Hitler que se sentían, junto con sus camaradas
similares, tan dueños de todo: de la vida, de la dignidad, de la esperanza; en
fin, se sentían amos y señores de la humanidad, razas perfectas, el atino y la
belleza del universo, y con todo ello con el derecho de despreciar a todo lo
que no hiciera parte de sus psicopatías.
Se murieron y se encontraron con ellos mismos: con toda su ignorancia y
miseria, y sus mismas ínfulas de poder y dominio; pero con una gran diferencia:
les era imposible satisfacer sus macabros apetitos, ya nunca jamás podrían
hacer daño a nadie; no les quedaba otra que rechinar de rabia y de impotencia
los dientes. Veían estos a sus víctimas que fueron en la tierra masacradas y
torturadas, en especial a los niños y sus padres víctimas del holocausto NASI
sumergidas ya en la luz eterna; en un lugar donde solo hay dicha y bendición;
paz, esperanza y alegría es lo que se respira en esa gloria donde ya están
protegidos de todo mal y de la zozobra que producen los combates y el cuerpo
físico. Lo mejor que a un alma le pudiese pasar es precisamente eso: estar en
las manos y la presencia de Dios-Padre, Jesús-Hijo y Espíritu Santo por siempre
y al lado de todos sus suyos y queridos.
— Nena, en
verdad me aflige mucho todo lo que padeciste, siento que no te dimos suficiente
compañía; tus vacíos y soledades por ti sentidos me mortifican y me hacen
derramar lágrimas; tengo esa pena Nena. Se supone que a tu edad se tiene
todavía muchas ganas de vivir; siendo así, tu vida fue cortada prematuramente
cuando todavía tenías mucho por hacer y vivir. Cuanto deseo ahora que
hubiésemos tocado el tema de la muerte aquel día en la sala de nuestro
apartamento. Todos tienen la tendencia a eludir este tema tan vital que hace
parte de la vida; es más, creo que conocer acerca de la maravillosa vida que
hay detrás de esta temporal nos hace mejores personas: apreciamos más la vida y
por tanto vivimos más alegres y esperanzados; y siendo así nunca sentiremos la
ausencia de nuestros seres queridos porque andan más cerca y pegados que el
aire que respiramos.
—¿Acaso no
tuviste hace días un sueño donde tú y yo estábamos sentados en la sala de tu
apartamento hablando de mi inminente pronta ida? Para que veas Carlín que nunca
es tarde. Tu estas limitado por el tiempo, yo ya no lo estoy. Para mí es lo
mismo que lo hubiésemos hablado antes, ahora o después. Ya es lo que está
hecho; tu sueño es tan real Carlos como lo soy yo, te lo aseguro; sí sucedió lo
que tu pensaste no había sucedido. ¿Extraño no? Sí, tan extraño como real.
¿Bueno pues que te parece si recordamos aquel sueño?
— Hola Nena,
¿Como te sientes?
— Aquí estoy
sentada leyendo “El Ruiseñor” de Andersen; este pájaro hacía feliz a los demás
con su canto. Se escuchaba con más intensidad y belleza que el melodioso canto
de las demás aves.
—Luz Piedad, te
quería decir una cosa.
—Sí Carlos,
dime, que sería.
—No temas volar
alto y cantar mirando al cielo y sintiendo los rayos tibios del sol en la cara.
—Me siento tan
rico aquí en este sofá: desde aquí puedo mirar a ese cielo y calentarme con
esos rayos tibios.
—Que dicha Nena,
estás a punto de emprender el más maravilloso vuelo; me gustaría ir contigo;
pero todavía estoy un poco atrás en la fila. Pero espérame allá que ya nos
veremos: eso es lo único seguro. Quiero decirte qué estaré atento a que me
cuentes con detalles todo acerca de tu viaje: que hay de mi papá, de Ivonne, de
mis abuelos, tíos y demás primos, así como de tanto amigo y conocido. En verdad te envidio; dentro de poco tendrás
un cuerpo espiritual nuevo y completamente sano; no podré verlo en toda su
dimensión, pero si sentirlo todo el tiempo y en cada paso que doy. Esa tierna y
cálida sensación tuya, y toda esa alegría, esperanza y paz también las
sentiremos nosotros. Ese será el signo más evidente de tu presencia. Nosotros estaremos mejor sencillamente porque
tu estarás mucho mejor.
––Sí querida
hermana ese sueño vino justo después de cuando comencé a sentir pena por no
hablar del tema que todo el mundo elude como si nada fuera a pasar; cuando es
parte de la vida; algo tan natural. Creo que te habría hecho sentir mejor si
hubiésemos hablado tranquilamente y en paz acerca del tema que más importancia
tenía para ti en esos momentos; te hubiera podido ayudar a confrontar esa
realidad; decirte de alguna manera que nada tenías que temer, que pronto tus
ansiedades y penas iban a ser cosa del pasado. Decirte también que no ibas a
morir, sino todo lo contrario, que te ibas a un mejor lugar, al lugar al que
todos pertenecemos aunque todavía estemos aquí. Qué tu cuerpo viejo iba a ser
reemplazado por otro nuevo. Por uno más sutil, liviano y ligero que no veremos,
pero sí que lo sentiremos. Añoraba decirte que te mereces lo mejor y que no
ibas a emprender el viaje sola, que lo harías al lado de la mejor y más segura
compañía que pudieras tener; que todos de alguna manera también te estaremos
acompañando en ese viaje; en especial tus más queridos quienes te estarán
esperando para darte la bienvenida y explicarte todo. Por nada del mundo
querrás retornar a este mundo. Simplemente estarás en el lugar que te mereces y
debes estar.
Los últimos
días, por no decir meses fueron para mí de mucha pena y dolor. Era claro que no
estabas bien a pesar de que hacías esfuerzos por demostrar lo contrario. Por
eso te admiro tanto. Un dolor en uno de los dedos de mis pies me mortifica y no
me deja caminar libremente, ahora que de ti que tenías toda la pierna hinchada
todo hinchado: desde el límite de la cadera hasta la punta de los pies; me daba
mucho pesar ver tus tobillos tan inflamados y la calma y altura con que
aceptabas la situación. Fuiste poco a poco perdiendo el apetito hasta que ya no
probabas casi bocado; y aun así cocinabas para los demás tus exquisitos manjares.
estabas en la fase terminal y le pedía a Dios que no te hiciera sufrir más, que
te curara de alguna manera, la que fuera con tal de que te aliviaras de tus
penas. Un viento suave y apacible me refresca y acaricia de una forma bien
especial; mi oración ha sido escuchada. Gracias a Dios todo esto se llegaría a
compensar porque Dios no se queda con nada. Qué lindo que es creer en Dios. Por
eso el máximo poder es la fe. Hubiera dado cualquier cosa por ser yo quien
estuviera en tu lugar; pero la verdad que, con respecto a tu templanza y
valentía, ni te pisaba los talones. Ah, y ese penúltimo día que estuviste en el
apartamento; en la madrugada nos dijiste que habías dormido bien y que pudiste
satisfacer tus necesidades fisiológicas. Se había llegado al punto en que
agradecíamos hasta por lo básico y vital: poder ir al baño, respirar, caminar,
comer, dormir. Que vaina que solo
empecemos a tomar conciencia de estas bendiciones cuando se están perdiendo. En
la vida todo lo que más vale es gratis: por eso vivir es un lujo que hay que
siempre agradecer.
Un fuerte dolor
en la cadera no te permitía levantarte; fue la única vez que te escuché
quejándote de un dolor. Estoy seguro de que me dolía más a mí que a ti. Te
dolía también el cuello, que decir del malestar de tus pulmones y de otras
zonas de tu cuerpo; y no renegabas. Lo aceptabas con calma y paz, sin resistir.
Qué ejemplo de vida nos diste hermana nuestra. ¡Hágase! Parecías expresar. Dios
ya te estaba dando de beber de la fuente del agua de la vida, la bebías a gusto.
La sanación estaba por fin a la vuelta de la esquina, el dolor se desvanecía,
en horas todo esto sería historia; y extrañarías tanto tu cuerpo como la costra
que se ha despegado de una antigua herida.
—Carlos,
recuerdas cuando no había problema para entrar a la clínica a visitarme y te
quedabas conmigo toda la tarde leyendo un libro al lado, aunque yo estuviera
durmiendo? Después cuando me despertaba y te veía me daba tanta alegría y
satisfacción. Me decías que me levantara y camináramos un ratico alrededor de
los pasillos de la clínica. Te cogía del brazo y caminábamos juntos; aún tengo
presente todo lo que me decías para darme ánimo: fuera en forma verbal o
escrita. Hace solo dos meses me dijiste que, por mí, nuestra familia se estaba
santificando. Qué frase tan cierta me expresaste, y es que lo bueno apenas
comienza, espera un tiempo y verás las buenas sorpresas que te va a dar la
vida: a ti y los nuestros. Vives como dos vidas en una; ¿no es una sensación
extraña, pero gratificante? Se siente como si fuera el mejor regalo que se
pudiera recibir. Dicen, por ejemplo, que entre las cosas buenas que desea un
hombre la mejor es una buena mujer, esta, sin embargo, supera a todos los otros
buenos deseos; y, sin embargo, lo que tu vives supera a aquel.
Sé Carlos que es
una sensación extraña que sientas como la vida la sientes ahora; que es
increíble cómo aquellas personas que queremos visitar y tener a nuestro lado
están más presentes que nunca y para siempre; que podemos intimar y tener
coloquios de la forma más natural del mundo; que no hay nada grave por qué
preocuparse porque nada malo ha pasado. Nunca me habría podido imaginar tanta
vida, menos aún lo que significa ser imagen y semejanza de Dios. Y todo esto
por las oraciones de mi mamá; que privilegio es ser su hija, que lindos y
tiernos son mis abuelos maternos y paternos; por los frutos los conoceréis, y
que buen fruto ha dado nuestro árbol genealógico. Somos una familia en verdad
bendecida.
El ser imagen y
semejanza de Dios es vivir a plenitud en un eterno presente; no te alcanzas a
imaginar todas las cosas buenas de esta vida, pero ya lo sabrás. A mí me da
risa todo lo que la gente hace para alcanzar la felicidad, hacen esfuerzos
titánicos y heroicos para alcanzar los objetos de sus deseos. Algunos incluso
matan de la forma más “perfecta” a sus más queridos y cercanos a fin de cobrar
un seguro o quedarse con una herencia; lo hacen como sí quitándoles la vida
corporal se pudiera deshacer de la persona. Ay Carlos, si lo supieran, aquello
es imposible, todavía siguen estando ahí.
No en la forma que cualquiera se pudiera imaginar, pero siguen estando
presentes y operativos a fin de ayudar a expiar esas penas cometidas, y a
esclarecer a los investigadores lo que sucedió. Es mejor pagar allá que en otro
lugar del que en este momento no quiero hacer mención, pero que tú te
imaginarás de cual se trata. ¿De dónde crees Carlín que viene la sensación de
angustia existencial y soledad que padecen quienes han cometido tales actos? La
presencia de aquellos seres invisibles es muy sutil, pero sumamente eficaz; al
modo de Dios. Todo lo que desean es
aliviar el terrible remordimiento de conciencia que llevan sus victimarios. ¿Y
lo pueden lograr? Desde luego que sí, de lo contrario para que se tomarían
tantas molestias; hay que no solo arrepentirse sino confesar y expiar ante
Dios, la iglesia y al estado los actos cometidos. La cárcel se convierte en un
hotel de cinco estrellas cuando desde allí se han librado de las turbaciones de
conciencia que son lo más cercano al infierno en La Tierra. La persona se
siente feliz porque ha salvado su alma, ha sentido la misericordia y la
redención, aunque los hombres le censuren y le condenen. Nosotros Carlos, siempre seremos portadores
de buenas noticias porque ya nos hemos librado para siempre de las malas.
Es increíble
Carlos, con lo nerviosa que he sido y me ha tocado confrontar algo bien temido.
Pues sí, hermano mío, no sé cómo Dios lo hizo, pero lo hizo: pude lidiar con
todo eso en paz y resignación, y aunque, desde luego, no faltaron los momentos
difíciles que siempre se superaban gracias a todos ustedes y en especial a mi
mamá. Con ella he tenido la comunicación más especial que he tenido, por ella
misma ahora me encuentro en este lugar de paz, alegría y de esperanza. ¿Gracias
a qué? A las oraciones de mi mamá. Por eso yo nunca la voy a desamparar y jamás
haré que se sienta sola y me sienta ausente. Cosas de Dios; ¿No te parece
increíble Carlín? Las personas no se
complicarían tanto la vida con todo lo bueno y lo malo que en esa sucede si
fueran conscientes de esa realidad invisible. Pero las personas por lo general
solo creen en lo que ven y no en lo que no ven. Una tendencia colectiva de la
naturaleza humana que mucho los hace sufrir porque se sienten muy solos.
No te sientas
culpable Carlín, todo lo contrario: siente alegre ya que yo soy real ayer, hoy
y mañana; las cosas pasaron porque así tenía que pasar. Nada de recuerdos
angustiantes; no estaba en tus manos el desenlace de los acontecimientos y más
amor no podías darme. Me atrevería a decir que sufrías más que yo, y que
hubieras querido estar en mi lugar. Sientes aún lástima y pena por mí y eso te
hace sufrir y hacerte sentir como solo y desamparado: el vacío del alma del que
a toda costa hay que espantar confrontándolo sin compasión ni misericordia
mediante la sangre de Cristo. Todo lo sucedido es también ahora el alivio y la
salud del cuerpo, alma, espíritu y mente de todos ustedes: mi mamá, esposo,
hijos, parientes, familia, compañeros de trabajo, conocidos y desconocidos; lo
que estoy experimentando lo estoy compartiendo contigo; te repito Carlos: no es
que yo vaya a tu corazón; vivo ahí y en el de cada uno. El Espíritu está
siempre pronto. Cosas de Dios, que le vamos a hacer. Y no solo vivo yo allí; en
realidad quien habita allí es Cristo; todos hacemos parte de él y hasta los
pelos de la cabeza están contados; pues todos ahí estamos. Alabándolo, y no
tanto en el sentido de cantos y aplausos, sino viviendo, sintiendo y
disfrutando de las maravillas de su creación sentidas en nuestro ser. Sabías
Carlos que podemos ir a donde queramos sin tener que comprar tiquetes aéreos o
terrestres; volar, brincar, y respirar el aire más puro. Ahora puedo hacer todo
lo que los afanes o la enfermedad me impedía. No me cansaré de repetirte esto
una y otra vez. Estamos disponibles a
ustedes de forma inmediata las 24 horas del día, vía expresa. El cuerpo vela y merma casi todo lo que un
alma viéndose libre de él podría hacer.
Esta es la sensación mas
maravillosa que alguien pudiese sentir; hay Carlín si la gente supiera todo lo
bueno que les espera y la dignidad y privilegio que Dios les ha concedido, no
se dejarían embaucar tan fácil de tanta mentira que a toda costa trata de velar
esa divina condición.
Capítulo 3
No te mortifiques
por los malos recuerdos de un pasado; en orden a Dios solo existe los buenos
recuerdos y no los malos. Tú Carlos puedes cuando quieras viajar a esos bellos
pasados y recrearte en ellos; ellos han estado y estarán ahí para tu deleite y
complacencia. En la dimensión de espíritu no existe ni los tiempos ni los
espacios terrenalmente hablando, el espíritu puede viajar de aquí para ya sin
que nada ni nadie le pueda sustraer. Algún día lo experimentarás. Es tan lindo
Carlos sentirse protegido amparado eternamente por Dios. Tus pensamientos están
conectados con el alma; puedes volar con ellos de acá para allá sin importar la
distancia a una velocidad muchísimas veces superior a la de la luz; por decirlo
de alguna manera para hacerme entender.
Sin embargo, debes esforzarte para concretizar o hacer realidad esos
pensamientos; además de poder sortear múltiples obstáculos. Aquí ya no sucede
eso, todo está a nuestra disposición de forma inmediata y sin resistencia
alguna. La vida terrenal es como la escuela básica para poder volar acá, es tu
escuela donde vences las resistencias para que quedes sueltico aquí. A veces Carlos me da risa que no me puedas
ver, es increíble; pero más increíble me parece que la gente se haya comido el
cuento de que cuando nos morimos vamos a un lugar inasequible, lejano y
distante, que tenemos que cruzar el terrorífico espacio quien sabe hasta que
cielo imposible. Cuando alguien se muere
casi todos solo ven el cadáver; por eso les entra una sensación de vacío e
impotencia terrorífica y que podría durar toda la vida. No son capaces de
sentir a través de Jesús el espíritu presente de la persona porque solo quieren
ver su carne y nada más. Imposible que sea así, la carne caduca y está sujeta
al tiempo y la descomposición, mas no el alma y el espíritu. Esto es algo que
no se va a descomponer ni arrebatar. De manera que la comunicación con el ser
querido tendrá que hacerse por los medios adecuados, no hay otra manera. Las
cosas espirituales solo espiritualmente pueden ser entendidas, así como las
cosas de la carne solo carnalmente pueden ser sentidas. Y todo esto es sentido
común, pero como este es el menos común de los sentidos no les queda otra que
quedarse con sus tristezas sin haber probado lo mejor de la vida. Ves Carlos
por qué algunas personas se vuelven invencibles. Y es que la ignorancia es tal
que algunos creen que eliminando al individuo se elimina la persona. No, para
nada; la persona sigue estando presente y operativa, aunque en mejor versión e
invisible. Por eso, por ejemplo, Napoleón, Hitler y los tiranos, entre muchos
más fracasaron en sus intentos de apoderarse de los que ellos creían les
pertenecía.
Cuando Dios te
dé un regalo no dudes ni un segundo en aceptarlo. Valora todo lo que haces;
tienes ahora más conciencia del valor que tiene la presencia física de las
personas; en cada ser humano hay algo más que un milagro; esto para la mayoría
de las personas pasa desapercibido; pero no para ti. Sonríe, canta, vive
alegre, no comas cuento; en especial de los avivatos y de los que tienen la
costumbre de dárselas de sabios y entendidos a fin de enmascarar sus defectos y
mentiras ¿Cómo los reconocéis? Porque no pueden o no quieren ver lo bueno de la
vida: siempre andan criticando e inculpando a los demás de todo lo malo que les
pasa, porque ponen su seguridad en sus falacias; y sobre todo porque buscan
convencer por todos los modos posibles y sin pausa de su condición estúpida.
¿No crees Carlos que perderse del privilegio de vivir la vida como Dios manda,
con todas sus buenas noticias es la más estúpida de las estupideces? En una
sola frese: considerar como una maldición lo que es una bendición. El diablo es
puerco Carlín.
¿Pero, que sacan
con ser así? Algún día tendrán que confrontar la realidad; esto es algo que
nadie podrá evitar. ¿Qué se sacó con mirar con burla y desprecio el buen
actuar? Importante Carlos, aléjate lo más que puedas de los medios de
comunicación, las noticias están tan manipuladas y acomodadas que no se sabe
cuando dicen la verdad. Nunca vuelvas a confiar en alguien que te ha
traicionado, aquí el perdón no aplica. Las personas malas no cambian; siempre
llevan sus bajos instintos con ellos y en cualquier momento se desatan aunque
hubiesen estado disimulados por mucho tiempo. La cabra tira al monte. El
arrepentimiento verdadero solo busca la mirada de Dios y de nadie más. Da lo
mejor que tienes; y recuerda que no se trata de hacer cosas extraordinarias,
sino de hacer extraordinario lo ordinario. Elude con determinación a los que de
alguna manera quieren aprovecharse de ti o de los demás; tu si que a leguas los
distingues y auscultas. Los hay de todos los tipos: desde mendigos de oficio
hasta falsos predicadores. Es fácil distinguirlos porque vienen de estados y
sociedades fallidas y porque todo el tiempo están lamiendo las botas de sus
tiranos, o pateando e insultando a quienes les dan de comer. Aquí la misión de
aquellas huestes de las que ya hemos hecho mención ha sido cumplida a
cabalidad.
Están
convencidos de que las invasiones se hacen con aviones, fusiles y tanques de
guerra. Las guerras que se ganan son las que se ganan para toda la vida; como
la que ganó Jesucristo, y aquellos artefactos logran por un tiempo contener a
su enemigo pero no eliminarlo; lo que se consigue es reemplazar a mediano o
largo un tirano por otro tirano.
No te imaginas
Carlos lo que es este sitio donde yo estoy. Jamás me lo hubiese imaginado. Dios
habla de un reino, se hace presente entre nosotros y no le creen. Dios me permite, junto con los míos de vivir
en la verdadera vida para que pueda transmitirla al modo de Dios. Es un
privilegio por pocos sentido aunque sí a todos concedido. El reino de Dios ya
está en cada uno, pero se dejan poner la venda con una sutileza y facilidad que
asombra. Y estos mismos son los que creen tener razón; aunque vean con
transparencia siempre intentarán enturbiar esa visión. Por eso no hay que
comerles cuento. Y como dice Cristo: “por los frutos los conoceréis”.
Escucha una cosa
Carlos, Jesús ya ha entrado a tu vida y ten la certeza de que no va a soltarte;
a algunos le permite andar su camino, pero contigo la cosa va a ser diferente.
No te disgustarás por pequeñeces ni por cosas pasajeras. ¿Quieres hacerme el
más grande favor, ese algo por lo que más suplico? Vive siempre agradecido y
alegre, haz lo que a bien puedas, pero no intentes cambiar el mundo porque el
mundo nunca se va a contentar. Deja ese problemita a Dios, el sabrá el modo, el
cuándo y el cómo. Resulta Carlos que tu ángel custodio puede viajar a donde
quiera, está siempre disponible en forma inmediata, vía expreso y sin paradas.
Todo lo bueno que tu sientas lo transmites desde la distancia, no lo dudes;
Jesús solo es portador de buenas noticias. Yo estoy alegre y en paz para que
ustedes también lo estén. Por ello también estoy aquí. Si tu estás contento,
confiado y alegre, el mundo también lo estará. Quien eres tu determina lo que
ves, lo que sientes y como te ven. No lo dudes, te lo dice tu hermana. Tus
sentimientos y pensamientos no se volatilizan en el aire ni se vuelven
inestables; para nada: “hasta los pelos de tu cabeza están contados”. Todos tus
buenos deseos en favor de la humanidad son escuchados por Dios; todos,
absolutamente todos: “la carne es débil, pero el espíritu está siempre pronto”.
Lo invisible es lo vital y más importante; de ahí procede todo su poder; y
desde allí existe todo lo bueno y creó Dios el universo; si Carlos, ese mundo
invisible es poder en orden a Dios y a los hombres de buena voluntad; pero: o
no lo saben, o les parece utópico, o simplemente piensan que solo lo servido es
lo comido. Ni se imaginan que desde la distancia podrían derrocar tiranías
terrenas y todo tipo de fuerzas ocultas y oscuras. “Os he dado poder de someter
a los demonios, pero alegraos más bien porque vuestro nombre esté escrito en el
reino de los cielos”. Desde la distancia los hombres también pueden derrocar
tiranías, encontrar personas y perros desaparecidos, y truncar planes oscuros.
“Como baja la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá sin haber
empapado y fecundado la tierra y haberla hecho germinar, dando la simiente para
sembrar y el pan para comer, así será la palabra que salga de mi boca. No
volverá a mi sin haber hecho lo que quería, y haber llevado a cabo su
misión”. El que promete tiene todo para
poder cumplir.
En un mundo
donde todo es urgente las personas sienten que son ambulancias o carros de
bomberos. No entres en ese jueguito para que tus ojos vean y tus oídos oigan.
Con que facilidad las gentes viven lejos de la realidad; o sea de la verdadera
existencia. Los medios de comunicación y las futuras tiranías no tienen que
hacer gran esfuerzo, encuentran el camino siempre allanado. Estos, junto con
los políticos sí que saben que botón oprimir. Te estoy diciendo esto porque yo
también vivía atrapada en ese zoológico que se llama mundo mundano y porque
noto que tú desde hace algún tiempo has construido una fuerte resistencia;
resistencia que prácticamente nadie entiende ni le interesa, pero que para ti
significa que nunca antes en tu vida habías sentido y visto con tanta claridad.
y eso me agrada; nos agrada.
Vale la pena
recordarte Carlín que lo único que realmente vale es el amor visto con los ojos
de Dios, y esto para que no te dejes embaucar; ya que cada ser humano tiene su
propia visión: según sus conveniencias, sus razones y convicciones. ¿No te has
dado cuenta como cada uno quiere que los demás sientan, se muevan y piensen
como ellos lo hacen? Silencio y paz; nada habla más claro que esto. Solo hasta
lo último caí en cuenta de cuan inútiles son las preocupaciones: el llegar a tiempo,
cubrir deudas, cumplir compromisos sociales de todo tipo y en todo momento a
fin de nos ser estigmatizado por la sociedad y la familia. En mis postreros
momentos, en especial en aquellos minutos últimos nada de todo eso tenía ya
importancia; mi vida terrenal estaba consumada; sí, la verdadera vida en mi
Casa y de la que no volveré a salir… esa vida mía me esperaba con alegría y
fiesta. La conciencia de mi ser se iba como desprendiendo, aquella no ofrecía
la menor resistencia. El placer y gozo que sentía superaba a cualquier otro
antes sentido; no hubiera querido dar marcha atrás por nada del mundo, y estaba
siendo como transportada a plenitud y libertad por una luz maravillosa que
guiaba mi tránsito: sabía que Juan Carlitos estaba a mi lado, mi felicidad
entonces era completa. Bendita peregrinación hacia la paz, la esperanza y la
alegría de las que, por intermedio de mi
mamá, les hice referencia. ¿Y por qué por intermedio de mi mamá? Porque,
repito, por las oraciones de ella estoy aquí con todos los míos. Y no se
preocupen, aquí los estoy esperando. Ja ja (…). Solo amor y la más perfecta
compañía. Es algo indescriptible. Al fin estoy curada —me decía, porque era eso
lo que sentía—, esta enfermedad no podía durar toda la vida. No señoras y señores. Buenas noches.
—Nena, ¿y en ese
momento no te sentiste muy sola?
Nosotros hubiéramos querido estar contigo en esas últimas horas, no
había otra cosa que deseáramos más, pero no nos dejaban ingresar por el asunto
de la pandemia. Esto es otra de las cosas que me tienen mortificado.
Pero, como te
había dicho, Juan Carlos estuvo conmigo; sí, en los momentos o minutos más
importantes de mi vida; sentía y escuchaba todo lo que me decía. Claro que
hubiera querido que todos me cogieran de la mano y me hablaran; pero mi libro
ya estaba escrito: mi propia vida; no hay libro mas elocuente. Sin embargo, y
aunque no se entienda bien, no hacía falta un libro: cosas de Dios, cosas del
alma; ahí estaban todos al modo de Dios. Como te decía Carlos, el tiempo para
mí ya no era el mismo, ya estaba desligada de todo lo que es temporal. Te
insisto, el tiempo para mi ya no era el mismo; me encontraba en otra dimensión.
Tu también vives un eterno presente aunque no logres percibirlo; algún día lo
entenderás todo; es algo que no podría explicarte. Pero déjame decirte que la
ciencia no está ni corta acerca del universo, no sabe ni siquiera, ni nunca
podrá saber para que fue creado; porque estás cosas solo espiritualmente podrán
ser entendidas. No me había desligado del todo y las sensaciones no se sentían
desde el estado o perspectiva común terrenal; sentía como si estuviera o fuera
a ir a un lugar con el que antes habría estado familiarizado, que increíble e
indescriptible sensación: una gran carga
se había desprendido de mí; me sentía ligera y liviana; ya no tenía por qué
preocuparme por nada, solo sentía mucha
paz, seguridad y tranquilidad; como si estuviera saciando una gran sed con la
mejor agua, o recuperando la respiración con el mejor aire. Me sentía muy
protegida, como si fuera la persona más importante del universo; y ya sabemos
como reaccionamos ante la persona que consideramos la más importante de
nuestras vidas. No tenía que trabajar para conseguirme el sustento, ni ir tras
los compromisos, ni trasnocharme, ni amanecer indispuesta y cansada, ni preocuparme
por dinero y ni por pagar deudas; mejor dicho, no había nada, absolutamente
nada que perturbara el silencio y la paz de mi ser; y esto apenas era el
comienzo; y digo esto por tratar de explicar de alguna manera lo que se siente
en estas dimensiones eternas. ¿Alguna vez has contemplado el más bello y
tranquilo panorama desde un punto donde solo hay silencio y paz, pero con plena
conciencia y con la seguridad de que nada ni nadie te va a sacar de ese letargo
espiritual?
Estaba pues a la
puerta de entrada donde me esperaba esa luz; con todo sentí la presencia física
de todos: qué gran alegría, nada por qué preocuparse. Trataba de transmitirles
todo eso, pero nadie escuchaba, estaban ciegos, sordos y mudos, envueltos en su
propias tristezas, tratando de asimilar lo que había pasado; sin embargo hasta
cierto punto lo logré; poquito, pero bendito. Claro, se entiende perfectamente
su reacción ya que me había vuelto invisible para todos, y que otra cosa se
podría esperar cuando a una no la ven. Con todo lo que se pueda o no entender
para mí era absurdo que no se dieran cuenta de mi armónica compenetración.
¿Sabías Carlos que el Espíritu puede hacer muchas cosas que te sorprenderían?
Por ejemplo puedes hacer que sueñes que
estas leyendo un libro; y en verdad lo estas leyendo aunque los recuerdos sean
vagos o nulos; tu te has dado cuanta de ello porque has soñado así. ¿No te
parece increíble que estando dormido tu mente te muestre las hojas escritas de
un libro y las puedas leer como si estuvieras despierto leyéndolo? ¿Como
podrían aparecer esas letras y esa palabras escritas; y con ilación y
coherencia? ¿Cómo pudieron imprimirse dentro de la mente? Eso y muchas cosas
extrañas y maravillosas sucede en el mundo del Espíritu. Habrás escuchado que
no se cae una hoja de un árbol sin que el Padre lo permita; de igual manera
sucede con cualquier cantidad de eventos que pasan desapercibidos por vivir y
estar fuera de foco. Un árbol es la misma vida eterna; míralo, tiene vida
propia; los hay grandes, floridos y majestuosos sin ufanarse de ello. Perciben
las vibraciones de quienes vibran y se admiran por ellos; al igual que un
mico,un pájaro, una vaca, un león o un perro: ellos saben en que palo trepan, y
no solo el mono. Las gentes no se dan cuenta de que hay gracia, vida y armonía
en sus movimientos y expresiones; ellos les hablan pero como que no se dan
cuenta. Al igual que un ruiseñor que cautiva con su canto. Es que Dios habla a
través de toda su creación, y lo hace de infinitas maneras.
Mi Dios no se
queda con nada; el sabe lo importante que es poder despedirnos de nuestros
seres queridos. Sentí la presencia de Juan Carlos, mi corazón saltó, tal y como
él se pudo dar de cuenta; disfruté y me sentí aliviada y tranquila ante su
presencia; sí, y escuchaba todo lo que me decía, y luego pude irme en paz y
tranquila.
—¿Y qué pasó
después Nena?
—No lo podrás
creer Carlos. Pero antes de ello escribe todo lo que te acabo de mostrar:
sencillamente en medio de todo estaba feliz, y te voy a decir por qué. “Escucharé
lo que el Señor Dios habla a mi corazón. Feliz el alma que oye al Señor, que le
habla y recibe de su boca palabras de consolación. Felices los oídos que
perciben las ondas de las inspiraciones divinas y desprecian las murmuraciones
mundanas. Felices los oídos que no escuchan la voz que suena desde afuera, sino
que oye la verdad que enseña en el interior. Felices los ojos que penetran las
cosas espirituales y con ejercicios continuos se esfuerzan para comprender más
los secretos celestiales. Felices los que se alegran en ocuparse de los asuntos
de Dios y se liberan de toda preocupación mundana. Considera todo esto alma
mía. Cierra las puertas de los sentidos para que puedas escuchar lo que te dice
en el interior el Señor tu Dios”.
—Carlos, ya
después te daré más detalles. En aquellas últimas horas por no decir días, Dios
convocó mi vida desde las profundidades de la muerte; y así no más, retorné a
la vida. Dios había escuchado todas las oraciones: las tuyas y las de mi mamá.
Sentí como soltó el viento palabras de consolación consolando el llanto de mi
madre. Ambas entendimos e ingresamos al reino, aunque mi mamá lo sintió en el
Santo Rosario que llegó a mi lecho cuando la Virgen María se encontraba al pie
de mi cama.
El lenguaje
Carlos es más importante para la mente que la luz para los ojos. En la vida y
en la muerte todo está conectado; donde hay fuga hay encuentro; cuando uno cree
que la vida te ha arrebatado algo, Él o ella te lo devuelve en otra y mayor
dimensión. El tacto se desarrolla aún más cuando falta el sentido de la visión;
de la misma manera en la muerte el alma de los dolientes crece y se eleva a
Dios; y se comunica contigo a través de ellos, de la misma manera que cuando
los veías, pero ahora es con el susurro del espíritu y un cuerpo sutil
invisible a los ojos físicos, a semejanza del aire y de los gases tenues.
¿Quién me habla?
No sé de dónde vienen esas voces, pero ahí están, escucha, por ejemplo, lo que
una de ellas dice, creo que es de mi Ángel de La Guarda. ¿Has perdido un ser
querido y te hace mucha falta? Pues Dios hará que lo tengas más presente en la
ausencia que en la presencia; tan solo hay que creerlo para sentirlo. Lo que
los demás opinen es irrelevante; y ni siquiera tienes que decirlo a nadie. Y
quien crea y esté interesado en ver más allá de lo visible y aparente, pues no
tendrá problema en hacerlo si quiere dejarse conducir por el Espíritu de Dios;
cada uno encontrará sus propios modos y mecanismos. Qué alguien lea lo que
estas escribiendo tampoco tiene importancia; lo importante es que Dios lo lea y
le agrade, nada más. Esto no tiene nada que ver con premios Nobel o Pulitzer,
ni con las métricas gramaticales o literarias; no, tiene que ver con lo que tu
escribes, sientes y escuchas; y eso está bien, muy bien. No te imaginas cuanta
riqueza tienes.
Continuemos
escuchando lo que me dice: Lo importante es que para nada creas que andas solo
y desamparado; sigue sintiendo como todo lo que tiene que ver con el amor anda
contigo en cada paso, demuéstralo sin palabras, espontáneamente, con la típica
y perceptible alegría y sonrisa que produce en tus expresiones esos tesoros
descubiertos, que te vean volar. ¿Sientes como vuela y salta tu espíritu? Claro
que lo sientes. Cuan sutiles y eficaces
son sus consejos, se aprende a escuchar y actuar no de otra manera, sino de la
manera correcta.
Carlos,
aparentemente se va el ser querido, no ven ni escuchan su voz; solo vacío se
siente en medio de un mar de recuerdos que aumentan todavía más la añoranza, la
ganas y los deseos de verle; y sucede, paradójicamente, que cuanto más le
extrañan tanto más cerca está –algo parecido al cuento de “Huellas en la arena”–,
pero como no detectan su presencia sino su falsa ausencia espantan al ser
querido y quedan sumergidos en una tristeza todavía mayor que hace que el
supuesto duelo dure y perdure.
Son las buenas
noticias que se niegan a creer precisamente por la dicha misma que produce su
realización, es tan grande la alegría y el don que les parece mentira. Lo ven y
lo sienten y aun así no lo creen. Cuan poca fe encontró Jesús en este mundo,
tan poca que terminaron matándolo; y mejor no digo más. Les creen a las malas y
falsas noticias de Pilatos y Herodes y no a las buenas y eternas de Jesús. Pero
sea como sea ahí está el ser querido, pase lo que pase no va a cambiar las
cosas; ahí entonces se encuentra cerca de ti, bien cerquita, te lo aseguro;
nació de nuevo a la verdadera vida y está revestido de los trajes más hermosos
y fantásticos; solo hay que sentir sin dudar su presencia, está ahí: y no puede
creer que no le puedas ver, y menos todavía que tengan tan atrofiados los ojos
y la lengua espirituales; casi nadie ha aprendido a leer y escribir en este
aspecto. Los pensamientos no solo se hicieron para pensar, son el puente de
comunicación con el más acá; con lo que hay entre el más acá y el más allá, por
decirlo de alguna manera.
¿Pero de que
otra forma se podría comunicar un cuerpo espiritual con Dios? Es de sentido
común; por eso se dice que el máximo poder terrenal reside en las iglesias donde
se siente la presencia de Dios en medio del más espectacular silencio paz; nada
que ver con el mundanal ruido con sus chillidos y gritos. Es un poder terrenal
de origen divino; todos los sentimientos y pensamientos de la mente conectan en
esos momentos con el alma que pronto estará preparada y dispuesta para
cualquier misión; se suscita en la persona el estado ideal: el alma está
conectada con Dios y con Él con todo lo que pertenece. Entonces todos los
deseos, especialmente los que consideramos están lejos de nuestro alcance,
serán escuchados y tomarán cuerpo de una manera tan perfecta que jamás lo
hubiéramos podido haber imaginado. Desde luego, todo esto dentro de una
armónica compenetración en ritmo, tiempo y espacio. Es el universo en expansión
en plena expresión; y el universo se expande a una velocidad mucho mayor que la
luz.
Silencio y paz
que tiene de todo menos de pasivo y estático; desde allí se ganan guerras, se
tumban dictaduras y se atrapa a lo peor de la sociedad. Son hilos invisibles
que nadie se imagina que están ahí: eficaces y operativos. Es la justicia
divina en su más plena operatividad, acción y expresión. Y lo peor para los
incrédulos es que ni se imagina que luchando contra un enemigo invisible,
alguien que pensaban habían eliminado, pero que está más vivo y latente que
cuando estaba vivo y latente. No lo pueden ver ni tocar; y solo hasta cuando se
está cayendo el avión o se está viniendo el alud se siente y se reclama su
presencia. Debió ser terrible para aquellos fariseos sentir como temblaba la
tierra en medio de una desusada y siniestra oscuridad; y ver también como el
velo del templo se rajaba en dos partes. Creyeron que matando la persona se
deshacían del supuesto mal, según ellos. Cuán lejos estaban de lo que realmente
se es y está sucediendo. Nunca se les ocurrió pensar por qué se frustran los
planes más perfectos; o porque los ejércitos más armados pierden guerras con
soldados hambrientos, cansados y descalzos; o por qué se derrumba un imperio
considerado indestronable, o por qué hay sanaciones que ni la ciencia ni la
medicina han podido explicar.
La lengua no
solo se hizo para hablar Carlos. Los pensamientos están conectados con los
deseos y la imaginación; aquellos dan vida y concreción; es decir, lo que
comenzó como un pensamiento terminó convertido en una realidad que todos pueden
ver: una gran construcción o proyecto hecho realidad a partir de un intangible
pensamiento, de solo una imagen mental, de algo que no existe pero que ya se
puede ver: qué poder tiene el espíritu Carlos cuando se usa a favor y no en
contra. Aquel palacio o empresa no se podía tocar con la mano, pero a partir de
esa fuerza invisible, pero vibrante y operativa se hace presente el poder del
universo en su plena expresión. Pues sí,
ahí esta tu ser querido; disfrutando de muchas cosas buenas que ni remotamente
se hubiese podido imaginar durante su vida corporal, experimenta todo lo
contrario de lo que antes experimentaba; para no hacer el cuento largo Carlos,
imagínate, aunque no lo puedas ver en todas las cosas buenas que se puede hacer
en las instancias superiores donde solo hay amor y paz.
Por eso les digo
que dejen de lloriquear por todo, que sientan esa esperanza, paz y alegría que
nosotros desde aquí les transmitimos; sintiendo eso lo demás es añadidura. Nos
fuimos para que tanto yo, nosotros y ustedes estemos mejor; para allanarles el
camino, para que nuestra luz sea la guía que guie vuestro camino en aquel
último día terrenal; y que de una vez por todas sean felices, que es la cosa
más fácil entre las cosas más fáciles de la vida. Dejen de complicarse y vivan
la vida. Cada día Dios no solo ha perdonado los pecados, sino que se ha
olvidado de ellos; entonces vivid tranquilos, alegres y confiados sin esa
obsesión y miedo por el pecado. Miren la película “Un cuento de navidad” de
Charles Dickens y sabrán de que les hablo; es decir de lo que se trata vivir la
vida, la verdadera vida y no aquella falsa que se las da de tan real, soberbia
y radical. Es simplemente aprender a ver
más allá de lo aparente utilizando todas las potencias que poseemos por ser
imágenes y semejanza de Dios. No permitas por nada del mundo que pienses lo que
aquella sociedad dominante y persuasiva quiere que pienses, porque lo único que
quiere es matarte el espíritu para tenerte entre sus garras como juguete de
gato; que sientas todo el tiempo que estás cansado y perdido, que no vales
nada, que eres un ente que solo está y que se desvanecerá sin conocimiento del
fin y las condiciones que le espera; y en medio de una total incertidumbre que
se va incrementando a medida que el tiempo va pasando. Esa es la mentira del
demonio en plena acción. Para eso vino Dios al mundo: para darnos buenas
noticias, para decirnos que todo es mentira; que nuestra alma no ha
pertenecido, no pertenece ni pertenecerá a ese embustero envidioso, que si que
sabe el buen fin que nos espera. De ahí su furia con sus persistentes y
pertinaces ataques.
“El demonio no
mira si engaña o ilusiona con lo verdadero o falso, o si triunfa con el amor de
lo presente o con el temor de lo futuro. No se perturbe tu corazón, ni se
acobarde. Cree en mi y ten confianza. Cuando juzgas que estoy apartado de ti es
cuando estoy más cerca, por así decirlo, No debes emitir juicios según el
sentimiento humano, ni aplastarte por cualquier dificultad, venga de donde
viniere, y menos recibirla como si no hubiera ninguna esperanza de remedio” Esa
es la red de mentiras en la que tantos han quedado atrapados; en especial los
llamados sabios y entendidos, me refiero a aquellos se reúnen a puerta cerrada
y ponen a la entrada un letrero que dice: no molestar, genios pensando.
Escucha lo que
tu más querida, recién o no ido a Casa, y que por tanto ya vive y siente como
se tiene que vivir y sentir, te dice: con
Dios poco a poco aprenderás, sentirás como Él es el más eficaz
intercesor: un puente entre tú y Jesús porque nada en el universo está quieto
ni estático; y todo esto para que te convenzas de que no estoy para nada
muerta; al contrario, ahora si estoy viva de verdad; no necesito un cuerpo que
me estorbe y me coarte; así estoy perfectamente bien. Quien quiera llorar que
llore todo lo que quiera, eso no va a cambiar mi condición; no volvería allá
por nada del mundo; y no sé Carlos por qué tantos; y en especial de los que se
ufanan de estar entre los grandes entendidos, aseguran que un alma puede llegar
a vivir muchas vidas. ¿Pero, aunque eso fuera cierto, quien querría volver,
cuando se está en el lugar y estado más extraordinario? Además, nadie que haya
muerto ha vuelto allá a La Tierra o algún otro planeta; entonces, ¿con base en
que se atreven a afirmar lo contrario? Lo dicen solo para llamar la atención.
Se habrán preguntado estas personas en que quisieran reencarnar; será que
desean ser un personaje famoso, guapo y adinerado, o de pronto un hermoso
perrito; y que tal que encarnasen en un personaje siniestro o no deseado. Qué
absurdo lo que estoy diciendo; exactamente, totalmente absurdo.
Yo ya no tengo
un cuerpo y nunca más volveré a tenerlo; no lo necesito y Dios me libre de
volver a tener uno, aunque esto no va a suceder; he ahí pues un imposible.
Créele entonces Carlos a san Pablo, y no al vecino o amigote de siempre. San
Pablo habla de la resurrección del cuerpo en el fin de los tiempos; algo
incomprensible para los mortales; pero de todas maneras se toma como una buena
noticia; habla de un cuerpo espiritual incorrupto y glorioso. ¿A dónde entonces
quisiese retornar ese cuerpo? Sencillo Carlos, no hay que ser un genio para
creerlo; nuestra alma es de Cristo, solo de Él y nada más que de Él, y con eso
lo digo todo. La espera hasta el final de los tiempos no será tan larga como
cabría suponer; algo parecido al tiempo que transcurre cuando se está dormido:
no se está consciente de él hasta que se despierta y con la sensación de que
solo ha pasado un segundo cuando en realidad han sido horas. Entonces tal
espera no será una espera tan larga como cabría suponer en tiempos mortales.
¿Pero, Carlos, que es el fin de los tiempos?
Pues como el nombre lo indica es el fin de la dependencia del tiempo. No
tiene nada que ver con que el sol se va a apagar o desparecer, o con que un
cometa o meteorito se vaya a estrellar contra La Tierra, o con que una pandemia
va a acabar con todo ser vivo, o con que un cataclismo nuclear se va a
desencadenar; nada que ver con eso o con cosas similares. Mucho menos con que
los muertos un día se van a despertar y van a salir de sus tumbas al modo de la
más horrorosa película de terror. El fin
de los tiempos no tiene nada que ver con todo lo que pertenece o sucede en el
mundo; y cuando digo nada, es nada. Es un encuentro en un Eterno presente donde
caminaremos todos juntos en el amor, solo en el amor y nada más que en el amor;
nada de llantos y rechinar de dientes; nada de prisas ni acosos ni deudas que
pagar. Escucha esta canción Carlín:
https://www.youtube.com/watch?v=OO0f9DTVTe4
Mi amor, de un
modo diferente,
muestro
solamente, yo te invito a vivir,
Vas a reír
conmigo,
Vas a sufrir
conmigo,
Vas a querer
conmigo,
Vas a vivir
conmigo,
Te voy a vestir
de mariposa,
Te voy a regalar
el color de las rosas,
Te voy a llevar
a donde nunca llueve,
A donde no hace
frío, aunque caiga la nieve.
Partiremos el
pan, la tristeza los besos,
lloraremos los
dos, después nos sonreiremos,
Y cuando no te
quiera, cuando venga el olvido,
me vas a decir:
gracias mi amor por todo lo vivido.
No te imaginas
lo que es sentirse verdaderamente protegida de todo mal, en el mejor de los
refugios; y no tanto esto, el sentirse estar a través de Él en la presencia de
los ángeles donde los más grandes deseos terrenales realizados se quedan
cortos; es la sensación más deliciosa e increíble. Valió la pena haber nacido Carlín
para algún día poder ver y vivir en todo esto. Ay, el mundo sería un paraíso si
las gentes supieran y creyeran de verdad en la dicha que les espera. Y eso de
tener conciencia de que todo esto tan bueno que yo estoy viviendo junto con los
míos, incluyendo a mi mamá, hijos, esposo, hermanos y demás queridos nunca se
va a acabar no tiene descripción, y no solo no se va a acabar, está en continua
expansión al igual que lo hace el universo. Algún día te darás cuenta y
entenderás. Es una paz, tranquilidad, serenidad, plenitud, candidez, lozanía,
ternura, pureza, humildad, en fin; esta descripción no es ni la punta del
iceberg, se queda infinitamente corta; y aunque se elevara a la enésima
potencia, aun así, sería menos que nada. Trata de entender Carlín entonces lo
que significa ser hijo de Dios.
Nunca dudes que
todos somos santos ante Dios; precisamente el dudar de esta verdad es lo que ha
hecho al hombre sentirse solo y desgraciado; es la eficaz mentira del embustero
que no soporta lo insoportable según su estúpida condición: el ser Hijos
eternos de Dios, y sentirse como tales. La vida en La Tierra es un soplo, este
Eterno presente es la verdadera vida. Las buenas noticias que Jesús trajo al
mundo son mejores de lo que jamás alguien podrá imaginarse. Todo esto son
verdades absolutas; somos uno en Jesús, y por su gran misericordia perdonó
nuestros pecados y sanó nuestras heridas para que seamos uno en Él.
De momento
siente la sutil presencia de mi sutil alma dentro de tu corazón. Se siente
delicioso Carlos. Es como una liviandad, una ligereza. Es todo lo contrario a
la pesadez, a los afanes, a las enfermedades; en fin, a las zozobras que nunca
faltan allá por más lujos y bendiciones que se tenga. ¿De qué otra forma podría
explicarme? Dicen que la muerte es algo parecido al sueño; pero nada que ver
Carlín ya que en el sueño el cuerpo se siente atraído por la fuerza de gravedad
por más que el alma se sienta temporalmente libre.
Esa es la vida
Carlos, no pertenecemos al mundo material, estoy en Casa, mi Casa, nuestra
Casa, nuestro sitio. “Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón está
inquieto hasta que descanse en ti”. Estas alabanzas no son como el común de la
gente se imagina: es mucho más que canto y danzas; es vivir la vida en su
verdad auténtica, en su más plena expresión; sensaciones y sentimientos
sentidos en orden a Cristo. Es poder hacer todo lo que antes hubiésemos querido
hacer, más por motivos inherentes a la vida terrenal se nos dificultaba. Aquí
eso tiene libre expresión; no encuentra impedimentos para su realización; todo
lo que se hace sale bien. ¿Entiendes por qué estamos tan bien aquí? Además, entre mejor se sientan ustedes allá,
mejor nos sentiremos nosotros aquí. Una tristeza crónica y obsesiva por parte
de ustedes lo único que consigue es un alejamiento; nadie quiere estar con
personas tristes por más que las quieran, es importante que tengan claro que no
queremos saber nada de tristezas ni de soledades. Lo que más queremos es
proyectar todo lo bueno que estamos viviendo, y que reciban todas las
bendiciones. Aquí nadie nos puede hacer daño; en estas latitudes no hay ser más
alejado, impotente, frustrado y solitario que un egoísta y mal intencionado,
almas estas que ya no pueden hacer el mal. ¿Pero qué otra cosa se podría
esperar en un lugar de paz, alegría y esperanza?
Algo así:
“Todos los
sedientos del mundo que están buscando agua fresca, vengan a mí. Yo soy la
fuente que brota fresca entre los cerros; mis aguas van rodando de roca en roca
hasta transformarse en seno de quienes me beben, en corrientes que saltan, como
surtidores, hasta las alturas eternas. Como el arroyo cuenta sus secretos al
mar, yo entregaré los secretos de mi Padre a quien se acerque a abrevarse de
sus aguas; y los que me vean serán como los arroyuelos que caminan contando los
secretos de mi Padre a los huertos y trigales en su ruta hacia el mar”.
Te acabo de
decir que aquí nada ni nadie nos puede hacer daño. Somos almas de Dios no
negociables y compradas con su misma sangre. Te voy a hacer una descripción
para que te formes una idea.
“El silencio
—habla Jesús— es más fuerte que el fragor de la tempestad; y allí donde nada se
oye, allí está la verdad, más alta que las palabras. Ustedes nunca sabrán los
que las olas susurran a las playas o la brisa a los campos. En cambio, mis
ovejas oyen mi voz y me entienden. Y, aunque ellas estén pastando sobre las
rocas grises y elevadas, reconocen perfectamente no solo mi voz, sino mis
silbos” ¿Saben por qué? Porque son mías y las conozco por su nombre, y ellas me
siguen y yo les doy vida eterna; y aunque soplen las furias por encima de las
planicies, nadie las arrebatará de mi mano, porque el Padre me la dio. Y en las
profundidades de la eternidad, mi padre y yo somos unidad augusta: el Padre y
Yo somos una misma cosa”.
—Nena, ¿de
pronto te estoy molestando, no te estoy dejando tranquila, o como dicen
algunos; no te estoy dejando ir?
—No Carlos, para
nada; si algo tengo es tiempo. Mira hermano, Dios es el aire, el sol, los
animales, mis mascotas, los pájaros, el universo; sólo para mencionar algo. Tú
también eres parte de Dios; al igual que Oswaldo, mi mamá, mis hijos, mis
hermanos, familiares, amigos y compañeros; yo también soy parte de Dios, y lo
que Él quiere — y esto lo digo ahora más que nunca— es que le alabemos y le
veamos en toda su creación, que nos sorprendamos ante tanta maravilla. Parte del plan y voluntad de Dios es también
detenerse particularmente en algo o alguien ya que eso también es parte de Él.
Aquí Carlos no sufrimos de devaneos ni de sensiblerías. Dios jamás permitiría que los que lloran la
muerte de un ser querido fueran a quedar solos, tristes y desamparados; como si
todo estuviera perdido. Si fuera así seríamos las criaturas más desgraciadas
del universo. Nada de eso, Dios no solo permite la sintonía con los seres
queridos, sino que se complace en que sus hijos experimenten la inmortalidad
del alma y del espíritu mediante la más fina, sutil, armónica y permanente
compenetración con sus seres queridos. ¿Y, qué es la oración sino una
comunicación entre dos espíritus que no se ven cara a cara? “Velad y orad para
no caer en tentación (tristeza, vacío, desolación, entre algunas tentaciones)
porque la carne es débil (temporal, y corruptible) pero el espíritu está
pronto. ¿Para qué Jesús entonces nos dejó su Espíritu?
Aquí entonces
estoy siempre disponible Carlos: vivita, coleando y operativa en las cosas
relevantes, y en lo que siempre me ha agradado hacer. El amor de verdad lo
puede todo. Nada de mi se ha perdido a excepción de un cuerpo inservible que ya
no me era ni útil ni necesario. La verdad le agradezco muchas cosas a ese
cuerpo en el momento: durante un tiempo fue fértil, bello y servible; pero eso
de extrañarlo: para nada. Mejor dicho, extraño tanto a mi cuerpo como a la
costra que se ha desprendido de una herida.
Hay algo que ya
sabes Carlos Eduardo pero te lo voy a confirmar para que no te quede la menor
duda. Durante muchos años estuviste como perdido, caminando a tientas en un
gran bosque rodeado que por mirarlos diste malos pasos perdiendo el foco. Te
complicaste la vida, me refiero a que no querías saber que ya sabías lo que
sabías, tu faltó determinación, no había necesidad que te sintieras inseguro ya
que estabas en el pensamiento y dirección correcta, aunque tuvieras más de
media humanidad en contra. Bueno así se es, a pesar de que se sabe que derribar
a un futbolista dentro de determinada área es una falta grave, se sigue
cometiendo; se cae una y otra vez. No sabías como hacer el bien y lo tenías
frente a tus narices; y no solo eso, no sabías que lo estabas haciendo.
Cuántos no
sentían inquietud de que llegaras a darte cuenta de las cosas buenas de la vida
y de que trabajases por ahí; que te movieras hacia esos derroteros; para ellos
eso sería la ruina y destrucción, la hecatombe de los devaneos. Ahora ya sabes
de donde vienen las burlas, las piedras en la mano y los rumores alarmantes que
pretenden desestabilizar. Gracias a Dios hiciste caso omiso a todo eso,
conocías las intenciones. Con más dinamismo y determinación continuaste el
camino dejando en ellos las ruinas y destrucción de las que acabamos de hacer
mención. Vaya que si hay personas en tu
vida que te valoran y te estiman; pocas pero existen. ¿Sabías que de cada diez
personas solo una agradece? A cosa rara, el noventa por ciento comienza a
sentir un extraño encono hacía quien le ha tendido la mano y aprecio hacia
quien lo patea. Es como algo parecido al Síndrome de Estocolmo cuando el
secuestrado se enamora del secuestrador o violador.
Es la envidia que tienta a tiempo y destiempo.
Los pocos sobrevivientes a tales embestidas se convierten en personas a las que
todo les sale bien; es como si siempre estuvieran en el lugar y con la persona
adecuada; el tiempo es un extraño aliado; hacen en poco tiempo lo que tanto
cuesta a otros. Todo eso hace que el encono de los envidiosos aumente. Qué
tontos, en lugar de tratar de descubrir aquellos tesoros disponibles también a
ellos lo que hacen es renegar por todo. Se repliegan, se encogen y se consumen
en su propia rabia e impotencia; como las contorsiones de una serpiente, se
tuercen y se retuercen. Es la ignorancia en su más ignorante expresión Carlos
Eduardo. Pues sí, pusiste el foco sobre quienes había que ponerlo, no ibas a
ser tan tonto. Sobre las personas y cosas de mucho precio y no sobre los
mercachifles de toda la vida: Vaya que si sacaste jugo y provecho de aquellas
con sus expresiones y sensibilidades tan solo detectados bajo ciertos estados
del alma de acuerdo al buen espíritu que los inspira. Lo único bueno que dejan
los voceros y ejecutores de las tinieblas es qué no hacer, a quién no seguir y
por qué y por quién no sufrir. No hay
más placer para un hombre que disfrutar de las mejores delicias y aromas; como
el dulce beso de la mujer más bella; así son los perfumes de Dios.
Luz Piedad, he
sentido que las personas que se sienten solas son las que menos deberían
sentirse así; tienen un compañero hecho de alma y espíritu y no se dan cuenta
porque el maligno nos coge desprevenidos ya que no le conviene que descubramos
cuánto bienestar y seguridad daría dicho sentir; con consecuencias presentes y
eternas según Dios; qué mejor compañía entonces que la de un amigo invisible;
hasta los niños saben que no hay como un amigo así. Locos estarían si no dieran
rienda suelta a sus fantasías. Cuales seres queridos lejanos y ausentes, que
dizque no sabemos nada de ellos, y hasta se piensa qué cómo les habrá ido en el
tránsito a través del terrorífico espacio sideral: tan enorme y tan indiferente
a criaturas como nosotros. No se han ido
a ningún lado, están más cerca que cuando estaban vivos porque ya no tienen la
limitación de un cuerpo; me consta. La vida no se trata solo de existir,
también de sentir. Sé que ya lo he dicho y lo seguiré repitiendo hasta que cale
y se den cuenta de que no hay nada lejano ni distante para el espíritu; mi Dios
hizo las cosas más fáciles y asequibles de lo que suponemos; por eso nos lo
dio. Nuestros seres queridos de quienes
se siente su amor son altamente operativos y eficaces, intercesores e
inspiradores de las cosas buenas de la vida. Bebo un café con ellos –bebida de
los dioses. Salud por ese querer y por ese sentir. Salgo de la cafetería
radiante de alegría y libertad; mi espíritu queda sueltico haciendo caso omiso
a un dolor de espalda que quiere ganarse su especial atención.
Cuánta riqueza
hay Nena que desperdician dizque porque se sienten solas; buscan la solución
afuera y no dentro. Y si estos mismos hombres supieran que no existen tales
vacíos ni lejanías pues dejarían toda esa tontería y lloriqueadera. Cuando yo
quiero estar solo me voy a un lugar donde nadie me identifique; porque no
quiero que ningún terrestre o bípedo inconforme con la vida me saque, tal como
lo denominan: de mi letargo; los susodichos hermafroditas no lo soportarían;
tanta dicha no podría ser posible en algo tan insignificante –pensarían.
Por más que
trato de evadirlas, no pocas veces lo logro y se acercan a mí con la típica
cara de tragedia y de circunstancias; o sea con la tan practicada seriedad,
decoro y gravedad que distinguen las acciones y palabras más persuasivas con el
correspondiente garbo, donaire y gracia natural. Llegan a mi o se sientan a mi
mesa pensando que soy blanco fácil de sus estados torpes y de los que cada uno
tiene los suyos con su particular toque. Salen entonces con sus cuentos,
fantasías y ficciones, de acuerdo a la condición o estado que se han dejado
imponer. Expertos son en poner carita feliz y bonachona; esta actitud les da
seguridad y es el centro de gravedad que gravita alrededor de sus intereses.
Como los mendigos de oficio que buscan llamar la atención con un solo fin, y
con nada más que un solo fin: una moneda, o quizás como no pocas veces sucede:
el ansiado premio mayor. Solo fingen,
sonríen y se muestran asequibles hasta cuando los están viendo, luego de lo
cual regresan a su hábitat o cuevas oscuras. Hay más personas con ese perfil de
las que se podría suponer. Uno aprende a reconocerlas desde cualquier ángulo y
distancia; es que al alma llega a adquirir una agudeza superior a la que
tendrían cien vigías oteando en lo alto de una torre. Como os habréis dado
cuenta no es para nada difícil saber quién tiene o no la razón en esta vida:
aprendiendo a tener los ojos despiertos y los oídos atentos para andar en
contravía de todo eso sin el menor riesgo de colisión. Repito: lo más fácil es
ser felices; ser infeliz requiere de una ardua tarea, la mayoría tarda años y
años en conseguirlo y no lo logran. Cosas de Dios, cosas del alma. Los que
logran ser felices sencillamente han tomado la decisión de serlo; así no más,
sin tanta complicación. Vuelan en piloto automático y siempre bajo la
supervisión mayor a fin de evitar colisiones o desviaciones durante los vuelos
con mal tiempo.
¿Y por qué afirmo esto? Porque fuimos creados
para sentirnos los seres más afortunados del universo; es nuestra esencia
natural. Muchos tienen la ciega creencia de que solo es privilegio de algunos;
pues permítanme recordarles: “yo he venido para que tengan vida y vida en
abundancia”. ¿A qué vino Jesús a este mundo, y por qué el verbo se hizo carne y
habitó entre nosotros? Pues vino a darnos la buena noticia de que estará con
nosotros todos los días hasta el final de los tiempos. Pobre Cristo, estoy
seguro que con más tarados no se podría haber topado. Es que tenerlo al frente,
escuchar su voz y contemplar su rostro y todo lo que es Él para luego hacer lo
que hicieron no tiene nombre, y no puede haber más grado de maldad e
imbecilidad. Lee de lo que se perdieron tales esperpentos:
“Y sucedió una
escena extraña. Con un cántaro en la cabeza llegó a la ciudad una mujer con
mucha vida y largas historias en su haber. Jesús le pidió agua para aliviar su
sed. Ella halló extraña esta petición. Rápidamente, sin embargo, entraron los
dos en una conversación de alto vuelo. Y, a cierta altura de la conversación, sonó
por primera vez, en este entorno tan singular, una palabra con gran peso de
eternidad: “adorar”. Entre digresiones y desviaciones del tema general, Jesús
vino a Decir. Mujer, vosotros los samaritanos decís que es en la cumbre de
Garizim donde se debe adorar al Padre. Los judíos, por el contrario, replican
diciendo que es el Templo de Salomón el lugar de la adoración. Yo, a mi vez, te
digo: ni aquí ni allí. En otro “templo”, hija mía. Mira: Dios es espíritu; tú
no eres espíritu por haber sido plasmada a imagen y semejanza de Dios; eres
portadora de un aliento divino e inmortal. Ahora bien, si Dios es espíritu y tú
tienes espíritu, es el espíritu el verdadero lugar del encuentro con el Padre.
Los verdaderos adoradores, de ahora en adelante, deben adorarlo “más allá” de
los ritos, templos, ceremonias y palabras: lo harán en espíritu y verdad. Son
estos los adoradores que el Padre necesita y desea”. “Le dije al almendro:
hermano, háblame de Dios. Y el almendro floreció”.
Todo lo de Dios
hacía nosotros es sencillo, lo difícil o lo imposible ya lo hizo Él. Nos lo
dejó todo en bandeja de plata para que lo disfrutemos. No existen los eventos
sobrenaturales ni el más allá ni tales cosas raras que solo buscan llamar la
atención. Todo está acá, frente a nuestras narices; no hay que buscarlo quien
sabe en qué extraña e inasequible lejanía que justamente por estar en lejanía
no se va a dejar encontrar. De ahí entonces surge el devaneo de los llamados
“eventos sobrenaturales”. ¿Quién creó la naturaleza? Pues Dios. Entonces pues
todo es natural, no sobrenatural. La existencia es natural, el sol es natural,
la luna es natural, la fauna es natural, y no hay que buscar lo ya está
encontrado.
Casi todos los
hombres tratan de demostrar que son felices; y dicen o sienten que lo son
porque tienen un buen empleo y juventud, y con ello todo lo que conlleva.
Pasados algunos años dicen que son más felices porque se ha añadido la
experiencia; y no quieren darse cuenta de que “la experiencia no tiene valor
ético alguno, es simplemente el nombre que damos a nuestros errores”. Y luego abren los ojos a su alrededor, miran
el trofeo y es como si no hubiese nada. Saben que la tal gloria no existe en
medio de una estantería abarrotada de menciones de honor. El verdadero premio
no es el que se hace desde la gala de la pompa y la ostentación, sino de los
que sienten que tienen mucho sin merecerlo; se sienten los últimos y por eso
llegan de primeros. Tratan de sacudirse la sensación de infelicidad e
insatisfacción de todas las maneras posibles. Y a la larga no dejan de ser solo
contentillos: terapias, estratagemas, tácticas, técnicas y los más intrincadas
y entramadas disquisiciones mentales inventadas por personas que están más
locas que una cabra; pero que por alguna razón confían en ellos. La gente es buena, no digo que no; es que
como que no ven que no solo existen. Hay algo más. No ven las ansias de algunos
hombres por salir del común pensar, actuar y sentir: de salir de su mediocre e
insignificante universo, vivir una vida distinta a la de las fonditas y
merenderos como si no existiera nada más de interés; y no deja de valorar esa
pseudo música o arte de vagos y degenerados.
Es que las cosas
buenas de la vida en el buen sentido de la palabra están tan arraigadas en el
alma, en la mente y en las fuerzas que es imposible desinstalarlas o anularlas.
Hay muchos imposibles, y uno de esos grandes imposibles es el tratar de
quebrantar el espíritu de quien sabe lo que es vivir en silencio y paz por más
ruido que haya alrededor; un silencio y paz que no se acerca ni al cero punto
uno por ciento de los goces eternos, pero que es más que suficiente para
acallar a más de un llorón de la misma manera que la luz lo hace con la
oscuridad. Los que se sentían invencibles y dueños de la gran verdad un día despertaron
sintiendo que estaban cayendo como cocos y que no eran dueños ni de un granito
de arena; la sacudida fue bien dura. Pobres criaturas, disimulaban lo felices
que no eran y presumían de lo bueno que no tenían; y en muchos casos no habría
problema: hasta se aceptaría con agrado siempre y cuando se hiciera con la
gracia de aquel que sintiendo que tiene algo que no tiene terminó teniéndolo, o
como aquel otro que de tanto sentirse bien y contento terminó sintiéndose bien
y contento.
La hipnosis
colectiva está directamente relacionada con las telenovelas vespertinas, lo
digo porque la vida de algunos conocidos parece la de un actor de estas: en
todo ven la tragedia y los rumores alarmantes los persiguen más que su propia
sombra. Con todo, como todo actor sienten que son seres de luz: estrellas o
celebridades como comúnmente los denomina el gremio del “Jet Set” a fin de
eclipsar a la audiencia. Según ellos sus vidas ya están consumadas, se trata
solo de esperar el día del gran tránsito. Se sienten “los toda razón”; y lo
bueno que les espera ni remotamente se acerca a sus actuales vivencias
terrenales. Y no solo reyezuelos pertenecen este género de personas, han
existido en todos los tiempos y están más cerca de lo pensado, aunque no se les
esté viendo. Expertos son en tratar cada objetivo de según el fondo y la forma
que se les presente haciendo uso de su natural camuflaje. Dicho de otra manera:
no tienen problema en cambiar de faceta según la conveniencia y el espacio que
ocupan. Lo cierto de todo es que serían bien astutos si usaran su don a favor y
no en contra.
Descripción de
un chismoso: Les parece mal muchas de las cosas buenas que otros tienen. No
resisten el silencio y la tranquilidad por lo que nunca están contentos con
nada: ven al diablo en todas partes, aunque recen mil rosarios cada año. Están
pendientes de todos los sucesos; les encanta la compañía de personas que
especulan de otros; y no se dan cuenta que la sociedad los ve como aves de mal
agüero. ¿Y a qué se debe este comportamiento? “Es una enfermedad del ánimo
originada por el pesimismo, por la falta de fe y el desconocimiento de la
finalidad de la vida. Quién sabe querer no puede entediarse, solo se entedia
quien se cree inútil para si mismo y para la sociedad. Quién sabe querer no se
considera inútil por viejo que sea, pues nunca envejece el espíritu inmortal”.
Entonces Nena,
las personas que están solas no deberían sentirse así, los bellos reencuentros
hacen que uno se sienta vivo; que uno se dé cuenta de que el ser querido
ausente es un regalito que nunca más se va a ir, y es o son la mejor compañía.
¿Por qué habremos de sentirnos solos y vacíos? Estos estados son los que
podrían dejar la muerte de un ser querido. Sabemos que el muerto no es el
muerto; lo que está muerto es la carne, nada más; no la persona. Lo sabemos y
seguimos tristes porque estamos muy apegados a este mundo. La duda acecha para
no dejarnos sentir la verdad. En tus días de mayor soledad e incomprensión no
te faltó nunca la viva presencia del altísimo; sentías como Él estaba contigo
con la seguridad del que siente que sí hay Alguien que está por encima de todo.
Y así, ante tales vivencias o gracias, nunca te sentías sola por más sola que
estuvieras y por más fuertes que fueran tus tormentas; tus venas, al contrario
de tus piernas, transportaban el polvorín que te hacía sentir sueltica, cálida
y tierna. Preámbulo saludable de lo que en mucha mayor intensidad, por no decir
eternamente, te habría pronto de sobrevenir.
El sufrimiento
que produce una enfermedad terminal es como un abismo tenebroso que se
atraviesa en el camino y que forzan a cambiar el rumbo hacia la dirección
correcta. Situaciones que, así como llegaron también se irán. Un día todo eso
se lo tragará la tierra como si nada hubiese pasado. Y lo que sucede con nosotros
Luz Piedad sucede con cada uno como si fuéramos la única persona del universo.
El lenguaje de Dios es muy versátil. “Dios escribe recto sobre renglones
torcidos”.
—Luz Piedad, yo
meditaba mientras leía el libro: “El hombre en busca de sentido” de Viktor
Frankl acerca de los acontecimientos recientes y de todo lo que estaba pasando
contigo, conmigo y con nosotros; hoy día me siento raro y diferente como si las
cosas fueran distintas; es como un cambio de vida, de visión y de perspectiva;
o más bien como si me hubiera metido en un mundo desconocido pero maravilloso,
de ensueño; o hubiese descubierto una nueva dimensión. No contemplo el arco iris desde la distancia,
sino que vivo allí.
No me sentía en aquellos momentos emocionalmente
bien, te habías ido hacía muy poco; tal vez hacía un mes: le decía a Dios que
no era justo que no supiera nada de mi ser querido ni de su condición; que como
era posible que tristemente tuviéramos que resignarnos a su ausencia; que todo
eso era dizque la voluntad de Dios. Nada de todo lo que se había dicho a través
de mil generaciones me confortaba y me convencía. No había consuelo para esa
sensación de vacío y tristeza; era como si también quisiera morirme. Las
palabras de ánimo y de consuelo no me confortaba el espíritu; lo único que
quería era ver a mi hermana, saber de ella; que tú, Dios, me la hablaras y me
la mostraras. No existía de mi parte ni tiempo ni tregua; ni tampoco la espera
o el contentillo de una respuesta indirecta, simbólica o interpretada. Mis
dudas tendrían que despejarse en ese instante.
Sentí una extraña sensación, una presencia
que no tiene nada que ver con las habituales y cotidianas; lejos de mí las
simplezas contenidas en aquellas; lo que escuché fue la voz de mi hermana:
“Hola Carlos”, su voz era perfectamente clara y perceptible, pareciera que
hubiese venido de afuera y de adentro a la vez; era la segunda vez que la
escuchaba; esta vez le puse más atención y no me dejé llevar de sensiblerías ni
de incredulidades; esto no tenía nada que ver, como alguno podría estar
pensando, con el devaneo que podría producir las penas y las añoranzas. Era tan
real como que me llamo Carlos Eduardo Llano Jaimes. La mayoría de las veces las
personas no toman estas experiencias en serio, piensan que los van a tildar de
locos o desvariados mentales. Las malas noticias y todo tipo de
entretenimientos vacíos son aceptados por la sociedad como lo más natural del
mundo, sin rechistar y con la antesala
protocolaria tradicional y acertiva. Y todo esto es considerado sin ofrecer la
menor resistencia; son las modas que eficientemente transmiten al colectivo los
productores, narradores, diseñadores; y, en general los informadores de los más
importantes acontecimientos y novedades mundanas. Se considera normal ver
películas donde el protagonista es el diablo; y lo patético es que quienes las
ven saben que van a quedar afectados: mental, espiritual y anímicamente;
incluso de por vida. ¿Ves cómo reacciona el colectivo? De forma irracional, por
instinto. Las potencias del alma y del espíritu quedan relegadas a un segundo
plano por no decir que anuladas. La Profecía, El Exorcista, en fin; esas
películas con todos sus efectos de producción y artistas de primera línea son
tan porquería como lo que representa; pero hay que hacerles la debida sumisión
y reverencia porque es la moda. En cambio, las cosas que valen la pena y que
están en todas partes no se les presta atención; y si no se les presta atención
a las ordinarias, pues mucho menos a las extraordinarias. Signos externos que
vienen para animarnos y confortarnos; y sobre todo, para confirmarnos que no
tomemos tan en serio las realidades porque no son tan reales como quieren
hacernos ver o como las vemos. Lo cierto es que son volátiles, inestables y se
desvanecen ante cualquier asomo de luz. Se los puedo asegurar. Bueno, pero
sigamos.
Escuché en mi interior la voz de mi hermana,
y con aquella voz había algo más: como un sabor a Luz Piedad sentido y
saboreado solo por el alma; algo parecido a lo que habrá sentido Santa Isabel
ante la visita de su prima la santísima Virgen María. Algo vivo y amoroso se
expandía dentro de mí ser; como cuando alguien recoge una sonrisa que atrapa y
cautiva porque quiere decir y hacer sentir muchas cosas buenas en el alma.
Ondas espirituales provenientes de lo alto se
sentían, pero no venían de tan lejos como cabría pensar, en realidad estaban
más cerca que cualquier otra cercanía. No solo era una voz y una presencia, era
como una armónica compenetración de almas; una sintonía que confirma que nada
se ha perdido porque está siendo sentido en forma viva, eficaz y vibrante; algo
parecido a lo que siente un pintor cuando está pintando un cuadro de su
inspiración: desde el fondo del alma le nacen hechos que le impulsan a sentir y
expresarse; al igual que también lo hace un músico cuando está siendo poseído
por las más hermosas y sentidas melodías. No sé cómo hacen esto nuestros seres
queridos que se han ido; como ya lo he dicho, Dios habla y se expresa también a
través de ellos según el modo como Él lo tenga dispuesto porque sabe que lo
necesitamos; cosas extrañas y maravillosas que suceden para sentir la vida como
Dios manda cuando las antenas del alma están alertas y dispuestas a recibir las
señales que le allegan. Era ella quien me hablaba y nunca la había sentido tan
feliz y sana; no lo podía creer, que regalito. No había lugar a dudas. Jesús
habla de vida sobreabundante, de las cosas mayores que haréis, habla en un
lenguaje claro para que todos le entiendan; y quien le crea sabrá lo que es
bueno en esta vida y la otra.
Cómo era
posible, pensaba en medio de esa inusual sensación; o sea, sentir algo que para
los parámetros mentales y estructurales del ser humano está fuera del orden
establecido y de la lógica. Es que, insisto, Dios escribe recto sobre líneas
torcidas; de manera pues que qué le vamos a hacer. Estaba entonces convencido
de que iba a recibir una respuesta directa, manifestación externa, o como se le
quiera llamar. Hoy día no me interesa lo que los demás piensen u opinen; no
tiene la menor relevancia, allá ellos. Si quieren creer, bienvenidos, de lo
contrario, pues continúen su camino. Esto que siento, al igual que el aire que
respiro, nada ni nadie me lo va a quitar; y menos me van a decir que no existe.
Es lo mejor que a un ser humano le pudiese suceder o experimentar; y como todo
lo bueno que tiene la vida, no dudaré un segundo en aceptarlo, en especial si
viene de lo alto. Reconozco que de
pronto pensé que esta como otras tantas experiencias también se iba a volatizar,
a volverse inestable; pero no sólo no desapareció, sino que se hizo cada vez
más intensa, gozosa y real; tal como ha venido sucediendo en otras instancias
de mi vida en los últimos años.
Es algo que solo
nos compete a nosotros; los que tratamos de ver más allá de lo lógico, visible,
material y verificable; allá ellos con sus telescopios y estudios sobre las
leyes de la fuerza gravitacional; y en general, de las de su inmenso e
incomprensible universo visible con sus juegos y triquiñuelas ya que por cada
descubrimiento aparecen mil incógnitas más por decirlo de esa manera; y quedan
más locos que antes. Por eso los descubrimientos del mundo invisible es harina
de otro costal ya que los telescopios, las computadoras, las matemáticas con
sus exactos cálculos no tienen nada que ver: todo ese universo invisible al
común ver son parte de las cosas de Dios, de cosas del alma, y solo
espiritualmente pueden ser vistas y entendidas. La religión y la espiritualidad
son dos aspectos diferentes de una misma verdad. El hombre está entre Dios y la
nada y debe elegir. Es que uno debe buscar el amor dentro de uno mismo, es la
única fuerza que puede descubrir, cambiar y hacer ver. En otras palabras,
mundos desconocidos asequibles solo a aquellos que, para que se entienda bien,
han desarrollado su visión de rayos X, de los que pueden ver detrás de lo que
se le oculta al común ver, sentir y pensar. Algo inimaginable a la lógica
porque por más que la ciencia haya remontado el vuelo hasta alturas
inimaginables a nuestros ancestros, siempre se va quedar corta. La Luna está a
un segundo luz de distancia; y es la tierra o luna firme más lejana que ha
pisado. Ha habido naves no tripuladas que han hecho apoteósicos periplos,
viajes increíbles; y aun así también se queda corta.
Quienes no creen
no pueden concebir que existe lugares de absoluta libertad, como los de un pez
que en su hábitat natural vive a plenitud libre de acosos, amenazas, o todo
tipo de incomodidades que le quieran fastidiar su existencia. Experiencias
espirituales totalmente incompatibles con las leyes físicas; y de ahí que
grandes científicos como Stephen Hawking hayan negado temas que no eran de su
competencia; y si así era, pues como podría opinar. Al respecto sería
irrelevante todo lo dijese porque como se le puede dar validez a afirmaciones
que carecen de base científica. Sí, esas cosas pasan: a la larga son víctimas
de su propio invento. Perfectamente válido es opinar sobre fenómenos del
universo que su mente privilegiada descubrió, y otra cosa es hablar de la no
existencia de Dios cuando no se tiene ni idea de esa otra dimensión del
universo. Algo que no deja de ser contradictorio ya que el mismo era
consecuencia del amor y sabiduría de ese universo invisible. A santa Juana de
Arco escuchaba internamente unas; voces dulces, y veía a su alrededor sombras
amigas y luminosas; y que, precisamente por no tener nada que ver con los
trastornos mentales de sus jueces y verdugos secundados por el vulgo la
quemaron viva; así actúa la ignorancia, y no digo más. Recibía luces que no
tenían nada que ver con los hechos trascendentales e inexplicables sucedidos en
el más allá al estilo de “La Dimensión Desconocida”, sino todo lo contrario:
cosas que suceden aquí no más, en el bien acá. Aseguro que no hay que cruzar el
terrorífico espacio para encontrar a Dios, a la Vida. Él está a nuestro lado; y
si le dejas, entrará, cenará, estará contigo y escucharás su voz. Cómo nos
cuesta creerles a las buenas noticias, y cuan tan fácil nos abrimos a las
malas. En lo único que tal vez todos estarán de acuerdo es que todo eso es muy
lindo: algo que, desde luego, todo el mundo desea. Pero que no debería ser así;
o sea, desearse: porque, ¿por qué debería desearse algo que ya se tiene? Es
parte de las potencias del alma, asequible a cualquiera que quiera expandirse y
encontrarse con su verdadero yo. Y de nuevo responderé a esta pregunta: ¿qué cómo o de qué manera me hablaba mi
hermana? Aparte de lo que he dicho; repito: la sensación de paz, esperanza y
alegría es indescriptible; es tal que te deja marcado para toda la vida, no se
escapa un segundo de ese aliento de vida. Mi hermana es eterna; mejor noticia
ser humano no podrí recibir; ella siempre y como Dios lo tenga dispuesto está
presente en cada paso que damos. ¿Y por qué nunca me siento solo ni
desprotegido? Porque me habla y le entiendo en un lenguaje claro; la vivo en
todo. Y en un lenguaje donde no hay palabras ni presencias físicas, pero que es
más vivo y eficaz que cualquier acometimiento terrenal. Siempre está: eterna, y
así lo digo y lo afirmo. Pasarse la vida anhelando acontecimientos
sobrenaturales es como perseguir nuestra propia sombra, aquellos no existen,
todo es natural, otra cosa es que la hayamos estancado al permitir mil
entretenciones inútiles que lo único que hacen es atrofiar la voluntad y por
tanto el vislumbre de la eternidad. El color, las formas, los efectos
especiales cautivan y atrapan los sentidos dejándolos atrofiados; no se
imaginan como sus productores se asombran ante lo fácil que es atrapar masas,
además de los beneficios pecuniarios que les generan. Esto es no saber vivir;
solo se tiene conciencia de la existencia en sí misma, pero nada más; la
conciencia del alma pasa desapercibida durante toda la vida de tal manera que,
a cualquier cosa llamativa, por inferior y nimia que sea, se le da la debida atención;
pero jamás, ni siquiera una hora al mundo superior y natural que yace en cada
ser. Y como no ven, pues que van a sentir. “Ojos que no ven corazón que no
siente”. La mayor parte de los pocos que se detienen a observar a aquellos
considerados bichos raros, lo hacen desde las celosías de las cortinas o de su
fuero interno; desde aquellos puntos de mira se siente su aliento o vapor,
volteo a verlos como lo hace un bicho raro con otro bicho raro y se esconden
con la vana esperanza de que no han sido detectados; pero están en todas
partes. Y de pronto un día toda nuestra existencia se concentra en un solo
punto. Toda la vida pasa por la mente en un segundo; y aquí no hay Santa Lucía
que valga; o sea: ¿qué podría estar sintiendo alguien que ve como se le viene
la montaña encima o que se le se está cayendo el avión en picada? Entonces a
partir de ahí se retorna a la vida; paradójico, pero así es.
Le dije a Dios
que me confirmara todo esto; necesitaba como ya he dicho más arriba una
respuesta directa, inmediata y sin vacilaciones. Sí, sé que alguien podría
estar pensando que quién era yo para decirle a Dios lo que tiene que hacer,
pero esto no era una oración o petición, aunque así lo escriba o se entienda.
Era un asalto a mano armada. Sí, seamos honestos: asalté los cielos, no habría
allí escape para nadie, estaba armado hasta los dientes. A Dios le gusta que le pidan cosas grandes,
inaccesibles para el común pensar, o sea para el simple humano sentir; y yo
sencilla y llanamente lo creo. No tenía entonces nada que temer, tenía el apoyo
mayor al igual que lo tuvo José con el Faraón; tan sólo entonces hazlo. Me
entregué quedamente a ese estado, y tranquila o confiadamente continué mi
lectura; segundos después pasé la página y leí lo que después de unas pocas líneas
voy a narrar. Estaba seguro de que mi oración había sido escuchada; no sé, pero
no se me asomaba la menor vacilación. La respuesta vendría en menos de un
minuto, o de dos, o de tres, por decirlo de esta manera. Bueno, pues aquí está
lo que se me apareció o leí cuando pasé la página del libro que tenía entre
manos:
Al cabo de unos
minutos reanudamos el trabajo en la zanja, donde lo dejamos el día anterior. La
tierra helada se resquebrajaba bajo la punta del pico, despidiendo chispas. Los
hombres permanecían silenciosos, con el cerebro entumecido. Mi mente se
aferraba aún a la imagen de mi mujer. Un pensamiento me asaltó: ni siquiera
sabía si ella vivía aún. Sólo sabía una cosa, algo que para entonces ya había
aprendido bien: que el amor trasciende la persona física del ser amado y
encuentra el significado más profundo en su propio espíritu, en su yo íntimo.
Qué esté o no presente, y aun siquiera que continúe viviendo deja de algún modo
de ser importante. No sabía si mi mujer estaba viva, no tenía medio de
averiguarlo (durante todo el tiempo de reclusión no hubo contacto postal alguno
con el exterior), pero para entonces ya había dejado de importarme, no
necesitaba saberlo, nada podía alterar la fuerza de mi amor, de mis
pensamientos o la imagen de mi amada. Si entonces hubiera sabido que mi mujer
estaba muerta, creo que hubiera seguido entregándome —insensible a tal hecho---
a la contemplación de su imagen y que mi conversación mental con ella hubiera
sido igualmente real y gratificante”: “Ponme como sello sobre tu corazón… pues
fuerte es el amor como la muerte. (Cantar de los Cantares, 8.6).”
“En otra ocasión
estábamos cavando una trinchera. Amanecía en nuestro derredor. Gris era el
cielo, y gris la nieve a la pálida luz del alba; grises los harapos que mal
cubrían que mal cubrían los cuerpos de los prisioneros y grises sus rostros.
Mientras trabajaba, hablaba quedamente con mi esposa, o quizás, estuviera
debatiéndome por encontrar la razón de mis sufrimientos, de mi lenta agonía. En
una última y violenta protesta contra lo inexorable de mi muerte inminente,
sentí como si mi espíritu traspasara la melancolía que nos envolvía, me sentí
trascender aquel mundo desesperado, insensato, y desde alguna parte escuché un
victorioso “sí” como contestación a mi pregunta sobre la existencia de una
intencionalidad última. En aquel momento y en una franja lejana encendieron una
luz, que se quedó allí fija en el horizonte como si alguien la hubiera pintado,
en medio del gris miserable de aquel amanecer en Baviera. “Et lux in tenebris
lucet, y la luz brilló en medio de la oscuridad.” Estuve muchas horas tajando
el terreno helado. El guardián pasó junto a mí, insultándome y una vez más
volví a conversar con mi amada. La sentí presente a mi lado, cada vez con más
fuerza y tuve la sensación de que sería capaz de tocarla, de que se extendía mi
mano cogería la suya. La sensación era terriblemente fuerte; ella estaba allí
realmente. Y, entonces, en aquel mismo momento, un pájaro bajó volando y se
posó justo frente a mí, sobre la tierra que había extraído de la zanja, y se me
quedó mirándome fijamente”.
—Hermana mía de
mi alma, entre todos los millones y millones de escritos existentes es
increíble que tuviera a la mano el único que con respecto a lo que sentía se
escribió. Era la respuesta directa y certera a mis plegarias.
—Ahora Carlos
escribe también lo que leíste estos días: el sueño que tuvo Raskolnikof en la
novela Crimen y Castigo. Las personas creen que solo es válido y concreto lo
que se escucha de oídas. Pues ya vez que no Carlos, pues hay otras formas de
comunicación: el alma como habrás notado es sumamente sensible a los sensibles,
vuela a donde quiere sin necesidad de tiquetes aéreos al igual que el espíritu
está pronta a utilizar todos los recursos que la vida en su plena expresión
pone a disposición. En espíritu y en verdad. Es un privilegio o regalo de Dios
dado a sus imágenes y semejanzas. No dudes de ello. No hay que demostrar nada a
nadie, con que Dios lo vea es suficiente: “solo Dios basta”. Porque ante esto a
la mayoría no le queda otra que mirarlos como si fueran orangutanes a ver si
logran minarlos, y lo hacen con tan fingida espontaneidad que se la tragan
enterita. Esas cosas suceden en el mundo inferior, incomprensibles para los que
allí habitan; locuras que están más allá de las dimensiones conocidas.
Es que ni
siquiera los libros que llegan a tus manos te pasan desapercibidos; no hermano
mío; simplemente la vida te los pone a la vista y a la mano porque sabe que tú
no dudarás en tomarlos y leerlos y sacarles el mayor jugo posible. Lo que atrae todo eso es el amor, la
confianza, la alegría y la esperanza. No soy ninguna milagrera ni ninguna maga,
pero te aseguro de que la magia existe. Bueno, pero no nos detengamos solo en
aquella lectura. Leamos otra cosa que tiene que ver con algunos o con algún suceso
resiente: la pandemia. Aquí fue donde se pudo ver quien es quien; yo, tal como
te lo manifesté pensé que también estaba contagiada; lo que pasaba era que
tenía miedo de que mi enfermedad tomara los rumbos que tanto temía. Es entonces
cuando creí que aquel virus sería una salida rápida a mi angustia. Pero para
nada, la mesa ya estaba servida con un espléndido e irresistible banquete.
Me da risa Luz
Piedad la forma en que el mundo, y casi sin excepciones se comporta en forma
autómata. Las reacciones no se filtran por el cedazo adecuado: o sea por los
mecanismos mentales puestos por la naturaleza a fin de distinguir entre lo
bueno y lo malo, para así quedarse con lo bueno y desechar lo malo. Me refiero
a la sensiblería y reacciones colectivas producto de medio que rodea. Qué fácil
es envolver las gentes con cuentos; vaya que si saben bien que botón
oprimir. Es como una reacción en cadena
que va afectando con una progresión geométrica a todo lo que es susceptible de
ser tocado y afectado; solo que en este caso los efectos no dependen de la
radiación emitida sino de la reacción recogida; de la alarma y reacción
general. Si, por ejemplo, Morgan Freeman dice: todo está bien; pues,
efectivamente todo está bien; esto es aceptado solo porque lo dice don Morgan.
Pero si la misma frase es divulgada por un desconocido, entonces ya no
clasifica; se quedó por fuera y ya no entrará en el salón de la fama. Sí
también dice: esto es gravísimo; entonces la gente pone cara de protocolo y
seriedad con seño fruncido y quijada tiesa; pero si lo dice otro se hace caso
omiso como si nada hubiese sido pronunciado o dicho. Ese es el comportamiento
colectivo; tristemente se actúa más por instinto que por razón; se podría hacer
un alto en el camino, discernir y moverse hacia la dirección adecuada y
entablar las relaciones humanas que en la marcha propicie la Providencia Que lo del virus del Covid 19 fuera verdad
o mentira es lo de menos; el efecto sería exactamente el mismo. Lo importante
es meter un sentir al masivo. Con respecto a su origen hubo quienes dijeron que
la trajeron los chinos, otros que los rusos; otros que los republicanos y los
uribistas, y otros que los monos de Sudán.
Las profecías apocalípticas de nuevo se hacían sentir en el escenario
mundial con sus guerras, epidemias, terremotos, maremotos, hambrunas y guerras
nucleares; y para huir de estas realidades catastróficas, y como un anticipo
del cielo en la tierra muchos bisoños creían que la mejor manera de sentirlo
sería mediante la ingesta de sustancias psicoactivas; con respecto a esto
último no había forma de convencerlos de que esa no era la vía al cielo; que
definitivamente para ganarse una buena fama y reputación en este mundo y en
aquel habría que cargar un diccionario de bolsillo y estudiar la música con sus
notas, fusas y semifusas las cuales dispuestas con matemática exactitud sobre
un pentagrama bajo la tutela de las claves de sol o de fa produciría los
efectos que aquellas sustancias extrañas nunca conseguiría por más inspiradas
que hayan sido sus composiciones. O sea, una armónica y placentera sensación
donde la tontera y taradez no tienen nada que ver.
Te cuento
hermana mía que andar sin tapabocas era causal de vituperación y
estigmatización por no decir que de ser considerados como asesinos en potencia.
A estos se les deseaba todo el mal, pero nada les sucedía, nada malo, quiero
decir. Jamás se les había tenido tanto miedo a los estornudos; tanto que
algunos amenazaban a otros con toserles o estornudarles en la cara si no
accedían a esta o tal cosa, o simplemente por maldad. Como vemos estos gérmenes
patógenos amenazaban la integridad, paz y supervivencia del género humano. Las
medidas cautelares contra el virus no servían para nada; en vano se mantenían
cerradas las ventanas, se lavaban las manos cada quince minutos, se ponían dos
o tres tapabocas o se envolvían quedando más amarrados y atrapados que un
tamal. Por extraño que parezca el mayor número de bajas se produjo entre el
segmento que más le temía al móvil patógeno, le huían y le hacían resistencia. El
pánico había calado perfectamente entre el colectivo. Era claro que el virus no
atacaría desde el frente más esperado. El depredador anda en busca de la presa
más débil y aislada. Contrariamente al común pensar, el salir a la calle con
las debidas normas de higiene y formas de hacer contacto con personas genera
anticuerpos de todo tipo porque el solo hecho de no estar encerrado,
arrinconado y temblando de frío y de miedo, las ideas y la imaginación fluyen y
se respira un aire más puro y vivificador; son vuelos eficaces de
reconocimiento que allanan el camino y descubren los objetivos a atacar con la
debida planificación; lo que quiero decir es que es confrontando el problema
como se le somete, no es huyéndole como se le vence. Solo Cristóbal Colón se
atrevió a ir más allá, hacia lugares considerados por la sabia turba como
lejanos y fantásticos, y por tanto solo inexistentes y asequibles en la
imaginación de los locos y desvariados mentales.
Por ejemplo; hay
una demanda de productos eléctricos y de iluminación, pero todos los almacenes
se encuentran cerrados. Un producto o servicio es requerido, pero no hay
suficiente oferta en un tiempo determinado. Si se descubre y ataca dicho nicho
de mercado al modo como lo hacen los que quieren ganar una guerra; esto es:
respetando al enemigo, pero sin dejarse persuadir ni amedrentar de él, y menos
todavía de las leyes gubernamentales que engañosamente buscan proteger la
integridad de los habitantes, entonces se tendrá dominio y un magnifico
panorama para entrar en acción. Al final mientras más de las tres cuartas
partes se encierran y reniegan del virus y de las medidas ineficaces del
gobierno para hacerle frente, la cuarta parte está dichosa y ha visto allí una
oportunidad única en la vida; un tiempo de paz donde no hay tanta competencia,
sin tráfico ni demoras; un camino perfecto para atacar a la desprevenida
competencia. Todo depende del prisma con que se miren las cosas, y camarón que
se duerme …
Bueno, ahora sí,
a leer lo que leíste.
Capítulo 4
“Raskolnikof
pasó en la enfermería todo el fin de cuaresma y la semana de Pascuas. Al
recobrar la salud recordó los sueños que había tenido durante su delirio. Le
pareció ver el mundo entero desolado por una terrible calamidad sin precedentes
que viniendo del centro de Asia había caído sobre Europa. Todos debían perecer,
excepto un reducido número de privilegiados. Unas triquinas de especie
desconocida, seres microscópicos, se introducían en el cuerpo de las personas;
pero aquellos seres eran unos espíritus dotados de inteligencia y voluntad. Los
individuos infectados por ellos se volvían instantáneamente locos furiosos. Sin
embargo, y aquello resultaba extraño, jamás los hombres se habían creído tan
sabios, tan en posesión de la verdad como se creían ellos infortunados. Jamás
habían tenido tanta confianza en la inefabilidad de sus juicios, en la solidez
de sus conclusiones científicas y de sus principios morales. Pueblos, ciudades,
regiones enteras se veían atacadas por aquella enfermedad y perdían la razón.
Todos se hallaban agitadísimos e incapaces de comprenderse los unos a los
otros. Cada cual se creían en posesión de la verdad, y al contemplar a sus
semejantes se golpeaba el pecho, lloraba y se retorcía las manos. No se podían
entender acerca del bien y del mal, ni sabían a quién condenar ni a quién
absolver. Las personas se mataban entre sí bajo el impulso de una cólera
absurda. Se reunían hasta formar grandes ejércitos, pero una vez comenzada, la
campaña, el desacuerdo relajaba las tropas, las filas se rompían y los
guerreros se arrojaban los unos contra los otros, degollándose y devorándose.
En las ciudades tocaban constantemente a rebato, daban continuamente el toque
de alarma, pero ¿por quién y con qué motivo? Nadie lo sabía y todos estaban en
constante sobresalto. Se abandonaban los oficios ordinarios porque cada uno
proponía sus ideas, sus reformas y no había manera de ponerse de acuerdo. La
agricultura estaba completamente abandonada. Las gentes se reunían en grupos
acá y allá, se ponían de acuerdo para una acción común y juraban no separarse,
pero al cabo de un momento olvidaban la resolución que habían tomado y
comenzaban a acusarse, a batirse y a matarse. Los incendios y el hambre
completaban aquel triste cuadro. Todo perecía: hombres y mujeres. La calamidad
extendía cada vez más sus devastaciones. En todo el mundo podían salvarse
únicamente algunos hombres puros destinados a restaurar el género humano, a
renovar la vida y a purificar la tierra; pero nadie veía a aquellos hombres por
ninguna parte, nadie oía sus palabras y su voz.
—¿En qué podrías
Nena ayudarme según mi máxima necesidad?
Yo voy a
ayudarte a que tengas la posibilidad de ir dándole armonía a lo que sucede en
tu vida, a que vayas sembrando tranquilidad, que te vayas curando del afán, y
de creer que todo tiene que ser exactamente como lo planeaste, estar bajo un
control absoluto. Mejor dicho, Carlos, yo te voy a ayudar a que sueltes todo.
Tienes que dejar ir muchas cosas y permitir a tu vida fluir. Yo se por qué te
lo digo hermanito
—Nena, cuando
siento que tu estás presente en mi vida y la de los demás mi alma se asemeja a
un valle dilatado y recorrido por las brisas de la alegría y de la serenidad
por no decir a una deliciosa euforia; sin embargo, allá lejos, sobre el
horizonte se asoman continuamente nubes oscuras de tristeza y añoranza; pero
cuando de nuevo oigo tu cantar ni alma queda otra vez impregnada en una
atmósfera de dulzura y candidez.
—Ya hemos
hablado y seguiremos hablando de eso Carlos porque es lo más importante en estos
momentos de tu vida. Tu puedes hablar con Dios no solo por medio del Espíritu
Santo que nos dio: alabando a la creación de muchas maneras y de la manera más
sencilla para que sea asequible a todos; alabar a la creación es disfrutar de
todo: del aire, de la naturaleza, de nuestros seres queridos, del trabajo y
estudio; incluso de los manjares y de los aromas. Ese goce no es solo de tu
mundo temporal, pues estando yo ya en este mundo superior sí que lo vivo con
mayor intensidad. El Espíritu no es un ser pasivo, nada de eso, es un ser
activo por no decir una persona; no estamos quietos, tenemos nuestras misiones,
estamos en continuo movimiento y permanente alerta. Yo escucho tu voz y tú la mía, te acompaño en
cada paso que das. Para una persona que esté acostumbrada a tomar todo en forma
literal puede todo esto resultar o sonar extraño; pero es la cosa más natural
del mundo para aquellos que conocen y escuchan este lenguaje con sus señales.
Eso es lo lindo de ser hijos de Dios.
Cuesta a casi todos los mortales creer que tenemos los más maravillosos
privilegios o que pueda existir tanta dicha; pero ya llegará el día en que lo
constarán por su cuenta. El secreto de
la felicidad es sencillo; como todo lo de Dios: aprender, según su voluntad, a
confiar y esperar porque es el buen Dios quien conduce la vida y la lleva a su
destino.
—Apenas Nena
estoy aprendiendo a entender muchas cosas. Mi visión y entendimiento se
encuentran en cierto punto velados. Desde luego, no tanto como hasta hace algún
tiempo. Lo que quiero decir es que veo una luz al final del túnel, y que esa
luz es cada vez más amplia y manifiesta a pesar de que se encuentra todavía a
una buena distancia; no está tan asequible como desearía mi santa curiosidad,
pero en cierta forma si lo está. No hay manera de que esa luz se desvanezca ya
que no soy yo quien va a esa luz, es la luz quien viene a mí; al menos así lo
siento. No puedo pedirle al sol que se ponga según mis términos; quiéralo o no,
me seguirá calentando y alumbrando.
Acaba Nando de
contarme un sueño. Te vio linda y radiante a la distancia. Según él, no lo
podía creer. ¿Cómo me gustaría que fuese cierta tú presencia, Nena? Pareciese
decirse a sí mismo. Te tocó a ti comenzar a acercarse a él mientras Juan Carlos
le gritaba: ¡llorón!
Mi hermano es
como pendejo: ¿por qué no acepta esa otra realidad de su vida? Te le mostraste
sana, radiante, hermosa y sonriente. Lindo sueño que muestra que nuestros seres
queridos no se han ido a ningún lado, están y siguen ahí más cerca de lo que
imaginamos aun cuando nuestra visión física esté velada a tan sutil forma. Tú
misma lo dijiste no hace mucho como presintiendo el fin de tu estadía en este
mundo: “Si alguna vez hijo mío no puedo ir a ti, recuerda que nada de mi se ha
perdido”. Sí, definitivamente estás más cerca de lo que se siente; no estás en
la Luna y menos en Plutón. En ninguno de esos sitios tienes nada que hacer ya
que allá no hay vida. Nuestros ojos distinguen solo una determinada gama de
colores que si bien no es poca tampoco es suficiente; ya que es más lo que no
vemos que lo que vemos. Hay seres vivos que pueden ver y sentir lo que nosotros
no podemos ver ni sentir. ¿Crees Nena que existan especies que puedan tener una
visión más amplia del espectro electromagnético; de tal forma que para ellos
sea visible lo que para nosotros es invisible? Yo me he puesto pensar por qué
en aquellas se han desarrollado más unos sentidos que otros. Los halcones y las
águilas, por ejemplo, tienen una gran vista.
Visión y un gran vuelo. Sin embargo, son un poco torpes para el caminar
y el tacto. Un sentido disminuido o
anulado desarrolla más la habilidad de otro sentido. La debilidad le hace más
fuerte. Cuando algo falta otro elemento benéfico ocupa su lugar. Ahora Nena, ya no vemos tu cuerpo, ese se
desgastó por completo; sin embargo, tu sigues estando presente, aunque
físicamente no te veamos. La visión espiritual del ser querido adquiere una
mayor dimensión ante su ausencia : “”Nada de esto es una novedad para quienes
hemos aprendido a escuchar otras voces; voces que no son las que comúnmente se
escuchan; son mucho más sutiles, bastante más sutiles: nos da consejos, nos
exhorta, nos enseña a discernir, a sonreír, a ser honestos, valientes y
esforzados; hablan directamente al corazón en un lenguaje bien particular:
perfectamente captado ante presencias fuertes; como todo lo que es de Dios.
“Los cielos
cuentan la gloria de Dios, la obra de sus manos anuncia el firmamento; el día
al día comunica el mensaje, no hay palabras ni su voz se puede oír; más por
toda la tierra se adivinan los rasgos, y sus giros hasta el confín del mundo”.
A falta de un
cuerpo físico convencional emerge otro muy sutil; y siendo incorruptible pues
tiene que ser así y no de otra forma: con respecto a sus hijos adoptivos, Dios
tiene ahora el control absoluto. Sus
predilectos se entregan a Él con una confianza y amor absolutos; nunca podrán
agradecer tanto amor, silencio y paz. Se
entregan al Amor por completo; y ya sabrán por qué. El maligno y el pecado ya no los toca porque
han nacido de Dios. El mundo, hasta cierto punto, yace aún en poder de ese
maligno, cosa que no sucede en el Reino de Dios donde a ese no le queda otra
que ladrar de furia y de impotencia, y desde una distancia inconmensurable.
—¿Te has dado
cuenta Carlos como los perros sienten, por decirlo de alguna manera, nuestras
vibraciones? Por algo tienen el oído y el olfato bien desarrollado, estos
sentidos tienen una conexión bien especial con el universo y, desde luego con
todo lo que lo contiene. Ven y sienten cosas que nosotros no podemos: una
sutileza que ellos pueden apreciar claramente. Por algo no tienen voz: ¡Qué no
nos dirían! ¿Por qué ellos se adaptan y recogen perfectamente nuestro sentir
como si estuvieran haciendo una lectura exacta de nuestros gustos y caprichos? Ellos
captan lo imperceptible. Un perro proyecta belleza, comprensión, cariño,
ternura y amor. ¿Pero, de dónde viene esa actitud? Viene, Carlín, del espíritu.
Por eso se habla de espíritus alegres, tristes, introvertidos o extrovertidos.
Quienes nos
vamos no quedamos limitados para hacer todo lo que nos gusta hacer, podemos
estar en muchos lugares a la vez y participar de todo con una eficacia del cien
por ciento; esta nueva estancia tan solo nos cambia la perspectiva, de tal
forma que la vida de nuestros más queridos sea más feliz y llevadera. Aquellos que estén abiertos al cambio siempre
sufrirán una transformación positiva en sus vidas en La Tierra, y los que nos
hemos ido disponemos de todos los espacios, podemos contemplar todo sin
impedimentos; es decir, estamos como ingrávidos y libres, y no sujetos a las
incomodidades ni a la medida del tiempo; y esto es sólo la punta del iceberg ya
que estamos en continuo ascenso sin alejarnos de nada. No hay que tomar todo lo
que se dice en forma literal; lo que está claro es que estamos en una vida
superior, y es lógico que esta tenga ventajas y supere con creces a la terrena.
En realidad, el tiempo y el espacio no existen cuando se les contempla desde el
punto de vista eterno. ¿Qué son
cincuenta, sesenta, setenta o más años en comparación con la vida eterna? No
son nada, aunque a los mortales les parezcan muchos.
Estas etapas son
los momentos esperados de vuestras vidas, son los ideales para que pidan y
hagan muchas cosas en nombre de Jesús. Nos hemos ido para que estén mejor.
Vibramos en esta fase con todo lo bueno que tenemos. La mayoría de las personas
afirman creer, pero en el fondo piensan que no pueden corresponder a esas
creencias; he ahí la principal causa de los vacíos. El vacío no es tanto sentir
la ausencia del ser querido al no saber dónde está y que es de él; el vacío es
sentir que todo lo bueno que deberíamos sentir y experimentar es algo inútil y
ridículo. Lanzarse desde gran altura con un paracaídas es fantástico:
ingravidez, libertad, silencio y paz.
Nos lanzamos también desde una gran altura cuando dejamos este mundo,
nos vamos y sentimos que lo dejamos sin llevarnos nada a la vez que nos
llevamos todo; abajo yace el cuerpo de un niño, un joven o un adulto que ya
cumplió su misión. Remonta entonces el alma el vuelo más increíble, nota que su
mente y su espíritu no solo permanecen intactos sino exaltados; nada de lo que
corresponde a la persona según Dios se ha perdido.
Lejos de pensar
que los que han dejado de llorar a un ser querido es porque han dejado de
recordarlo; todo lo contrario, han dejado de llorarlo porque ahora comparten
una nueva vida tranquila juntos. El duelo es parte del proceso; toda novedad
causa alguna impresión. Preocupante si se sería no sentir nada en el sentido de
no saber qué es lo que está pasando y no querer sentir las señales particulares
que se experimentan en especial al comienzo. Se equivocan quienes crean que
aquellas manos ya carecen de fuerza y que jamás volverán a tocar o
acariciar. Desde luego, aquellas
acciones serán mucho más sutiles, casi imperceptibles, pero ahí están. Nos
volvemos más sensibles espiritualmente hablando. Las personas sufren porque
creen que todo aquello de la persona y mucho más se ha ido para siempre, y que
jamás volverán a sentirse esas placenteras sensaciones de amor y compañía, se
paran frente a ella y ven que ya no se mueve ni abre sus ojos: la ignorancia es
atrevida, solía decir mi papá. Cuando uno se aleja de los engaños entonces el
hombre automáticamente abre sus compuertas a La Verdad, el vacío cae a un vacío
todavía más profundo para dar paso al gozo y felicidad de la vida eterna. Es la
forma más plena de sentirse vivo. Todo nos parece bello, las personas se ven
lindas y simpáticas. Quién eres tú determina lo que haces y como te ven los demás;
es como algo de la sensación que se siente en la eternidad; caemos también en
cuenta de que nada de los que nos pasa y que consideramos como desagradable
tendría qué hacernos sentir mal. Esos momentos que consideramos como tristes y
melancólicos son entonces los ideales para que en verdad hagamos en vida cosas
que valgan la pena. Es como si la vida dijera: oye, no comas cuento, mira lo
que hay detrás de lo malo que estás sintiendo o viendo, hay una cantidad de
cosas buenas y oportunidades; sal de ese letargo y aprende a enfocarte en la
otra cara de la medalla, la cara de la vida.
Tanto más la
persona será agitada o zarandeada cuanto más consciente esté de esa maravillosa
realidad. El enemigo no acosa tanto a los que considera de su pertenencia, sino
a los que se le resisten; a quien tiene cogido ya lo tiene encadenado. El
alcohólico se mata solito. Y la tristeza o furia que pudiese sentir el demonio sería
la misma que sintiere el depredador cuando se le ha escapado la presa que entre
sus garras estaba a punto de devorarse. La
mentira quiere a toda costa imponer su imperio; crea, como los tiranos, redes
de falsas situaciones a fin de meter allí al mayor número de incautos y
desprevenidos; y hay que ver como lo logra.
Sea como fuera,
la buena noticia es que, así como había subido como palma, bajó como coco:
derechito y por la vía inmediata ante la presencia de Jesucristo quien es el
dueño de la discoteca y amo del bailoteo; pensaba aquél que el mundo era suyo y
de pronto aterrado ante sus ojos ve que desciende de los cielos y sin poderlo
parar el mismo Dueño para reclamar lo que le pertenece. El embustero sintió con
un dolor infinitamente superior al de Cristo en la pasión como se les escaparon
sus presas o víctimas de tortura preferidos: y con su típica risita jugaba para
hacerlas sufrir a su antojo. Al final se consumió en su propia red de mentiras.
Y después de tantos años son muchos los que todavía le apoyan, pero que también
se retuercen y echan baba espumosa por la boca ante la furia que produce su
derrota, y ante el logro que vive una buena parte de colombianos que se sienten
realizados en el país del Sagrado Corazón de Jesús.
Caminando desde
temprano descubrieron los bienaventurados las cosas que vale la pena sentir en
esta vida, y también los vanos ataques que desde la oscuridad del alma lanzan
los soberbios. Que dolor sienten estas sombras oscuras y muertas al ver desde
una distancia inaccesible para ellos que el fruto de la fe y esfuerzos se vean
recompensados en los bienaventurados. “La fe consiste en creer lo que vemos y
la recompensa es ver los que creemos”. Ahora si invertimos la frase queda así:
la infidelidad consiste en no creer lo bueno que tenemos y el castigo es la
nada. Desesperados buscan culpables en todo lado como si los que gozan de Dios hubiera
cometido algo malo. La pereza es la madre de todos esos viciosos hasta el punto
de que convencidos de ser injustamente tratados serían los demás los que deberían
esforzarse y expiar sus penas. Lo que más les duele es que están luchando
contra un imposible, contra la nada; lo saben, pero no lo aceptan, reacción
típica en todo perdedor por más ganadores que aparenten ser. En vano aguardan
algo bueno de lo malo, es el máximo atrevimiento de la ignorancia; y para colmo
de sus males creen que nadie nota nada, pero es más difícil encubrir una
mentira que descubrir una verdad; el alma siente y presiente hasta tal punto
que ante tales presencias los pájaros escapan y los perros huyen. Típicas
patadas de ahogado que entre más patalean más sufren y agonizan. Ellos reflejan
lo que no se debe hacer y a quien no hacer caso. ¿Qué condición podría ser más
estúpida que la de quien conociendo la bondad y la belleza asequible a todos la
rechaza? Es la ceguera del alma. Qué pobre espíritu el de aquellos que solo
quieren incomodar y hacer infelices al mayor número de personas. No resisten a
los que pueden ganar la carrera madrugando y entrenando.
Las
Bienaventuranzas son el preámbulo del estado que se va sentir en la vida
eterna. Son las buenas noticias y las promesas de Cristo para que siempre nos
sintamos bien física, metal y espiritualmente así se esté enfermo; y no se le
coma a cuento a los grandes sabios y entendidos que nunca faltan. El reino Dios
ya está entre nosotros, es el mismo Jesús que se hizo presente en cuerpo y
alma. Si presencia en la tierra es solo la punta del iceberg, el bosque
completo es una sorpresa. Por eso siempre hay que estar contentos. Por más
problemas que se tengan no hay que darles el protocolo de importancia que los
genios esperan de los demás ya que de todas maneras todo va a salir bien por
más que en el momento no se le haya salida. Entonces creerle a Él es empezar a vivir ese
reino, que desde luego no será tan completo como el definitivo. Nos las hace
saber porque las ha vivido en carne propia: en espíritu y en verdad, Él sí que
sabe por dónde anda y de qué está hablando; por eso el evangelio de san Juan es
tan leído. Y yo ahora Carlín estoy siendo parte junto con ustedes de esa
gloria. Eso significa que ya pronto volverás también a Casa; nuestra Casa. En
verdad ya estás y están aquí, los veo y los siento; eso es parte de esa gloria
que para ustedes todavía no es completa, pero ya lo verán cuando despierten
aquí. Aquí has vivido desde la eternidad, pero no lo recuerdas. Ustedes tienen
que aprender a imaginarse esa vida: la del cielo en la tierra. En la tierra se
sufre una vez, y aquí se goza para siempre. Imagínate ese gozo en todo momento.
No tragues entero; marca allá una visible diferencia; vive ese cielo sin
timidez, con una confirmada confirmación y con una determinada determinación. No
es descabellado tratar de sentir lo que se debe sentir, eso es lo natural, lo
que es anti natural es dejarse inculcar lo contrario. Todo lo que allá sucede
es pasajero, todo pasa. Y hay también allá más cosas buenas de lo que se
pudieran imaginar: no es solo las cosas normales que ves; es especialmente lo
que no ves lo que es verdaderamente bueno. A medida que se adentra a esa “dimensión
desconocida” se caerá en cuenta de que de todo tenía menos de desconocida; no se
puede amar o ver lo que no se conoce. Lo
que quiero decir es que todas las cosas buenas que has vivido no se han ido.
Ellas vinieron y están para quedarse para siempre. Aquellos felices momentos que
tanto se recuerdan siguen ahí: vivos y latentes; no se han esfumado ni
desvanecido en el aire. Esto es solo una
muestra de la eternidad: poder ir aquí y allá, quedarse con todo lo bueno que
ha sucedido, y vivirlos porque en verdad están sucediendo en este y en todos los
momentos que quieras. Insisto: Jesús es solo buenas noticias, y la carne es
débil, pero el espíritu está siempre pronto.
Capítulo 5
Carlos, hermano
mío, noto que todo el tiempo vives fastidiado y zarandeado por aquellos de
quienes acabo de hacer referencia. Es que nadie le tira piedras a un perro
muerto; y tú sí que estás bien vivo y despierto. No te atrapan ni te cogen
desprevenido así no más. Con todo, no te preocupes Carlín; como te he dicho y
te lo seguiré diciendo: soy una efectiva y operativa intercesora, y yo me
encargo de que ninguno se sienta solo, estaré con ustedes en cada paso que den.
Tienen en el mundo temporal a los mejores aliados; personas que nunca
descansan, que caminan a vuestro lado y les hacen cosquillas sin que lo noten.
Ya tú estás descubriendo los diferentes modos de que, según Jesús, disponemos
para comunicarnos sutilmente por medio de la mente, el espíritu y el corazón;
por tanto, eternamente vivos y operativos. De lo contrario, no nos lo hubiera
dado, tan sencillo como eso. Como lo dijo el Espíritu Santo a mi mamá: “el
corazón es la vida del cuerpo, y el alma es el corazón del espíritu”. Sí, eternamente
vivos y operativos con sus diferentes expresiones y manifestaciones; también
están los sentimientos y las sensaciones. ¿Te deleitas con un sol cálido en un
bello día? Pues yo también lo hago contigo y con ustedes. No es necesario un
cuerpo para mantenernos en sintonía. ¿Disfrutas también de una deliciosa
comida? ¿O de un hermoso sueño? Los fantasmas Carlín, no existen, pero de que
los hay, los hay. ¡Ja ja! Todo, menos estar enfermos, o sentir hambre o frío, o
cosas similares. De ese tamaño están las cosas.
Carlín, el
principal propósito mío y hasta nuestro encuentro en vivo, es inspirar por
aquellos medios todas las sensaciones que mi estado y condición puedan
transmitir. Estoy en un lugar de amor, alegría y esperanza; por tanto, no
podría sentir otra cosa que no sea todo aquello. Aquí el mal no tiene puede
ejercer su influencia; es la impotencia en su más impotente expresión ya que
fue derrotado por Jesucristo en forma definitiva y contundente en el Huerto de
Getsemaní en la noche de la pasión. Más vivos no podríamos estar; quien cree
que estamos en una tumba sola y fría, o hechos polvo dentro de una cajita, o no
haciendo otra cosa que dormir, dormir y dormir, sí que están vacíos y ciegos.
Pues déjame decirte Carlín que son ellos los que allí se encuentran porque en
eso es lo que creen.
Nadie puede amar
lo que no conoce, nadie podrá creer en lo que se niega a ver; nadie se va a
contentar mientras no se quiera contentar.
Quienes creen, conocen y están contentos son los que han probado esos
manjares. Son felices porque saben que la voluntad es la prueba más evidente de
la vida eterna; son ellos los que reciben esa divina condición de sus seres
queridos ausentes. ¿No te parece increíble que mientras estés allá no tengas
que estar presente en este plano espiritual en el que yo me encuentro para
palpar y sentir lo que yo y tantísimos jamás imaginamos en el mundo terrenal?
Eso que tu estas sintiendo es lo mejor que a alguien le pudiese suceder. Es
raro encontrar a una persona de tamaña fe; y precisamente tenías que ser tú
entre siete mil millones de personas. Yo no sé por qué mi Dios ha sido tan
grande conmigo. Me permite tener esta comunicación directa contigo sin
necesidad de que tengas que entrar en un extraño trance o éxtasis. Estás mental
y espiritualmente dispuesto en todo momento: lo más lindo de todo es que esa
gracia no solo es sostenible en el tiempo sino irrevocable, en continua
expansión; no solo no va a desaparecer, sino que va a ser cada vez más intensa
porque cada vez estás más cerca. Ya sabes lo que pasa por la cabeza de un
atleta cuando después de mucho esfuerzo tiene la meta a la vista.
Me parecía
increíble que pudieras escuchar mi voz; todos a mi alrededor estaban contentos:
mi papá, mis abuelos, mis tíos, entre muchas personas más. Esta es una conexión
de la más simple pero como se está acostumbrado a hablar a personas de carne y
hueso se cree que no existe otra forma de diálogo: ¿y que es la oración sino un
diálogo entre dos seres que están estrechamente ligados por el amor y la
confianza? No podía creer que podías escuchar mi voz, que tenías, hasta cierto
punto, una sintonía directa con un mundo equivocadamente considerado lejano y
distante. Pues Dios siempre está cerca y, desde luego, todo lo que a Él
corresponde. Esa sensación de lejanía es la que hace sentir el desamparo y la
tristeza. Tú, Carlos Eduardo, no tienes
que morirte para sentir las brisas celestiales que soplan desde estas latitudes
espectaculares; no nos vez y sabes que estamos ahí; palpas y sientes lo que
tantísimos nunca nos imaginamos en el plano terrenal. Eso que tú estás
sintiendo es lo mejor que a cualquiera le pudiese suceder. Eres una persona de
tamaña fe, y precisamente tenías que ser tú, hermano mío. Entre siete mil
millones de personas, repito, tenías que ser tú uno de esos pocos; siempre le
has llevado la contraría a la humanidad, andas en contravía de su sentir,
actuar y pensar; eres consciente de los diversos comportamientos del mundo y de
la manera como, sin que se den cuenta, influye tosca y torpemente en mucho de
lo que sus habitantes hacen. Para no hacerte el cuento largo: actúan sin
criterio alguno y según la impactante información de los noticieros, y de las
órdenes recibidas del medio que los rodea o de sus superiores, aunque sean
injustas e ineficaces. Yo no sé por qué
mi Dios ha sido tan grande conmigo, me permite sentirte y tener una
comunicación y sintonía contigo sin que tengas que entrar en trance o éxtasis;
bajo los efectos solo del Espíritu Santo. Estás mental y espiritualmente
dispuesto en todo momento. Insisto en que no cabía de dicha cuando noté que
podías tener una comunicación directa conmigo y muchos de los que me
acompañan.
No te imaginas
los esfuerzos que aquí muchos hacen porque alguien de sus queridos mortales,
que solo escuchan sus tristezas y frustraciones, se percaten de su presencia y
mensajes. Tú, en cambio, nunca has tragado entero; con todos tus errores y
desaciertos, y un temperamento bastante volátil estás convencido de que hay
algo más allá de todo lo que vemos y sentimos; las posibilidades que no vemos
siempre superan las realidades que vemos. Reconozco Carlín que yo tampoco logré
comprenderte; estaba claro que eras diferente a los demás, que no pensabas como
la mayoría lo hace, que podías ver y sentir lo que casi nadie puede ni quiere.
Te levantas a las 4:00 de la mañana porque te encantan los encuentros contigo
mismo y con tus planes, no gustas de las reuniones y menos de las
aglomeraciones. Para ti es irrelevante ––debido a olvidos involuntarios––lo que
suele ser causa de conflictos y hasta de separaciones: un cumpleaños, un
aniversario, un grado: lo importante es la persona en sí. Todo eso del día de
San Valentín del aniversario, del cumpleaños tiene para ti la menor
importancia. Tienes los oídos sordos a los comentarios y la vida de los
maledicentes porque estas convencido de que para ellos su resfriado o achaque
requiere más atención que los recientes seiscientos mil muertos de un terremoto
o un sunami en la otra parte del mundo.
––Pienso Nena,
que los encuentros con uno mismo tienen prioridad. Siempre son los mismos temas
de conversación. Hablan de personas que ni conozco; no se dan cuenta, pero su
mente replica todo lo que ven en la televisión y escuchan de los vecinos: cada acto parece la escena de una telenovela
trágica; en sus ratos libres hacen siempre las mismas cosas: ven películas
impactantes y de acción donde la mente del espectador ya no tiene ningún
protagonismo, o hablan y hablan durante horas de los mismos temas, pero con
diferente sazón; nadie se sale del mismo libreto. No digo que todo eso esté
mal, lo que pasa es que siempre es lo mismo y a la larga todo eso no deja sino
una sensación de desazón en el alma y espíritu; se siente uno fastidiado como
si algo no estuviera bien. Los encuentros con ellos mismos les causan fastidio
o depresión, siempre tienen que estar haciendo o escuchando algún ruido, sea de
afuera o de los devaneos de su mente. Se preocupan más por lo que se imaginan
que por lo que está pasando de verdad; y lo peor de todo es que están
convencidos de que sus actos o pensamientos son inobjetables. Tal cosa es
cierta porque sencillamente así lo creen y punto. Ceder a los impulsos de la
propia naturaleza es más fácil que resistirlos, no saludar a quien
repentinamente y sin motivo se convirtió blanco de antipatías es más fácil que
mirarle, desearle el bien y sonreírle con cariño; ver una película sin tener
que hacer el menor esfuerzo mental es más fácil que leer un libro o crear la
propia comedia o melodrama. Siempre la misma rutina; y no se dan cuenta que
precisamente esa rutina es lo que los mantiene hartos e inquietos en la vida:
pasan y pasan las páginas de Facebook como en busca del eslabón perdido, y lo
único que encuentran es a una cantidad de amigos desconocidos que repiten como
loros una cantidad de mentiras que se han hecho virales. Y ahí se quedan,
atrapados como pájaro enjaulado; pero deseando de alguna forma recuperar la
libertad perdida.
––¿Sabes Carlos
por qué las personas lloran a sus muertos?
––Por que creen
que están muertos. La ignorancia se manifiesta en su plena expresión
principalmente en esos momentos; no les queda otra que lágrimas y recuerdos. No
se salen del libreto tradicional. Pareciera que los muertos son estos y no
aquellos. Un día cualquier aparecido o grupo de aparecidos les dijeron que los
muertos estaban realmente muertos, y se tragaron el cuento enterito. Pero están más vivos que nunca; y como prueba
de ello está la sensación de paz y tranquilidad que deja en la vida de muchos
de sus allegados. ¿Y acaso no se les ha ocurrido pensar de dónde viene esa paz?
¿Nunca me voy a sentir a gusto con ellos, no encuentro nada de qué hablar con
ellos porque no hay receptividad; ¿disimulan dar importancia a lo que uno dice,
pero por dentro se están burlando? Parecen robots programados para creer todo
lo que los medios de comunicación informan, no sacan sus propias
estadísticas. ¿Debo entonces mostrarme
preocupado ante tanta tontería a fin de no indisponerlos? Has notado como
hablan los jóvenes que trabajan, por ejemplo, en los llamados call centers. Tratan
de controlar psicológicamente a las personas que llaman; les repiten una y otra
vez lo que estos ya saben; no escuchan ni entienden nada de los que se les dice
o replica; parecen androides o focas amaestradas; el criterio personal a sido
anulado y su única guía son las normas escritas que repiten y veneran con total
adoración. Estos son los muertos vivientes; un viraje a favor de sus vidas ni
siquiera entra en consideración porque sería una señal de debilidad. Llegará el
día en que su espíritu se desprenderá de su cuerpo, y solo hasta entonces
entenderán todo; tendrán, desde luego, la oportunidad de ir hacia la luz que se
les muestra y los llama con un amor increíble. ¿Pero por qué esperar hasta
entonces? Ateos hasta cuando se está cayendo el avión o comunistas hasta cuando
se hacen ricos. ¿Y por qué se quedaron ciegos? La soberbia, o sea el creerse el
sabelotodo dueño y señor del mundo. En sus cuerpos mortales tuvieron una mente,
un alma y un espíritu; y nunca se dieron cuenta de ello. Pero nunca es tarde
para hacer lo que es correcto; ni aun estando muerto.
––Escucha esto
Nena que la otra vez escribí. Tú no te habías ido todavía; estabas en la sala
con mis hermanos y demás familiares mientras yo en mi cuarto viajaba a mi
mundo.
Todo el mundo le
está lavando el cerebro a todo el mundo y no quería dejárselo lavar, aunque
cada uno de ellos creyese que tenía la razón: por eso había que sacarlo de su
zona de confort; o sea del mundo creado desde su habitación.
Escuchar los
mágicos latidos de su corazón, dar rienda suelta a la imaginación con su
memoria fotográfica, sentir el placer que siempre sentía cuando aprendía algo
nuevo, y sentirse listo para su misión, aunque no lo estuviera le producía un
bienestar y placer inefable.
Quería sentirse
en otro nivel, como lo hacían Beethoven y Mozart cuando tocaban el piano. Ese
día se buscó y se encontró. Quiero que vengas conmigo —le dijo Él. Ya vendrán otros cumpleaños que celebrar,
visitas formales que atender y compromisos que cumplir. De seguro vendrán. No quería dejarse contaminar del cerebro de
todo el mundo, tan sólo quería comerse el plato que estaba a su alcance, pero
sin sentirse solo.
Hay momentos en
que hay que hacer cosas para uno mismo, -con egoísmo si es que así quieren
llamarlo-, tener aquella relación consigo mismo sin que nada ni nadie lo pueda
impedir; con pasión porque son iniciativas que se crean o nacen
espontáneamente. No quería resolver las cosas en la forma que todo el mundo
suele hacerlo. Quería conocerse, y tener el valor de hacer lo que quería hacer,
sin respuestas hábiles; un día de campo semejante a los recorridos y vividos
por Adán y Eva, pero con permiso para hacer lo que se quisiera.
En el aeropuerto
anunciaron la salida de su vuelo, desde arriba contemplaba en paz el ruido del mundo
de allá abajo. Se había ido, y solo él
sabía adonde había partido. No se sentía mal por el ello. No entendía nada y
sin embargo lo comprendía todo. Él tenía una forma de ser única y no quería que
los demás le dijeran lo que tenía que hacer. No era un sabio, pero sabía qué
hacer. Se supone que yo les hago falta —se decía—, pero cuando nadie comprende
lo que el otro hace no tiene por qué temer un supuesto abandono.
No sufría de
desórdenes afectivos, ni cargaba con tanta basura mental, no se sentía culpable.
Por eso ese día lloró sin lágrimas y abrazo a la vida.
Quería ir más
allá del espejo, descansar sin tener que morirse. Sentirse bien en su silencio,
sin rivalidades. Una competencia con un toque distinto: lejos del ruido y las
prisas que se revocaban allá afuera. El silencio, sana; y el ruido, enferma.
Quería tener un encuentro de ser humano, de comprensión hacia sí mismo, sin
tener que pensar que responder. Ese día quería sentirse un egoísta sin ego.
Nada de ejemplos
ni metáforas; percibir ese algo bueno que hace saludable a la persona porque es
inherente a ella. Cada una tiene su propio enfado y su forma de ver las cosas.
Por eso no están de acuerdo ni entienden a tantos otros. Eres egoísta porque no
piensas en mí, —dicen—, luego todos somos egoístas, es algo inconsciente.
Bueno, al fin y al cabo, todos estamos librando nuestra ardua batalla en este
mundo; tenemos que ser comprensivos con nosotros mismos y con los demás, aunque
estos nunca nos entiendan.
Bueno, pero ese
día no quería experimentar enfado. Toda
la infelicidad del hombre radica de una sola causa: su incapacidad para
mantenerse en quietud en su habitación. Por fortuna los conocimientos de su
universo no eran escasos por lo que los diversos juzgamientos no lograron
sacarlo de su recinto. Hoy quería estar en silencio, no quería que nadie le
impidiese a pensar con claridad a pesar de todo el ruido que se escuchaba a tan
solo unos pasos de donde se encontraba.
Soñaba despierto
con jardines maravillosos y fuentes extraordinarias; algo que resulta absurdo
por estar destinados a los ingenuos; según la creencia generalizada. Sea como
fuera; había que hacer algo grande y diferente a fin de encontrar seres más
locos todavía, seres no de este mundo: seres sobrenaturales que sirvieran a su
causa porque pronto iba a encontrarse en un mundo real donde no quería estar y
donde la incredulidad era descaradamente ridícula. Gracias a Dios reconocía que
en la naturaleza se producían muchos fenómenos misteriosos e incomprensibles;
lo malo era tan solo que las personas instruidas y santas podrían acceder a
ellos; sabían ellos que cuando a La Tierra llegara el Reino de Dios, no
quedaría piedra sobre piedra; todo se vería trastocado y todo cambiaría como
por arte de magia. De momento cada día
crecía más el número de personas que no creían ni en el rejo de las campanas.
Como cosa rara, en aquellos momentos, cuanto más necesitaban creer en sí mismos
y en lo natural ––se dice natural y no sobrenatural––, tanto menos lo hacían;
al contrario, la seguridad se reafirmaba en seres aún más ciegos y
zarrapastrosos, literalmente hablando, como lo serían los brujos, los agoreros
y los adivinos. Estos, en las esquinas de los centros comerciales repartían a
los transeúntes papelitos que invitaban a asistir a unas sesiones espiritistas
a fin de expulsar los demonios que se habían colado mediante extraños ritos y
conjuros dentro de los cuerpos y las mentes; felizmente para la humanidad no
habían podido hacerlo en las almas; ya que éstas eran innegociables porque
pertenecían a Dios; no obstante; y con todo, toda esa locura que desde allá
arriba contemplaba lo indujo a un ataque incontenible de risa que hasta los
mismos cielos se pusieron colorados.
––¿Ves Nena por
qué disfruto tanto mi compañía y la prefiero a la de los demás? Por ejemplo, las flores deben ser más
sensibles que cualquier ser vivo en el planeta; no presumen de su belleza y nos
coquetean a todo momento. Si así las
viste Cristo que no hará con nosotros. Ellas no tienen ni ojos, ni oídos, ni
boca; y sin embargo, siempre están alegres y alertas. El sentido de la
presencia de Dios debe estar más desarrollado más en ellas que en las personas;
incluso más que en los demás componentes del árbol por más eterno que este sea:
como son las hojas, los tallos, las raíces y las frutas; y todo esto debido a
la humildad y la atracción de su belleza. Mira Nena que cuando me acerco a
ciertas flores estas comienzan a danzar alegremente delante de mí. Los
espíritus deben de encontrarlas muy atractivas y atrayentes; y por algo será.
Las flores para esas almas deben ser como las plumas para el viento o los
pájaros que se dejan llevar placenteramente por ellos sin ofrecer la menor
resistencia. Así como un perro brinca y salta alegremente alrededor de su amo,
de la misma manera las flores se mueven y se mecen al son del viento y de los
espíritus agradables y de buena voluntad que se les acerca. Es como un canal de
comunicación entre los espíritus terrenales y celestiales. Las flores son un
eficaz transmisor de las buenas intenciones del alma de las personas y de los
seres invisibles; allí los espíritus encuentran seguro refugio y sintonía con
los seres queridos, y me atrevería a decir que los jardines llenos de flores
son el lugar favorito de las almas puras y alegres.
––Nena, ¿Qué
hago yo con mis sueños: los olvido y dejo que el viento haga con ellos lo que
quiera? Pues yo sé que los sueños nobles y enriquecedores vienen de lo alto;
pues si es así les daré el valor que les corresponde, ya que hasta los pelos de
mi cabeza están contados no permitiré que se muevan al capricho del viento; sus
protagonistas son intercesores muy eficaces tanto en esta vida como en la otra.
Soñé que estaba en la biblioteca de Fernando Fergusson; en realidad este sueño
ha sido repetitivo. Era una biblioteca enorme y yo me sentía insignificante al
estar rodeado de tanta sabiduría. Cuando vi a Fernando sentado en la buseta
leyendo un libro recordé entonces mi sueño:
Capítulo 6
Si yo hubiera
conocido la biblioteca de Alejandría, de seguro la habría comparado con la de
Fernando Fergusson: el siempre querido y estimado esposo de mi tía Estela. Hace
muchos años visitamos a mi tía Estela y mis primas en Bogotá; entramos entonces
mis padres y mis hermanos a su apartamento ubicado en el centro de Bogotá. Ya
todos dentro, y mientras mis hermanos y mis primas se divertían, yo me paseaba
como un ratón hurgando por las bibliotecas.
Allí yacían en las estanterías libros de todos los temas y géneros y que
habían sido devorados por Fernando sin ninguna contemplación. Me parecía una
biblioteca enorme; sobre todo porque cuando somos niños la percepción que
tenemos del tamaño de las cosas es diferente a las de los adultos; cuando uno
es niño observamos los objetos más grandes que cuando somos adultos. Recuerdo
también los techos cargados de libros; a partir de aquella visita mis sueños
comenzaron entonces a tomar otro rumbo agradable.
Para Fernando
Fergusson nacer y estar en este planeta es un verdadero milagro; pocas personas
conozco que sean tan agradecidas con la vida: valora cada segundo de su
existencia; para él el encuentro con un ser humano tiene un valor
inconmensurable, y tal vez por este y más motivos se la ha pasado toda la vida
procurando la felicidad de tantos mediante sus cariñosos y profesionales
consejos al modo del mejor psicólogo. Así son los buenos médicos: buenas
personas que reparan nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu; lo deja
listo para las diferentes misiones de la vida. Ya se alcanzarán a imaginar
quien es Fernando Fergusson, porque varias universidades de Bogotá sí que saben
quién es él.
Aquel reciente
día tuve la agradable sorpresa de encontrármelo en la buseta; allí estábamos
felices y contentos por habernos encontrado: Le vi sentado en una silla al lado
de la ventanilla aprovechando el tiempo al máximo: estaba leyendo un libro de
avanzada científica, seguramente para calentar su mente antes de dar una
conferencia en la Universidad de Los Andes. Aquel evento me recordó que cuando
solía conducir mi vehículo por las calles de Bogotá, solo podía concentrarme en
la atención que éste siempre requería: de los peatones, semáforos, las señales
y las calles. ¡Qué desperdicio de tiempo
y energías! Ahora puedo darme el lujo de estar sentado en una buseta medio
destartalada charlando con Fernando o sencillamente complaciéndome en mis
pensamientos o lecturas; lejos también de las neurosis colectivas y
silenciosas. Parece irónico, pero los viajes así se vuelven más agradables que
los efectuados en las limosinas climatizadas.
Fernando hoy más
que nunca es consciente de su dinamismo, siente como si la vida conspirase a
favor de sus nobles propósitos; todos sus planes toman cuerpo como por arte de
magia: es que sus pensamientos ya están libres de las enajenaciones, tan
comunes hoy en día, que dejan las inseguridades, los miedos y las vanidades.
Sobre todo, vuela libre porque siente que nada le quita sus seres más queridos,
sino que al contrario se los guarda donde quiera que estén.
––¿Carlos, y en
qué momento te diste cuenta de todo eso? Es que no cabía de emoción, porque
entre tanto sordo y desprevenido que hay, tu fueras de los pocos que
escudriñabas y mirabas atento a la lejanía como tratando de escuchar o
descubrir de dónde venían esas inusuales vibraciones. Notaba que le temías
mucho a los vacíos del alma hermano mío; y por eso buscabas; como Jesús en
Getsemaní, un consuelo divino, guardando las proporciones. Para ti está claro
que es en esos parajes vacíos donde los príncipes malignos invisibles del mundo
te quieren ver: en el lugar de la mayor desolación. Pero tú has hecho una
lectura perfecta de aquellas intensiones; y soldado avisado no muere en guerra:
hacen hasta lo imposible para sacarte de ese delicioso letargo divino en el que
vives, siembran dudas en tu mente para dejar el camino allanado a las
tinieblas. Por tanto, te digo que no dejes ir las cosas que, desde lo alto,
vienen a tu imaginación; hay más verdad en tu corazón que en tu mente, y para
ti todo debe tener un propósito; sabes que no te puedes dar el lujo de creer
que tus buenos sentimientos no son sino meros devaneos; como tantas veces
ocurre en otras instancias. Atrapas al
vuelo esas cosas y no las dejas ir por nada del mundo. Todas tus conquistas,
con la ayuda de Dios, han sido, son y serán a base de fe, esfuerzo y valentía.
No importa que aves de mal agüero quieran revolotear a tu alrededor, jamás
permitas que aniden en ti; has aprendido a hacer caso omiso de ellas y a
espantarlas. La voluntad es la prueba más evidente de la existencia del
espíritu y de la vida eterna. No te canses de repetir Carlín: “La carne es
débil, pero el espíritu esta siempre pronto”.
––Carlos, qué
triste vida deben tener aquellos, por no decir casi todas las personas del
planeta, que no se percatan de esas realidades invisibles. A todas ellas no les
queda otra que refugiarse en sus afanes sin intentar siquiera sacar provecho
del propio temperamento. Al final de la jornada caen exhaustos, la resisten
todo lo que pueden para finalmente llegar exhaustos a descansar y no poder
pensar en nada más. Uno siempre trata de comunicarse con ellos, pero siempre
los encuentro entregados al consentimiento y acción de sus gustos: telenovelas,
películas, noticieros, chismes y redes sociales. Digamos que todo aquello no es
que esté mal; hace parte de las cosas de allá que yo también viví. Se supone
que sin esas distracciones modernas la vida sería muy aburrida. Ay Carlos, si
se separan de todo eso así fuera una hora al día: se conectarían con todo lo
que vale la pena y en el fondo más desean: sean que tengan o no un cuerpo
físico. De todas maneras, Carlos, el sol sale para todos. Dios no deja a nadie
a merced de sus caprichos; paga lo mismo al que trabajó una hora que al que lo
hizo toda la jornada. ¿Y por qué lo hace? Simplemente porque él quiere; y por
algo será. En mi lecho; y durante mis últimas horas, sentí que el dinero, los
placeres y la fama cuando vienen acompañados de un afán obsesivo por tenerlos,
no son nada.
––Nena, de estas
cosas no podría hablar sino contigo, aquí nadie ni oye ni entiende; al menos
esa es mi percepción. Tú ahora entiendes porque ya te fuiste de aquí y estas
allá en ese nuevo mundo donde todo se ve con claridad. Tú ya vives en esa
existencia maravillosa; y yo apenas puedo formarme una idea de él. Dios vino a
ti para rescatarte, para llevarte a Casa, al mundo que mereces. Él no iba a
seguir permitiendo que tu enfermedad se ensañara contigo cuando y como se le
diera la gana; y sobre todo cuando ya no estabas en condición de defenderte, y
habías renunciado a todo apego y resistencia. Rogaba a Dios todo el tiempo que
te curara; que aliviara el peso de tus piernas, que tus pulmones se
descongestionaran, que calmara tantas otras angustias y dolores. Y vaya que si
me escuchó.
––¿Oye Nena,
como es ese mundo que vives? ¿Extrañas algo de este? ¿Qué es lo que más te ha
impresionado?
––Carlos, el
hombre que no se percata de esas cosas invisibles es un prisionero de sí mismo,
se siente huérfano y desterrado por lo que le cuesta mucho sentirse bien
consigo mismo, aunque afirmen sentirse bien con ellos mismos y los demás. Por
eso usan máscaras, no quieren que nadie vea las cosas que la hacen sentirse de
aquellas maneras. El alma se encuentra prisionera dentro de su propio cuerpo,
pero no debería ser así. La verdad Carlos, no extraño nada del mundo; yo ya lo
viví, fue una etapa de mi vida. Y como lo voy a extrañar si aquí tengo todo lo
que necesito y mucho más; y, sobre todo, los tengo a ustedes. Lejos estamos de estar muertos y de no sentir
todas las cosas buenas que allá sentíamos; aquí Carlín solo hay amor; y el amor
lo puede todo. Me sentí tan rico cuando me desprendí de mi cuerpo; me sentía calientica
y muy liviana. Ah, y esa luz tan llena de amor. Qué razón tenía Santa Teresa de
Jesús: “nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda. La
paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta. Solo Dios basta”
Desde aquí puedo
viajar en el tiempo a cualquier lugar y disfrutar todas las veces que quiera de
todos los lugares y de los mejores momentos de mi existencia al lado de todos
ustedes, y de mis amigos y compañeros. Los observo y no puedo creer que no me
vean aun cuando me encuentro tan cerca. Todos aquí me recibieron con mucha
alegría, estaban muy ansiosos: imagínate la dicha de mi papá cuando me vio. Y
ahí estaban todos felices; tenían una cara sonriente de alivio y paz que me
cuesta trabajo describir. Mi papá me
abrazó y me cargo al igual que como cuando yo era una niña: Él me estaba
cargando y otra vez yo era una niña; me convertí en una bebé; y mientras él me cargaba y arrullaba yo estiré
mi mano y toque la tuya Carlín; y la de Mario, y la de Nando, y la de mi mamá,
y la de Oswaldo, y la de Juanquis y Eduardito; y la de Lina, Gloria, Carmenza,
Jorge Enrique y Francisco Alberto; y la de German; y la de Fernando, Patricia,
Estela, Sandra y Claudia; y la de Ligia,
Mónica y Andrea; y la de Silvia; y la de Conchita, Armando, Rocío y Nella; y la
de Ruby, Jose Lucas, María Patricia, Clarita, Juan Carlos y Jaime Alberto; y la
de Ginette, Juana y María Paula; y la de todos aquellos a quienes todavía les
parecía increíble que yo me hubiera ido.
Y de un momento a otro me vi en una larga fila junto con otras jóvenes
quinceañeras sonrientes y que tampoco cabían de la dicha. Todas estaban
vestidas de gala; era un vestido de fiesta largo de color cereza; y cubría una
blusa blanca un buso dorado sin mangas donde se agitaban y descansaban sus
hermosas y frondosas cabelleras. Todas estaban esperando al novio.
––Carlos, hay
que sentir placer por vivir. Solo los mendigos y los que tienen que suplicar
para que les compren un producto no disfrutan de las cosas buenas que tiene la
vida; es decir, no son capaces o no quieren hacer uso de todas sus facultades
físicas y mentales. Las ponen en un segundo plano, y como consecuencia no se le
encuentra sentido a la vida; ya que, con mentiras o con verdades, solo saben
contar tragedias. Dios le dio al hombre una mente para pensar según el orden
establecido por Él. La mente comanda, lidera e impera; y cuando está conectada
con todo lo que sea vida, el universo se alegra, fluyen y se expande, el ser es
consciente de su existencia y de su misión; y a partir de ahí entra en sintonía
con el alma y espíritu. Este vuela a donde, como y cuando quiera sin que se le
ofrezca la menor resistencia. La voluntad lo mueve hacía la dirección correcta.
Cuando se entra en ese, su verdadero estado, entonces es feliz; se siente
eterno e invencible.
El Cielo,
Carlos, no se encuentra más allá de las estrellas; está mas cerca de lo que te
imaginas: en la alegría y sonrisa de la inocencia, y en las buenas intenciones;
pero sobre todo en el alma, espíritu y corazón. Esos son los medios por los que
me muevo; de manera que no me busquen en una pared, o en el negativo de una
foto, o en una vela; o en mil lugares más. No busquen lo que no se ha perdido,
y no busquen entre los muertos al que está vivo. “Mira que estoy a la puerta y llamo, si
alguno oye mi vos y abre la puerta, entraré y cenaré con él, y él
conmigo”. Por eso Carlín lo único que
desapareció de mí fue mi cuerpo, nada más. Ahora tengo uno nuevo; y tan sutil
que tus ojos físicos no lo logran ver. Te aseguro que mis órganos nuevos
funcionan a las mil maravillas y garantizados de por vida eterna. Todo está en
el lugar que le corresponde y nada, absolutamente nada de mi se ha perdido. Yo
ya tengo un vislumbre del cielo, estamos en permanente ascenso a él. Se podría
decir que ya estamos allí, aunque todavía no hemos llegado. Cosas de la vida
eterna Carlín, algún día lo entenderás. Mi ida tuvo como principal propósito el
transmitirles todos lo que estoy viviendo en este mundo maravilloso en el que
ahora vivo; y que es la verdadera y eterna casa de todos.
“Si supieras el
don de Dios, y quien es el que te dice: bebe de esta agua; tú le habrías pedido
de esa agua y él te habría dado de beber”.
Por más débil
que sea la carne, el espíritu está siempre pronto, Dios escucha y sabe todo lo
que pasa por tu mente. Nos dejó a todos su Espíritu para que siempre pudiéramos
estar en sintonía; y particularmente cuando ya no hubiese un medio físico.
Carlos, yo escucho tu vos y tu la mía. Te le digo de nuevo, no caigas en la
trampa de sentirte solo y vacío; nunca antes has estado tan bien acompañado; o
sea, si lo has estado, pero no en esta nueva dimensión. De muchas maneras y por
diversos métodos puedo sostenerte y sostenerlos; protegerlos y evitarles las
malas intenciones de los malintencionados de cualquier naturaleza. Eres mi
hermano, que nada de esto te extrañe. “Dichosos los que creen sin ver”.
Pero esa
comunicación verbal o el don de lenguas no es lo más importante. Quiero que
estén bien para que sientan la confianza, el amor, la esperanza, la paz y la
alegría. ¿Quieres tener la certeza de que estoy bien? Pues sencillo, no lo
dudes; entonces sabrás y sentirás lo bien que estoy, y ustedes estarán
dichosos, y las fortunas de todos los magantes juntos palidecerán ante estas,
las verdaderas riquezas. El Cielo en La Tierra.
Capítulo 7
––¿Existen para
ti momentos, Nena, ¿en qué te hacemos sentir mal?
¿Qué me hace
sentir mal? Lo que más temía no era ni mi enfermedad ni mi ida. Todos ustedes
ya saben que en lo que a mi respecta yo me iba a morir feliz; una cosa me
mortificaba más que las demás. ¿Qué iba a ser de mi esposo, mis hijos, mi mamá
y de todos ustedes? ¿Será que ya no iban a tener a alguien que les exprese su
orgullo y admiración? Eduardito interpretó perfectamente este sentir mío, tanto
que mira lo que publicó de otro escrito: “Si nos desconsolamos, si cedemos a la
tristeza y la depresión, formaremos una nube negra que les oscurece a ellos el
cielo. Su mismo cariño para nosotros, su misma simpatía para nosotros, les
expone a esta funesta influencia. Podemos usar el poder que tal cariño nos da
para ayudarles, en lugar de poner obstáculos, si tenemos voluntad; pero eso
requiere valor y el sacrificio de si mismo. Tenemos que olvidarnos totalmente
de nosotros mismos, en el deseo sincero y amoroso de servir en cuanto sea
posible a nuestros muertos. Cada pensamiento, cada sentimiento nuestro les
influye; cuidemos pues, de emitir pensamiento alguno que no sea amplio y útil,
noble y purificador”.
Yo estoy muy
bien; Dios permite de manera maravillosa e increíble una comunicación bien
especial con aquellos que más me extrañan y lloran mi ida. Le expresé directamente a mi mamá lo bien que
estoy y lo maravillo del lugar donde me encuentro con mi papá, con todos y con
mis mascotas. La vida está más viva que nunca. Y todo esto gracias a las
oraciones de mi mamá; así se lo dije personalmente; entiéndase bien:
personalmente.
––Hola mamá,
aquí estoy.
––Hola hijita
mía, ¿dónde estás, estás bien?
––Hola mami;
aquí estoy. Quiero decirte que no estés triste, este lugar es indescriptible;
solo hay amor, una luz de amor me trajo hasta aquí; es un lugar de paz, de
alegría y de esperanza. Cuando estés triste, mami, ora que allí yo siempre
estaré: al lado tuyo y en tu corazón. Jamás me imaginé que existiera un lugar
como este; y gracias a tus oraciones; y a aquellas canciones que cantábamos
cuando íbamos al grupo de oración. Aquí las sigo cantando, y como que Carlos
las escucha porque las repite cada vez que yo las canto; aquí nada ni nadie me
molesta, estoy curada mamá; Dios lo hizo, escuchó mis oraciones, las tuyas, y
la de todos ustedes. No te sientas nunca
sola, no estoy muerta, nada te va a faltar; mi misión continúa desde otro
lugar; y todo eso en favor de todos nosotros. Anoche estuve con Carlos, él
también te dará testimonio de lo bien que estoy; de lo que Cristo le ha
mostrado. Acaba de hacer una descripción de ese encuentro en las líneas de más
arriba. Y lo lindo de todo es que aquí estoy acompañada de personas que como yo
no caben de la dicha; ésta también es la morada de ustedes; esto es lo que me
pone más contenta, que yo ya los estoy viendo a ustedes aquí conmigo; aunque
ustedes estén todavía allá y no se den exacta cuenta. Bueno, ya es lo que va a
hacer.
—¿Sabes, Carlín,
¿en qué momentos estoy bien presente? En realidad, siempre estoy siempre
pronta, pero hay momentos especiales. No te deben extrañar las punzadas o
vacíos que se sienten ante mi silencio, es una sensación de impotencia,
tristeza y vacío. Es la muerte en su más plena expresión; pero, desde luego,
esas sensaciones no vienen de Dios. Cuánta más oscura está la noche es porque
ya va a amanecer. La claridad del sol resplandece detrás de esas sombras
tenebrosas. Detrás de la cruz está el diablo, eso quiere decir que delante de
la cruz está Cristo. Mirar para todos lados y no escuchar aquella añorada voz,
no encontrar compañía, ni consuelo ni ayuda es la principal función del
príncipe de la mentira. Déjame decirte Carlos que es en esos momentos cuanto
más presente, viva y eficaz estoy. Son aquellos aguafiestas que temerosos y
furiosos hacen todo lo posible para que no sean conscientes de las divinas y
celestiales realidades: la presencia vivísima del Espíritu Santo manifestada en
tus seres queridos. Aquellos embusteros pretenden apoderarse del premio mayor.
A toda costa buscan que no hagas uso de esa nata bendición. En otras palabras,
quieren que no hagan uso de los dones y carísimas que has recibido desde antes
de nacer. Un envidioso no desea tanto apoderarse de las posesiones de otros,
simplemente quiere que no las tenga. Ah, Carlín, cuántos voceros y
colaboradores tiene el diablo en La Tierra; gracias a Dios se nos ha dado el
poder de someter, por medio de Cristo, a esas serpientes venenosas; quieren
hacer creer que no merecemos las cosas buenas que trae la vida. El mal no
alcanza ni alcanzará nunca a los hijos de Dios; o sea a la humanidad entera.
Aquel siempre se consume sólo; y es lógico que así sea, pues, ¿qué verdad se
podría desprender a partir de una mentira? Es como pedirle al olmo que de
peras. Al Amor no pueden matarlo; si existen imposibles, pues he ahí uno. Por
más que golpeen, insulten, escupan, trituren a una manzana, siempre seguirá
siendo manzana, lo mismo sucede con El Amor: que no le hicieron; hasta a los
mismos infiernos descendió y con el mismo diablo se vio cara a cara. Ya
hablaremos de eso después. Lo sometió en su propio territorio. Te aseguro
Carlín que al demonio Jesús no le tiene la menor misericordia. Los dolores que
Cristo infligió al diablo no la cruz fueron terribles; tiene todas las de
perder frente a Cristo.
La percepción
que se tiene del mal es semejante a la que se tiene de los colores. Pensamos
que la luz es blanca, pero lo cierto es que está compuesta por una gama de
colores. Los colores de los objetos dependen no del propio objeto sino de la
frecuencia de onda de la luz que recibe. Si no hay luz se ven sin color. Un alma bonita da luz, color, confianza y
alegría al espíritu. Tu vida, Carlín, debe ser colorida; debes apreciar todo lo
bueno que tienes y trabajar por ahí. Lo mismo con respecto a los demás. Haz que
Cristo los ame y aprecie desde tu corazón. El éxito es algo innato en todos;
pero algunos han caído en el engaño de que es privilegio de unos cuantos. ¿Por
qué ha de extrañas a tantos esto? ¿Acaso no somos semejanza de Dios? Recibe las
verdades de Cristo sin titubear, sin dudarlo dos veces y proyectarás luz y
alegría donde quiera que vayas. La vida sobreabundante que Dios promete a cada
individuo es más abundante de lo que se pudiera entender.
¿Cuándo podría
yo haberme imaginado lo que me esperaba? Si lo hubiera sabido todo hubiera sido
diferente y hasta me hubiera sentido halagada con mi enfermedad; al menos ahora
lo veo así. ¿Si supieras Carlos Eduardo lo cerca que estoy de ustedes y lo
operativa que soy? No me cansaré de repetirlo hasta que lo entiendan. Nosotros
aquí no cambiamos por más fuertes que sean los vientos. Eso de que no nos
toquen, no nos miren y no nos digan nada, y déjenos descansar es puro
cuento. Hay cosas de allá abajo que nos
dan risa; tienen siempre al frente una escalera al cielo y les da miedo subir
por ella; en cambio no temen descender a las fosas oscuras; se extraña lo que
no se debería extrañar: ¿Crees por ejemplo que añoro de nuevo tener un cuerpo
físico? No, para nada. El que tengo ahora no se desgasta con el uso ni con el
tiempo. Y eso que escucho que dizque volver a La Tierra y encarnarse en otro
cuento es de lo más ridículo. Nosotros, a imagen de Cristo, somos únicos e
irrepetibles; además no he sabido de nadie que estando aquí quiera regresar. ¿Y
en qué cuerpo se reencarnaría? ¿Tal vez en uno de un bello, rico y famoso
personaje? O tal vez en una vaca o en un guepardo. Hasta la sola mención de
esto causa risa. Y no te imaginas cuantos allá creen en esas bobadas. Durante un tiempo tuve un bello cuerpo, pero
con el tiempo se fue desgastando y no hacía otra cosa que mortificarme,
mortificarlos, y no dejarme hacer lo que quería. Ahora puedo sin impedimentos
hacer eso y mucho más. De manera que nunca me voy a alejar de mis más queridos.
Al contrarío cada vez los tendré más cerca hasta que nos veamos cara a cara.
Los dones y la vida de Dios son irrevocables. De ese tamaño están las cosas.
Dichosos los que
creen sin ver, dijo Jesús. Casi todos creen solo en lo que ven; no han aprendido
a mirar a través de sus rayos X. Se han quedado en la superficie; por eso
sufren y ansían cosas que no valen la pena, aunque el mundo diga que
precisamente eso es lo que vale la pena. En cambio, tú, Carlos, tienes un
vislumbre o antesala de esta maravillosa vida que ahora vivo. Con todo, ni medio te acercas a todo lo que
yo vivo y siento. Es una sorpresa especial para el momento más especial. Sin embargo, notas ese resplandor desde la
distancia; estás seguro de que ahí hay algo, y no cualquier algo, como un
tesoro escondido que no tiene precio. ¿Cuántos sienten que estamos bien lejos;
incluso que no hay ya ninguna diferencia entre nosotros, dizque seres inertes,
y una roca; y tú, contrariamente a todo eso, ¿escuchas claramente lo que te
decimos? Y es que te has dado cuenta de que es cierto todo lo que Jesús afirma
del espíritu y almas inmortales. No existe distanciamiento en el tiempo ni en
la distancia; así el cielo se siente cerca. No somos forasteros ni emigrantes
donde estamos, es el lugar donde pertenecemos. Guarda, Carlos, en tu corazón y
en tu mente todo lo que, visto y oído; todo eso tiene aplicación en tus
problemas y dificultades; te ayudarán a no desfallecer, a no aflojar, a no
quebrantarte ante ninguna dificultad. No importa lo que veas o escuches,
mantente firme y decidido, no mires ni a la izquierda ni a la derecha; o sea,
no vaciles por más intentos, según ellos justificados, que hagan para sacarte
del mundo en el que ellos también quisieran entrar. Les sucede lo mismo que a
aquel atleta que quiere ganar sin tener que madrugar ni entrenar; y como ellos
no pueden ganar, tampoco quisiera que otros lo hagan, aunque hagan méritos para
ello. Ese es el mundo Carlos, pero tú ya lo conoces.
¿Sabes cuantas
estrellas, Carlos, hay en el universo? Ellas están muy distantes unas de otras;
y sin embargo hay más estrellas que granos de arena en la tierra. Cuando
nuestro padre Dios nos dice que en el reino de los cielos hay muchas moradas es
porque cada uno de nosotros valemos más que todas esas estrellas juntas del
universo; que, si bien se encuentran dentro de un universo infinito, también es
cierto que no lo están los granos de arena que están contenidos en La Tierra.
Si el universo es infinito, pues también lo son las estrellas, y con mayor
razón nosotros. ¿Es que es muy difícil de entender eso tan elemental?
—Nena, y cómo
haces tú para estar en tantas partes a la vez, ¿no es ese fenómeno al que aquí
llamamos ubicuidad? Eduardito está en Suecia, nosotros estamos aquí; y, sin
embargo, a todos les dices no se sientan solos, que no estarás con ellos en
cada paso y decisión todos los días de la vida. ¿Cómo puede ser eso Nena?
¿Pueden ustedes desde allá atender a varias personas a la vez? ¿Pueden estar
aquí y allá al mismo tiempo?
—Sí el espíritu
dentro de un cuerpo mortal está siempre pronto, con mayor razón en el nuestro
que se ha visto libre de él. No es coincidencia ni capricho que se manifieste
en forma de paloma. Ella se representa como la humildad y la libertad. El Amor,
Carlín, todo lo puede, todo lo alcanza, para él nada es imposible; y más aún
cuando estamos sumergidos en los mares de su espíritu. Para El Amor no hay
límite ni fronteras: "hoy conmigo estarás en el paraíso": hoy conmigo
volaremos juntos, y visitarás lugares inimaginables y experimentarás
sensaciones increíbles. Sí Dios está en todas partes, como no con aquellos que
allá con Él se encuentran. Los pensamientos vuelan de aquí para allá a una
velocidad mayor que la luz; pues te digo Carlos que el Espíritu navega más
rápido que la luz y los pensamientos. Vuelan dentro de la nave de la eternidad
y del amor, la que no conoce los límites ni fronteras ya mencionados. Cosas de
Dios, cosas del alma ¿No has visto un niño con su inocencia y ternura? El
espíritu de ese niño navega dentro de las profundidades del Espíritu de Dios
llevándose en la barca de su amor todo lo que encuentra a su paso. Mejor dicho,
uno también se vuelve ternura. Los buenos deseos hacia los demás vuelan a una
velocidad inimaginable, y con una eficacia increíble. El Espíritu es verdad,
bondad y belleza. El Espíritu es pura acción; nadie tiene trabajo más fecundo y
benéfico que él. Es el hábil arquitecto de todo bien. Hace que la felicidad no
dependa del cuerpo; sin embargo, lo mantiene bello, alegre y abnegado en la
salud o en la enfermedad. Hace que caminemos los caminos largos paso a paso sin
fatigarnos sin riesgo de no llegar al fin del camino.
Nunca sentí la
ausencia de mis hijos cuando se fueron de la casa a hacer su vida con mis
nueras; de igual manera, ellos tampoco sintieron que yo estuviera ausente y
lejana. Estábamos tranquilos porque ahí estábamos. No se sentía la ausencia ni
aquí ni allá. Estábamos tranquilos porque ahí estábamos, aunque nos separara
cierta distancia. Podía desde mi apartamento volar hacia donde ellos estaban
sin tener que moverme de allí. Ten por seguro Carlos que ahora hay más
presencia en la ausencia que cuando estaba presente en cuerpo. Donde hay fuga
hay encuentro; y esos encuentros son todavía más vivos, vibrantes e intensos,
aunque no me puedan ver. Yo si los puedo ver y sentir; volar y estar en muchos
sitios a la vez; soy como el viento que no lo vemos, pero lo sentimos, sopla y
está en todas partes. Hay muchas cosas maravillosas que solo se entienden
cuando se está aquí, donde yo estoy. Mientras tanto, mientras aguadamos el
momento que indudablemente llegará, cree en todo lo bueno que sientes, y ten
por seguro que todo lo que en este momento te mortifica, más pronto que tarde
será cosa del pasado. Y no significa que esos problemas y conflictos desaparecerán
en aquel mañana; no, es solo cuestión de corto tiempo hoy mismo: en cuerpo y
alma. Todas las cosas una por una se irán solucionando como por arte de magia:
la vida te ubicará con las personas y situaciones adecuadas; te darás cuenta de
ello y te sentirás bien dónde y con quien vas a estar, confiarás y actuarás en
consecuencia. Dios es quien conduce el tren en que marchas y te aseguro Carlos,
que llegará a su destino sano y salvo. El mal siempre busca crear temor y
desconfianza; sobre todo en personas que como vos ven más allá de lo terrenal y
visible. No le hagas caso; acepta los regalos de Dios sin dudar y continúa
andando tú camino alegre y sin vacilar, sin mirar ni a la izquierda ni a la
derecha, y como diciéndole a la vida: los que vamos a vivir os saludan. Él es quien perdona tus pecados, paga tus
deudas. Ten por seguro que en este presente todo lo que ahora te mortifica ya
es parte del pasado. Una deuda que se va a pagar ya está paga; yo es hoy lo que
será mañana. El tiempo no existe cuando está contenido en las latitudes y
altitudes de la eternidad. Yo te estoy viendo aquí, aunque así ahora tú no lo
sientas.
––Nena, dime una
cosa: ¿Estás ahí, al lado mío, en verdad tu si me puedes ver, pero yo no?
Carlín, todo es
posible, lo que los hombres, por su débil naturaleza: débil y quebradiza,
consideran imposible e impensable, no lo es para Dios. Pues ¿por qué habría
imposibles para el creador del universo? Solo quien cree disfruta de todo
aquello que consideran imposible; de la llamada gloria de Dios. Dios se
transfigura y se transforma en un blanco deslumbrador. Tu, por ejemplo, no
puedes ver las ondas electromagnéticas; sin embargo, viajan por el espacio para
que unas ves decodificadas se conviertan en las imágenes que vemos y en los
sonidos que escuchamos; sea a través de las cuerdas vocales o a través de los
medios electrónicos. No percibes el espectro electromagnético, pero ahí está;
vibrante y operativo. Casi todo lo invisible es lo esencial; yo estoy invisible
a ustedes, pero soy más esencial que en cualquier momento de mi existencia. Y
estoy hablando solo de un fenómeno invisible pero conocido; y no te imaginas
todo lo desconocido que existe y que no ha sido descubierto. Para mi no están
veladas muchas de las cosas que para ustedes si lo están. Muchas personas sienten la presencia de sus
seres queridos: sutiles y especiales toques y manifestaciones; pues si ellos
las pueden sentir, con mayor razón nosotros que vivimos moviéndonos
operativamente por todos lados: somos, en el nombre de Jesús, poderosos
intercesores. Claro que estoy ahí Carlos, y muy cerca; esto te debe quedar
claro de una vez por todas; los observo y pongo todas las necesidades en manos
de Dios.
¿Te has
preguntado porque sientes los sabores de los alimentos? Distingues cada uno de
ellos, aunque sean millones; lo mismo sucede con las formas y los colores; con
las frases y palabras de los idiomas; con los rostros de las personas, con los
olores; en fin, ni hablemos más de eso. Los dones del Espíritu están por encima
de todo eso; todo aquello es apenas la punta del iceberg; tu también eres parte
de todas estas sensaciones espirituales ––superiores a las físicas––que de
momento solo saboreas desde la distancia. Es increíble Carlos lo que puede
hacer un espíritu y alma de Dios; el que sabemos lo sabe ––el innombrable––,
por eso trata de sabotear el plan de Dios en La Tierra, seduciendo con
placeres, modas y falsas necesidades a los incautos, ingenuos y desprevenidos.
Cree, por tanto, Carlos Eduardo, en todo lo que viene a tu mente porque viene
de lo alto a tu Ser, siéntete envuelto con el manto de su amor y confianza; es
todo eso tan real como el aire que respiras. Todos los profetas, especialmente
Isaías, de una manera u otra lo manifestaron; pero los hombres hicieron oídos
sordos, se negaron a aceptar los tesoros ya no tan ocultos ––pero que se
negaban a ver––que se les estaban mostrando a sus ojos. Te voy a recordar una
historia que escribiste; con tu puño y letra:
Los milagros son
eventos sobrenaturales de origen Divino. Ganarse el Baloto es un favor de la
suerte, no un milagro. Nacer, por decirlo así, es equivalente a ganarse el
Baloto miles de veces consecutivas; si existen imposibles, según los parámetros
de los apostadores y jugadores, pues he ahí uno. Pero lo que para los hombres
es imposible, no lo es para Dios, tal como lo comprobaremos más abajo en estas
líneas. He escuchado y he sido testigo de varios milagros: una muchacha
embarazada a quien no se le abrió el paracaídas cae desde un avión sobre un
piso de cemento en tierra; milagrosamente ella y su bebé sobreviven sin
secuelas graves. Roberto Cabañas, el goleador de la selección de fútbol de
Paraguay recibió un tiro en la cabeza a finales del 2009, y, contrariamente a
lo que con razón y evidencia afirmaban los médicos, sobrevivió y podrá seguir
jugando fútbol con la bala dentro del cráneo. Lo que pasa es que ningún club de
fútbol profesional lo va a contratar. Esto para citar sólo dos casos
demostrados. Hay otros que están más que demostrados. Te comentaré uno, el campeón
de los milagros:
Para nacer se
tuvo que haber dado una combinación perfecta e invariable. Un óvulo (entre un
total de 400.000 existentes en los ovarios) es fecundado por un espermatozoide
(entre un total de 500.000). Si un espermatozoide hubiese sido fecundado por
otro óvulo, o viceversa; tú no hubieses nacido, hubiese nacido tu hermano.
Además, la cópula se tuvo que haber dado en el día, hora, minuto y segundo
previsto. Cualquier variación en el tiempo por insignificante que fuera habría
afectado los resultados y tampoco hubieras nacido. Lo anterior también es
aplicable para las cópulas de tus ancestros, ya que la cadena también se
hubiese roto ante cualquier alteración del acto sexual en el tiempo
cronológico, por lo que tampoco hubieras nacido. Por ejemplo: si se hubiesen
juntado a las 7:28:55 pm y no a las 7:28:56 pm; pues no naces, nace tu hermano.
Y que decir si, por ejemplo, el tatarabuelo de tu tatarabuelo no se hubiese
conocido con la tatarabuela de tu tatarabuela; o, más bien, no se hubiera
juntado con ella, sino con otra persona. Pues lógico que, al romperse la
cadena, nunca hubieses habitado este planeta. Es como si tu papá no se hubiese
emparentado con tu mamá; pues desde luego que no estarías acá. La palabra
milagro se queda corta ante la palabra nacer. Seamos agradecidos y miremos más
allá de lo aparente o visible. Vivamos felices y no seamos tan egoístas. El
resto te lo dejo a tu imaginación mientras contemplas el cielo.
Mi propósito
depende más de la gracia de Dios que de la propia prudencia.
Capítulo 8
¿Recuerdas Carlos cuando te ganaste la
lotería, cuando en el primer intento atinaste la contraseña, cuando tú y Nando
ganaron a dos diestros del baloncesto dos partidos, ambos por 42-0, cuando
pagaste una deuda considerada impagable; cuando en aquel examen te hicieron las
preguntas o estilos de preguntas que deseabas; cuando te dije que callaras unos
segundos para solo escuchar lo que iba a decir el niño que jugaba con otros:
“uno, dos, tres por la Nena”; cuando escuchas lo que quieren decir los sonidos
del silencio y de la paz; cuando viste al frente tuyo tu sombra luminosa
proyectada en la pared en medio de una tremenda oscuridad; cuando ibas a
encender el carro y sentiste claramente que alguien te toco fuertemente el
hombro: y un gran vitral de colores con la imagen de Jesucristo se reflejó en
el espejo panorámico del auto; y aquel otro extraño e inusual toque cuando
estabas arrodillado en el grupo de oración; cuando aquellos dos ángeles se aparecieron y te sacaron de
ese peligroso sitio donde iban a atentar contra ti; cuando ibas a comenzar a
ahogarte en aquel río y alguien te arrojó un neumático; cuando un carro se
estrelló contra el muro que tu acababas de pasar; cuando estalló aquella bomba
y te salvaste por un pelo aunque tu carro no tuvo la misma suerte; cuando
caíste rodando de espaldas por un barranco y el duro golpe casi te rompe la
espalda y te asfixia; cuando por muy poco el automóvil en el que viajaban casi
queda tapado y arrastrado por aquel derrumbe junto con tu hermana, tu mamá y tu
sobrino; y cuando te caíste de espaldas
de un muro de tres metros de alto y no sufriste un solo rasguño; cuando el banco aprobó el crédito del
apartamento a pesar de no ser una persona confiable del sistema financiero;
cuando tu corazón superó un infarto y otras cositas que pocos resisten?
Siempre me
salvaste; además, pude haber sido un borracho; y no lo aceptaste. Pude haber
sido un drogadicto; y no lo aceptaste. Pude haber sido un fumador empedernido;
y no lo aceptaste. Pudo haber sido un libidinoso lujurioso y amante del placer;
y no lo aceptaste. Pude haber sido un neurótico; y no lo aceptaste. Pude haber
sido un solitario; y no lo aceptaste. Pude haber sido un impaciente; y no lo
aceptaste. Pude haber sido un incrédulo y perezoso; y no la aceptaste Pude haber
sido un mentiroso; y no lo aceptaste. Pude haber muerto en aquel intento de
suicidio, en aquel derrumbe, en aquel barranco, en aquel automóvil, en aquella
quebrada, en aquel río, en el mar; en aquella bomba; en aquel infarto y no lo
aceptaste. Siempre, siempre me salvaste. Gracias Jesús.
––¿Nena, de
dónde salen esos seres invisibles que irrumpen en los lugares oscuros y
sagrados?
––Estas y otras
señales o manifestaciones son Carlos señales de Dios que nos confirman que no
estamos solos. No todos las reciben porque no todos las esperan; Él sabe que
son necesarias para reafirmar las creencias y convicciones. ¿No sientes tu
corazón más descongestionado; cómo si alguien estuviera soplando aire fresco y
revitalizante? Es como si sintieras que tienes a alguien dentro que sopla
permanentemente a fin de mantener fresco y saludable tu corazón. ¿De dónde
vienen esa confianza y serenidad? Tú estás permitiendo que Dios ame a los demás
desde tu corazón; particularmente a los que guardan injustas y equivocadas
opiniones contra ti y medio mundo más. Juntos, pero no revueltos Carlín.
––¿Si los
problemas Nena son pasajeros, y si algunos no tienen solución porque hemos de
vivir tan enfocados en ellos y como haciéndoles permanentemente homenajes y
antesalas con nuestros llantos y quejidos?
––En verdad los
problemas no existen. Cristo dice: “nada os inquiete, nada os perturbe, solo en
Dios descansa tu alma”. No es para nada
de Dios que la prisa acose y la impaciencia abrume hasta sentirnos ahogados o exhaustos,
y como si con esos sufrimientos se tuviera más mérito. ¿Y que si los bancos te
acosan y te fastidian para que pagues lo que según ellos tú les debes? Pues así
la sociedad no lo acepte y a todos cueste creer, de esa deuda se encarga Dios.
Nadie es dueño de nada, aunque tengan pagarés e hipotecas como prendas de
garantías. Es Dios quien a la larga decide como y cuando se va a pagar. Quienes
hacen llamadas, acosan y amedrentan son solo empleados del banco o de la
oficina de cobranzas; personas a quienes tu no les debes nada, a no ser el
empleo que tienen. Para el banco tu eres
solo un número, nada más. Muchos habiendo cedido a esas presiones han caído
caído en sus trampas y hasta sufrido infartos.
Por eso has como si nada; es una deuda más entre tantas a las que a las
entidades financieras se le adeudan; entre más caso omiso se haga a tanta
presión más pronta y fácilmente se hallará la salida; es mejor y más efectivo
caminar con tranquilidad por el sendero correcto; desde donde cualquier
distancia se podrá ver la luz que hay al final.
Y esto se debe aplicar en todo en la vida: haz como si no estuviera nada
de lo malo que te circunda; no mires a nadie con desprecio ni con desdén porque
ellos necesitan de tu luz. Bajo el
amparo del altísimo siente que tu eres el dueño y señor de tu vida, y de todo
lo que esta trae y conlleva. No permitas que actitudes indebidas arrebaten tus
zonas de libertad.
La tristeza es
la confirmación de la alegría; es decir, la alegría termina imponiéndose ya que
precede a las cosas buenas de la vida que están a punto de suceder. Ríe y el
mundo reirá contigo, llora y llorarás solo. No llores solo, ríe junto con quien
está tu lado. La tristeza es la señal de que alguien invisible y muy cercano y
querido está a tu lado; pero se cae en la confusión, y lo que es realidad se
convierte en añoranza al, lo sientes no sintiéndolo. He ahí la causa de la
tristeza. Quiere decirte que está ahí y
más presente que en cualquier otro momento. Es como sentir pena por el paisaje
que solo a la distancia se puede contemplar; se le tiene al frente y no lo
vemos porque lo que se quiere es estar ahí. Hay que aprender a ver las cosas
desde la visión espíritu y no desde la de los ojos. Por eso Jesús nos lo dejó:
para que siempre escucháramos las voces que la hablan a nuestro ser; una voz
que nos ama, nos aconseja y hace sentir el corazón bien y en paz. Nosotros
estamos viviendo un mundo diferente; un mundo en el que hasta cierto punto
estás en sintonía, no lo vives ni lo sientes como nosotros ya que tú estás ahí
y yo ya estoy aquí. Pero todo esto es lo que te hará pensar y actuar diferente;
tarda un tiempo en adaptarse a esta realidad eterna desde La Tierra; pero aquí
donde yo estoy es también tu casa, mi casa. Este, que es nuestro verdadero y
original mundo es tan extraño, pero a la vez tan vivo y vivificante. Y eso que
tu sientes Carlos Eduardo Llano Jaimes de sentir tan viva y tan cerca la
presencia incorpórea es la máxima sensación que en La Tierra alguien pudiese
sentir.
Y, Carlos ¿Cómo
te sientes ante estas novedades de tu vida?
––Luz Piedad;
esta sacudida cambió toda mi vida, nuestras vidas; para bien, las cosas ya no
son ni serán las mismas. En cada segundo todos estamos contigo; y te tenemos
bien, como Dios manda y como debe ser: bien cerca espiritualmente hablando,
todos de una manera u otra nos fuimos contigo; y nada, absolutamente nada de lo
esencial se ha perdido. Sí, es verdad que todavía estamos aquí, pero es tal la
sensación de temporalidad que pareciera que estamos más conectados con nuestra
verdadera y última morada: ya estás en Casa, nuestra Casa; tú ya llegaste y
nosotros estamos en camino, y nuestra alma no descansará hasta que vivamos
eternamente a tu lado. Siendo así la tristeza queda relegada a un segundo
plano; sigue estando ahí, pero no ocupa el primer lugar. Hay una visible diferencia entre la luz que
brilla en tus moradas y la que está a ocho minutos luz de La Tierra; ésta
también es temporal, pero aquella seguirá siendo eterna.
Te fuiste a Casa
y como por arte de magia todos tus afanes y cuitas desaparecieron, como si
nunca hubiesen existido. De la misma manera, muchas de nuestras dolencias
parecen idas dejando espacio a las cosas buenas que nos pertenecen para así
disfrutar de las verdaderas posesiones y no ya de los falsos e inútiles
pasatiempos. Es decir, Nena, ya no me
siento aburrido, ni inseguro, ni harto; siento como si estuviese aislado de las
tendencias y del comportamiento típico del mundo; casi todos aquí continúan
corriendo tras las mismas prisas y pensando en las mismas cosas; su rutina no cambia;
tengo la impresión de que, como siga así, será muy difícil contentarlo. Yo sí
estoy contento, y ni siquiera hablo el mismo idioma ni miro de la misma
manera.
No tendría que
contradecir a los que creen que estoy loco o que se me corrió la teja porque
eso es verdad; y ante eso no hay nada que hacer: clínicamente en ese sentido ya
estoy muerto. Entre todas las verdades que con respecto a mi persona se han
pronunciado, esta ocupa el primer puesto. No quiero curarme de mi locura porque
esta me hace sentir muy bien, por no decir realizado. Este mundo es bien raro:
los fuertes y los sabios por más que resistan se sienten en el fono
desequilibrados; y con los débiles e insensatos sucede justo lo contrario. Este
mundo, Luz Piedad Llano, es más raro de lo que uno se imagina: Jesucristo dice
que las prostitutas y los ladrones que se arrepientan precederán a los que se
consideran justos y sabios. Que extraños giros tiene la vida: nos saca de
nuestras irreales realidades, y nos sumerge en las reales irrealidades.
––Sabes que
Carlín, te voy a revelar algo. Las mejores cosas de la vida están por llegar;
no hay que asustarse tanto por una pandemia que a la larga a tenido menos
muertos que en épocas anteriores a la pandemia; hay que cuidarse, pero sin
exagerar; esta epidemia a sacado lo mejor de las paranoias y neurosis en muchas
personas. Todavía te queda un buen trecho por recorrer, por tanto, has el
debido caso omiso a toda esa locura. Tu cuerpo y espíritu está pasando por una
depuración; de momento este proceso puede ser un poco incómodo ya que
desestabiliza y saca de la zona de confort; tu alma cada día se sentirá más
renovada aun en medio de múltiples caídas. Algunos días ascenderás tres
escalones y otros bajarás: o dos, o uno, o ninguno; pero siempre habrá ascenso
por pequeño que sea. Verás y valorarás muchas de las cosas de las que no te
percatabas En medio de todo eso, cada día irá aumentado tu confianza,
descubrirás el sentido de la existencia y su misión. Vas bien hermano mío, muy
bien. Con todas tus limitaciones y
falencias mantén un dinamismo constante; nunca se ha visto a un diligente
mendigando el pan. Una pausa en el camino no cae mal: te permitirá ver y
replantear muchas cosas; observar con más claridad el panorama: de dónde vienes
y hacía donde vas o quieres dirigirte; estos estados y sentimientos serán
inspirados por la sensatez y el Espíritu Santo. La prisa no te acosará ni la
impaciencia te abrumará. Ayudarás a levantar cargas y librar de culpas de
otros, pero de ninguna manera no las llevarás ya que no son tuyas. Cada uno debe tomar conciencia de su deber y
misión; hay cosas que solo son competencia de la propia persona: cada uno debe
hacer los esfuerzos debidos para la elevación de su alma y persona; por ejemplo:
aprender a leer y escribir, y a ser esforzado y valiente con respecto a lo que
se debe hacer para la superación de las pruebas y retos. Todo esto confiando
siempre en la victoria porque Dios irá delante; así todos deberán enfrentar sus
batallas. Cada día, como cada persona, trae su propio afán. Haz que tu corazón
y alma sientan que estás caminando plácido y tranquilo entre todo ese ruido y
la prisa, además de sentir la paz que Dios quiere que sientas para que
adquieras más confianza; y ten por seguro que de tanto sentirse bien y
contento, terminarás estando bien y contento. Todo esto es lo mejor que puedes
hacer por tu salud física, mental, profesional y espiritual. Incluso sé bien
atrevido y disfruta de tus conflictos y problemas; tómalos con calma, confía en
su solución, confróntalos, míralos cara a cara y domínalos; no permitas que
ellos tomen el control; y juega con ellos como lo hace el gato con el ratón que
ha sido cazado.
La Paz fue el
primer deseo de Jesús cuando se apareció por primera vez a sus discípulos. Yo
Carlos estoy en un lugar de silencio y paz, esto no significa que somos
estáticos; nada de eso, todo lo contrario; todo lo hacemos en silencio y paz;
tal como como en el video donde estamos mi mamá y yo en la cocina cocinando con
un amor, agrado y sincronización perfectos. Si sientes paz, eso proyectarás:
por dentro y por fuera; escucha también los sonidos del silencio ya que no
encontrarás mayor elocuencia que en ellos. Así te sentirás y todo saldrá bien
en tu vida y entorno. Es tan lógico lo que te digo, y sin embargo se hace todo
el tiempo caso omiso; ni siquiera quieren caer en cuentas de ello. Disfruta de
la vida de la misma manera que lo haces con una buena comida, y así ambas cosas
te caerán bien. Dios a permitido que me veas en tus sueños y en los de los
demás: me han visto todos alegre, fresca, lozana y hermosa porque así es como
estoy. ¿Acaso no estoy en las manos de nuestro creador? Pues siendo así no se
podría esperar otra cosa. Tú también siéntete bien, siéntete hermoso; esto no
es para nada vanidad, es autoestima; además una forma de agradecer al creador
por toda la belleza salida de sus manos.
Esta es la actitud que Dios espera de todos. ¿O cómo crees que me siento
ahora?
La sonrisa
hermosea el rostro, me refiero a la sonrisa de verdad; no a las fingidas que
esconden un interés egoísta. Madruga que las mañanas son bellas y productivas: “Quién
madruga Dios le ayuda”. A esta hora el estado de ánimo después de una buena
ducha se encuentra en su punto óptimo. No caigas en estados de amargura, mantén
el ánimo alegre y el mundo se alegrará y reirá contigo. Disfruta de la vida ya
que esa no se volverá a repetir, pues el lugar donde te encuentras es solo
temporal y a él jamás retornaras. El
amor es el canal de nuestra comunicación, porque el amor todo lo espera y todo
lo puede; de esto que no te quede la menor duda. Mantén la confianza en los
momentos difíciles, momentos que son consecuencia de tus actos y también de
circunstancias ajenas a tus responsabilidades; todo esto sucede y seguirá
sucediendo por aquello de lo humano; pero siempre entre más oscura esté la
noche es porque ya va a amanecer.
Carlín, nadie
más que yo para decirte esto y mucho más. No le comas tanto cuento a los
sucesos negativos de la vida; todo eso es pasajero y siempre se han
sobredimensionado. Cree en todo lo bueno y diferente que te está pasando; todo
eso, como de seguro ya te lo he dicho, es parte de la sobreabundante vida que
Dios prometió y de las cosas no reveladas a los sabios y entendidos, sino solo
a las personas de buena voluntad. “Bienaventurados los hombres de buena
voluntad porque de ellos es el reino de los cielos”
—Entre más
conozco a los hombres, más quiero a mi perro. Queremos a los perros porque nos
aprecian y nos hacen sentir bien. Tú, Nena, al igual que esas adorables
criaturas estás siempre pronta y dispuesta a hacerme sentir bien por medio de
tu compañía. No nos dábamos cuenta de que no te extrañábamos mucho cuando
estabas entre nosotros, es que así como no se puede amar lo que no se conoce,
de la misma manera no se puede añorar lo que se tiene al alcance aunque no se
tenga a la vista. Estabas ahí, que dicha; no era sino descolgar el teléfono y
llamarte. Nos veíamos entonces y te saludaba con un beso en la mejilla. Treinta
y un años te lleva mi mamá hasta el momento de tu partida. Su presencia no
tiene precio; aún puedo darle un beso en la mejilla; y por más que sea
consciente de esa realidad, más la voy a querer y valorar en el momento de su
ida. Cosa extraña, aunque no veamos hay más presencia en la ausencia.
Apreciamos el verdadero valor de las cosas hasta cuando las perdemos de vista.
Respiramos el aire como la cosa más normal, pero hay que nos falte un aliento:
daríamos todo lo que tenemos y tendríamos por uno sólo. Cuanto no daríamos por
tenerte de nuevo entre nosotros: en cuerpo y alma, aunque fuera por un segundo.
Pero Dios pensó en todo.
––Carlos
Eduardo, consciente Dios del impacto negativo que un evento de estos produce en
las personas nos dejó su Espíritu. Te informo que este puede moverse sin
limitación a donde, cuando y como le plazca; es el mismo soplo de Dios que se
siente en los corazones y que nada ni nadie podrá arrebatar. Las emociones son
más elocuentes que las palabras, y con una sonrisa se puede comprar todas esas
cosas que no se venden; ¿Qué precio podría tener la sensación de seguridad,
serenidad, calma, lozanía, ternura, entre muchas más que da el Espíritu Santo?
Todo eso supera a todas las demás potencias y a cualquier otra compañía por más
perfecta que sea; la farmacia de Dios.
Los problemas y
conflictos son reales, pero confiando en Dios se siente como si no
existieran. Sencillo: todo dentro de la
temporalidad del planeta Tierra es pasajero ¿En la dimensión de la eternidad
que relevancia podría tener una o varias situaciones que consideramos
negativas? Imagínate Carlín que a tres mil millones de años luz hay una persona
que siente que en La Tierra hay una persona que está pasando por una etapa
difícil de su vida; o que alguien hace mil años estaba muy preocupado porque
estaba a punto de que sus pertenencias fueran arrebatadas injustamente. ¿Si somos eternos que relevancia podría tener
un suceso, sea próspero o adverso, que en el tiempo y la distancia es algo
mucha más que insignificante? Y sin embargo hace ver estrellas y produce
infartos; y éstos que menciono son males menores comparados con los tan comunes
desbalances y desvaríos emocionales caracterizados por hacer sentir que se está
muerto en vida; pues que peores cosas podrían superar la amargura, el odio, la
desazón, la ira, la represión, el desánimo, la tristeza crónica; solo para
mencionar unos cuantos. En que mundo de mentira se cae fácilmente; se untan de
cualquier cosa, en especial de los medios y las redes sociales; y se está tan
enajenado con las noticias historias tristes y trágicas que las buenas noticias
se escuchan con desinterés o apatía. No creen ni en el rejo de las campanas y
vivimos en una sociedad encantada por un extraño hechizo. “Lo esencial es no
perder la orientación. Siempre pendiente de la brújula, siguió guiando a sus
hombres hacia el norte invisible, hasta que lograron salir de la región
encantada”. Como dice García Márquez en el escrito anterior: todavía quedan
hombres que saben dónde están parados; con la ayuda de Dios y de la brújula son
conducidos hacía los lugares invisibles. Un lugar inaccesible a los que siempre
buscan lo que impacta y asombra. Un sunami deja al otro lado del mundo medio
millón de muertos; en primera instancia una noticia de estas asombra a casi
todos; sin embargo, a la larga el dolor de un dedo o el malestar de una gripa
tendrá más relevancia que un suceso de tamaña dimensión.
––Imagínate Nena
tamaño encantamiento, piensan que todo gravita alrededor de ellos; que el mundo
creció y se desarrolló cuando ellos nacieron, y no salen de su inercia hasta
que una causa externa intervenga y los saque de la contravía de su órbita. Y es
entonces cuando quedan dos alternativas; una: con los pies en la tierra se
acepta que el mundo se creo hace miles de millones de años y no el 14 de
febrero de 1961 y confrontamos así entonces
con valentía, fe y optimismo la maravillosa realidad que nos circunda, y como lo hicieron pocos años después de forma
extraordinaria los astronautas del Apolo 13 cuando regresaron a La Tierra
después de que el módulo lunar se quedó varado en La Luna: sin combustible y
sin instrumentos de navegación; o dos: dar patadas de ahogado hasta hundirse en
el abismo de la desesperación, el desorden y el caos de unos instintos que para
nada hacen honor el género humano; y mucho menos al divino por ser imagen y
semejanza de Dios.
Capítulo 9
Mira Nena cuanto
engaño y encantamiento, por ejemplo: suplican para que les compren un producto
en lugar de hacerla más fácil buscando a las personas interesadas mediante las
tácticas y técnicas adecuadas que no son nada complicadas; creen que el
reguetón o la "música rap" es arte musical, decir esto es como pensar
que algún día una tortuga va a vencer a una liebre en una carrera de cien
metros planos; en lugar de aprender los
conceptos de armonía y ritmo que a la música verdadera compete; lo que hacen
esa música frustrada es producir unos ruidos ensordecedores; como si con tales
tremendos alaridos el impacto fuese mayor. He citado sólo dos ejemplos de cómo
hoy día tantos tan fácilmente se dejan engañar. Aprender a hacer las cosas de
la forma correcta no es difícil, es un error y casi nunca se acierta cuando se
toman atajos a fin de anular cualquier esfuerzo; y el supuesto camino fácil
termina siendo el más difícil; y el supuesto camino difícil termina siendo el
más fácil. Las cosas de Dios no son nada complicadas; sin embargo, se complican
cuando no se agradece ni valora aquellas destrezas especiales con que cada uno
cuenta por gracia de Dios; regalos que no se aprecian, y como consecuencia de
ello la apatía y la amargura ante la vida; lo lógico sería sentirse todo el
tiempo con bienestar y alegría; pero ante aquellas circunstancias sucede
precisamente todo lo contrario. ¿todo
esto por qué? Porque creen que Dios es un invento de los hombres; convencidos
de que creación existe por generación espontánea, por cualquier causa menos por
la acción del amor y de un plan de Dios maravilloso y poderoso. Es la
ignorancia en su más plena expresión; y lo paradójico es que los ignorantes no
son los iletrados y analfabetos; no, los ignorantes son científicos,
profesionales y maestros del mercadeo y ventas. ¿Existirá Nena alguna otra
torpeza que supere a aquella? Pues la verdad, estoy convencido de que nunca
habrá nada más grotesco que semejante hechizo del que es víctima casi todo el
género humano.
Luz Piedad,
entre todas las cualidades la más importante en primera instancia es la
confianza. Hay que hacer ahora lo que más adelante se desearía haber hecho.
Tener la certeza de que lo que se pide ya se obtuvo, y se obtendrá; hay que
aprender a jugar con el tiempo y los espacios; tal como de alguna forma
ustedes, Nena, lo deben hacer. La confianza es la raíz; a partir de allí se
comienza uno a mover y construir. Es por tal motivo que los enemigos del alma
hacen todo lo posible por ponernos fuera de combate; no se ha comenzado la
lucha y ya se resignó; nos dejamos vencer tan fácilmente por unos fantasmas que
solo existen en la imaginación; aunque de que por ahí los hay, los hay. Las
buenas intenciones tristemente quedan tan enterradas antes de dar la briega. Si
cayeran en cuenta de que el universo conspira y se mueva a favor de las buenas
causas, otro gallo cantaría; y de que todo lo supuestamente malo no es sino
parte del encantamiento del que la mayor parte del género humano ha sido presa.
Si toda esa gente supiera todo lo bueno que le espera sin importar las
corrientes en contra que le ejerzan resistencia o lo quieran arrastrar;
entonces se sabría lo que es tener El Cielo en La Tierra, y que los ángeles
protectores o de la guarda no son puro cuento. No pertenecemos a este mundo,
antes de venir aquí yacíamos bien cerca de las moradas celestiales, somos
eternos y desde allí estamos consagrados.
Es que Nena,
cuando uno tiene ganas de hacer algo bueno y diferente, algo que va beneficiar
a muchos, no solo a uno mismo; entonces comienza el entrometido a entrometerse
para evitar a toda costa la ejecución de un plan de acción de beneficio mutuo;
y entre más posible le parezca a uno el imposible, más la mente se encuentra
asediada de trabas y obstáculos dizque insalvables. Y nos tragamos el cuento
enterito y sin ofrecer la menor resistencia. Aquellas huestes infernales
invisibles se burlan y se quedan tranquilas porque nos creen de nuevo atrapados
en sus redes de mentiras hasta que se topan con cosas, como un escrito grabado
sobre mármol y que tanta vida eficaz a dado en muchas instancias: “si tú le
dices con fe a esa montaña: muévete, se moverá”. Por fortuna todavía quedan
movedores de montañas.
Rara vez el
camino está allanado, a nosotros nos corresponde dejarlo listo contra las
siempre intemperancias de la vida. Las complicaciones pueden ser desde causas
leves o importantes, como el desánimo, un resfriado, y la sensación de sentirse
ridículo e inútil; o un infarto del miocardio.
El desánimo y la sensación de ridiculez se cura con quince minutos de
oración y una ducha bien fría; y el infarto, cuando no es incurable, como en mi
caso, con un buen cardiólogo y un buen sacerdote. El primero para la salud del
cuerpo y el segundo para la del alma.
Si uno logra ver
en cada persona el alma que posee como imagen y semejanza de Dios,
automáticamente el placer insano que producen la autocompasión, los prejuicios
y los complejos desaparecen como por arte de magia. La persona siente que se
encuentra en un remanso de paz y serenidad; sentimientos estos que no tienen
nada que ver con el egoísmo, la apatía y la indolencia. Hay que tener cuidado
porque casi siempre hay algo que revolotea alrededor a fin de que se vuelva al
estado anterior. No hay que dejarse atrapar de nuevo; como lo dijo Jesucristo:
tenemos el poder de someter a los demonios y de cortar de tajo y determinación
la cabeza a las serpientes. No hay animal más bello que un toro ––de los mal
llamados de lidia––; es un animal fuerte, alegre y lleno de vida; vive feliz en
su potrero con sus vacas; allí no le falta nada. Pero de un momento es otro es
llevado a una plaza de toros; ésta nueva estancia contrasta con la anterior.
Toda esa hermosura, furia y dignidad va a ser arrebatada de la forma más vergonzante
y denigrante; el animal no lo podrá evitar; va a estar a merced de un público
que eufórico y borracho que disfrutara verlo arrastrado por la arena después de
haberlo torturado de una forma atroz. En primer lugar el encierro del que nos
abstendremos de describir; después la lidia: una pica es clavada una y otra vez
en sus maltratados y muy dolientes lomos; el animal resiste hasta que ya no
puede más; los asistentes gritan y brindan; luego le clavan dos o tres pares de
garfios en la espalda llamados banderillas; el público arde en un orgasmo de
placer mientras el animal salta de dolor en un deseo desesperado de quitarse
eso que tanto le duele y le hace sangrar; el llamado torero que viste como
marica saluda a un público que no deja de alabarle y de aplaudirle; el pobre
animal termina casi siempre ahogado en su propia sangre ya que una de las
estocadas ha atravesado el pulmón. No
digo más Nena, sin palabras; y el torito solo quería estar feliz y dichoso en
su potrero con sus vacas. ¿Era mucho pedir?
¿Qué por qué
describo esto? Porque los príncipes de las tinieblas que no duermen y andan por
este mundo buscando siempre a personas a quien devorar quieren, al igual que
con toro, perdernos de la forma más baja y dolorosa. ¿Quién le impide hacer
eso?: Jesucristo. El mismo descendió a los infiernos y le derrotó en su propio
territorio de pecado y maldad. ¿Y todo para qué? Para hacerle entender de una
vez por todas al innombrable que las almas pertenecen a Dios y, por tanto,
innegociables. Estas almas no las va a
cambiar por piedras convertidas en panes, ni por el espectáculo de ver como
ángeles de Dios le sujetan en el aire después de haberse arrojado de un abismo
como si fuera un acróbata o el mismo Superman; ni por toda la gloria y reinos
de este mundo. Jesús nunca negociaría con un demonio y menos por cosas que aún
no se le han perdido y de las que es dueño y señor. Al toro le fue saqueada su
más preciosa posesión: su brío, su belleza y su vida; pero a nosotros, por la
gracia de Dios, no nos va a suceder lo mismo. Jamás debemos dudar en aceptar
los regalos Dios; Él quiere darnos una vida feliz y tranquila; lejos del
mundanal ruido; no tenemos que buscar tampoco nosotros lo que no se nos ha
perdido; al igual que el toro: somos fuertes, hermosos y alegres; pero no
permitamos que lo que no sea o viene de Dios se ensañe con nosotros; o, en este
caso, que las aves de mal agüero que revolotean alrededor aniden sobre nuestras
bendiciones.
––Carlos
Eduardo; Dios necesitaba de un transmisor en El Cielo y de un receptor en La
Tierra. Yo ahora soy la transmisora y tú el receptor. Te voy a contar algunas
de las cosas que veo y que experimento y que Dios quiere que tu y los demás
sepan. Te decía entonces Carlos que Dios
necesitaba de alguien que pudiese escuchar mi voz. Tú, insistentemente le
pediste: “Dios, por favor, háblame de mi hermana; Dios, por favor muéstramela;
que de alguna forma la pueda ver y sentir. Como así, Jesús, que tú te la
llevaste y ahora no sé ni dónde ni cómo está; no puede ser Dios. Tú también
pensaste en la vida de los vivos que aquí quedan, y en la vida de los vivos que
se fueron y a quien mucho extrañamos”.
Hay cosas que la
gente debería saber; pero no lo saben porque no lo quieren creer, y no lo
quieren creer porque piensan que las cosas de Jesucristo Dios Padre son
sobrenaturales. Pues te cuento Carlín que aquella oración fue escuchada; a Dios
no le ha agradado ni le agradará que la gente se consuma y se encierre solita y
resignadamente en su pena; las cosas de Él son mucho más que contentillos y no
tienen nada de sobrenaturales; al contrario: más naturales no podrían ser. El
contentillo, por ejemplo, de tener que aceptar el dolor como algo inevitable, y
que no pudiéndose hacer nada se debe simplemente confiar en que todo tiene un
sentido. Eso es lo que dice la gente que no sabe ni quiere saber nada sobre el
maravillo poder y misericordia de las cosas invisibles, pero que son más reales
que la existencia misma, porque tienen la esencia del alma y del espíritu
eternos.
“Le contestó
Jesús: ¿Tu eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad te
digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero
ustedes no reciben nuestro testimonio. Si les hablo de las cosas terrenas y no
me creen, ¿cómo creerán si les hablo de las cosas celestiales? Nadie ha subido
al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés
elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del
hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna”.
Carlos Eduardo,
hermano mío; ya que estás tan receptivo escucha esto otro que te voy a decir: “Todo
lo que quieras pedir pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será
negado” Puedes, Carlín, pedir cualquier cosa que las nobles intenciones de
Cristo le sugieran a tu corazón; y puedes hacerlo en cualquier momento y
circunstancia. Siendo así, el resultado de cualquier evento depende solo de ti
y no de agentes externos. Si crees que eres feliz, pues nada que hacer: eres
feliz. Si tú eres el único que crees que sí vas a poder pagar tal deuda: pues
así será. Dios te será propicio y suscitará eventos y encuentros para la
realización de tu deseo. Que pocos te crean es irrelevante; eso no tendrá
ningún efecto sobre los resultados. Sigue conduciendo y no te detengas; sigue
leyendo y no te detengas; sigue escribiendo y no te detengas; no permitas que
todo ese ruido de afuera y de adentro te detenga; haz oídos sordos a todo
eso. ¿No te has dado cuenta de que hay
muchos que creen que sus propias penas son superiores a las de los demás; y,
por tanto, no hay nadie que pudiera sufrir tanto como ellos? ¿O de que la actividad de los demás en un
momento dado no es tan importante como el saludo al cual se tiene la obligación
de replicar, sobre todo cuando a punto de suplicas y mentiras trágicas se trata
de vender un producto dentro de un bus que ya no es útil o que está en sobre
oferta?
Carlos, existen
las realidades antiguas de tu entorno y las nuevas que tu creas. Este es uno de
los poderes de las almas que fueron creadas a imagen y semejanza de Dios. De otra manera aquella sentencia: “si le
dices a esa montaña: muévete, se moverá”, sería vana y engañosa. Te aseguro
Carlos que, aunque continúes viendo la montaña en el mismo lugar, está ya se
movió. Eres más invencible de lo que te imaginas. Si estás convencido de que
eres la persona más rica del planeta; pues no hay nada que hacer ni nada que lo
pueda evitar; simplemente lo eres, aunque los demás piensen o te digan que no
tienes un peso según sus patrones y medidas. Rockefeller, Henry Ford, Carlos
Slim y Onassis, entre muchos similares más, ni te pisan los talones. Da la
impresión de que se están ahogando en su propia riqueza. Dios quiere a cada
persona como si fuera la única; pues sencillo: tú eres único para él; disfruta
entonces, al igual que podría hacerlo cada individuo del planeta Tierra, de las
riquezas y bendiciones sobreabundantes de la vida. Haz buen uso de ellas, métete por eso
derroteros que muchos creen son nuevos y diferentes, y sabrás lo que es vivir.
––Nena, cuando
los medios de comunicación hablan de celebridades se pretende, por un lado,
solemnizar y celebrar masivamente la presencia de ciertos personajes ricos y
famosos; y por el otro, hacer sentir inconscientemente a la audiencia cuán poco
vale al no hacer parte de ese grupo selecto. Exhiben a esas celebridades como
si hubieran descendido de otro mundo; y mucha gente se queda descrestada y con
la boca abierta ante tal contemplación; se tragan el cuento enterito, derechito
y sin paradas. Ante el espectáculo, por ejemplo, de un cantante algunas chicas
se enloquecen: chillan, saltan, lloran, gritan y se jalan el pelo. Darían
cualquier cosa por tocarle así sea la borla de su manto.
Qué triste es
ver que los sueños de grandeza de muchas personas potencialmente sencillas y
talentosas son las conquistas y logros de otros; esos otros no tienen ni idea
de la presencia o existencia de dichos admiradores; y si así fuera, les
importaría un comino lo que les pudiese suceder; cuanta euforia si su equipo
gana y cuanta depresión si pierde. Dicho sentimiento los acompañará durante
muchos días hasta que otra fuerza extraña los saque de su marasmo solo para ser
reemplazada por otra igual o más maléfica.
Esta película es
buena porque todos la ven, y esta otra es mala porque nadie la ve; un libro
bien escrito no necesariamente es el más vendido; más un libro basura resulta,
no pocas veces, ser el más vendido. Están sometidos a esos lineamientos y no hay
poder humano de sacarlos ese letargo. El mundo como mundo jamás, Nena, se va a
contentar; no pierdas el tiempo en intentar contentar a quien no se quiere
contentar; y menos a los que están obsesionados con las obsesiones propias y
ajenas. Vive contento y haz caso omiso a
la inquietud que a otros este comportamiento les trastorna ¿Ves por qué tantos
que todavía respiran sienten que se están ahogando en medio de tanto oxígeno?
Son multimillonarios y no se dan cuenta, pero hay que les falte un aliento. La buena
noticia es que ellos, al igual que tú, son las personas más valiosas del
universo por ser imagen y semejanza de Dios, y por tanto poseen un alma bella
que infortunadamente todavía permanece para ellos en la reserva; de momento
tienen ojos y no ven, oídos y no oyen, piernas y no caminan, brazos y no
pelean, mente y no piensan. O sea; si ven, oyen, caminan, pelean y piensan,
pero de manera contraria a su verdadera naturaleza ¿Cuál es el correctivo? Un
alto en el camino, mirar con la mejor de las intenciones y con la seguridad de
tener siempre a punto la asistencia debida, de donde se viene y hacia donde se
va; de esa manera la vida y los sentimientos irán en la dirección correcta y se
sentirá, en medio de las tormentas y del acoso de las deudas, una gran paz en
el alma y el corazón. Y ojo con el impacto informativo que es sólo eso: impacto
más que realidades. Uno no tiene que enterarse de todo lo malo que sucede; pero
uno si puede enterarse de todo lo bueno que sucede. La felicidad son las buenas
noticias.
Tu existes Nena
en un universo donde la palabra inconmensurable se queda corta. Qué mayor
privilegio puede haber que ser imagen y semejanza de Cristo Dios Padre
Todopoderoso. Cada persona con la que uno se encuentra hace parte de esa
realidad; incluso el más arrastrado, hediondo, torpe e ignorante: todos ellos
tienen un alma santa y pura de la que tendrían conciencia si no estuviera
velada por la opresión de un mundo engañado. De ahí tanta enfermedad mental
como la esquizofrenia, la neurosis y la hipocondría, entre muchas más.
El pájaro escapa
porque resulta ser más astuto que él depredador; el gato se cree muy astuto;
pero, como dicen por ahí, a un vivo otro más vivo. Ambos tienen la astucia de
la serpiente, pero al gato le falta la humildad qué tiene la paloma. Por la
falta de humildad no se da cuenta la serpiente que quien vuela por las alturas
es el pájaro, y quién se arrastra por el suelo es la serpiente. Así Nena tienen que ser nuestros sueños: que
apunten bien alto, y que sean reales y efectivos, porque son nuestros y
proceden de las altas esferas. ¿Y por qué sabemos que vienen de lo alto? Porque
el amor todo lo puede, todo lo espera y todo lo alcanza ¿Cómo es posible que
esos sueños respondan a nuestras inquietudes con tanta precisión? Vemos a
nuestros seres queridos, como tú mi hermana querida, muy bien y como si fueran
ángeles, vestidos de blanco, rozagantes en cualquier edad. Es el alma,
semejanza de Dios la que en ellos y nosotros sale a relucir en esos sueños
Divinos; y me dan la certeza de que le estoy escribiendo a una luz y no a una
sombra. Los sueños que dan alas a los insensatos y a los imbéciles son aquellos
que vienen de esperanzas vanas y engañosas. Por ejemplo ¿De las adivinaciones y
de los augurios supuestamente revelados en esos letargos nocturnos que realidad
puede haber? Todo eso y cosas similares son tan fantásticas e inalcanzables
como el número ganador del baloto al que no se le ha pegado ni de cerca a pesar
de millones de intentos y revelaciones; esta es una felicidad imaginaria
generada por las falsas ilusiones que no tienen ni base ni fundamento; a no ser
la codicia, la pereza y la de generar empleo. En cambio, la felicidad que sentí
en ese sueño supera a cualquier otra dicha alcanzada; es real y permanente. La
dicha y el gozo que pudiese causar la posesión, por ejemplo, del mejor de los
autos o de la más lujosa propiedad, no se acerca ni remotamente a las
propensiones elevadas del espíritu. Mi corazón saltaba de una alegría
inimaginable; es como si yo hubiese estado en tus moradas. Si esa dicha se
aproxima a lo que tú sientes, hermana mía, entonces no puedes estar en mejor
lugar. Estamos muy apegados a este mundo, pero cuando Dios permite que abramos
las alas y volemos bien alto, entonces podemos probar algo de las dulzuras
celestiales. Son sueños que no queremos que acaben, no quisiéramos salir de ese
lugar. Cuando tocamos de nuevo tierra no sabemos si somos los seres más felices
o infelices. Felices porque sí Dios permite que hablemos con ese traje tuyo
blanco, y joven y reluciente, es porque quiere que nos convenzamos que tú estás
bien; caminamos juntos de gancho como aquí solíamos hacer; y me hablas y me
alertas y me sacas de peligros.
Capítulo 10
—Qué pena
interrumpirte Carlín, déjame decirte una cosa. Cualquiera podría estar pensando
que aquel 9 de mayo todo era nuevo y extraño para mí; que debí de sentirme muy
asustada ante lo desconocido. Que en el momento en que mi alma se desprendió de
mi cuerpo está se encontró de súbito con algo nuevo y diferente. Para nada Carlín,
esta ha sido siempre mi morada, nuestra morada; sentí en este supuesto nuevo
ambiente que todo me era familiar, pero en una mayor dimensión, es decir; es
como si alguien hubiese salido de casa dejando la cocina desarreglada y llena
de trastos sucios, y cuando llega la encuentra bonita, limpia, oliendo a rico y
bien arreglada. Esto es así: un día alguien consagrado por Cristo desde la
eternidad se encuentra en el planeta Tierra velándosele todo recuerdo de la
celestial. De aquella vida espiritual eterna donde se posee un alma que es el
cuerpo sutil del espíritu no se recuerda nada; es como aquellos sueños de los
que no se recuerda nada.
Todos los gustos
y placeres que se sienten en esa atmósfera de oxígeno no es más que una réplica
de las cosas buenas contenidas en esta vida. Por eso nada de lo que viví se
perdió, nada, absolutamente nada. Y no sólo no se pierde, todo aquí está más
ensalzado y exaltado. Nos vestimos con trajes muy limpios de gala y disfrutamos
siempre de banquetes; además, también sentimos y gozamos de las cosas lindas
que ustedes sienten, pero tú nunca sabrás a que sabe las sal y los condimentos
de aquí sino hasta que los pruebes en aquel día. La misión en el planeta Tierra
es dejarlo mejor de lo que lo encontramos. Misión cumplida Carlin; no digo más.
¿Qué buena noticia, ¿no? Así como la madre Teresa de Calcuta tenía su misión
según los dones y carismas recibidos, de la misma manera yo tenía los míos.
¿Sabes lo que sienten Oswaldo y mis hijos de mí? Que te digo lo que sienten de
mí; mejor todavía: Dios está complacido con ellos; por eso todo lo que hacen
les sale bien; hasta lo que sale mal. Mi espíritu está con ellos todo el tiempo
y gracias a Dios cumplí con mi misión a pesar de las múltiples caídas que tuve.
¿Has notado lo tranquilo y sereno que está tu
corazón? Uno se mueve de diversas maneras; a falta de cuerdas vocales buenas
son esas diversas presencias eficaces y sutiles que se sienten en la mente, en
el corazón, en la mente, en la conciencia, en el alma y en el espíritu. Por eso
es que te digo y les digo que nunca te sentirás ni se sentirán solos; que estoy
contigo y con ellos en cada paso. Por eso Carlos debes sentir que todo se mueve
a tu favor, a vuestro favor. ¿Por qué no me cuentas lo que pasó en aquel
partido de baloncesto Carlos? Este es un ejemplo vivo de lo que significa la
confianza.
A diferencia de
nuestros rivales no era muy diestro para jugar baloncesto en sentido técnico y
táctico; menos todavía para hacer ademanes, maromas y jugadas rápidas: en la
debilidad está la fuerza, y a falta de aquello bueno era el promedio de
encestadas desde las diversas distancias; atinaba el noventa por ciento de los
lanzamientos, por decir cualquier porcentaje alto; y aunque tuviera una mole
gigantesca y sólida al frente me las
ingeniaba para pasar el balón por encima de sus brazos y atinar el lanzamiento.
Solíamos jugar casi todas las noches en la cancha del barrio Banderas. Recuerdo
una de esas noches: un sábado se nos acercaron para retarnos a un juego dos
hábiles y experimentados amigos y jugadores de baloncesto; sabía que sólo
habría una forma de ganarles y así se lo hice saber a mi hermano Nando, aunque
fuera un concepto utópico para los que están acostumbrados a sentirse
inferiores cuando sienten que tienen a alguien supuestamente superior al
frente. Cabe aclarar que una utopía no es un imposible, sino un posible, aunque
suene a ciencia ficción.
—Nando,
tendremos que ganarles 21-0. Eso significa que nosotros tenemos que tener
siempre el balón y encestar en cada lanzamiento porque en los rebotes sí que
estaríamos en desventaja ante este par de canguros gigantes.
—Pero, ... eso
es imposible Carlos; como les vamos a ganar 21-0.
El equipo que
primero hiciese 21 cestas ganaría; serían 42 puntos en condiciones normales.
Quien encestaba sacaría de nuevo desde un lado. Noté que, con razón, Nando se
sentía un poco, tan solo un poco incrédulo: pero había que tomar ese poco y a
partir de ahí darle lo mucho que esperaba de mí, además de lo poco que le
faltaba para convencerse de que podíamos ganarles. Yo nunca dudé de que podríamos lograrlo, y la
mejor manera era demostrarlo.
Comenzamos el
partido; yo me sentía tan seguro y confiado que atinaba todos los tiros al aro,
Nando pronto comenzó también a hacer lo suyo encestando todos sus lanzamientos;
nuestros nobles rivales no la creían y se fueron desmoronando a medida que nos
sentíamos dueños y señores del juego. En
una esquina crecía el ánimo y la confianza, y en la otra decrecía. En ningún
momento nos faltamos al respeto; sabíamos quiénes eran, estábamos jugando un
partido con un desenlace poco común según la lógica de la alta o baja estima.
Nadie está libre ni de un mal ni buen día, era una situación atípica y
particular; no una situación general porque se daría una sola vez; bueno, dos
veces en un sólo día, aunque, desde luego, replicaría en otras instancias o
actividades. Ellos, al igual que nosotros, estábamos lúcidos y en nuestras
plenas facultades físicas y mentales; cada cual dio lo mejor de sí: simplemente
las cosas se dieron en un bando y no se dieron en el otro. Sin embargo, la cosa
no paró ahí; les dimos la revancha a condición de que tuviéramos el saque. Y
como dice el dicho: "quien no quiere caldo le dan dos tazas". Les
volvimos a ganar por el mismo marcador. Confirmado y reconfirmado para que no
quedaran dudas de donde venía la victoria.
––Qué bien
Carlín, siempre me ha gustado leer lo que escribes; y veo que conmigo
encontraste una nueva inspiración. Muchos incrédulos pensarían que le estas
escribiendo a una sombra; si pudieran ver ellos que sus sombras luminosas están
más cerca de lo que se imaginan, entonces en verdad si que serían felices y
nada amargados. Me encantan las historias, cuéntame Carlín otra que nosotros
podemos hablar tranquilamente como si nada hubiera pasado.
––Claro que sí
Nena. Las siguientes tiene que ver con la neurosis colectiva producto de la
falta de confianza. La falta de confianza produce comportamientos hasta jocosos
y extraños. Si el señor de la historia que narraré hubiese estado tranquilo y
confiado, todo lo hubiera sonreído y salido bien.
Existe lo que
los psicólogos y yo llamamos la neurosis colectiva. Les voy a dar varios
testimonios de ello. Los primeros cinco días de cada mes los Bancos de las
ciudades están abarrotados de gente, más que en los días ordinarios. Quienes
más se esmeran por cumplir eficientemente sus labores son precisamente los
empleados del Banco, en especial los cajeros y los asesores. Algunos de la fila
de súbito y sin motivo aparente, creo yo, comienzan a sentirse acosados por la prisa
y abrumados por la impaciencia, se comienza a sentir el rugido de un remezón en
camino; cada uno quiere ser primero. Todo ese tiempo la paso leyendo y
observando tranquilamente y con curiosidad dicha gestación mientras hago fila;
una señora llega y se hace detrás mío y al momento me pide que si le podría
guardar su lugar mientras hace una diligencia
—No señora —le
contesto un poco desconcertado—, tendría que solicitarlo más bien a los que
están detrás de usted y no a los qué están delante ya que yo no soy el dueño de
la fila. Bueno, pareciera que algo de esa neurosis ya había entrado en mí.
—Muchas gracias
señor —me replicó con sorpresa y en un tono muy poco amable, como si ya antes,
sintiéndose segura, hubiera dado por aprobada su petición. Ante mi negativa, la
señora va a la fila de al lado y le pide a otra el mismo favor; o sea que le
aguarde el puesto mientras hace una diligencia.
—Con mucho
gusto, —le contestó la amable y comprensiva señora mientras me lanzaba a la vez
una tierna y expresiva mirada de sumisión que contrastaba con la silenciosa
rabia e indignación de algunos.
Mientras la
señora se retiraba fuera del Banco le pidió también a un adolescente
desconocido que le cuidara el puesto de otra fila; el joven, atónito y mudo,
apenas pudo contemplarla, como si ella fuera de otro mundo. Confuso entonces el
joven no contestó nada, la señora de todas maneras y sin dudarlo lo tomó como
un sí; así entonces la elegante dama ya se había asegurado dos filas, y a mí me
había tocado tomarme dos tazas de la sopa que no me gustaba.
Mi desquite
llegó cuando al cabo de cinco minutos regresó la señora, y sorprendida notó que
los dos guardas ya no estaban asentados en sus respectivos puestos. El muchacho
ya se había ido y en la otra fila la amable señora ya había sido también
atendida. Pero, en el preciso momento que yo me estaba retirando del Banco un
señor de unos 35 años también llamó mi atención: el señor estaba como sufriendo
un severo ataque producido por una extraña mezcla de autocompasión y neurosis crónica,
muy común en las personas que no se pierden los noticieros de la televisión. Se
paseaba el señor desesperado —o sea sin esperanza— y con las manos atrás y la
cabeza gacha de aquí para allá como si fuera un pobre león enjaulado; no
resistió más, y estallando, gritó:
—Llevo en el
Banco dos horas esperando ser atendido. —Cada diez minutos decía lo
mismo––además, eran como las 9:00 am , o sea que el Banco debió abrir a las
siete de la mañana; cosa que sería poco usual.
—Sí, es verdad,
pobre señor. —Replicaron casi todos los que esperaban ser atendidos en el
Banco.
Sólo dos o tres
personas salimos en defensa de los incomprendidos y diligentes empleados. Los
que más daban alaridos casi ininteligibles eran algunos pensionados y algunas
amas de casa, pues no hacían otra cosa que proclamar a los cuatro vientos las
injusticias de este país. Contrastaba esta actitud con la gente que realmente
estaba apurada; como mensajeros y empleados de oficinas y locales comerciales.
Aquellos no encontraban sino motivos para quejarse, y estos para agradecer; por
tal razón estos, los miembros del aparato productivo de esta nación, siempre
lucen bien parados, contentos y felices; no tienen tiempo ni disposición para
andar a toda hora quejándose con todos por todo.
—Mis hijas están
secuestradas y debo llevar el rescate a mi casa, por favor atiéndanme que me
están esperando con la plata. —Gritó el señor desesperado.
Para no hacer el
cuento largo, digamos que nunca se escuchó la noticia del secuestro de unas
niñas en las inmediaciones del Banco en Cedritos; y menos aún que el retiro
fuera para el pago del rescate: $380.000: el más bajo en la historia de los
secuestros en Colombia y del mundo.
Nena: hay mucho ruido aquí, la gente se queja de
todo y por todo; da la impresión de que muchos ya perdieron hace rato la
confianza en sí mismos; culpan a los demás de todo lo malo que sucede: no
deberían afligirse; o sea no darle gusto al diablo porque este no ha tenido, ni
tiene, ni tendrá la última palabra. Aunque la causa de esas aflicciones sea
cierta no hay que afligirse que Dios no se muda. Solo las personas felices de
verdad podrán transmitir felicidad a tanto infeliz y amargado; aquellos son tan
imprescindibles como el aire para nuestros pulmones.
Capítulo 11
El ruido de una
ambulancia, de unos dolores, de las lágrimas de una madre, o de un hermano o
prima, quedó acallado por ese silencio y paz que llegó a nuestras vidas de un
momento a otro ––a pesar de que estaba llamando a la puerta desde hacía rato––
y que ningún ruido, por ensordecedor que sea, podrá alejar. Aunque todo se
derrumbe a nuestro alrededor, aunque los hombres no sonrían y solo respiren
rencor y amargura ––cosa que no va a pasar––, aunque la injusticia enarbole sus
banderas hasta lo más alto; yo me seguiré alegrando con la paz y silencio de mi
corazón; porque detrás de todo ese ruido resuenan voces de vida terrenal y
eterna.
Y con tu gracia Jesús, eficaces intercesores
deambulan cerca, muy cerca de nosotros. Ellos nos transmiten tu silencio y tu
paz. No se encuentran distantes ni dormidos; o lo que sería peor: aniquilados.
No, para nada, su alma y espíritu están en la presencia de Dios, en las manos
de Dios esperando que llegue el no tan lejano y ya presente final de los
tiempos, aunque al Planeta Tierra le queden todavía 26 mil millones de años de
vida; y así resucitemos con Cristo en cuerpo y alma. ¿Y qué otra cosa podrías
transmitirnos que no sea toda esa paz, alegría y esperanza que personas como
tú, hermana mía, quieres compartir con sus más queridos al hacernos sentir que
no hay que morirse para probar las dulzuras celestiales? Tan solo hay que creer a las palabras de
Cristo: yo soy la resurrección, el camino y la vida; quien cree en mí no
morirá, sino que tendrá vida eterna. Tu me dices con tremenda seguridad, Nena,
que me va a ir bien, que nos va a ir bien; parecen ejércitos armados los que
nos quieren convencer de lo contrario, pero no son más que sauces desgajados.
Al César lo que
es del César y a Dios lo que es de Dios. Nacidos de nuevo nos ponemos en la mano
de Él, y aunque caigan diez mil a nuestra izquierda y diez mil a nuestra
derecha nada nos pasará. Tan solo hay que ser felices, confiar y lo que es más
importante: no ver los noticieros que a ellos no les interesa tanto informar
como impactar y encantar con verdades o con mentiras a la masa de incautos y
desprevenidos. Mirar las noticias siempre con los ojos de la fe y no desde los
de la locutora y de la masa.
—¿Recuerdas,
Carlos, que nuestra abuela Lola no paraba de carcajearse por muchas de las
cosas que contábamos o nos sucedían? Las apariencias engañan, y para cualquiera
que no la conociera pensaría que nuestra abuela era una persona severa y seria.
Nada más lejos de la verdad; era la persona sencilla, descomplicada, noble y
servicial que he conocido. No te imaginas Carlos lo contenta que ella aquí
vive; se carcajea por todo lo que ve en mi otrora mundo. No puede creer que los
terrícolas no puedan sentir nuestra presencia, cuando es tan evidente y lógica.
La gente cree que porque no nos ven estamos muertos, ¡ja ja! Ni se imaginan lo
elásticos que somos. ¿Recuerdas lo que el pie de mi abuela y mis piernas nos
hacía sufrir? Pues te cuento Carlín que lo que mejor nos funciona aquí es lo
que menos funcionaba allá; todas esas atenciones dedicadas a esas partes
enfermas no fueron en vano, y aquí sí que tuvieron efecto; lo demás no
necesitaba tanta sincronización. Sea como sea aquí todo nos funciona de mil
maravillas; y quienes allá quieran vivir tristes y quejándose por todo, pues
allá ellos. Nada de eso nos afecta; este es un lugar de paz, esperanza y
alegría; o sea: de amor. Somos felices y punto. Ríe y el mundo reirá contigo,
llora y llorarás sólo. Si quieren vivir alegres y sentir nuestra siempre
presencia, bien venidos; de lo contrario, allá ellos. Pero aquí estamos y aquí
nos quedamos. Además, desde aquí nosotros podemos ver todo con claridad, aquí
nada nos engaña; ya te he dicho que en nuestras moradas eternas el mal no tiene
cabida; quien no pudiendo quisiera entrar aquí deberá primero meterse un buen baño
o depurada; deberá devolver con bien tres veces todo el mal ocasionado; por así
decirlo. En este sentido aquí por lo general nadie tiene ningún problema; no es
sino que quieran seguir experimentando todo el amor que la misericordia de Dios
da a cada alma recién llegada para que quieran hacer, con Su ayuda todo el bien
que quieran. A mi abuela le da risa que, pudiendo, muchas de las cosas que
sentimos aquí, no las quieran sentir allá. Sí tan sólo quisieran poner toda su
confianza en el Dios que "no ven"; o más bien, en el Dios que la
carne, el mundo y el diablo no quiere que vean. A ver te explico con un ejemplo
Carlos: ¿qué es más lindo, edificante y enternecedor? La sensación que siente
Hitler al creer que es dueño de la vida y del mundo con todo lo que ellas
tienen, o ver a una señora de noventa años, como mi mamá, arrodillada al pie
del Santísimo con toda la inocencia, fe y ternura de quien siente la presencia
de la perfecta compañía. Pues te aseguro Carlos que aquel nazi no sólo no se va
llevar nada, sino que se le quitará hasta lo que no tiene; en cambio aquella
señora beberá eternamente de las fuentes eternas al lado de todos los suyos. No
hay mayor belleza que la presencia de una anciana que bebe todo el tiempo de la
misma agua que le diste a la samaritana.
No te imaginas
Carlos lo lindas que son las almas; aquí donde estoy entiendo muchas cosas que
antes no entendía; solo muchas, no todas. No entiendo bien, por ejemplo, por
qué los seres humanos no se dan cuenta de la tamaña belleza de su alma. ¿No se
supone que esas almas estaban consagradas desde la eternidad?; ¿o sea que ya
vivían en el paraíso de Dios antes de emprender, por causas que desconozco, su
temporal viaje a la tierra? ¿No se supone que tenían la misión de dejarlo mejor
de lo que lo encontraron? Eso me hace suponer que eran almas buenas porque
desde la eternidad han estado en la presencia de Dios. Pero bastaba que
aterrizaran a la tierra con un cuerpo físico, en esa atmósfera de oxígeno, de
plantas de animales, entre muchas maravillas más para que no pocos quisieran
apropiarse de todo eso y más, como si cuando regresasen pudiesen llevarse,
aunque fuera un granito de tierra o una gota de agua.
Casi todos
creen, Carlín, que los pensamientos vienen de la mente, nada de eso, vienen del
alma. No todo lo que se asoma a nuestra conciencia viene del cerebro, también
puede venir del corazón. Este no es solo un órgano biológico con células, al
igual que no lo es el cerebro; no solo son dos masas de carne similares a la de
los demás mamíferos. Estos no pueden decodificar ni interpretar las imágenes,
el sonido, los olores, entre muchos elementos más. Y esto es tan lógico como lo
es aquello que representa el corazón del Sagrado Corazón de Jesús: dicho
corazón no solo llevaba sangre y oxígeno a todo el cuerpo, llevaba o lleva todo
lo que representa vida: sentimientos, afectos, ternura, candidez, lozanía y
plenitud, para mencionar solo algunos estados. El corazón de Jesús es una
puerta abierta a la paz, la alegría y la esperanza; por ahí se mueve y se pasea
el Espíritu de Dios, y todo lo que a él contiene. Por ejemplo, Él se comunica
contigo a través mío. Más que palabras son sentimientos y afectos; presencias y
sentimientos solo visibles y sentidas por quienes quieran estar en su sintonía.
Todo lo que viene de Dios deja esa sensación de paz, alegría y esperanza; y no
solo esto, hay mucho más que vivo y transmito. ¿De dónde crees que viene todo
eso tan bueno? Te aseguro Carlos que cualquier sentimiento contrario y
desagradable que pudieses sentir no tiene nada que ver conmigo; y menos con
Dios. ¿Acaso de donde crees que vienen
las inspiraciones del alma? ¿Cómo crees
que aquellos músicos y bailarines pudieron transmitir lo que sentían? Hay
mentes más sensibles que otras a las manifestaciones del alma y a las
vibraciones del espíritu. El Espíritu está siempre pronto para ir en busca de
intercesores y receptores eficaces; y puede hacerlo también en cualquier idioma
y con la misma voz que solías escuchar. Nada se pierde; al contrario, se vuelve
más funcional y vivo. Las buenas noticias de Dios son maravillosas. Estas son
las que, más que sobre todas las demás, hay que escuchar; de esa forma se
caminará plácido y tranquilo entre el ruido y la prisa. Te decía Carlos que
tenemos la misma facultad del ser humano de comunicarnos y expresarnos a través
de tu mente y nuestra alma con el mismo sonido articulado de las cuerdas
vocales; podemos hablar con ustedes porque estamos a vuestro lado; de lo
contrario es lógico que nos quedaría muy difícil hacerlo desde la supuesta
lejanía desde donde muchos creen nos encontramos simplemente porque no tenemos
un cuerpo físico.
Si este tipo de
personas quiere saber lo bueno que es la verdadera vida, pues debe aprender a
moverse a través de su sutil y eterno cuerpo espiritual que es su misma alma.
No hay otra manera de ser más feliz en esa y en esta vida; las personas, por lo
general, no lo entienden; pero si abriesen el corazón a todo eso que consideran
imposible e invisible a los ojos y a mirar todo desde la perspectiva de la eternidad,
te aseguro Carlos que se sentirían invencibles; ¿y por qué invencibles? Porque
son eternos e imagen y semejanza de Dios; y te digo todo esto porque, si bien
nunca me lo pude antes haber imaginado sí que me lo estoy viviendo ahora
hermano mío. Sí Carlin, quedé más viva que antes; me meto en todo y soy
tremendamente operativa y eficaz; es mucho lo que tendría que decir acerca de
la trascendencia para nosotros de todo esto; algo que en mi porción de mente
materialista nunca habría imaginado fuese a sentir. Ya te imaginarás Carlos lo
frustrante que podría ser para nosotros movernos en medio de tanto ojo que no
ve, de oído que no oye, de pies que no caminan, de manos que no trabajan, y de
tantas mentes que no piensan. Y digo que podría ser frustrante porque tampoco
esto nos entristece; las cosas son así, las aceptamos y continuamos sin
obstáculos nuestro ascenso sin que nada ni nadie lo pueda impedir. Algún día
sabrás Carlos lo que es verdaderamente moverse como pez en el agua y en las
profundidades de la verdadera vida; sabrás lo que es la existencia pura y todo
lo que a esta compete. Por todo esto y mucho más estamos tan bien y agradecidos
que con toda el alma dedicamos nuestra vida a hacerles sentir todo eso; no
queremos que crean que están y caminan solos.
Habrás intuido que en este sentido nos sucede lo mismo que a ustedes: a
la larga solo nos quedamos donde nos reciban y nos escuchen.
Por eso Carlos
creer es lo mejor que ha alguien le pudiese suceder; y no creer es lo peor que
a alguien le pudiese suceder. ¿Cuál crees que es la causa de las tristezas, de
los vacíos y de las amarguras? ¿Has notado la fisonomía y expresión corporal y
facial de los que creen y de los que no creen siquiera en el rejo de las
campanas? Pues es la misma diferencia que existe entre una excelsa majestad y
un cadáver ambulante. Claro que sí Carlos, hay mucha diferencia entre caminar
silbando: alegre, derecho, sonrientes y con la sensación de que están lanzando
misiles de bendiciones a diestra y siniestra a todo el que mire, toque y
piense, y entre aquellos que pareciera están a toda hora rindiendo honores a la
burla, al desdén y el desprecio. Parece mentira, pero para una persona
verdaderamente alegre, sus mejores días se caracterizan porque todo,
aparentemente, sale al revés. Expliquémonos:
El día amanece
frío, oscuro y nublado, y como con la intensión de que esos fenómenos repliquen
en el ánimo; ataca aquel feo amanecer desde los frentes más mentirosos y
siniestros con la intención de contener espíritus que, gracias a Dios, no podrían
estar más en contraste con dizque aquel feo amanecer; es decir, se las tendrá
que ver con un sol ardiente, bello y naciente que de momento permanece
semioculto debido a unas nubes pasajeras. Te voy a contar un secreto Carlín:
una de las sensaciones más placenteras es sentir que se puede hacer caso omiso
o estar aislado del ruido por más ensordecedor y persistente que se muestre.
Jesús callaba ante Herodes, Pilatos, y una turba que gritaba crucifíquenlo a
pesar de que entre ella había personas que Él había, de una u otra forma
sanado. Callaba y dejaba que se recomieran de la rabia y que descargaran con
toda su ira y placer sobre su espalda y demás partes de su cuerpo golpes sin
fin de una flagelación infame e inimaginable.
En medio de todo
ese ruido, el Padre retrocedía, se adelantaba y
mostraba a Jesús su Resurrección en el Huerto de Getsemaní; le mostraba
su ascensión al cielo cuando le estaban flagelando; le mostraba la venida del
Espíritu Santo cuando le estaban clavando una corona de espinas sobre su
cabeza; le mostraba la asunción de su madre, la Virgen María, a los cielos
mientras cargaba lleno de dolor, tristeza y debilidad la cruz más pesada de que
se haya tenido referencia; y le mostraba, entre muchas cosas más, la coronación
de La Virgen María como Reina Universal de todo lo creado a medida que un
martillo golpeaba unos clavos que le estaban atravesando con un dolor inefable
sus manos y sus pies, como si estuvieran
trabajando un pedazo de madera inerte. La miró con unos ojos que parecían salirse
de sus órbitas por tanto dolor e indolencia, y le dijo: madre, he ahí a tu
hijo, hijo he ahí a tu madre. Como
dueño y señor del universo, y como dueño y señor de sí mismo: callaba y
bendecía a diestra y siniestra a todos esos que, según Jesús, no sabían lo que
hacían. Jesús sabrá Carlitos, pero como no van a saber lo que están haciendo;
es que uno no puede ser tan menso en la vida. No sabían en el sentido de que
desconocían lo que les esperaba cuando algún día vieran a Jesús cara a cara en
las moradas celestiales: tan cerca y tan distante; pero eso de que no sabían lo
que hacían cuando lo estaban viendo y haciendo, y en el sentido de infligirle
el máximo dolor posible es utópico; claro que sabían lo que hacían, y lo
disfrutaban. La maldad de algunos hombres Carlín es consciente, calculada, no
tiene límites y es real.
––Como decía
Albert Einstein, hermanita, hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez
humana.
––Cuando callas
Carlín te haces invisible e invencible porque Jesús toma el control. En ese
silencio solo se encuentran tú y Jesús Dios Padre Todopoderoso. Te lo digo
porque aquí lo siento y lo vivo, y estamos libres de todo el mundanal ruido; y
por tanto solo hay espacio para el silencio y la paz. En ese silencio, en medio
de todo ese ruido de allá, tú te pones en las manos y la presencia de Dios: Él
toma el dominio; y siempre saldrás triunfante. ¿No te parece que es un placer
sentirse dueño y señor de sí mismo bajo el amparo del altísimo? No lo dudes
Carlos, así es; silencio en el duro trabajo, brisa que riega la tierra en
sequía, enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. Deja por tanto Carlos
que el ruido grite, chille y llore todo lo que quiera; se le ha dado también a
los seres terrenales el poder de someter a la serpiente; no dudes nunca en
hacer uso de ese poder; el demonio querrá hacer saber y sentir que todavía
tiene el control; pero no lo tiene. Todo lo de él es una mentira; incluso los
problemas y conflictos que cada día os asechan; y son mentira porque son
pasajeros, están sujetos a un espacio y un tiempo; en cambio tu eres parte de
la eternidad y todo lo que a ella contiene.
––Carlín,
hagamos una recopilación de tu vida. Estás en el momento máximo que una persona
puede llegar a sentir: ninguna fortuna podría comprar el estado de tú espíritu
y en general de tu ser; y no lo podrían comprar porque es gratis. O sea, no
tienes que ser el gran filántropo; no es necesario que seas el gran distinguido
ni ante Dios y menos ante los semejantes para tener lo que el amor y las obras desean
para el bienestar de cada ser que ha nacido en la tierra. Es un derecho o
gracia ganados desde el nacimiento; el único requisito para hacer uso de él es
aceptarlo. Muchos de los hombres más ricos hubiesen dado toda su fortuna por
obtener algo de esa gratuidad; y si no lo consiguieron fue porque estaban
acostumbrados a sus propios pesos y medidas.
Sus estándares siempre se quedaron cortos, pues “el cariño verdadero ni
se compra ni se vende; no hay dinero en el mundo que pueda comprar los
quereres”. Porque solo Dios es santo; la santidad de Dios es su propio ser. El
encuentro con la santidad de Dios provoca en el hombre una conciencia de su
dignidad y de la sobreabundante vida que prometió. Te voy a decir así por
encima de que se trata mi estado y el por qué un poco prematura de mi ida, o
venida aquí donde estoy. Mis ojos han visto al Rey en su gloria; a alejado de
mi todo pecado porque vivo en la presencia de mi Señor: cara a cara con Él.
Esto es algo que supera las fuerzas y el entendimiento del hombre, tanto que,
físicamente hablando, nadie ha sobrevivido; es un fuego devorador que yo sentí
en mis últimas horas de vida física. No era para mi nada nuevo que sintiera que
todos mis pecados se quemaran; sin embargo, en esas tres últimas horas sí que
sentía esto que te estoy diciendo de la manera más misericordiosa posible. Pero tú Carlos, en cierto sentido, habitas en
medio de ese fuego perpetuo y devorador que es la Santísima Trinidad; sabes
que, según esto, no es necesario morirse para probar las delicias del Cielo.
Allá es una cosa, y acá es otra cosa. Hay cosas de acá que pueden ser de allá;
y hay cosas de allá que pueden ser de acá. Dios quiere que sientan allá la
presencia de todos los seres queridos que se han ido, que se convenzan de que
no están para nada muertos; que están más vivos que cuando estaban vivos en la
tierra. No quiere lágrimas sino alegrías; y sea como sea, hermano, tú eres uno
de esos voceros. Dios quiere que los hombres sepan de una buena vez por todas
que el mundo no es como lo han pintado. Es mucho más versátil, bello y colorido
de lo que ven y se pueden imaginar. El mal ya ha sido atado, pero hay muchos
que son mordidos porque todavía se acercan a él. Hace poco ––exactamente un año
después de mi ida–– le dije a mí mamá que estoy a punto de tocar el cielo; eso
significa que ya prácticamente no me queda una sola brizna de pecado; y esto
también recae sobre ustedes. Ustedes: mi mamá, mi esposo, mis hijos, mis
hermanos, primas y amistades especiales ya no son las mismas personas; ustedes
también cada vez están más cerca del cielo. Desde el cielo; tal como me lo
expresó personalmente Santa Teresita del Niño Jesús, Carlín –– y debido a tu
intercesión y deseo que yo me encontrara con ella––, soy más útil a las almas
que amo, no estoy para nada inactiva, mi deseo es seguir trabajando a favor de
ustedes desde aquí que soy más eficaz y operativa. Así nos lo pide Dios; y por
eso siempre me escucha. No he muerto, al contrario, he entrado en la vida: una
vida más bella, intensa, eficaz y libre. Y no se preocupen, volveré a verlos y
después de eso nada nos quitará la alegría.
Capítulo 13
Cuéntame ahora
sí Carlos esa recopilación de tu vida.
––Claro que sí
Nena; aquí va:
Los individuos
parecían encajar en esta esfera de oxígeno; sin embargo, Carlos se sentía
asfixiado. No encontraba situaciones y relaciones compatibles con su modo de
sentir y de ver las cosas. Había
decidido no permitir que el medio social lo absorbiera o empujara hacia donde
él no quería ir, y para no hacer parte de un mismo sentir y pensar debería
tratar de ver las cosas desde otra perspectiva: continuar desde donde muchos
han renunciado, recorrer lo que otros no han andado, y ver lo que casi nadie ha
visto. Era consciente de que todos sus
esfuerzos debían encaminarse en encontrar y atravesar y encontrar la puerta
estrecha de la que tanto había escuchado a fin de no caer también en el
encantamiento y el despeñadero.
¿Por ejemplo,
por qué habría de escribir con la mano derecha cuando le resultaba más cómodo y
natural hacerlo con la derecha? Dos personas maravillosas que según los
convencionalismos no hicieron parte del montón influyeron en sus primeros años
de vida; y desde luego en todos los demás: ellas fueron su abuela Alicia y su
tía abuela Carlota. El niño no tiene la
culpa de que se sienta atraído por su por su mano izquierda y de que quiera
llevar la contraria al vecino y al resto de la humanidad ––se decían entre
ellas––. Carlotica también tenía desarrollada la visión de rayos X, es decir,
podía ver más allá de lo visible, o sea en lo invisible, y como suele suceder
por lo general a todos los locos científicos y artistas; pues como brillante
concertista de piano que era veía en su sobrino cualidades que el simple vulgo
llamaría paranormales; pero no, no tenían nada de sobrenaturales ni de
paranormales; su comportamiento era el más normal del mundo; y era tan normal
que fue la primera persona en notar que un comportamiento paranormal lo sufren
solo aquellos que tienen de alguna manera la mente trastornada; patología esta
que desafortunadamente la sufren la mayoría de la personas sin que lo noten; es
una enfermedad silenciosa o como un encantamiento que penetra lenta y
sutilmente con el único propósito de no dar sentido a la pregunta más
importante que todo ser humano alguna vez se planteará ¿Y para qué vine a este
mundo?
Carlotica
complacida no dudó en alentarlo, no hacia sus propósitos sino hacia la persona
que es él; su abuelita los miraba como quien si quiere la cosa y no dejaba de
sorprenderse por el interés que Carlos Eduardo ponía en el aprendizaje de la
lectura y de la escritura. Erre de ratón
—le decía cariñosamente Carlotica mientras le tomaba y guiaba con decisión su
mano izquierda a través del papel. Erre de ratón —repetía una y otra vez Carlos
Eduardo mientras jugaba con el triciclo contento porque sabía que sin importar
lo que sucediese siempre haría parte de los privilegiados de la creación; al
igual que cada habitante del planeta siempre y cuando quisiesen aceptar ese
regalo. Le fascinaba escribir en las
paredes, y especialmente porque se lo tenían prohibido. Debería ser maravilloso
vivir en la gran muralla china ––Se decía. Le inquietaba lo complicadas que
podrían ser las personas; no entendía porque rivalizaban por todo: todo el
mundo quería ser el primero o el mejor de los mejores como si un gran trofeo
les esperara al final de su carrera o periplo ––ser segundo podría ser causa de
una gran depresión, aunque el resto de la humanidad estuviese por debajo de
él––. De igual manera, todo tendría que hacerse de afán y habría que deprimirse
por casi todo para demostrar responsabilidad y eficiencia –incluso hasta cuando
se despedía a un avión de carga––: que,
porque se quebró un plato o un jarrón; que, porque cortaron la luz, el agua o
el teléfono; que porque esta persona no me corresponde: a mí ––dicen––que soy
de lo mejor que a una mujer le pudiese pasar; en fin, nunca estaban contentos
con nada; ni siquiera cuando habían conseguido esto tan bueno, o aquello tan
deseado, y mucho más. Vemos que una perpetua insatisfacción era el común
denominador; y se llegaba a tales extremos que les entristecía lo que más
debería alegrar.
Sí, gran parte
de la humanidad estaba o encantada o trastornada: algo definitivamente no
encajaba dentro de la lógica y normal desenvolvimiento de las cosas. Las
personas solo reían en las fiestas, en las reuniones informales, en las
fotografías y en los comerciales; pero rara vez lo hacían cuando estaban solas,
o precisamente cuando había verdaderos motivos para hacerlo; es decir como
dentro de un ánimo especial y verdadero, o en los lugares o situaciones que,
contrariamente al común pensar, eran más bien comunes y ordinarias y para nada
extraordinarias: solo en apariencia. Como dice el dicho: quien no ha visto a
Dios, cuando lo ve se asusta. De acuerdo a lo acabado de señalar, Carlos
Eduardo nunca pudo entender y tan solo podía quedar atónito ante la rabia
amargura que algunos sentían por las cosas buenas que otros tenían, aunque los
primeros beneficiados fueran esos algunos; por ejemplo: el empresario que le
tenía envidia a su mejor vendedor, o el jefe que le tenía bronca a su mejor
empleado por los esfuerzos que hacía para que todo el mundo notara que su jefe
era eficiente. El mundo realmente estaba loco; loco de remate. Qué tenía de
malo, por ejemplo, ser zurdo si lo que realmente importaba era el acabado y la
buena intención de la obra ejecutada o en ejecución. Definitivamente había
muchas cosas malas en medios de tantas buenas; algo tenía que hacerse al
respecto. Había comenzado la gran revolución.
––Pero
profesora, no entiendo que pudo haberle pasado al niño, él ya había aprendido a
leer y escribir y ahora no puede ni concatenar las sílabas más elementales ––le
decía preocupada su mamá a la profesora causante de cortocircuito––. Al niño
entonces se le había olvidado leer y escribir y hubo que comenzar desde cero,
pero con más dificultades de las normales. Es decir, tardaría más tiempo en
volver a aprender lo que había desaprendido. Seguramente fue a partir de ese
evento que comenzó a sentir que no encajaba en un mundo que se movía en
contravía suyo. Pero, desde luego, la simpleza humana consideraría su rebeldía
como algo anormal y sin causa, totalmente fuera del modelo común de
comportamiento. Él tendría entonces que
seguir los modelos, tradiciones y convencionalismos que habían seguido una
veintena de sus generaciones pasadas so pena de condenarse a ser un raro
espécimen apto para la estigmatización. Muchos años después siendo todavía
adolescente habría siempre de recordar el día en que frente al Sagrado Corazón
de Jesús escuchó una voz que le decía: te salvarás tú y tu familia; desde
entonces nunca dudó de que esa luz habría de iluminar por siempre los caminos
oscuros que tan fácilmente atraía a la mayoría de las personas por aquello del
siempre dominante subconsciente colectivo.
A la larga aquel
cortocircuito le trajo más beneficios que perjuicios; hacía cosas de la mano
izquierda que le correspondían a la derecha, y viceversa. Algunas funciones
propias de determinadas partes del cerebro también se vieron trastocadas; por
ejemplo, las funciones típicas que normalmente desarrolla el hemisferio derecho
del cerebro serían ahora competencia del izquierdo, lo que estaba aquí quedó
allá, y lo que estaba allá quedó aquí. El resultado final fue un producto nuevo
y original; algo que inconscientemente y de seguro estaría esperando la
humanidad desde sus comienzos. ––Por los frutos los conoceréis, dice una frase
famosa–– El resultado, decíamos, fue un nuevo fruto que pocos se atrevían a
probar por miedo a ser estigmatizados como locos; pero resulta que sucedía todo
lo contrario: y era cierto, todos los que probaban dicho fruto enloquecían,
pero se sentían mucho mejor; en cambio no se sentían igual los que no lo
probaban, aunque siguieran cuerdos y sensatos.
No costaba mucho demostrar que el mundo estaba patas arriba. Por
ejemplo, casi todos se burlaban o hacían caso omiso de las frases supuestamente
célebres de su autoría. Pero había que ver la resonancia positiva que estas
mismas frases tenían si eran afirmadas y firmadas bajo el pseudónimo de
Cervantes Saavedra, Morgan Freeman o cualquier actor de Hollywood.
Si hubiera
seguido el curso normal de los acontecimientos o reacciones tendría Carlos
entonces y según los convencionalismos que sentirse triste o feliz, y por los
mismos motivos que alguien se sintiera triste o feliz; de seguro entonces
andaría cabizbajo y preocupado: dando
importancia a lo que no tiene importancia; o sea a la vida que se lleva en un
mundo material.
Ver lo que otros
desean que se vea so pena de la estigmatización y la mácula; como consentir que
no era tan bueno para lo que era bueno, como el escribir con la mano izquierda,
era algo que nunca encajó en su personalidad. Y bueno, por un tiempo sintió que
las nebulosas habían venido para quedarse; que no había otra cosa que hacer
sino seguir los patrones impuestos porque ellos eran el camino recto a seguir.
Pero un día, en la noche más oscura, pudo ver y tocar su sombra amiga y
luminosa. Veamos que pasó:
Un día unos
amigos lo invitaron a un lugar donde había mujeres que por un módico precio
satisfacían los impulsos que no encontraban desahogo. No perdió la virginidad a
los quince años no tanto porque no quería sino porque no podía, no era capaz de
abordar a una mujer para conquistarla de la forma como lo hacían sus amigos:
pensaba que ellas eran un bello y raro espécimen lejos de su alcance; no sabía
cómo hacerles el amor y menos aún preguntarles qué hacer al respecto aunque sus
hormonas estuvieran alborotadas por
descargar su polvorín a lo largo de todo el torrente sanguíneo; se suponía
estas cosas son parte del impulso natural e instintivo de los seres animados.
Se sentía pues desconcertado con esta y otras pruebas; esta era una de sus
sombras oscuras y de los grandes engaños del que era víctima; pero la fortaleza
está en la debilidad; y un céfiro celeste tuvo misericordia de él y se le
ordenó bajar, velar y cuidar cada paso que diera en este aspecto; la orden se
cumplió al pie de la letra y, como se suponía hubo mejor resultado de lo esperado:
la virilidad, la gentileza y la cortesía se convirtieron en cualidades innatas
de las que no había necesidad de hacer aspaviento; se mantenían dichas
cualidades escondidas y bajo reserva,
pero ahí estaban: listas para hacerse sentir cuando las circunstancias y
los momentos lo exigieran. Y nada que ver con la actitud de aquellos simples
que quieren siempre demostrar que son mejores que los demás por el mero hecho
de que no lo son; es decir, quien presume es porque no tiene, porque quien
tiene no necesita presumir: se le nota.
Bueno, en realidad los favores divinos son asequibles a cualquiera; pero
la vanidad y el orgullo siempre complican las cosas.
Pues los dos
entraron en aquel nido de placeres como Pedro por su casa, tomando silla en
lugar de cama; es que desde los asientos las compañías y las charlas siempre
han sido más duraderas; en las camas hay muchos elementos distractores. Vemos
entonces por lo acabado de decir que no le dieron la menor importancia al
objetivo primario que en este caso sería la cópula perfecta; nada de tenderse
boca arriba como en las películas y telenovelas en espera de que un león
salvaje se arroje como si estuviera en una competencia de clavados. Cada uno de
sus amigos fue atendido, tanto antes como después de la faena, por las
experimentadas damas con suma celeridad a fin de despojarlos sutilmente de lo
poco que les quedaba. No se sabe por qué Carlos no recibió el mismo
tratamiento; simplemente lo dejaron casi dos horas a merced de unas novedades
que hizo de la estancia un lugar ya alejado del pesar, del letargo y las
rutinas. ¿Es que acaso en la variedad no está el placer? Así es, siempre y
cuando se cambie el foco.
La charla de
Carlos con ella resultó ser más placentera que los dichosos puntos G que del
cual tanta reverencia y mención se hacía por aquella época. Este tema le
parecía pura fantasía ya que sabía que los máximos placeres se obtienen es con
cuotas de sacrificio y entrega y tienen la particularidad de durar para toda la
vida, es decir; son sostenibles en tiempo.
Aquellos otros placeres solo duraban lo que dura una fantasía: casi
nada, o a lo sumo un día; pero casi siempre unos cuantos minutos, o sea el
tiempo que tarda en deshacerse algo que no encuentra neuronas receptoras en el
cerebro; y así es todo en la vida; uno solo está donde se es bien recibido. Las
personas manipuladoras, o sea las que siempre se ufanan de sabérselas todas,
junto con las revistas de farándula, de vanidades y de telenovelas pretenden
dejar sus efectos nocivos en el mayor número de personas con este sentir;
muchos de los temas que allí se tratan son ciertos e interesantes, pero tienen
como propósito mezclarlos con los que son puro devaneo a fin de darles a estos
credibilidad, porque a la larga son estos y no aquellos temas los que cautivan
a los lectores y audiencia.
Ni siquiera
sintieron el encantamiento nocivo que podría dejar en la mente dos botellas de
vino. Ella sintió que él era todos los hombres que no había tenido en toda su
vida, y él sintió que ella era la mujer que no había tenido en toda su vida;
era la primera vez que en aquella instancia dos personas habían hecho el amor
sin tener que recurrir a la cópula libidinosa, impulsiva y desenfrenada de los
clientes o de las típicas en “El amante de lady Chatterley”. Estaban en un mundo
superior; ningún suceso en el planeta tierra superaba lo que en esa instancia
estaba sucediendo. Lo que ellos experimentaban era real, las sonrisas tímidas
eran reales, el baile era real, la belleza y el interés mutuo era vivo y real.
La confidencia sentimental, el deliquio embriagador y la zozobra de las miradas
cobardes eran reales. Hicieron el amor una y mil veces.
Estar en un
mundo superior significa, por ejemplo, que la voluptuosidad no está en aquello
que generalmente llama al sexo, ––lo
que popularmente llaman sex appeal––la verdadera sensualidad o llama sexo
––para ser más claros––está en la forma de hablar, de caminar, de reír, de
pensar, de sentir; es decir, en todo lo que da sentido y vida a la existencia;
el resto es añadidura. Lo que pasó aquel día no tiene nada de extraordinario ni
de particular; es lo más normal del mundo, y es solo consecuencia de cuando se
es consciente de la dignidad y valor. En lugar de ceder a lo que las películas,
telenovelas, comerciales y tradiciones siempre siguieren a la mesa vulnerable
—sin variar un milímetro el guion— lo que hicieron fue dejarse iluminar de
aquel céfiro celeste que se hizo presente sin que ellos se percataran: al modo
del cuerpo sutil y eficaz de las almas intercesoras donde Dios se manifiesta a
través de ellas.
Además, y como
para culpa de males se fue con la más linda de todas; algo que para muchos
resultaría sencillamente insoportable ––¿es que como alguien tan insignificante
y menudo podría ascender a tales alturas? –– Pues cosas de Dios, cosas del
alma. Cuando alguien se muere de verdad ––y me imagino que el lector intuirá
que no solo se hace referencia a la muerte física––la persona queda más viva
que cuando estaba viva. Por ejemplo; en el colegio no sería tan bueno para el
aprendizaje del idioma inglés hasta que un día todo cambio con una sencilla
frase del profesor:
–– Carlos, ojalá
todos fueran tan buenos para el inglés como vos. No era, sino que Carlos escuchara esto de su
profesor para que se produjese el milagro; no vamos a decir ahora que llegó a
ser el mejor; pero logró llegar hasta donde nunca pensó podría llegar. Bueno, a
la larga no se trata de ser siempre el mejor; se trata de entender que con la
actitud correcta las posibilidades siempre superan a las realidades. Y eso que
apenas era el comienzo, además todo eso dio resultado porque las palmaditas del
profesor fueron honestas y; por tanto, milagrosas; la prueba está en que el
efecto de ellas duró para toda la vida. Con todo lo bueno que le sucedía
también percibía con extrañeza en el ambiente que algunos le miraban con cierto
enojo o mala voluntad; solo años después descubriría el porqué de esos
comportamientos: el dolor que el ego produce en los ignorantes supera a
cualquier otro.
Por fortuna solo
con un pequeño puñado de personas no tuvo buenas relaciones. Todo tiene un
motivo, pero eso de ver malo lo que es bueno se salía de sus proporciones. Aunque suene contradictorio aquel grupito
terminaría señalándole a su modo qué camino seguir y a quien o no hacer caso. A
ver me explico: se imaginaba pidiéndoles un consejo y hacer justo lo contrario
de lo que ellos le habrían aconsejado; ese sería indudablemente el camino
correcto. También pensaba: si quieres tener éxito en esto o aquello pues no
escuches sus directrices o si las escuchas procede de forma contraria a sus
expectativas. Había un patrón común: a ninguno de ellos les gustaba ni su olor
ni su caminado ni su forma de hablar a pesar de que lucía limpio, bien peinado
y bien caminado. De seguro era un olor desconocido para él la causa de la tal
discordia o alergia. Cambiemos un poco de tema, y permítanme contarles otro
cuento: la empresa donde trabajaba daba becas de estudio a casi todos sus
empleados, por no decir todos. Sorprendió a muchos que a él no quisieron
dársela con el argumento de que en ese caso era mejor que no hiciera nada; o
sea, cualquier cosa menos estudiar. Por
fortuna el conocimiento no solo se busca en las aulas; se encuentra también en
las madrugadas, bibliotecas y librerías; pero muchos: o se hacen los pendejos o
no se han dado cuenta.
El mismo se
concedió la beca, no necesitó ningún otro consentimiento. La vida como por arte
de magia le dispuso inmediatamente de los medios prácticos y eficaces para la
realización de sus estudios y demás acometimientos, aunque en primera instancia
y durante cierto tiempo todo parecía prever que no iba a ser así. Durante tres meses se la pasó en sus ratos
libres estudie que estudie sin entender un carajo. No tenía experiencia en
sistemas de cómputo; arrancó a estudiar sin ninguna base. No podía preguntar a
los que se consideraban sabios y entendidos porque pareciera que esa
información fuese más confidencial que los altos secretos de estado. Aprendió
más de computación de la señora del aseo y la de los tintos que de ellos. Aprender
un programa de información geográfica donde Carlos no sabía ni que era un GPS
era cosa de comienzo complicada. Había sido trasladado improvisadamente a
ejercer funciones inherentes a la información geográfica por computador; algo
bien novedoso e interesante por aquella época. Esto sí que fue de orates, tenía
que ingresar información relevante a este tema, pero no le decían como hacerlo
y menos aprenderlo; pero tenía que hacerlo. Decían que la capacitación era sólo
para ingenieros y no para subalternos; o a no ser que siéndolos no los
considerasen como tales. No pocas veces se vio confrontado con tamaño
estupideces; pero todo esto era parte de un plan perfecto por parte de las
huestes celestiales; de manera que aplicó la logoterapia de Viktor Frankl: la que
afirma que todo tiene un sentido; la tomó con calma y buen humor; y mejor
todavía: como en tres ocasiones se vio sacudido por un ataque de risa
incontenible; y peores cosas veréis. Le decía su ángel. Siempre madrugador se encontraba entonces
desde temprano con sus amiguitos que le miraban con ansia; como lo hace un
perrito con su amo que tanto quiere y estima; ahí estaban entonces su inglés,
manuales de usuario y computadores. Todo
esto para él solito durante dos horas; tiempo después del cual se vería
confrontado ante las burlas encubiertas, las astucias y los astutos disimulos
de los sabios y entendidos que le rodeaban.
No se imaginan la sacada de pecho y algarabía que hacían los dizques
ingenieros en sus ingresos triunfales desde el aula, triunfos que estarían muy
lejos de aquellos que no pertenecían a la nueva alcurnia; y accesibles por
siempre solo a pocos privilegiados, según ellos. Estos escenarios no le serían
extraños a lo largo de su existencia, pero aprendería a manejarlos y tratarlos
debidamente. ¿Han visto a un caballo haciendo inútiles esfuerzos por llevar una
sobre carga por más golpes que reciba? Pues así se sentía algunas veces Carlos:
sólo e impotente ante tanta burla e indolencia. Poco tiempo después de los
sucesos que acabamos de comentar, un rayo de luz procedente de una estrella
lejana penetró una noche por la ventana de su habitación, encandilándolo y
deslumbrándolo. Se acostó con la sensación de que una sombra luminosa le hacía
compañía en un nuevo amanecer y vida.
Se levantó, se bañó,
desayunó y salió hacia el trabajo más temprano y confiado que de costumbre;
sentía aún los efectos experimentados en la noche anterior. Entró a la sala y
notó que los computadores estaban encendidos, se sentó con mucha confianza ante
uno de ellos y sus dedos comenzaron a teclear con una seguridad y destreza
inusual. De golpe todo estaba claro, no importaba lo que a partir de ese
momento sucediera o los demás hicieran o pensaran, las cosas simplemente eran y
estaban; es decir: la entrada a los nuevos mundos asequibles radicalmente solo
a las personas de buena voluntad. Es que no todos disfrutan de las lluvias que
descienden, empapan la tierra y fecundan la semilla que nos da el pan para
comer.
––Ese muchacho
va llegar lejos – dijo con imperativo agrado el más alto representante en
Colombia de la empresa que creó el programa; o sea, un sabio y entendido de
verdad. Hacía rato le tenía echado el ojo; en especial cuando un día solucionó
un tema desconocido o demasiado profundo para los instructores. Bueno; pero
contemos el sueño que Carlos tuvo después de aquel deslumbre. Cabe anotar que muchas de los eventos
narrados en ese sueño ya se habían de alguna forma descrito más arriba. Este
libro, como ya sabrán o habrán notado algunos, rompe todos los esquemas,
modelos y paradigmas de la lógica y la métrica; solo se cuentan las cosas tal y
como vienen por lo que pueden tocar susceptibilidades académicas; hacen caso
omiso a los órdenes establecidos en la literatura ya que no hacen parte de ese
establecimiento. El libro es como una melodía original que con sus originales
cambios de tono y disonancias rompe los esquemas por hombres establecidos. Lo
importante no es el chiste en sí, sino la forma de contarlo.
Capítulo 14.
Extraña aparición. Ángeles en la tierra.
Tenía 33 años;
no tenía más hermanos que sus buenos amigos y había ella quedado a cargo de la
campiña después del reciente fallecimiento de su padre. Dicho legado
significaba una sobrecarga que nunca hubiera podido confrontar sin la ayuda de
alguien más. Cuando después de una semana regresó de su viaje encontró a las
vacas, cerdos, gallinas, y demás animales deambulando de aquí para allá; todo
se veía sucio y abandonado. Estaba visiblemente afectada ya que está era un
lugar de paz y alejado de los tribunales, de las conversaciones inteligentes, y
de las mujeres históricas, histéricas y filosóficas. La gente iba allá a
saludar efusivamente y a reencontrase con la señora Soledad, para olvidarse de
sus antiguos y nuevos conocidos; y, en especial, al siempre presente: amor
propio. Hasta Próspero, un Border Collie de dos años, había renunciado a sus
labores de pastoreo; al canino la ausencia de su ama le había hecho sentir que
le habían abandonado y ya no tenía ganas de hacer parte de la actividad propia
de los perros de su raza.
La madre de
Luisa, Stephanie de La Rosa, se encontraba por aquellos días de “visita
temporal” en la granja tras 20 años de “ausencia”; sin embargo, daba la
impresión de que este suceso y su pasado le era irrelevante e indiferente; como
si nada hubiera sucedido. Todo era nuevo y allí ella estaba de nuevo, ¿Quién se
lo habría de imaginar? Su alma de un momento a otro y sin poder explicarlo se
llenó de gozo; esto había sido obra de una misericordia que, según ella, no
merecía; los problemas y conflictos todavía estaban ahí, pero habían adquirido
otro color y matiz; tenía todo a la mano para hacerles frente y vencerlos. El
amor y la paciencia todo lo puede y lo alcanza.
Se sentía liviana, podía volar de aquí para allá sin que nada ni nadie lo
pudiese impedir; podía a su antojo desplazarse de aquí para allá sin importar
la distancia; hacía lo que quería según un orden establecido desde la
eternidad, y así podía jugar con las cosas de la vida como lo hace un gato con
un ratón que ha sido cazado. Todo esto y muchas cosas más las podía hacer desde
el día aquel.
En contraste con
su estado anterior, le parecía increíble que se pudiese respirar un aire tan
saludable y vivificador; que se pudiese andar, por no decir volar y brincar de
aquí para allá con tanta ligereza. La sensación de ahogo había quedado atrás
para siempre. Ya no quedaba el menor resquicio de los dolores del pasado. No
entendía por qué algunas personas en el planeta seguían machacando unas penas y
unos conflictos y problemas que ya no existían o que pronto iban a dejar de
existir. Les faltaba la confianza. Aunque eran conscientes de que el ser
querido que se había ido estaba muy bien, tal como todo el mundo suele decir en
estas situaciones, seguían sintiendo mucha tristeza, aunque su alma sutil y
cuerpo espiritual nunca habían estado más libres, presentes y operativos;
extrañaban su voz y su presencia física; costaba trabajo entender que no se
había muerto; de que estaba más viva que cuando estaba viva. De todas maneras,
eso tampoco tenía importancia porque sea que sintieran, vieran y creyeran o no,
nada impediría en tomar parte con asertividad en los asuntos de su competencia.
Ante estos
prodigios de la naturaleza el sentir culpa o pena por la ida de un ser querido
ya no harían parte de los sentimientos terrenales; dichos vacíos serían
ocupados por el gozo y la dicha de la vida en su más plena expresión. Se
extrañaría tanto un cuerpo físico como la costra seca desprendida de una herida
que ha sanado o el dolor de muela que se ha ido para siempre. Veía desde el más
acá la esfera infinitamente inferior en la que estaban todavía envueltos los
seres humanos; pero le consolaba el hecho de que ellos también eran parte de
esa vida de momento velada u oculta. Cosas de Dios, cosas del alma y de la
Teoría de la Relatividad que prueba que los tiempos y espacios en este mundo
son relativos y no absolutos.
Stephanie siempre había sido una mujer muy
sensible; prácticamente ninguna persona le pasaba desapercibida; y no había
necesidad de que le contaran sus cuitas puesto que por alguna manera ya las
sabía. Tenía un excelente olfato ya que percibía desde la distancia quién tenía
buenas o malas intenciones. Sentía las vibraciones de las personas; su forma de
caminar y de mirar decía mucho de ellas; durante toda su vida no fue consciente
de esa sensación; hasta que un día todo cambió y comenzó a sentir unos extraños
encuentros consigo misma. Conservaba
todavía su elegancia y lozanía; esto gustaba a unos e inquietaba a unas. Salía
temprano cada mañana, y cuando lo hacía toda la sabana sonreía, los pájaros
dejaban sus nidos, los perros corrían y ladraban como locos a su alrededor, las
vacas todas volteaban a mirar con agrado ese bicho raro que tanto ruido causaba
en la inmediación. Regresaba al caer de la tarde y de nuevo toda la comarca era
sacudida por un remezón. Dicen que los animales pueden ver el alma de las
personas y que sienten las vibraciones de su espíritu; pues de seguro tal era
la razón de semejantes alborotos. Desde su retorno, su hija Luisa se había
convertido en el centro de su vida y de todos sus propósitos; a partir de allí
podría impulsarse para jalonar hacia la dirección correcta la vida traumática
de algunas personas. Como hemos dicho, no la habían vuelto a ver desde hacía
veinte años hasta que un día la vieron cuando apareció de golpe con cinco
maletas en el umbral de su antigua estancia y propiedad ––¿no qué había muerto
hacía años? ––, decían quienes la habían conocido.
En todos esos
años inútiles fueron los intentos de la hija por olvidarla. Siempre había
escuchado que los muertos estaban dormidos para siempre y que por tanto jamás
se volvería, al menos en este mundo, a escuchar su voz. Flagrante mentira. Lo cierto es que no fueron pocas las veces en
que sobre la madrugada todavía sumergida en un sueño profundo escuchaba su voz
que la llamaba por su nombre: como si el eco de aquella voz continuara
resonando desde el más allá o desde el más acá. Se tenía la sensación de una
extraña y reconfortante presencia; no era solo su voz, sino que también creía
verla en sus sitios más frecuentados y favoritos. Su imagen también aparecía en
muchas de las fotografías, en especial las nocturnas. Pero lo más impresionante
era lo que sentía dentro de sí misma; digamos: en el corazón; sentía allí la presencia
de las almas de conocidos; en especial seres queridos que se habían ido. Podía
escuchar sus voces y sus consejos; la manera como intercedían a su favor y en
particular hacia las causas que muchos consideraban perdidas. Todos pasaban
contentos por allí y le sonreían; como diciéndole: no temas ni estés triste. No
te sientas sola, te acompañaré siempre en lo que hagas y a dondequiera que
vayas Estos encuentros se sentían todo el tiempo, pero eran más intensos cuando
se estaba rezando El Santo Rosario. Durante ese tiempo aparecían en su mente
personas olvidadas que habían fallecido hacía tiempo. Ella tomaba atenta nota
de aquellos sucesos o encuentros y actuaba en forma superior a favor de esas
almas. Después de dichas experiencias notaba que con el pasar del tiempo los
problemas y conflictos se iban solucionando.
Por más esfuerzo
que se haga es imposible olvidar a un ser querido que se ha ido; si existe un
imposible pues he ahí uno. Y no solamente no se puede olvidar, sino que cada
día se siente más su presencia. Esta presencia fluctúa: puede ser fugaz; como
una visión que en la mayoría de los casos pasa desapercibida; o a través del
sueño profundo cuando el alma navega por las latitudes veladas a la conciencia
física. "Yo iré por delante sembrando y tu irás por detrás tocándolo todo
con tu mano mágica, y hasta las espinas y las espigas florecerán"
Los seres
queridos que se han ido siguen aquí porque hacen parte de nuestro cuerpo, alma
y espíritu; carne de la carne, sangre de la sangre y corazón del corazón. Nada de eso se ha perdido; y esta sensación
supera a todas las cosas buenas que alguien pudiese sentir. Había sentido esa
presencia durante toda su ausencia, pero en especial en aquella época cuando se
anunció por los medios que había muerto de una enfermedad terminal resistida
por muchos años. Se rumoraba, como hemos ya señalado, que hacía poco la habían
visto a la entrada principal de la casa con cinco maletas como si pensase
quedarse una larga temporada. Sea como
fuere, Luisa presentía que el día menos pensado su madre podría aparecerse en
cuerpo y alma en la propiedad, independientemente de que hubiese o no venido de
nuevo a este mundo terrenal; porque si
bien para todos sus conocidos era claro que ella ya había pasado a la otra
vida, no lo era no solo para Stephanie sino para muchos de los moradores que
como hemos dicho aseguraban que la habían visto a la entrada y en otros
lugares; tal vez Stephanie no estaba muerta para ellos porque nunca se la
imaginaron en ese estado; y menos todavía sentirían los vacíos y soledades tan
comunes en todos los que extrañan la presencia de un ser querido; no era de
extrañar entonces que su cuarto hubiese permanecido limpio, ordenado y como si
nunca se hubiese ido. En la mayoría de los casos y en condiciones normales esto
podría considerarse un desvarío de la mente; pero como ya hemos señalado todo
lo que estaba sucediendo estaba lejos de ser una situación normal.
Las cosas buenas
las tenemos al frente y no las notamos porque el enfoque está en el de los
demás y en lo quieren que veamos según sus conveniencias. La verdadera visión
es la interior debe ser única, valedera y verdadera y en concordancia con su
origen divino. La visión de un recién nacido que ha abierto por primera vez sus
ojos aún permanece velada a las personas y objetos. Lo mismo sucede con el
ciego de nacimiento que ve primera vez. No va a ver nada hasta que sus ojos
aprendan a ver. Los primeros momentos para los recién vistos son borrosos,
incoherentes y saturados por el brillo, como caminar a las luces del día con
las pupilas dilatadas; las formas, caras o cualquier tipo de objeto forman como
un remolino de colores que no tiene sentido. Muchas de las calidades
aparentemente naturales en la visión cotidiana no son innatas, sino que se
aprenden a través de la experiencia.
Más
trascendental que el nacimiento son las últimas horas de vida. Durante ese
lapso el alma comienza a sentir una desconexión con su cuerpo. El día no cumple
su ciclo normal; los afanes y preocupaciones de la vida se ven tan de poca importancia
como si no hubieran existido: el Planeta Tierra se ve cada vez más lejano hasta
desaparecer en aquel infinito donde no existen ni las distancias ni el tiempo
por inconmensurables que nos parezcan. En aquellos momentos solo siente el
espíritu de Cristo que toma posesión del alma como lo hace un manantial en el
desierto que fluye para revitalizarlo todo, y despertar en los que ya están por
perecer ansias de beber del agua de la vida.
“Nos hiciste
para Vos y nuestro corazón está inquieto mientras no haya descanso en Vos” “Y
no es que te pida que vengas a mí sino que tú estás en mí”
Esto no tiene
nada que ver con alucinaciones que se ven en las soledades de un desierto. Es como algo maravillosamente vivo y
refrescante que sale al encuentro y se mueve en su interior. Es el anuncio del Reino de Dios que no apela
a un juicio divino; solo se siente un mar de misericordia por lo que el alma
está anhelante de estar definitivamente ahí: es algo que se va a realizar en el
presente y no en un futuro más o menos próximo: ni como resultado de una
penitencia; es un don gratuito del Padre.
La persona todavía no se ha ido del todo; se encuentra sumergida en una
deliciosa expectativa donde todo es nuevo; observa con alegría y regocijo desde
esa distancia visible el banquete que El Rey y sus más queridos han preparado
para acogerle, agasajarle y explicarle todo.
La escritora
comenzó a ser objeto de atenciones cuando en la inmediación se enteraron de su
llegada o presencia. No había mejor exponente de la juventud adulta que
Stephanie; no pasaba desapercibida ni a jóvenes ni a adultos. Estos últimos se
sentían con más fuerza y vida ante su presencia; les salían alas de águila,
notaban también que sus glándulas endocrinas estaban en su punto óptimo de
maduración y funcionamiento. Ella les era particularmente atractiva porque
tenía el don de observar a cada uno con interés particular y como si no hubiera
otra persona más en el planeta: y con una sonrisa lejana pero deferente que
alentaba a la buena voluntad. Cuando se
movía toda su fisonomía femenina se realzaba, su falda hacia parte del ritual:
se ondulaba y se mecía suave, insinuante y alegre al son del viento coqueto
dejando hipnotizado y con la boca abierta a más de uno. Se podría decir que
ella misma era la reencarnación plena de Remedios La Bella.
De entrada,
comenzó a marcar sus territorios. Despidió al empleado de la granja —uno de los
llamados chicos para todo, o mal llamado “todero”—, porque en las noches tenía
la costumbre de andar medio empeloto por la casa; estaba claro que este
comportamiento le producía a él un particular placer. Sea como fuera, decidió
cortar de raíz con ello. A la hija, como ya sabemos, no la había vuelto a ver
desde que era una niña cuando dejó su familia y se fue a vivir a Brasil en
compañía de su amante, el señor Di Lorenzo, dueño de una relojería que llevaba
su mismo nombre. Ella argumentó que
también tenía derecho de hacer su vida y perseguir sus sueños, y que aquel país
sería apropiado para la inspiración de sus novelas. Como vemos por aquella
época los demonios habían pedido pista.
Poco tiempo
después el señor Di Lorenzo murió trágicamente. Solía leer el periódico con las
hojas en su plena extensión por lo que perdía la visibilidad de su entorno al
frente. Se encontraba un día leyéndolo justo después de hacer su ingreso dentro
del ascensor de un edificio cuando un toro de lidia hizo con él de las suyas.
En forma totalmente inusual el pobre animalito deambulaba perdido y confuso por
la ciudad cuando de un momento se detiene porque desde la distancia le llamó la
atención el movimiento de las personas y de los diferentes brillos que relucían
dentro del lobby de dicho gran hotel de lujo; deteniéndose y tomando decidido
impulso se dirige con ímpetu, fuerza y rabia hacia el ascensor que todavía
tenía las puertas abiertas y donde infortunadamente se encontraba el señor Di
Lorenzo quien nunca se enteró del extraño suceso no obstante que su cuerpo
lleno de sangre estaba cubierto por las noticias del día. Una certera corneada
en el corazón penetró como cuchillo en mantequilla produciéndole la muerte en
forma instantánea.
¿Y por qué traemos
a colación dicha historia? Es que cuando la vida se complace con la conducta de
un hombre hasta con sus enemigos reconcilia; es decir quita del camino todo lo
que le ha estorbado y hecho daño para dejar cabida libre a las bendiciones que
no solo descienden desde lo alto, sino que también se encuentran justamente
aquí, más cerca de lo que lo que podríamos imaginar: Por tal motivo en aquellos
tránsitos hacía la vida celestial los problemas graves y difíciles encuentran
soluciones eficaces y repentinas, hayan salidas milagrosas en las horas, días,
meses y años posteriores. Y esto sucede porque aquellas almas han quedado más
vivas que cuando estaban vivas aquí en la tierra; son tremendamente eficaces y
sienten mucha confianza al sentirse envueltos en esa luz de amor, por tal
motivo no dudan en insistir a Dios por sus seres queridos. Aquel tipo de
súplicas y bendiciones son irrevocables y duran para toda la vida, además de
que son extensibles a las almas más queridas. Y no solo no cesan, sino que van
en continuo desarrollo y crecimiento; todo esto tan solo es la punta del
iceberg de la sobreabundante vida y de las cosas aún mayores que se harán.
Vemos por el
incidente mencionado que los obstáculos para llevar a cabo la misión deberán de
una u otra forma ser sorteados, incluso eliminados; el camino hacia el
reencuentro con los seres queridos debe ser allanado a toda costa. No se
preocupen por el pobre señor Di Lorenzo, el también merecía estar en un mejor
lugar: justo allá se encuentra feliz con sus cotidianas buenas nuevas y libre
de las embestidas; y al igual que el toro, quien lleno todavía de vida,
descansa, trota y brinca alegre en los más verdes y jugosos pastizales al lado
de sus queridas vacas.
No faltaría
quien se imagine que solo los santos son dignos de las misiones imposibles;
nada más lejos de la realidad. Aquellos que estén dispuestos a desinstalarse
son los más aptos, los que no tienen miedo a la luz ni a sumergirse en las
aguas profundas del Espíritu de Cristo y muchos menos en otras profundidades;
que se han dejado sorprender con las buenas ideas que se les han venido o que
las han escuchado transformándose en decisiones que asaltan los cielos y por
tanto cambian la manera de vivir. No era ninguna santa y no había sido un buen
ejemplo; pero como habíamos señalado en más de una ocasión esta situación era
de todo menos normal.
Los errores y
las faltas no tendrían la última palabra; ¿Quién dijo que estos tomarían la
vocería de su vida? Mientras haya vida hay esperanza y posibilidad de
reconciliación. Había que ir en contra de las tendencias del pensar colectivo:
demostrar que el mundo diferente que se negaban a ver no era tan diferente ni
tan nuevo; siempre había estado ahí. Dios, antes que justo es misericordioso:
paga lo mismo al que trabajó una hora que al que trabajó toda la jornada;
escoge a personas pobres e iletradas para que proclamen la verdad; dice a la
samaritana que ninguno de los siete maridos que ha tenido su marido; cena con
pecadores y hace puro el corazón de una adúltera. Por fortuna, hay en este
mundo quien rompa todos los esquemas, modelos y paradigmas establecidos por la
simplicidad de los hombres. Stephanie de un momento a otro y sin merecerlo
cambió de estado; seguía siendo la misma persona; se sintió invadida de una
gran tranquilidad; todo su pasado había quedado sometido a las placenteras
sensaciones divinas del presente. Todo es gratis; la vida es gratis; gratis lo
recibiste, gratis dadlo. Nosotros no merecemos nada, todo es gratuidad. No hay
que jactarse de lo que se tiene, porque todo, como la vida, nos fue dado y no
es una conquista. He ahí el gran desacierto de la humanidad: creerse dueño de
sí mismo y de los demás; y hay del que no piense igual. No somos dueños de
nada; sólo gracias debemos dar. Las personas se deprimen porque no han recibido
lo que en justicia y derecho dizque deben merecer; o porque otros, dizque
siendo tan insignificantes lo tienen.
Luisa no daba
credibilidad a lo que la gente decía; habíamos dicho que la habitación de
Stephanie había permanecido tal y como ella la dejó. Todos los días le hacían
el aseo y de cuando en cuando le cambiaban las cobijas, fundas y sábanas a la
cama. Ella nunca se creyó el cuento de
que su madre estuviese muerta; ante su ausencia y por extraño que parezca nunca
se sintió sola, escuchaba en su interior una voz que le decía que siempre la
iba a acompañar. La sensación de
tristeza y soledad se desvanece hasta cierto punto; pero nunca desaparece del
todo. Por extrañas y reales que nos parezcan ciertas experiencias nuestros pies
siempre están pisando tierra firme. Estamos muy apegados a lo terrenal y
siempre extrañaremos las ausencias y las idas; particularmente cuando el
próximo encuentro va a ser en la otra vida. Además, nunca le pareció justo que
su madre se hubiese ido así no más.
Desde luego que
ambas mujeres compartían la herencia del reciente difunto; sin embargo, a la
madre esto y lo referente a las cosas materiales le tenía sin cuidado. Pensaba
que sólo los ignorantes materialistas podrían ufanarse de sus posesiones y que la
verdadera felicidad consistía en compartir las bendiciones que uno recibía con
aquellos menos afortunados. Por actitudes como ésta y otras más la vida algún
día habría de perdonarle lo que para tantos es imperdonable. De momento, los
esfuerzos estaban empeñados en recuperar la confianza y cariño de su hija. A
Luisa también le disgustaba el poco interés que su madre mostraba por su
pasado, pero es que Stephanie ya no era parte de las sensiblerías y emociones
de casi todos los demás.
Un día su mamá
se fue así no más, y muchos años después aparece como Pedro por su casa
paseándose y regodeándose así no más; le era por lo dicho muy difícil ocultarle
su enfado y desilusión. No guardaba reparo en decirle una y otra vez que cuándo
se marcharía y fue hasta tiempo después que comprendió que esa actitud nunca le
hubiera dado resultado porque del subconsciente no se puede desarraigar lo que
está profundamente arraigado, y menos aun cuando es el amor quien ha invadido
los espacios. La Campiña donde había vivido toda la vida todavía conservaba el
estilo original; aunque, desde luego había tenido las reformas y remodelaciones
necesarias a fin de adaptar la propiedad a las comodidades, actividades y
necesidades presentes. Estaba rodeada de tierras de cultivo; los entramados de
las construcciones eran de madera con ladrillo, y las habitaciones eran tan
espaciosas que más bien parecían galerías con amplias ventanas. Un pasillo
central comunicaba a todas las demás instalaciones internas y a las escaleras
que conducían al segundo piso y a la terraza.
Luisa fue recibida por su amiga Valentina cuando regresó de sus
vacaciones; bajó del auto, observó todo a su alrededor y no pudo evitar un
gesto de desconcierto ante tanto caos y desorden. La granja se encontraba en un
total abandono. Mientras miraba de aquí para allá con las manos en la cintura,
Valentina le contaba todo lo que había sucedido durante su ausencia; no podía
evitar la desilusión, sobre todo cuando se cree que se había dejado todo
arreglado; no esperaba regresar de viaje y notar que el empleado encargado de
hacer el mantenimiento ya no estaba, que habían cortado el agua y la luz, y que
a su madre todo esto le era indiferente. Los animales se paseaban de aquí para
allá, las vacas no habían sido ordeñadas, el alimento de los cerdos se lo
comían las gallinas y los cerdos escarbaban en los basureros.
Casi siempre
sucede lo mismo: cuanto más oscura está la noche es porque ya va a amanecer.
Una recesión económica precede a su reactivación, una mala noticia a una buena,
la muerte a la resurrección, de los dolorosos se pasa a los gloriosos; esto es
parte del ciclo de la vida, todo es relativo nada es absoluto. Los malos olores
pasan y solo quedan los buenos, del dolor se pasa a la dicha, de la enfermedad
a la salud, del odio al amor; pensamos que siempre estamos cargados de malas
noticias, pero no es así, gran engaño; tan solo hay que ver la otra cara de la
medalla.
Pensar es un
placer, ser consciente de que la mente se puede mover a muchos sitios y
solucionar muchos problemas es una sensación maravillosa dada solo a los seres
humanos; un perro no tiene esta facultad por más inteligente y tierno que sea.
Pero los sentimientos del alma humana sí que son bien diferentes; está ve y
presiente más allá del simple pensamiento; o más que cien vigías en lo alto de
una torre. “No es un mensaje ni su voz se puede oír; más por toda la tierra se
adivinan los rasgos y sus giros hasta el confín del mundo”.
SEGUNDA PARTE
Capítulo 15
––¿Sabes Carlos
por qué no extraño nada de mi anterior mundo? Sencillo, porque ahora estoy
donde siempre he estado; es como cuando un pez deja por el motivo que sea el
estanque ––o sea su hábitat natural––para luego volver a él. “antes de que yo
te formara en el vientre, te conocí. Antes de que nacieras te santifiqué y te
presenté ante las naciones”. Vi Carlos como la otra vez estuviste en el sitio
más tranquilo que pudiese haber.
––Sí Nena, de un
momento a otro vi una Luz blanca multicolor llena de amor. No era una luz
corriente; no se parecía en nada a cualquier otra, pero seguía siendo luz.
Pensé que podía atravesarla a pesar de la distancia que todavía me separaba de
ella. Me imaginé hermana mía que algo parecido habías sentido en el día aquel,
pero no era así; en realidad ni remotamente me acercaba a tus sensaciones; no
contemplabas Luz Piedad esa Luz: vivías en ella. Dejaste tu cuerpo al otro lado
de la puerta. Revitalizada y llena de vida y de una paz exquisita. Es lo que se
siente cuando Dios ha escuchado las oraciones de una madre, de unos hermanos, parientes
y amigos. Ya sé Nena que todo en esta
vida es tan nimio e inferior en comparación con esa Luz. No la podía penetrar,
ni tocar, ni ver, ni oler, ni saborear ni oír a pesar de que la podía
contemplar. Pero la podía penetrar, tocar, ver, oler, saborear y oír ya que esa
luz me definía a mí mismo más que las sensaciones exteriores. Y no era el
camino fácil que provoca las emociones; era mucho más que eso: era como si mis
pensamientos fueran la base de la humanidad, sin miedo a mostrarme, no
diferente; sino como soy, como lo que se es. Era claro que estar al margen de
la multitud hacía que el gozo y el alivio se expresaran con mayor intensidad.
Qué poco me importaba que me vieran como un tipo raro o excéntrico. Me sentía bien porque no era la forma que querían
darme y ni era parte del mundo que los manipuladores habían creado para mí. Y
todo porque mi vida merecía más; mucho más que navegar en esas realidades sin
luz ni forma. Aquellas críticas siempre habían sido la confirmación de mi
independencia con respecto al pensar de una masa que por más que intentaba no
tenía donde reclinar la cabeza para escuchar las ternuras y las ternezas desde
su interior; y no porque no pudiesen sino porque no querían ni creían. Pobres
creaturas. La Luz hacía que no me resistiera a verme como un individuo que ve
más allá de la forma; pude observar con el peor de los atrevimientos desde el
Santísimo Sacramento el lugar que por el poder y misericordia de Cristo ocupo
en la eternidad. Nada de que había que ver para creer; tan solo había fijar la
mirada al sitio donde nuestros sentidos señalaban. Porque no era yo quien iba a
la luz, era la luz la que venía a mí; y que lo mereciese o no era irrelevante.
Cosas de Dios, cosas del alma.
Es increíble
Nena: no sé cuántas Ave Marías habré pronunciado: sean sueltas o del Rosario,
lo mismo digo del Padre Nuestro y de tantas otras oraciones, cada una es
especial y tiene un efecto diferente, es decir: de todo tendrán menos de
rutinarias. Qué lindo y que privilegio es no dejarse envolver de los gustos
colectivos y de las tradiciones: no hay como siempre pensar y sentir de forma
nueva y diferente, pensando como individuo y
no como masa; son mundos que nada tienen que ver con aquello que siempre
producen las mismas alegrías y tristezas: quien hace las mismas cosas obtiene
siempre los mismos resultados. De acuerdo a lo anterior, me atrevería a afirmar
que las tradiciones han mantenido anclado al hombre en el mismo sitio; no le ha
permitido ver los mundos que yo denomino nuevos y diferentes pero que siempre
están a nuestra disposición. Somos nuestros pensamientos; están dan forma y
color a nuestra existencia terrenal y eterna; aquellos vuelan a lugares
inimaginables y que solo Dios sabe donde y con el único propósito de que lleven
a cabo la misión o cometido. Es que la
persona solo es un alma acompañada de un cuerpo; un día el alma deja este
cuerpo como lo hace una mariposa con su capullo o una nave especial con sus
módulos hasta quedar solo la parte vital. Es por esto y muchas cosas más que la
muerte no existe. Nos entristecemos porque ya no vemos al ser querido en carne
y hueso, ni escuchamos su voz a través de las ondas sonoras; y lo peor de la
tristeza no es esto; lo peor es querer tomar siempre el mismo camino y no
aquellos siempre nuevos y diferentes donde se encuentra la verdadera vida;
donde nuestros supuestos muertos están más vivos que cuando estaban vivos;
protegidos de todo combate y maldad; un lugar donde pueden sin temor y plena
confianza insistir en concedernos esas cosas que siempre hemos creído posibles
tener. Nena, yo escucho tu voz; pero como explicarlo: es como cuando uno
escucha una melodía en la mente, pero con la diferencia de que la fuente sonora
es el alma y no un dispositivo eléctrico y electrónico que ha decodificado las
ondas sonoras que transporta las melodías. Pero este no es el principal
lenguaje: lo más lindo de todo es esa sensación de paz, de compañía y de
tranquilidad que se siente; es como si un ventilador estuviera refrescando
nuestro corazón a fin de que no se recaliente. Uno anda por la calle solo y no
se siente solo; me veo envuelto en eventos inimaginables que no tienen nada que
ver con el azar. Por ejemplo: un día me sentía solo, cabizbajo y apoyadas mis
manos contra una baranda metálica; no tenía conciencia del sitio donde me
encontraba: levanto entonces la frente y veo el cuadro terrenal más hermoso e
increíble: al frente mío estaba la ventana que daba a la habitación de tu
última morada terrenal y al fondo la torre de la iglesia de Cristo que apuntaba
hacía el cielo; o sea al lugar de la morada eterna. Un cuadro único que infortunadamente pasaría
desapercibido y sin importancia para la mayoría desprevenida que solo tiene
tiempo y espacio para el signo pesos aunque estén más vaciados. ¿Qué tan
inferiores son las sensaciones de acá abajo, Luz Piedad; y que tan superiores
son las de arriba? Las aves vuelan por
las alturas, ellas con su alegre cantar nos recuerdan que también nosotros
debemos agradecer y cantar a la vida. Me
siento bien y todo me parece bien bonito, estas y aquellas flores se agitan
ante mi presencia; y el viento me acaricia con la más suave y placentera de las
caricias. Siento que toda la vida
revolotea y anida a mi alrededor. Todo esto y mucho más sucede en la máxima
creación de Dios, en el cerebro humano que es lo más complejo mecanismo del
universo; ni siquiera la galaxia o estrella más brillante y gigantesca se
podría comparar con esta maravilla por Dios creada. Y esto lo ignoran muchas
personas, pero lo conoce perfectamente bien el gran embustero, el ángel que
habiéndose revelado contra la verdadera vida se convirtió en el gran embustero.
Mi cerebro está vivo y vibra con tu presencia Luz Piedad, porque tu también
vives dentro de mí; y la voz clara que yo escucho es la tuya; conozco perfectamente
tu voz; de manera que nadie me venga a decir que no es la tuya la que escucho.
Y eso es lo que
quiere Dios: que creamos; que la realidad que vivimos no es solo lo que se ve a
simple vista: por eso no hay más ciego que el que no quiere ver. Dios escribe
recto en renglones torcidos; y un ciego podría ver más claro que un águila
siempre y cuando se mantenga alejado del embustero. Para no hacer el cuento más
largo Nena: cuando uno cree más allá de lo simple y común, cuando uno se siente
parte de un todo con la conciencia de que lo que afecte a alguien al otro lado
del charco repercute en todo el universo entonces nos daremos cuenta que hay
esto y muchas cosas más que debemos utilizar a favor y no en contra; de esto se
trata las Bienaventuranzas de Cristo. ¿Y
por qué repercute en todo el universo? Porque somos la máxima maravilla de
Dios. Tan solo hay que creer en eso. Orgullo y vanidad es igual a ignorancia; e
ignorancia es igual a tinieblas. La ignorancia es ver bueno lo que es malo, lo
que existe como inexistente. Es la más eficaz táctica del embustero, la que tan
fácil y buenos resultados le ha dado. Por eso Cristo no se cansa de decir:
levántense y anden.
La verdad es
esta: “Debiéramos gozar honestamente de la vida como si nunca hubiéremos de
morir. Pero en rigor la muerte no existe, y cuando movilizamos todas las
fuerzas de nuestra voluntad, la vida es hermosa, porque la consideramos
entonces como la preparación a una vida más amplia, en que la enaltecida
conciencia afirma el bien y la salud y la felicidad y niega el mal, la
enfermedad y la desdicha”.
¿Te imaginas
Nena que cada una de las personas con
quien me topo, sean conocidas o desconocidas, tuviera conciencia y certeza de
que son las más privilegiadas del universo?
Cada una de ellas es imagen y semejanza de Dios. Por eso es que Cristo
Dijo que el reino de Dios ya está en nosotros. Si así fuera no se verían esas
caras largas y tristes, no habría desespero y menos suicidios y se tendría
conciencia de que no vale la pena complicarse con las cosas inferiores y
temporales sino por las superiores y eternas. ¿No es ridícula esa tendencia
suicidad que tienen algunos? Alguien hace un mal negocio o mala inversión, o le
robaron todo lo que tenía y quedo con menos que nada; entonces se siente perdido,
impotente y desamparado, el embustero aprovecha la ocasión y le dice que esa
vida ya no vale la pena vivirse, que lo mejor es que se suicide
La solución es
más fácil de lo imaginado, pero como hay tantos que no creen ni en el rejo de
las campanas, cuando viene la tempestad todo se les derrumba, pierden el foco y
se despeñan. Los príncipes de este mundo a cumplido su misión de engaño a
cabalidad y con eficiencia. Si tan solo hubiera puesto toda su confianza en el
Creador del cielo y de la tierra su condición posterior hubiera sido mejor que
cualquiera anterior. No solo hubiera recuperado todo lo material, sino que
hubiera descubierto el verdadero sentido y fin de la vida; en otras palabras:
habría recibido el tesoro más preciado, sería más rico que todos los grandes
magnates juntos, y todo esto al sentirse imagen y semejanza de Dios-Padre,
Jesús-Cristo y Espíritu Santo. Casi nada.
Siempre habrá
combates que afrontar. La presencia de La Virgen María en nuestras vidas
significa en medio del combate terrenal el fin de las fatigas y las angustias.
Así lo sentí yo. Era como si me hubiese muerto y estuviera en tranquilidad,
silencio y paz; o sea, no me he muerto, pero me siento más vivo: alejado de las
malas intenciones y de las malas influencias; como si estuviera caminando en un
mundo de colores e iluminado con la luz del amor, con una temperatura color
cálida perfecta; es algo así como el preámbulo del cielo en la tierra; y algo
más que una luz al final del túnel. No es que se aprecie desde cierta distancia,
como el arco iris; no, es algo que se vive.
Y muchos se
imaginarán que para sentir todo eso habrá que recibir la gracia de la santidad.
Nada que ver. Estamos en un combate en la tierra y como en todo combate hay
caídas, lo importante es levantarse cuantas veces se caiga. Estos son regalos de Dios; como el sol que
sale para todos. Tan solo hay que gozar y ser agradecidos con ese regalo. Todo
lo que he de enfrentar en esta vida se hará sin sobrecarga ni sobresaltos;
Jesús, en persona, se ha hecho cargo de toda mi vida y la de mi familia y
allegados: por mencionar solo unos cuantos. Que nuevo y diferente; Nena, es
este mundo bajo esa perspectiva o estado del alma. Verdades absolutas que se
sienten más que el aire que entra a los pulmones; oxigenan todo mi cuerpo. No
veo el aire, pero se que ahí esta porque siento su caricia: vibrante, eficaz y
operativo. Las aves vuelan a través de ese fluido; las ondas electromagnéticas
se desplazan en ese entorno a la velocidad de la luz. Hay que nos faltara un
aliento de ese aire, daríamos lo que fuera por uno solo. Así sude con alma que se mantiene distante de
la Verdad Absoluta: se siente ahogada sin el hálito vital. Si veo todo hermoso
es porque estoy vivo; y si veo todo feo es porque estoy muerto: muerto en vida,
quiero decir.
Veamos Carlín
como la ignorancia se ensaña que solo ven lo que otros quieren que vean y hacen
lo que otros quieran que hagan. Empecemos por a ascender desde la raíz: en
primer lugar, el creer que un sacerdote, un pastor o el mismo Papa siempre
tienen la razón es lo mismo que decir que aquel que ejerce un alto cargo
siempre tiene la razón por el mero hecho de que ejerce tal cargo. O creer que
tal tradición o modo de pensar es valedero y verdadero solo porque ha sido
transmitido por siglos o porque la mayoría así lo considera. El peor error de
la ignorancia es quedarse en la superficie, no querer corroborar a mayor
profundidad lo que a vos populi se afirma. Creemos que algo es verdad porque lo
asevera un medio de comunicación tradicional; o lo que es peor porque lo dice
alguien bonito, simpático o famoso; infortunadamente esos son nuestros
criterios de juicio. Por tal motivo la humanidad se siente incompleta, siente
que la falta algo; y de este sentir no se salva ni pobres ni ricos, ni jóvenes
ni viejos, ni feos ni bonitos, ni gordos ni flacos, ni nada ni nadie.
La verdad Luz
Piedad es que son pocos que creen en las verdades que pregonan; reconozco que
en muchas instancias es difícil hacer el bien que se quiere y no hacer el mal
que no se quiere; pero esta vez nos pasamos: tan solo se resignan a las cosas
malas sin ofrecer la más mínima resistencia. Dios me ha dado la gracia de
conocer algo de su mundo maravilloso, de revelarme contra la tradición y de
vencer muchos de mis miedos e inseguridades.
Por ejemplo, la tradición me quiere también a mi también hacer creer que
la muerte de un ser querido que amaba entrañablemente va dejar en mi vida un
mundo vacío y tristeza; ya que eso es lo que deja la muerte y que la vida ya no
vale la pena. Pues eso es lo que muestran las telenovelas baratas de las que
tantos se aficionan. En ellas se muestra que la alegría se ha marchado a
lugares lejanos; que la vida no podría ser otra cosa más que tristeza sin
esperanza. Pues si no me creen escuchen todos esos chillidos, lloros y gritos
de esas telenovelas y filmes similares. Ya rallan lo absurdo; y lo peor es que
sus fanáticos se prenden a ellas como un mendigo a su pegante. Se sumergen en los vacíos de los actores a
fin de huir de sus realidades o sostener las falsas que ellos han creado. Al
igual que en esas telenovelas van al cementerio haciendo la misma cara de
tragedia que ponen esos comediantes. Inconscientemente han adquirido esas
normas de conducta. Eso sucede cuando la persona al sentirse insegura pone su
confianza en aquellos ciegos que creen que no lo están. Se detienen en las
tumbas frías y oscuras y ponen la misma cara de tragedia de dichas telenovelas
y películas de terror manteniendo así la esperanza de encontrar alivio a sus
penas.
¿Qué la pasa al
ser humano? A veces me digo que no estamos evolucionando sino retrocediendo.
¿Cómo es que tantos no pueden ver que de polvo somos y que en polvo nos
convertiremos? Extrañar un cuerpo inservible que ya cumplió su misión es como
extrañar la costra que se ha desprendido de la herida cicatrizada mientras se
llora ante las células renovadas que se le muestran. Se pierde la directriz
cuando se piensa solo en sí mismo y se ha perdido el sentido de la
colectividad. Pobres creaturas: no saben nada del ser querido que se ha ido, lo
buscan y no lo encuentran; la voz resuena o hace eco en su mente desde los
lugares más lejanos como prueba de una existencia que ya se fue. Con todo
respeto Nena, pero eso es lo que dejan esos programas y actitudes baratas.
Por fortuna las
mentiras pueden ser destronadas, como no tiene un fundamento sólido no hay algo
más frágil que una mentira; sube como palma y cae como coco. Ante la presencia
de La Luz esta siempre huye despavorida buscando escondederos a peso. Tengo
mucha simpatía por las personas de las que aquí he hecho mención: porque les
aseguro de que los hay los hay, no lo duden. Es por eso que les quiero dar
alivio y esperanza a sus vidas. Dirán que la pérdida es real, pero no lo es.
Sencillamente la muerte no existe. ¿Por qué no creer a las palabras de Cristo
en lugar de a los libretistas de las telenovelas y películas baratas, aunque
digan que hayan costado millones su producción?
––La materia y
la energía ni se crean ni se destruyen. Las pérdidas son solo aparentes; nada
se pierde, en especial las imágenes y semejanzas de Dios. Hay que cambiar el
foco hermano mío, yo se ya por qué te lo digo, antes no tenía ni la más remota
idea de nada; pero Dios en vida terrena me dio una fortaleza y una gracias que
nunca creí fuera posible. Él a cada uno reparte según sus dones y necesidades.
Es tan bonito abrir la mente a la verdad; la consecuencia de esta actitud es
que las angustias y aflicciones desaparecen por arte de magia. La muerte no es
el gran misterio del universo; es un misterio para los ciegos que no quieren
ver o que andan entretenidos con cosas que teniendo poco aprecio o importancia
las personas consideran que si la tienen.
Albert Einstein, Isaac Newton, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, solo
para citar cuatro grandes hombres de ciencia según el criterio de la humanidad,
reconocen la vida más allá de esta; y la reconocen porque la han visto y
sentido; pero no al estilo de Harry Potter o devaneos similares; no, nada de
eso. Al estilo de los científicos que confrontaron la verdad cara a cara; verdades
que se manifestaron en ellos porque no encontraron resistencia, sino todo lo
contrario: una apertura a la verdadera creencia y no a las generales de toda la
vida. ¿Por qué aceptar dizque verdades
cuando son solo cosas oídas? Esto que digo tiene todo el sentido del
mundo.
Y lo cierto es
que cada uno cree tener razón, en especial los que para nada la tienen. Los publicistas dar por ciertas sus
maravillas tanto como los políticos dan por hechas sus promesas. Todos quieren
causar impacto; sea con verdades o con mentiras. Infortunadamente esto último
es más común. Veamos algunos ejemplos que encontré en videos de YouTube y otros
sitios.
Aprende inglés
ya y mientras duerme. No tiene ninguna base científica esta aseveración; tan
solo busca engañar a bobos.
Domine Java
Script en cinco minutos. Como pretenden que alguien va a dominar este programa
en cinco minutos. Pero no faltan quien les crea, por eso lo publican.
El mejor gol de
la historia. Y dónde o quien dice que este o tal gol es el mejor de la historia.
De seguro que habrá más de uno que no estará de acuerdo.
Einstein dormía
con una cuchara de metal. ¿Y cómo lograron saberlo? A lo mejor era para tomarse
el jarabe; pero hay quienes se imaginarán que la cucharita tenía poderes
especiales.
Un milagro ocurrirá
en cinco minutos. Te sorprenderás al hacer esta poderosa oración. No basta
orar, hay que obrar y hacerlo con confianza, método y juicio.
Juntos vamos a
lograrlo. Esta frase está publicada en muchas partes, como buses, y en general
en sitios de interés público. Asumen que todo el que la lea está pasando por
una crisis; y si no la está pasando, pues piensa bien y verás que no te
falta.
Corea del Norte
asegura haber probado su primer misil hipersónico. Sin palabras, y la palabra hipersónico
da realce a la frase, aunque no se tenga idea que significa.
Iván Cepeda
devela secretos oscuros de Álvaro Uribe. Y la masa a quien está dirigida esta
aseveración la da por cierta, aunque no haya pruebas y aunque la diga alguien
cuya credibilidad siempre ha estado en duda.
Hemos, Nena,
estando engañados a lo largo de toda la existencia del ser humano. No quiero
que se piense que soy yo quien tiene la razón. Solo escribo mis experiencias
que para mi son tan reales como la vida misma, no quiero dejarlas en el olvido,
flotando en el aire hasta que se desvanezcan. De pronto a alguien algún día le
interesen o sirvan mis escritos. Pero bueno, sigamos con el tema, que pena
tanto desvío, pero una paradita nunca cae mal para continuar el camino.
Está comprobado,
tal como hace poco mencioné, que hombre es un alma acompañada de un cuerpo; en
este caso digo: “soy un alma” no es que el hombre posea algo inmortal; de
hecho, la persona humana es un alma que algún día tendrá, por inservible y
molesta, el cuerpo que la envuelve. Cuando
la persona “muere” solamente se ha perdido de vista el abrigo más no el hombre
que lo vestía y que tanto amabas. Es
lógico, tal como lo dice san Pablo que así las cosas carnales solo carnalmente
pueden ser comprendidas, pues las cosas del espíritu, espiritualmente pueden
ser entendidas. Al pan: pan, y al vino: vino. Vino nuevo en pellejos nuevos, y
vino viejo en pellejos viejos; cada quien con su cada cual. Que privilegio es
ser un ser inmortal: tener conciencia de la existencia y del universo, aunque no
los comprendamos; lo único cierto es que estoy aquí, en este instante y en este
lugar; y siento que en mi interior hay otra persona que anhela el día en que
pueda ir de aquí para allá, libremente y sin que nada se lo impida. “Dios hizo
al hombre a su imagen y semejanza”. Qué privilegio. Llegará el día en que los
hombres puedan sentir y comprender esta verdad absoluta; aquel día ya no habrá
más llanto ni tristeza: las amarguras por no tener lo que se quiere y por no
disfrutar de lo que se desea será cosa del pasado. Pareciera que con tanta cosa
que pasa el hombre haya dejado de evolucionar y se encuentre en un proceso de
extinción: nada de eso, ¡qué va! Son cosas que tienen que pasar. Díganos pues
que de las caídas se aprende; y la humanidad también hace parte de esas caídas.
Cuando Dios
estaba en el Huerto de Getsemaní; luchando “solo contra el mundo; o más bien:
contra el embustero que había intentado seducirlo de maneras incontenibles”,
este no hacía sino mostrarle de lo inútil de su misión o plan de salvación; le
mostraba el mundo de violencia, corrupción e indolencia que sobrevendría al
menos en los próximos y un poco más dos milenios. No vale la pena recordar la
historia de la humanidad que no ha sucumbido
gracias a las personas que tanto la aprecian y valoran; ya casi todo el
mundo los debe conocer. A la larga el bien prima sobre el mal porque este ante
el ímpetu del bien no lo soporta y termina consumiéndose solito. Todos los
imperios han subido como palmas y bajados como cocos en un santiamén.
Carlín, hace
tiempo te diste cuenta de que yo tenía el don del consejo; don que, desde
luego, no solo no se ha perdido, sino que se manifiesta ahora con mayor
intensidad. Te voy a enseñar un truco para discernir: imagínate que tienes al
frente algunos de los famosos burlones que malintencionadamente siempre te han
asechado; sabemos que ellos se manifiestan de muchas maneras ya que tienen más
de mil máscaras. Se podrían mostrar tiernos y compasivos cuando en realidad lo
que hacen es afilar el instrumento cortopunzante con que desean hacerte daño;
en realidad detrás de esa cara de corderitos se esconden unos lobos incisivos y
cortantes. ¿Y por qué lo sé Carlín? Porque sin que tu te des cuenta no se
alegran de las cosas buenas que te suceden o podrían sucederte, sino que se
tornan malhumorados y hostiles. Qué tontos son hermano mío; si tan solo
supieran lo bien intencionado que eres; no eres para nada ni egoísta ni
envidioso; a cambio de ellos tu si te alegras de las cosas buenas que ellos
tienen y les suceden; tu a cada uno le entregas una bella flor porque cada cual
da de lo que tiene.
Bueno el truco
es este: imagínate que les pides consejo a aquellos de los que acabo de hacerte
mención. Después de haber escuchado
atentamente lo que te tenían que decir, pues anda pues y has precisamente todo
lo contrario. Es que Dios hasta del mal saca bien. Todos los supuestos
sacrificios que se hacen allá repercuten en esta vida. Entre más cariño y
ternura se proyecta mayor recompensa se tendrá; por eso Carlín es que yo estoy
tan bien. Ya hemos hablado de eso suficiente y seguiremos haciéndolo. No te
imaginas lo bien que se siente al no estar sometido a las leyes del espacio y
del tiempo; esto es algo que solo entenderás cuando estés acá. Mas o menos es
esto: lo que consideras toda tu vida es mucho menos que un día del alma; quien
está sometido a las leyes físicas terrenales es el cuerpo no el alma que tarde
o temprano se desechará como se hace con algo inservible. Ves Carlín yo no
estoy muerta. Cuando uno se muere se entra en la vida. Ten esta vivencia de la
muerte, y es que se entra a través de esta en la verdadera vida; en lo que
merece la pena. No añoro ya nada de la vida del mundo por más apegos que
hubiese tenido, pero no porque piense que es malo y feo sino porque nadie nunca
podrá encontrar algo en la tierra que lo haga realmente feliz; solo aquí donde
estoy se es. Lo demás son puros contentillos, por decirlo así. Lo único que no
causa hastío es cuando se ayuda a las personas verdaderamente necesitadas; en
estas instancias la rutina nunca tendrá cabida. Es por eso que les causa hastío
lo que antes les atraía. Nada material
en la tierra podrá llenar el corazón. lo que quiero decir es que en el mundo sí
que hay muchas personas y cosas buenas; pero con todo, esto y más se queda
corto. Yo conocí las alegrías del mundo, hice mis presentaciones en sociedad
como se hace con las personas de bien; muchos fueron los momentos de alegría y
felicidad en torno a mí; confieso que esa vida tenía sus encantos.
Solo se comienza
a pensar en la muerte cuando la vida nos da motivos para ello. Vivir en la
tierra es como lo bonito que se ve en la superficie del mar: solo agua, y
algunas aves y paisajes; pero la verdadera vida se encuentra en la
profundidad. El Eclesiastés dice: “todo
es vanidad y aflicción de espíritu bajo el sol”. El único bien que vale la pena
es amar a Dios con todo el corazón y ser pobres de espíritu en la tierra. La
vida allí es muy frágil y por eso nunca terminará de llenar. Uno desea lo
eterno no para huir de una cosa fea, porque no lo es. Solo que la vida terrenal
no es lo suficientemente bella. Desde que estoy aquí Carlín la calidad e
intensidad de mis relaciones personales han mejorado infinitamente y eso que se
supone que todavía no estoy en el cielo. No hay ninguna separación de los que
amo, sino al contrario: mi relación con ellos es constante, luminosa, eficaz y
más libre: no podría ser mejor; es por eso que me siento en el cielo. Estoy
cerca de los míos, veo todo lo que necesitan y Dios no deja de concederme todo
lo que quiero. Desde aquí soy mucho más útil que allá abajo con las almas que
amo. En el universo nada está quieto y mucho menos las almas de Dios. No solo
nada de mí sea ha perdido, sino que ahora me encuentran más fácilmente y
siempre sonriente. Soy para los míos la verdadera madre, esposa, hermanita y
amiga. Eso pasa cuando uno ha amado desde siempre y para siempre. Ganados desde
donde se le mire.
––Si Nena, te
siento a mi lado mirándome y protegiéndome. Y todos estamos llamados a ser
santos; de manera que, si es así, pues es lo más normal del mundo y no debería
sorprendernos tanto; es nuestro estado natural. Hacer voto de pobreza hermana
mía, no tiene nada que ver con convivir en medio de harapos, suciedad y
desorden. A la larga la pobreza es una elección que hace la persona; todos
necesitamos de todos y al necesitado hay que acogerlo como el samaritano con el
asaltado tirado en medio del camino. Pero lo que más atrae la pobreza es no
hacer los esfuerzos debidos para hacer en cualquier momento lo que es correcto
sin importar lo que se sea, lo que se haya hecho o lo que se haya creado. San Francisco de Asís abrazó a la hermana
pobreza; pero eso no significó que necesariamente tendría que descuidar su
presencia personal en atención de estos detalles no incumben a la pobreza. Esto
quisiera de decir que el pobre de verdad debe andar sucio, piojoso y haraposo;
tristemente muchos creen que es así. Para salir de la pobreza lo primero que
hay que hacer es al menos peinarse. No hay como alguien que siempre esté bien peinado:
luce lúcido, abierto y elegante. Si alguien no es lo suficientemente pobre como
para que por esta vez no esperar que le den, sino al contrario: tenderse el
mano a sí mismo comenzando por una buena ducha y ropa limpia entonces habrá
dado el primer gran paso. Limpio primero por fuera para comenzar a sentirse
limpio y perfumado por dentro. Toda persona que se quiera a sí misma tendrá
algo más que tristezas para vender. Es cierto: se podrá inculpar a los demás y
la sociedad de las miserias en que tantos vives; pero en última instancia, a la
larga ser pobre es una decisión personal y no un hecho consumado y fortuito.
Amar la pobreza
es querer lo sencillo; es abrazar con cariño lo poco que uno puede dar y
sentirse confiado que Dios dará provisión de mana hoy y todos los días. Es como
dicen por ahí: hacer extraordinario lo ordinario. Es mirar con gratitud lo que
se tiene por encima de lo que no se tiene; es sentirse alegre y confiado ante
los problemas, frustraciones y contingencias de cada día; es dar tiempo al
tiempo y no convertir nuestras urgencias en las de los demás. Ser pobre es
hacer uso debido de la voluntad e inteligencia para que esté en coordinación
con las demás potencias: tanto del alma como del cuerpo. Ser rico no es vivir
en medio de lujos y placeres; estos, en mayor o menor medida son consecuencia
de la pobreza de la que acabo hacer mención. A estos pobres la vida los
auxilia, los colma de bienes y libra de los soberbios. Observemos la riqueza de
la pobreza en El Magníficat:
“Proclama mi alma
la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador porque ha
mirado la humillación de su esclava. Desde ahora todas las generaciones me
llamarán bienaventurada porque el poderoso ja hecho maravillas por mí. Su
nombre es santo y su misericordia llega de generación en generación. El hace
proezas con su brazo, derriba del trono a los poderosos, a los pobres los colma
de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia que había prometido a nuestros padres en favor
de Abraham y de toda se descendencia”.
Hay cosas en la
vida que son tan lógicas que no necesitan de base científica: son puro sentido
común. Aunque desde luego aquellos que no creen ni en el rejo de las campanas
están convencidos de que el mundo nació el día que ellos nacieron; y que antes
todo era caos y desorden. Como he
escuchado por ahí: ateos hasta cuando se está cayendo el avión, o comunistas
hasta cuando se hacen ricos. Pensar que tal cosa que no veo no existe es como
decir que no hay aire porque no lo veo, o que no hay ancestros de hace tres mil
años porque no me constan que hayan existido. Hay algunas personas que dicen
que tal cosa que se dice no cuenta porque no está escrita en la Biblia. ¿Pues
qué podría uno contestarles? La Biblia no dice por ejemplo que San José o la
Virgen María hayan muerto, pero les aseguro que murieron. Es que ha una
afirmación absurda una respuesta absurda, un clavo saca otro clavo.
Capítulo 16
De acuerdo a lo
anterior creo que no necesitaría comprobar que todos tenemos un cuerpo natural
o físico; y que la vida animada no es el único tipo de vida: están las plantas
y árboles. Es verdad que no todo el mundo puede sentir como su cuerpo
espiritual se mueve de una forma tan ligera y elástica, son tan versátiles
estos movimientos que hacen, Nena mía, que podamos sentir cosas más allá de las
que se perciben con cinco sentidos. Es por tal motivo que muchos pueden
visualizar lo que va a suceder; lo que quiero decir es que, por ejemplo, una
persona puede sentir que ya tiene algo, aunque todavía no lo tenga. ¿Podría
decirme alguien de dónde viene ese sentimiento que se siente en el corazón de
paz, esperanza y alegría? Esa sensación de que no ando ni estoy solo: Es lógico
que esa compañía no anda a mi lado como lo haría con una persona del común; es
una sensación diferente, como un silencio elocuente, como sí hubiese un hilo
conductor invisible a los ojos humanos; algo parecido a la intuición, pero más
agudo y persistente; es algo que no tiene forma y que no tiene nada que ver con
la carne. Me hace sentir bien conmigo mismo no de una forma egoísta por lo que
todo lo que veo me parece hermoso; bendigo a conocidos y desconocidos: cada uno
es un libro y tiene una bella historia que contar; hago caso omiso a las burlas
y desdenes como, lo hago con las bravuconadas o celos de mi simpático perro. Y
todo esto es porque el alma y el espíritu han remontado ciertas alturas. No vuela ya sobre la superficie ni sobre las
superficialidades; tampoco está en el lugar equivocado; sino todo lo contrario:
donde le corresponde estar, en su hábitat natural. Está como en el Portal viendo como se acerca el bus que lo va a llevar a su destino; al
sitio de donde nunca debió haber salido, pero que por alguna razón así sucedió;
tal vez para hacer de este mundo un lugar mejor aunque nadie le conozca.
De nuevo repito
lo que escribí al comienzo: ¿Por qué escribe una persona? Porque la vida que
tenemos no nos basta para todo lo que quisiéramos tener. Y creo que nosotros
estamos dotados de esa extraña facultad de vivir una vida, pero también de ser
capaces de soñar; o sea; imaginar vivir otras vidas. Este mundo por hermoso que
sea y por bien que se la pase no termina convenciéndome.
––¿Recuerdas
Carlos cuando días antes te dije que no había como el momento de estar al fin
en cama después de una jornada incómoda y pesada? Qué delicia esos momentos y
posteriores horas; las medicinas, desde luego, también ayudarían. El Gordis
pendiente de que estuviera lo más cómoda posible y que nada me faltare. No pude
haber tenido mejor compañía que la de mi marido. Y ese bienestar que de él
venía no solo tenía efecto en la noche: así fue con él a lo largo de toda la
vida juntos. No te imaginas Carlos cuanto le quiero y le admiro; soy yo ahora
quien vela el sueño y sus faenas, mis consejos son tan sutiles como efectivos,
soy más útil ahora donde estoy que allá, aunque cueste trabajo entenderlo; y
para nada dejo en paz a mi Padre hasta que acceda a mis peticiones. Todo esto
solo espiritualmente podría ser entendido. No soy un fantasma que se pasea por
las noches como lo haría un gato o centinela, esto solo pasa en las películas y
en las mentes trastornadas. Habiéndome despojado de esa materia densa llamada
cuerpo; cada noche al dormir el cuerpo queda como en estado de suspensión para
que el alma pueda volar libremente; en esos momentos la sintonía es perfecta; o
sea: entre los que estamos aquí y los
que están allá, por decirlo así. Y en mi
caso con el Gordis vagamos sin impedimentos por el mundo del cuerpo espiritual;
mundo invisible y no recordable en los estados de vigilia. Así como el cuerpo
físico ve solamente cuerpos físicos, del mismo modo el cuerpo espiritual ve
solo cuerpos espirituales. Y cuando se
vuelve al mundo inferior apenas queda un recuerdo vago. El sueño podría decirse
es como una muerte temporal donde se entra en la misma condición por la qué
está pasando el ser querido que se ha ido.
Las personas se
entristecen y angustian porque no saben nada de dicho ser querido; la
ignorancia con respecto a estos temas realmente rebaza el extremo de la
ignorancia; de eso se aprovecharon muchos: para que con miedo obedecieran y se
portarán bien. Por ejemplo; se inventaron algo que se llama purgatorio. Carlín:
Dios es un Dios de amor; este amor algún día todos lo entenderán porque lo
vivirán. Las almas son de Dios y son innegociables, Él las rescató con su
preciosísima sangre. Todos en esa vida o en la otra tendremos la oportunidad de
reconciliarnos con Él. Los obreros que trabajaron una hora recibieron el mismo
salario que los que trabajaron todo el día. Y esto sucede porque Dios es el amo
del universo y de todo lo que lo contiene, aunque suene redundante. Durante su
Pasión descendió hasta los mismos infiernos quitándole al diablo en persona lo
que no le pertenecía. Eso sí, no iba Jesús obligar a nadie a salir de allí,
quien quisiera quedarse allá pues que se quedase. El simplemente con su
maravillo y divino poder les extendía su mano para conducirlos hasta su Paraíso.
“Hoy conmigo estarás en el paraíso”. No mañana, ni pasado, o hablemos la otra
semana y ya veremos: HOY.
O sea, nada que
ver con una iracunda Deidad, eso es puro cuento. Dios gobierna por medio de
leyes sabias y eternas, y te aseguro Carlín que esas leyes se obedecen tanto
acá como en ese mundo.
La gente por lo
general cree Carlín que el cielo es un lugar más distante que la más recóndita
galaxia, asequible solo a los miembros divinos del gabinete celestial. Sí se
dieran cuenta hermano mío de lo que significa ser hijo adoptivo de Dios. No
andarían tras todas esas ridiculeces por las que incluso se matan. Qué el
trabajo, qué la pensión del colegio y la universidad, que qué pensarán de mí,
que me van a hacer brujería; todo lo ven tragedia. Mi abuela Lola vive atacada
de la risa con esos espectáculos que haya suceden. El amor propio complica
todas las cosas, no es necesario apropiarse de nada; uno ya es dueño de todo.
Por eso vine acá para poderlo ver y dártelo a conocer; y por tu medio los demás
sepan lo que son y lo que les espera. Conmigo no pudo el virus; en mis últimos
años era una persona totalmente diferente a la que algún día llegué ser. No voy
a extenderme en este tema; pero te digo que, si bien mi cuerpo se sentía
mortificado, no así mi alma y mi espíritu. Era solo cuestión de poco tiempo para
que la sanación fuera total. Y así fue, Carlín: total. Los santos no solo son
los que la iglesia nombra; este lugar donde estoy está lleno de santos; podemos
hacer todo lo que nos guste sin impedimentos, estamos libres de todo acoso o
asechanza. Ama y haz lo que quieras. Nos dice Dios. Ah, pero si es que es su
voluntad, dirán otros; pero todo lo que se haga con amor es la voluntad de
Dios. Es como el vendedor de un almacén: todas las estrategias de ventas que
favorezcan a los clientes, dueños y empleados son válidas. No hay que pedir
permiso sino a la buena voluntad y buenos propósitos para hacer lo que es
correcto. ¿Y qué experiencia espiritual pretender tener de las condiciones que
reinan después de la muerte? Pues ninguna, porque nada de lo todo lo que se
haga sin amor funciona; y quien no cree en Dios se inventa un ídolo. En cambio,
el amor todo lo puede:
“Si yo hablase
lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que
resuena, o címbalo que retiñe.
Y si
tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese
toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada
soy.
Y si
repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi
cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es
sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se
envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda
rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad.
Todo lo sufre,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca
deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la
ciencia acabará.
Porque en parte
conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo perfecto, entonces lo que
es en parte se acabará.
Cuando yo era
niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; más cuando ya
fui hombre, dejé lo que era de niño.
Ahora vemos por
espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte;
pero entonces conoceré como fui conocido.
Y ahora
permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es
el amor”.
¿En qué momento
algunos avivatos comenzaron a hablar de un lejano cielo, de un juicio
implacable dónde solo habrá llanto y rechinar de dientes? Y lo peor no es esto;
lo peor es que casi todos los oyentes se la tragan enterita: expreso y sin
paradas. ¿Cómo podría entonces satisfacernos lo que algunos dicen solo porque
lo han oído de otros?
No se tiene
porque creer a ciegas, hay que creer viviendo, viendo y sintiendo. La política
y la religión han estado manipuladas por el paladar y apetito de los hombres; y
con respecto a esto no hay nada que decir porque todos la tienen clara. En que
momento esos personajes se imaginaron que todo lo que la ciencia comprobase
tendría que ser avalado por miembros de una iglesia que no tenía ni idea de
astronomía, ni de medicina, ni de matemáticas. Eso y mucho más nada tiene que
ver con Jesús.
––Nena, pienso que hay personas que
aterrizaron en el lugar equivocado. Me refiero a esas personas buenas que nunca
piensen mal de nadie y que siempre tienen una flor que dar; no me refiero a los
que sufren del Síndrome de Estocolmo; nada de eso, me refiero a personas y
niños sanos mental, física y espiritualmente que son maltratados precisamente
por ser tan buenos. ¿Qué hacen estos ángeles del cielo aquí? ¿Qué enceguece a
los hombres malvados cuándo saben perfectamente distinguir entre el bien y el
mal? ¿Por qué justifican sus malas acciones inculpando a un pasado a unas
tradiciones a la falta de oportunidades?
Estas justificaciones no tienen nada de valedero ni de verdadero y
quieren convencer al mundo de que si las tienen. Tampoco voy a meterme en este
tema ya que no tengo que explicar lo que es obvio. Dichos espíritus viven en un
mundo material que apenas comprenden por mucho decir. Los sentidos son muy
imperfectos de ahí la idea tan vaga que la mayoría tengan de la vida
superior. ¿Por qué no apuntar mejor
hacia lo que nuestros sentidos no alcanzar a captar? He ahí la puerta estrecha
de la salvación, la que se le contrapone a la amplia de la perdición. Bueno, al
menos que hicieran el esfuercito; acaso no se dan cuenta que hay gases que no
vemos y que incluso la ciencia a demostrado que hay otras especies de materia
que son todavía más imperceptibles. Tristemente la mayoría de estas personas no
saben ni que es la velocidad de la luz, las estrellas del cielo son tan
normales y comunes como los árboles de la naturaleza; simplemente allí están
porque tienen que estar. El hastío por la vida es consecuencia de esto, a la
falta de fascinación y encanto por las cosas bellas de la vida; en otras
palabras: por abrir de par en par las puertas a la mentira; y el efecto de todo
esto es una vida triste y amargada, aunque se trate de demostrar por todos los
medios que se es una persona feliz. Por eso se dice que todo es vanidad y
apariencia.
Podemos llegar a
relacionarnos con todas esas maravillas del mundo invisible; lo hizo
Jesucristo, La Virgen María, san Pablo, san Francisco de Sales, san Francisco
de Asís, Santa Teresa de Jesús, santa Teresita del Niño Jesús, san Juan Pablo
II, Mahatma Gandi, Nelson Mandela, sor Faustina, y solo para citar
algunos. Podemos llegar a relacionarnos
con el mundo espiritual por medio de nuestro cuerpo espiritual del que se
refiere San Pablo porque este también tiene sus sentidos. El hombre tiene ese
poder: “En el principio creo Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y
confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por
encima de las aguas”.
Durante miles de
años los hombres se han perdido lo más hermoso y superior de la vida; hasta
mataron a Cristo, por Dios. El mundo espiritual es más maravilloso de lo que
alguien podrá imaginarse; a través de este todo es posible; en el se encuentran
contenidos los pensamientos, las sensaciones y todo lo que es y será, lo que
existe y lo que ha de existir. Hay mucho más de eso que llamamos muerte. Y todo
eso es parte de la sobreabundante vida que Cristo prometió.
––Existe dos
mundos en la tierra: el exterior que se observa con los sentidos y el interior
que solo se vive y se contempla desde la conciencia del alma y del espíritu.
Ambos son reales y eficaces. Sabemos que el de la conciencia es el superior; no
obstante, su eficacia está limitada por el cuerpo que la acompaña. Cuando digo
conciencia me refiero al cuerpo y el alma. Todo lo que en la tierra recibimos
es Gracia, sin esto no se puede hacer nada. Nuestro nacimiento fue obra de la
gracia; nadie se dio a la vida a si mismo. Esto es otra de las cosas que no
necesita comprobación. Algún día la conciencia, cuando se libre de los acosos y
necesidades del cuerpo, podrá manifestarse en su plena expresión; podrá hacer,
ya libre de obstáculos y resistencias, muchas de las cosas buenas que tanto
procuraba.
Por Dios Nena,
puedo hablar contigo como si estuviera viéndote. Escucho tu voz y siento tus
sutilezas.
––No le comas
cuento Carlos, para mi ahora todo está claro. El mundo que conocemos con nada
se contenta, y a toda hora está utilizando todos los medios posibles para que
sigas sintiendo que estás allí atrapado y que nada ni nadie te podrá salvar. El
embuste en el mundo hermano mío, está en cada esquina y a la orden del día. Lo
cierto del caso es que la realidad vence la fantasía y los devaneos, que el
positivismo vence al negativismo, la luz la oscuridad, la diligencia a la
indigencia, Cristo a la muerte. Se soluciona un problema cuando se confronta no
cuando se duerme y duerme: la puerta gira en sus goznes y el perezoso en la
cama. Un libro se escribe escribiendo y la música bella la escribe un
talentoso. No se podría pretender, tal como hoy tantos lo hacen, escribir un
libro si no se lee o dar armonía a una melodía si no se eleva el alma con los
más bellos acordes. Un mendigo no podrá pretender que la gente no lo mire como
tal, así como no se le puede pedir peras al olmo. Todo tiene una causa y un
efecto. Una de las peores cosas que a una persona le pudiese suceder es que sus
malos olores le causen deleite y placer como si del más aromático perfume se
tratase, o decir que se está trabajando cuando lo que se hace es mendigando o
suplicando misericordia para que por lástima compren un producto. Dios no
quiere que vivamos arrastrados; todo lo contrario.
—Tu imaginarás
Nena las estupideces que le toca a uno aguanta. Como dice por ahí: peores cosas
veréis. Es que son tantos de los que se agarran de tanta tontería. Llevan
escuchando, por ejemplo, las mismas canciones durante 40 años o más. No hay una
sola melodía original desde entonces. Y chillan, y lloran y gritan escuchando o
cantando estas melodías, y es si no se meten una perra de los mil demonios.
Sufren desde lo las hondo porque no se es correspondido como si fueran dueños
de los gustos y sentimientos de los demás; alguna gente se suicida por deudas:
sea en forma física o emocional; o se encumbran a las altas alcurnias ante las
imprevistas adquisiciones materiales. Ni te imaginas hermana mía cuantas veces
he sido desalcurniado por este tipo de personas. Es un encantamiento colectivo
del que se debería adolecer; pero no, se le consiente y admite como se hace con
las mejores cosas de la vida. Para mi está claro que el mundo sufre del
Síndrome de Estocolmo: lamben a quien los patea, y patean y escupen a quien los
alimenta y dignifica. Y para colmo de males, y para que no digan nada o traten
de limpiar sus conciencias, erigen estatuas a sus verdugos o tiranos, los dignifican
y si pudieran besarle los pies, lo harían. Creen que el mundo real son las
irrealidades de las telenovelas, de las películas y de los medios de
comunicación; saben más que nadie que van directo al matadero, y como
corderitos mansos ponen su cuello con orgullo y altura a la orden del día.
Qué lindo Nena
es poder ver lo invisible, poder hacerlo es sentir que no andamos para nada
solos; siempre hay alguien o algunos que nos acompañan en cada paso, que nos
aconsejan, son la guía de nuestros caminos oscuros, seguridad en la duda y
vacilación; en fin, son ellos los que hacen que nos sintamos bien y que
encontremos sentido a muchas de las cosas que suceden. Ese cuentico de que la muerte es el fin de la
vida no me entra por ningún lado, nada de vivir atragantado. Dios quiere que
crea, y exactamente eso estoy haciendo; no soy de los que me asusto cuando lo
veo, me asusto es cuando no lo veo. Me entra el mal genio, no quiero estar con
nadie y me siento como ánima en pena. A partir de ahí entonces todas mis
fuerzas se concentran en recuperar el sentimiento de la perfecta compañía. No
quiero estar con nadie sino con Dios, toda humana compañía me molesta, es como
si cada uno quisiera jalarme para su lado; y como casi ninguno tiene razones
que me convenzan de mi supuesto mal actuar, término exhausto y sofocado. No sé
cómo algunos pueden vivir así: siempre buscan ser el centro de atención:
hablan, hablan y hablan, no caen en cuenta que los demás también tienen un
sentir y cosas que decir. Es por ese motivo que, por más que queramos a los
nuestros, muchos prefieren estar en compañía de sí mismos. No es que no les
interese las personas; son los mismos temas de conversación con diferentes
protagonistas. En estas conversaciones cada uno actúa como juez o acusador de los
susodichos. En cambio, cuando estoy contigo mi corazón se tranquiliza por
completo, me siento de nuevo renovado por la confianza, me siento instrumento
de bendición. Conversar contigo difiere tanto de la compañía de las personas.
Un reino de paz, esperanza y alegría que nos permites disfrutar. Como
diciéndonos: ese mundo que tu vives y en el que la gente grita, chilla y llora
no es el mundo real; el mundo real es el que sientes cuando estás conmigo: paz,
esperanza y alegría. Un mundo en el que ya tu hermana descansa y disfruta en
paz, para ella ya no hay combates ni sobresaltos; y sin embargo, la cosa no se
queda ahí: ni te imaginas cual positivamente influyen en vuestras vidas. Pasó
ella de una vida inferior a otra superior, un mundo nada lejano ni vago ya que
ella sigue siendo la misma persona, pero en versión mejorada: Nena nueva.
Esta mañana me
sentía fastidiado, como si no me quisieran dejar en paz; fuerzas negativas
invisibles se burlan y me acusan con una astuta sutileza. Quería sacudirme todo
eso como lo hace un perro fastidiado, quitarme todo ese polvo virulento que
solapadamente me quieren pegar. Vivo dos mundos, los distingo clara y
diáfanamente; aquel visible y traslúcido que todo el tiempo me quiere hacer
sentir que es el único; y que después de este quien sabe que habrá; y está el
otro mundo, un mundo invisible de colores que me abraza y que se quiere quedar
conmigo. El sentido de mi vida y la
verdadera felicidad se encuentra en este, vivo y siento en él experiencias
inimaginables a aquellos incrédulos y burlones. Dicha parte sobreabundante de
la vida no se compra con dinero, ni siquiera si se lograse reunir todas las
fortunas de los grandes magnates; es gratis y asequible a cualquiera en
cualquier tiempo momento y circunstancia. No le gusta tocar trompeta para
llamar la atención; es una experiencia personal llena de silencio y paz, aunque
para nada dormida. Es como un tenue preámbulo de lo que el alma sentirá cuando
se desprenda del cuerpo.
––Carlos, Una
persona terrenal podría estar pasando por el peor de los dolores y por la peor
de las tormentas; sin embargo, en medio de todo esto podría experimentar la más
silenciosa y pacífica paz; algo similar a lo que sucede con un tornado o
huracán: existe en ellos un lugar de completo silencio, paz y quietud en medio
de todo el caos que existe y se transmite desde la periferia. No importa que
tan grande sea la tormenta; sí que existe un punto de puro silencio y paz. Lo
mismo sucede con los seres queridos que se han ido y se creen ausentes. Existe un
lugar o dimensión donde se puede sentir su presencia e influencia. Como nuestro
ser amado ya está revestido de una materia incorruptible y mucho más fina es
por tanto invisible a los ojos físicos; sin embargo, hay que ver que es más
real que cualquier realidad que estemos observando o sintiendo. ¿Y qué es lo
que nos transmiten? Nos transmiten, tal como en varias ocasiones he mencionado,
paz, esperanza y alegría. Y entre más recojamos esos sentimientos más fuertes
será su presencia y nuestra positiva influencia hacia los que bien esperan.
No tienen más
que amor para dar; podemos sentir entonces cuan bien están. Las sensaciones
espirituales según Dios son las mejores que se puedan sentir; no hay ni habrá
nada que las supere. Es lo que más se desea entre todas las cosas buenas que
existen; tanto que muchos han querido infructuosamente sentirlas a través de
otros medios absurdos e inútiles como el alcohol y los estupefacientes. ¿Y por qué nos cuesta tanto trabajo sentir
todo eso? Porque estamos muy atraídos por la fuerza de la gravedad; ese estado
de movimiento o de reposo de los cuerpos que solo podría ser alterado por una
fuerza mayor. El error está en creer que
esa fuerza está en nosotros ––en nosotros solo hay debilidades y trastornos.
Esa fuerza es otro de los regalos que se da cuando se entra por esa Puerta
Abierta. El alma salta de alegría ante la risa incontenible que podría
producirnos, por ejemplo, una escena de El Chavo del Ocho; o de paz ante la
sensación de sentirse amparado en un sitio increíble donde ya no hay ni
enfermedades ni combate; o de esperanza ante esa luz o mano que se nos extiende
y nos dice: ven conmigo que yo estaré contigo.
Si Carlos, y el
amor propio todo lo complica; no hay ni habrá nadie que se esté al resguardo de
esos estados mientras el alma esté acompañada de un cuerpo que exige
preferencias a fin de evitar todo lo que de una u otra manera le acaecerá.
Aquel amor propio se filtra de una manera justificada y sutil por todos los
poros del cuerpo hasta invadirlo por completo, y de tal manera que busca
cualquier cosa que le de placer menos a Dios. El hombre entonces a quedado
presa en manos de sí mismo hasta que algún día sea de una manera u otra
rescatado. Por eso el Reino de los Cielos está hecho única y exclusivamente
para los humildes; humildad que como acabo de señalar, vendrá de una u otra
manera y en cualquier momento a fin de tomar el control y rescatar el alma de
los tiranos intrusos. Dicha humildad no tiene nada que ver con falsas
afectaciones o bonachonerías. Por fortuna todas las lluvias e inviernos pasan
más no el futuro feliz y eterno que hay tras la siempre Puerta Abierta. Dios
sabe que quien busca contentarse consigo mismo no dará con Él, no estará ni
tibio. Una cosa es lo que puede el hombre hacer con Dios y otra es lo que puede
hacer sin Él. Los grandes magantes multimillonarios según Dios y de los que ya
hemos hecho referencia conocen perfectamente esta diferencia. Y también gracias
a ellos, hermano mío, en mí ya no hay una sola fisura en la que se me filtre
alguna vana complacencia terrenal. Estamos muy bien acá y acá nos quedaremos
por toda la eternidad Carlín: llueve, truene o relampaguee. No ha habido una
sola persona que estando acá donde yo estoy haya regresado o quiera regresarse.
Y acá estamos y estaremos con la mejor de las compañías allanando las moradas
para las próximas bien venidas de la que tu eres parte.
Capítulo 17
Nena, Santa
Teresa de Jesús dice que el amor propio todo lo complica y todo lo y todo
justifica, se filtra por todos los poros de mil maneras. Se entiende que todos
tenemos que pasar por problemas, peto si un termina haciéndose caso y
complacerse en lo que no debería complacerse; se está dando pruebas que desde
siempre no era a Dios a quien buscaba sino a sí mismo. Ahora entiendo por qué
el Reino de los Cielos está hecho única y exclusivamente para los humildes;
pero no para los que afectan humildad a fin de conseguir lo que les conviene
aprovechándose de la buena voluntad de las personas. Dios es algo más que un
gusto o milagrero, así lo notan al cabo de un tiempo y de ahí el gran número de
renuncias y deserciones. Cuando se está con Dios se persevera y no importa que
tan duradera y fuerte sea la lluvia o tempestad; una vez hayan cesado se siente
una atmósfera de aire limpio y tranquilidad. Eso quiere decir que Dios está
asegurando un futuro feliz. Pero quien tan solo busca contentarse consigo ni
cuenta se dará de todo eso y por tanto no dará con Dios. Una cosa es lo que
puede hacer el hombre con Dios y otra cosa es lo que puede hacer sin Él. Los
grandes multimillonarios, o sea aquellos que se sienten dueños de todo sin ser
dueños de nada son conscientes de esta realidad.
––Recuerdo
Carlín aquella carta que en vida me escribiste; en ella decías algo así que la
fe es un conocimiento cierto, pero oscuro. Donde yo estoy hemos trascendido a
la fe. De momento Dios los hace partícipes a ustedes para ser gozado de algún
modo desde la tierra; aquí todo es completo, nuestra alma ya no necesita
procurarse nada: todo lo podemos y todo lo tenemos según la sabiduría infinita.
Ustedes necesitan de la bendita gracia de Dios para tener la posibilidad de
gozar algo de él; en cambio aquí nuestra alma está en gracia completa; tiene y
puede hacer uso de todos los dones del Espíritu Santo; en especial de los innatos
o naturales que en mi caso es el de consejo. Y mi consejo desde aquí es el
siguiente: estoy en un lugar de paz, esperanza y alegría a fin de que ustedes
sientan eso tan lindo que yo estoy sintiendo; siendo así todas las demandas
terrenales que se refieren a la supervivencia y superación de conflictos son
añadiduras. Confíen, vivan alegres y trabaje descansados y sin preocuparse.
Quien llega encerrarse en este mi cielo llevará excelente camino y no dejará de
beber de la fuente del agua viva.
El alma cuando
está en el cuerpo es como un cielo pequeño desde donde podemos vivir con Dios y
tratar familiarmente con Él. Es una gracia más grande de lo que jamás alguien
llegará a imaginarse. Las cosas con Dios son más dejando hablar al corazón que
a la mente; y entre menos conexión haya con el mundo exterior más entrañable
será el encuentro espiritual. Tantas cosas Carlín de la que no me había
percatado. Me preguntaste la otra vez que qué tal que las cosas hubiesen pasado
al revés; o sea que hubieses sido tu o mi esposo quien se hubiera ido, y no yo.
Pues te cuento que la pena hubiera sido bien tremenda porque yo nunca tuve la
conexión y sensibilidad de ustedes. Sin embargo, en tu caso te estabas
adormilando y era necesario una sacudida para salir del letargo, una ducha fría
que te desperezara y te hiciera sentir fresco y lúcido. Los tiempos de Dios son
perfectos, Él sabe el cómo, el cuando y el dónde. Él quería mostrarme de que se
trata la verdadera vida para que experimentándola y conociéndola pudiera
transmitirla a los espíritus sensibles. Nadie sabe para quien trabaja; las
cosas de Dios distan mucho de las nuestras; así ustedes estén allá y yo acá.
Solo quien tiene estas cosas las entiende, sé que algunas veces sientes como si
tu alma se levantase lejos del mundo, como si estuviera en un castillo fuerte;
esto Carlín es la vista del alma, la sensación de sentirse invencible por más
que atormenten las tormentas del exterior. Aunque se diga que es un estado
sobrenatural, para nada lo es; no obstante, no podemos alcanzarlo por nosotros
mismos a pesar de que siempre está asequible. Cosas de Dios, cosas del alma.
No sé cómo
explicarlo, pero noté aquel día 9 de mayo que sentías que yo estabas más bien
como dormida. Como dijo Cristo: tu hija tan sólo duerme, no está muerta. Mi
alma estaba en paz y todas mis potencias sosegadas; era casi una misma cosa con
Dios. Que linda estás, me dijiste. Es Carlos la sensación más increíble; y sí
Carlos, como me dijiste: en mejor lugar no podría estar. Todo lo que sucede en
la Tierra no son más que meras distracciones por más que bien o mal nos hagan
sentir, y por más que se sientan tan reales. La tristeza en el alma tiene la
función de intentar hacer perder el foco; algo parecido a los efectos emotivos
del fútbol y la política, por citar sólo dos ejemplos; las personas, por
ejemplo, se matan por conseguir logros en este aspecto, y según sea el
resultado se siente euforia o tristeza. Naderías terrenales que hacen que la
luz no penetre en el alma. Lo curioso es que sin importar el resultado y con la
subsiguiente alegría o tristeza, al final lo que queda es más inquietud o
perturbación; y en muchos casos el más mínimo problema o inconveniente hace ver
estrellas. Se deprimen hasta por el vuelo de una mosca, o hasta despidiendo un
avión de carga.
Busca de mil
maneras zafarse de ese desasosiego, y como el sol sale siempre para todos de
alguna manera lo consigue, pero sólo de alguna manera por lo que la sensación
de frustración sigue latente, aunque pudiese ser que en menor grado.
Contentillos, por decirlo así. Vemos Carlos que lo que realmente importa en la
vida y que nos hace sentirnos realizados no proviene de los sentidos, ni
siquiera de las experiencias, es algo que viene de dentro, de lo que el alma
siente y que no quisiese tornar.
Lo que ocurre al
cuerpo es lo menos importante; las tres potencias son inmortales: voluntad,
entendimiento y memoria. Y si se siente deleite en el cuerpo, es justo y
precisamente en el Cuerpo Espiritual que está tan contento que le parece que no
hay nada más que desear. Todo esto no puede procurarse ni retenerse con
industrias humanas. El entendimiento no debe inquietarse por tratar de entender
lo que sucede en el alma, no vale la pena distraerse; en la vida es más lo
desconocido que lo conocido; por más que alguien sepa, no sabe nada, siempre se
van a quedar cortos por más demostraciones matemáticas complejas. Es más, el
mismo entendimiento del que presumen termina confundiéndolos. Es que detrás de
cada descubrimiento se esconde un misterio todavía más grande, hasta que cae la
Torre de Babel. Como vez Carlos no hay
que complicarse tanto la vida, tu acepta todos estos contentos y pequeños
cielos sin más ni más. No necesitas de un laboratorio de pruebas para probar
las existencias inexistentes para los sabios y entendidos. Lo mejor que se
puede hacer es estar sosegado y dejarse amar de Dios que el regala a quien de
verdad abra sus puertas una muestra de su reino; adelanto de lo que el alma
vivirá cuando se vea libre del cuerpo que la acompaña. Las gracias de Dios en
la Tierra no son pasajeras, hay personas que creen que la paz especial que de
un momento a otro se hace sentir caduca. Nada de lo que Dios regala es
pasajero, lo que Dios da se queda, es irrevocable; lo que es pasajero es la
receptividad que hacia esas gracias se tenga en un momento dado. Tal vez se
sienta que esos bellos estados del alma y espíritu se han ido, y por ello se
baja la guardia; pero nada más lejos de la realidad. Es como el Sol: no podemos
decir que ya no está solo porque es de noche o lo tapan unas nubes. Hay Carlín,
no te imaginas como la gente tan fácilmente se deja desarmar y quitar las
posesiones más preciosas. Ese silencio y esa paz sentidos en los días que
siguieron a mi ida no se ha ido; es estable y permanente y lo seguiré recalcando.
Soy una eficaz intercesora; no te imaginas lo que transmito. Dios tiene su modo
y te aseguro Carlos que estoy como ave de buen agüero detrás de cada proyecto o
negociación que los míos emprenden. ¿Qué no voy a estar en el matrimonio de mi
sobrina Natalita? Ja ja, van a ver lo entrometida que puedo ser.
Por ejemplo:
proyecto mucha paz, esperanza y alegría a mi querido Oswaldín. ¿Y por qué y
cómo transmito eso? Ya te he dicho que no sólo nada de mi se ha perdido, sino
que estoy más viva que cuando estaba viva. Eso es lo que Dios quiere que todos
crean porque es verdad; y no te imaginas lo complacido que está cuando no se
oponen a ese mío fuerte viento de popa. No soy un fantasma, ni ninguna maga, ni
ninguna milagrera; yo no arregló las cosas, sólo les presento al que si puede
hacer cosas también a través de mí; oh… ¿es que acaso creen que estoy de adorno
o que no hago otra cosa que tocar el arpa mirando siempre al cielo? Lo que
sucede es que yo puedo transmitir todo esto tan lindo que siento porque siento
esa paz, esperanza y alegría; y cuando mis más queridos y estimados recogen
esto de mí, todo lo bueno que sobreviene son las tales añadiduras. El éxito de
las industrias no depende de una varita mágica sino de los estados interiores
dados por Dios a los receptores de buena voluntad: paz, esperanza y alegría, no
me cansaré de repetirlo. Escucha esto
Carlín para que te lleves una mejor idea de lo que sucederá en el cielo:
"Baste
decir que la visión, el amor y el goce que causan placer con su posesión, además
del conjunto maravilloso de goces accidentales que de ella se derivan, saciarán
por completo, con infinita y embriagante plenitud, el ansia devoradora de
felicidad que atormenta en este mundo al pobre corazón humano. La gloria
acallará por completo todos nuestros deseos. Imposible imaginar nada más
embriagador que lo que el cuerpo espiritual y el alma disfrutarán a pleno
placer; imposible aspirar a nada más. La vida en el cielo es una felicidad
inenarrable".
¿Y quién Carlos
nos abrió esas puertas del cielo? Empiezo por decirte que ya habrás escuchado
esta frase que dice que a Cristo es imposible conocerlo y no amarlo. Pues he en
esta frase un imposible: amarlo y no conocerlo.
Voy a tratar de
explicar que es lo que ha hecho Dios Padre, Jesús Hijo y el Espíritu Santo
conmigo; si Carlín, así como oyes, aunque a muchos le cueste trabajo entender o
aceptar: una reacción perfectamente normal si se tiene en cuenta que el alma
nunca estará en paz hasta que descanse en Jesús. ¿Te acuerdas aquel 9 de mayo
de la llave? Sí, claro que la tienes bien presente. ¿Y qué es lo que hace una
llave Carlín? Abre puertas. Y la puerta estaba abierta para mí, por eso ustedes
sintieron y siguen sintiendo esa paz. ¿Qué sentí y que había detrás de esa
puerta? Te voy a hablar en pasado, pero en verdad todo eso lo siento y me
sucede todo el tiempo. Y todo esto no es más que una pequeña fracción, es sólo
para que te lleves una remota idea.
Había una
claridad que no enceguecía ni deslumbraba a pesar de que la luz era más
brillante que el sol y con una temperatura color increíblemente bella y
diáfana; se respiraba tanta paz y protección, ya no había combates que
afrontar. Tenía tanta agilidad que podía trasladarme a lugares remotísimos con
la velocidad del pensamiento, y pudiendo atravesar paredes o una montaña sin
necesidad de puerta o túnel, como el sol atraviesa un cristal sin romperlo ni
mancharlo. No te imaginas Carlos lo que se siente cuando ya se es absolutamente
invulnerable al dolor, al sufrimiento y a la muerte. La canción que interpreta
Olivia Newton: "Xanadú" trata de describir este estado. Haz una
pausa, y escúchala. Bueno, pero sigamos: ¿y qué decir de los sentidos
corporales en este cuerpo espiritual: vista, oído, olfato, gusto y tacto? Pues
aquí cada uno experimenta deleites inefables correspondientes a los objetos que
le son propios; de manera que los que estén pensando que todo lo bueno que yo
tenía en la tierra se ha perdido, pues qué pena decepcionarlos, pues no sólo no
se ha perdido, sino que les aseguro: estoy más viva y operativa que cuando
estaba viva. Ya sabrán de mis travesuras.
No hay pues,
pues, posibilidad alguna de que al entrar en el cielo experimentemos la más
mínima decepción. En la sencillez y candor de su amor, decía Santa Teresita del
Niño Jesús: "pienso que, si no estoy bastante asombrada cuando llegue al
cielo, fingiría estarlo para alegrar a Dios... No hay cuidado de que deje notar
mi decepción; sabré ingeniarme para que no se dé cuenta". Pero estas
palabras, lejos de ser la expresión de una duda, es una broma y estaban
inspiradas por la locura de su amor, pues sabía muy bien que en el cielo es
imposible experimentar la menor decepción.
Estemos tranquilos pues, esposo mío, hijos, hermanos, sobrinos, primos y
conocidos que el cielo ha superado infinitamente todas mis esperanzas. Te
quiero mucho mamá, y gracias a tus oraciones estoy acá, en este lugar
maravilloso.
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