Carta a un hermano
La siguiente carta me fue escrita por mi hermano Mario Llano Jaimes el 20 de abril de 2013. Esto significa gasolina nueva durante los próximos 3 años y 16 días. Después de ese tiempo, necesitaré otra carta.
"A veces llegan llegan cartas con sabor a gloria, llenas de esperanza"
"No amargas con sabor a lágrimas"
"A veces llegan llegan cartas con sabor a gloria, llenas de esperanza"
"No amargas con sabor a lágrimas"
CARTA A MI HERMANO MAYOR, CARLOS EDUARDO
Hay
seres humanos que nacieron para ser ejemplo, bien sea por sus virtudes, por su
carisma, por su modo de ver la vida o simplemente porque su espíritu irradia
energía positiva, tan escasa en todos los tiempos. Estas cualidades resultan
una corta lista de las muchas más que mi querido hermano produce en mi vida. Mi
amado hermano Carlos Eduardo.
Un
ser humano de quien no solo el ejemplo me ha servido de alimento espiritual y
ha formado buena parte de quien hoy soy, sino aquello que mi descendencia está heredando. Es un maestro en el arte de
vivir y gracias a lo cual cada día vemos el mundo tras el cristal de los buenos
principios y valores.
Carlos
es el estereotipo de la persona que ya casi no existe:
-
Ve la oportunidad, no el problema
-
Confía en las personas aún cuando aquellas le hayan fallado
-
“No se puede”, no es una opción en su vida
-
Además de alimentar su espíritu, ofrece mas de lo que tiene
para alimentar otros
-
Su aprendizaje permanente es usado para beneficiar primero a
otros, luego a otros mas y finalmente a los que quedan.
-
No analiza a la
persona, simplemente la entiende
-
No renuncia en la búsqueda de sus metas. Cuanto mas difícil
el reto, mas ganas de lograrlo
Siempre
me he considerado un afortunado por la vida que el creador me dio. Dios ha
puesto en mi camino las alternativas para que yo tome mis decisiones. La decisión de compartir
mi vida con mi hermosa mujer, nuestra decisión de sumar mas hojas al árbol
genealógico, la decisión de dónde quiero trabajar y con quién. Estas son
decisiones que han moldeado mi vida y la marcarán hasta mi muerte. Pero tuve la
posibilidad de elegir, y en todas mis elecciones encomendé a Dios su consejo,
como lo sigo haciendo ahora y lo haré por siempre. Desde el milagroso universo,
una luz siempre ha alumbrado mis decisiones.
Pero
no elegí tener mis hermanos. De hecho, Ellos ya estaban allí. Y por fortuna, mis padres me eligieron y me dieron la
oportunidad de hacer parte de su misma sangre.
Una
cosa que no saben los hermanos mayores, es que los menores vemos
en ellos todo aquello que queremos ser. Más allá de sentirse abrigado
con su cálida compañía, está el hecho que los menores queremos parecernos a los
mayores. De pequeño caminaba como lo hacía mi hermano mayor; me gustaba lo que
le gustaba a mi hermano mayor; deseaba aprender lo que aprendía mi hermano
mayor; me llenaba el alma al ser reconocido
por mi hermano mayor; incluso
contaba nuestras diferencias de edades para tratar de acercar cada vez mas la brecha
y así ser visto como el “parcero” de mi hermano mayor. Han pasado algunos años desde aquellos días en
que todos estos deseos inundaban mi ser.
Pero tal parece que no crecí. Hoy, ad-portas de los cincuenta , mantengo
intactos aquellos anhelos de cuando tenía seis.
Ese
es el milagro mi querido Carlos. Los movimientos celestiales son perfectos. Tu
ocupas un lugar en el universo que muy pocos estamos en capacidad de ver,
compartir y agradecer. Soy afortunado. Para
la inmensa mayoría Carlos Eduardo resulta uno mas en el bullicioso mundo. Pero para los sentidos selectos, Carlos
Eduardo es un cambio positivo en nuestra vida. Es una oportunidad, como pocas,
que tenemos para entender el mundo como
tú, mi hermano, le entiendes. Tu
famosa frase “ no te tomes tan en serio la vida “, resulta real y
coherente. Me has enseñado muchas lecciones de vida. Me has dado la mano
en los buenos y también en los malos momentos. No te ha costado ningún trabajo,
y por el contrario se siente el amor en ti, a la hora de brindarme tu apoyo incondicional
e inmaterial. Has sido y continúas siendo
la persona sobre la cual deposito toda mi confianza, seguro que siempre
encontraré el mejor ser humano que pudiera conocer.
Debo agradecerte a ti por haber sido, y aún
seguir siendo el modelo de ser humano que muchos queremos ser, pero antes debo elevar
mi eterno agradecimiento al cielo por haberme dado la calidad de hermanos, y en
especial tu mi hermano mayor, que tengo.
Un
abrazo del alma mi hermano.
Mario
Abril
2013
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