¿ A quien les estamos dando gusto?
Al contrario de nosotros, Dios no está limitado por el tiempo ni por el espacio. Andamos a toda hora afanados y queremos que las cosas tomen cuerpo en un dos por tres. Dios tardó siete días en hacer la Creación: un día hizo una cosa, otro día hizo otra y así hasta el día séptimo cuando descansó.
Todo el día estoy persiguiendo aquella hora de atraso y nunca la alcanzó, todo el día estoy tratando de complacer a los demás y nunca los complazco.
Solución: de ahora en adelante haré del tiempo mi aliado: tendré tiempo de escribir, de arreglarme debidamente, de trabajar, de sembrar, de recoger, de una siesta, de asistir a un grupo de oración, de ver mi partido de fútbol o tenis; de trotar en el parque, y lo más importante: como Dios si que recibe mis dádivas con agrado, entonces mis esfuerzos se centrarán en tenerlo contento, ya que con la gente difícilmente lo voy a lograr. Y al fin de cuentas Él y sólo Él es quien nos va dar el premio.
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