Paz en medio de la tormenta = libertad

Siempre he procurado hacer las cosas de la mejor manera posible; desde luego: con órden y planeación. Sin embargo, los afanes del mundo me presionan para hacerlas antes de que colgar el teléfono, tanto que uno no tendría tiempo de ordenar y planear. No accedo a la presión, y entonces,   aquellos se confabulan para hacerme tropezar  y sentir culpable.  A  causa de ello, es normal que durante uno o dos días me sienta triste, desanimado, apático y disgustado con lo que sucede, lo que no es normal es que acepte vivir así todos los días o la mayoría de ellos. Así me sucedió hace poco, ya que hay  personas que creen que ser diligente y responsable es hacer del trabajo de los demás lo más incómodo posible, tratando de encontrar pelo negro en gato blanco aunque este luzca más claro que la nieve. Y efectivamente, mi labor fue suspendida cuando este se estaba haciendo de la mejor manera en todos los aspectos. 

"Cuando el agua esté turbia, dejadla reposar que ella sola adquirirá transparencia" Efectivamente, "después de la quema se vio el humo" y lo que quedó después del incendio. Al cabo de unos días; con la gracia y ayuda de Dios, ya estaba en completa calma, fuerte y seguro de mi mismo; y, lo más importante: con la conciencia tranquila.  
Como si nada hubiese sucedido, y en medio de una paz y seguridad,  dejé el problema en manos de Dios, y continué trabajando normalmente en mis otras actividades.  Al cabo de varios días  mi contratante vio como el humo y el incendio cedieron en medio de la soledad y confusión que la realidad le hacía sentir; sí, allí al frente suyo estaba todo lo que quedó. Afanado me llamó a una reunión para tratar de solucionar el  "impasse que yo había provocado".  

A empellones, y no habiendo otra alternativa por las consecuencias que pudieran venir,  el trabajo se reanudó. Se continúa trabajando responsable y tranquilamente; según lo convenido y a mi propio tiempo, ritmo y criterio técnico de mi experiencia, -aunque a algunos les cueste aceptarlo- Y si un día  mi contratante se levantare de  mal genio, y su arrogancia le aguijoneara para velarle la realidad   volviendo a parar el trabajo so pretexto de  falsos motivos; pues se pararía y la vida continuaría en manos del buen Dios que siempre nos lleva a feliz término.
"El hombre, por su propia debilidad, pierde su libertad" 

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