La puerta estrecha

Una de las claves de la felicidad está en llevar la contraría a la mayoría de las personas. Una acción no es buena por el solo hecho de que es imitada por la mayoría. Es que nosotros, instintivamente, tenemos la costumbre de imitar a la masa y terminados despeñados. Sonríe ante los mal humorados y amargados, que tu sonrisa no es tuya, es de ellos; anda sin prisa ante los impacientes y acosados, que tu andar sea ligero y alegre; habla bien de la personas, que ellos necesitan que les digan la verdad; perdona aunque no lo merezcan, aunque no lo pidan, aunque no vayan a cambiar, aunque se burlen de uno, aunque no hayas hecho nada, que tu mereces ser feliz para así recibir la sobreabundancia de vida que Dios tiene prometida a todos los que le escuchan de verdad.
Sí, anda en contra vía: construye tu propio camino, sonríe siempre, anda tranquilo y relajado aunque estés de pie y estrecho en el Transmilenio; haz buenos comentarios de los demás en especial hacia los que te desprecian o te envidian; perdona siempre.
Y sobre todo lo dicho: perdónate a ti mismo y date una segunda oportunidad que tu corazón aún continúa latiendo. No tengais miedo a nada, no tengais miedo de lo que habeís creado, no tengais miedo de lo que habéis hecho, la luz siempre ilumina sobre la oscuridad. Levántate y anda.

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